Claro de luna.
Enola, 51
Todas las noches de luna llena la sirena salía del mar a contemplar su luz, brillo espectacular.
Se quedaba en silencio observando, atraída por su misterio y belleza.
Algún día podría volar hasta llegar y ver de cerca, tocar tan precioso astro nocturnal.
Es su sueño desde que la vio por primera vez, juega con su reflejo en el agua al son de las olas, se deja llevar por las mareas, salta y se sumerge y la observaba bajo el agua, iluminada por su reflejo.
En la roca más elevada imagina que de su cuerpo se despliegan unas preciosas y fuertes alas que al agitar elevaban su cuerpo.
Su aliado, el viento de cola la impulsaría hasta el más allá.
Bonito sueño es aquel que la hace olvidar que si no regresa al mar en estatua de coral se convertirá.
No oye la llamada del agua que con premura avisa que debe realizar la inmersión y regresar.
Permanece inmóvil, en su mente los acordes de aquella sonata al piano...que la hace llorar.
Cada noche el mar ruge de dolor, choca contra la roca, furioso y triste porque echa de menos a su preciosa criatura de agua, luz y sal.
Con las olas de un otoño tempestuoso y la brisa marina del gran océano gritando la ausencia que dejó hace tiempo la criatura, esa que yace cerca de la costa, en lo alto de un promontorio esculpido delicadamente por el mar, con la mirada pétrea en dirección al cielo, buscando algo, ese algo especial que fue la delicia de las noches mientras saltaba y jugaba, juvenilmente con las olas, con fantasías en encontrar una forma de tocar con sus dedos las delicadas pinceladas grisáceas de ese astro sobrenatural que iluminaba sutilmente el ambiente nocturno....
25/10/2022
Su figura inalcanzable en la roca, inerte. Triste y sola permanecerá en la eternidad.
Nadie la oyó cantar, sólo el mar bailó con ella, y la cobijó en su inmensidad.
Dosis de vida fugaz para un ser convertida en leyenda, su historia pertenece ya al universo de seres inmortales.
26/10/2022