Relatos cortos Madrid  12 feb 2019

Sentado en el banco del parque..

Estoy sentado en el banco del parque y a mí alrededor la inmensidad me contempla. La noche cae, los árboles duermen y yo sin embargo navego en ciernes; calada tras calada, palabra tras palabra, nadie se percata de lo que esconde mi mirada. Y es que el dolor de la noche agudiza mis entrañas, me hace ser como esa luna, solitaria y malvada, escondida tras una nube, no me deja ver su cara. Hoy, yo me escondo de este mundo y de todo lo que él me aguarda, quizá sea de cobardes el no plantarle cara mas no me quedan ya fuerzas, ni tampoco ganas. Pasan los días, las semanas, pasa el tiempo y envejece mi cara, mas sin embargo tu recuerdo sigue siendo mi desgracia. Las flores ya se han secado, tu perfume casi he olvidado, mas tu aroma, tu fragancia de todo tu ser me has impregnado y no olvido los momentos aparcados del pasado. Juramos un mundo eterno, los dos, a nuestro lado; estúpidas las promesas que se hacen en vano, pues te fuiste, me dejaste, me has abandonado. Has cruzado la frontera, ¡ojala seguirte pudiera, mas no puedo, no me atrevo, soy cobarde y lo lamento. Solo me queda esperarte, desearte y encontrarte, cada noche en este parque miro al cielo mientras pienso, que tú eres esa estrella solitariamente bella. Ruego a tú carcelero el volver a verte de nuevo, por un instante, un segundo, aunque sea un soplo del viento, por sentir tu aroma, tu pelo, tu piel rozando mi cuerpo… Ven y llévame contigo, librame del sufrimiento, ven y cumple tu promesa, seamos uno en esta tierra, donde no crecen los frutos pues su raíz está seca, casi tanto como mi alma la cual no aguanta tu ausencia. Noche, tras noche me siento en el banco del parque y a mi alrededor la inmensidad me contempla…

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