Si no fuera por la ambigüedad de lo vivido, diría que el tiempo prestado se parece a la ambivalencia de lo que no existe; al resplandor de lo que se asemeja a lo perenne; a lo inexistente.
Porque cuando dejamos de existir es semejante a un suicidio colectivo. Porque abrazar la anarquía sublime es despojarse de la utopía de ser nosotros mismos. ¡Basta ya Que diría cierto cardenal de la edad media: cuando le informaron que un gran número de herejes se encontraba en un pueblo, envió soldados para matarlos, y estos le preguntaron cómo distinguiría a los católicos de los herejes y el respondió: ¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos
Pues ante esta realidad nos encontramos, sumidos frente al abandono de las ideas; embarcados en el sumidero de lo abstracto. Como lenguas caducas y vergas locuaces. Navegando en un mar de impíos olvidos y medusas gigantes.
¿A dónde irán a detenerse nuestros sueños? ¿Habrá un destino para nuestros anhelos más íntimos? La respuesta se encuentra en la pesadumbre de lo vacío.
Mike
Extraído de mi Blog:
https://elblogecocultural.wordpress.com/2022/05/03/tiempo-prestado/