Escritores Madrid  28 mar 2022

LA ÚLTIMA FRASE

Se trata de coger la última frase del último texto e iniciar con esa misma frase un texto nuevo. Procuraremos que los textos no excedan las 10 líneas. Para vosotros, habituales en el post, son las mismas reglas de siempre.

Para los nuevos son las mismas reglas que en los post anteriores (no puedo poner enlace aquí). Bienvenidos -y a ver lo que dura habilitado- 😊😊



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POE

Su enorme sed de venganza sólo se calmaba al sentir en los labios la caricia de la espuma de cerveza , siempre que las cañas estuviesen bien tiradas, o por las mimosas olas de la orilla del mar, cuando rompían entre sus piernas, y cubrían su sexo de simiente de mar.

Aún así, en ocasiones se dejaba llevar por la ira y ejercía la maldad de manera despiadada. En esos momentos no dudaba en comerle la boca a su acompañante cuando se cruzaban con un grupo de beatas, o pintar bigote en las caras de los personajes que aparecían en las fotos oficiales de las oficinas públicas ; aunque lo que más le reconfortaba con la vida era conseguir que en las formales comidas familiares sonase cualquier canción del álbum ¿ Cuándo se come aquí? de los Siniestro Total. 

14/05/2023
henry


Siniestro total, asúmalo, el coche tiene más de veinte años, lo máximo que le podemos ofrecer son mil trescientos euros y, sinceramente, el coche no los vale.

Aquella mujer -miembro chungo de las kelis que reivindicaban sus derechos para hacer uso de las camas como Dios manda con cierta dignidad en horario laboral-, protestó con toda la energía que poseía y, de la que se había cargado después de tantos años de verse ensombrecida por tantos prepotentes, que siempre la querían dejar sinvoznivoto, misma nomenclatura que dabamos en mi pueblo a los que siempre se situaban de perfil cuando llegaban los momentos tensos.

He de explicar que a menos de diez quilómetros existía un pueblo llamado Sinvoznivoto, un pueblo pelotero-pelotero, con gente extraordinaria, sin embargo no era el pueblo preferido para unos cuantos que se dejaban impresionar por su contusbrismo. Los comerciantes del lugar se habían dejado engatursar por los dineros de las gentes venidas de fuera de la ciudad que últimamente habían sido unos cuantos. Pero el taller del pueblo donde se arreglaban los coches del pueblo no sabían de peritos ni de corbatines.

Asi que esa mujer a la que el seguro quería tangar, ponderó pros y contras y termino cogiendo a ese hombre del pescuezo espetándole firmemente: "Ayatola, no me toques la pirola".

15/05/2023
POE

Ayatollah no me toques la pirola repetían a voz en grito los Siniestro Total, desde el radiocasete de mi 850 rojo, que llevaba las ventanillas bajadas porque se calentaba un montón. 

Eran los años ochenta, era verano y había un vientecillo de libertad en el ambiente. Ahora las cosas han cambiado y las ventanas se han cerrado, tanto de los coches, como de la libertad de expresión. 

Ahora vamos medio zombis, atontolinados e impotentes, abocados a un futuro cada vez más injusto, donde suena el estribillo favorito de allatollas y similares " Censurar y atizar todo es empezar". Pero ellos no saben que cada mañana nos decimos " Menos mal que nos queda Portugal" y salimos sin miedo a la calle.

 

16/05/2023
francisco

 

Salimos sin miedo a la calle. Quizá no tengamos razones poderosas, pero lo hacemos, y nos negamos a transitar por la vida arrugados, temerosos, cobardes, buscando la seguridad a cualquier precio, como hacen tantos…

Porque nosotros no somos así.

Nos conocerás por nuestras botas de montar —a algunos por su negro Cadillac— y sobre todo porque, en nuestro fuero interno, hemos decidido vivir una vida con mayúsculas y mancharnos tomando partido, corriendo el riesgo de que una bala asesina —dirigida a nosotros o no, es indiferente— nos encuentre en su trayectoria y trunque, de un plumazo, todas nuestras ilusiones y esperanzas.

Y estoy seguro de que ese día, cuando ya no estemos entre los vivos, no faltará quien baile sobre nuestra tumba.

16/05/2023
POE

 Tumba tu tumba tumba tu...resonaban los tambores de madera y las trompas de cuerno que, acompañando a los sonidos colectivos expontaneos del baile, finalizaban la invocación a las diosas de la selva solicitando fecundidad y daban comienzo a la danza ritual de iniciación del cortejo sexual.

La luna iluminaba el claro del bosque al pie de las murallas y gigantescas columnas de la ciudad escondida en medio de la jungla tropical, y reflejándose en las cercenadas calaveras de los enemigos de la tribu Maa de monas bllancas, marcaba el círculo donde las hembras , en el calor de la noche, danzaban –adornadas con collares de trofeos fálicos– , siguiendo el ritmo frenético y ancestral que representaba un salvaje apareamiento.

Mientras, en la cripta del tesoro de la ciudad oculta, en un lecho de lianas, un dios humano e impío copulaba con una virgen princesa selvática. 


19/05/2023
V.O.S.

Selváticas temibles y prodigiosas eran las mujeres de la tribu de Ahosi, fruto de una aleatoria y extraña recombinación genética entre Aho, un hombre tratado como ser divino y su esposa Mino, la mas inteligente de las chimpancés blancas de la tribu originaría, que evitando de manera voluntaria cualquier contacto con la civilización habían conseguido esconder su existencia y desarrollar determinadas cualidades no humanas como la telepatía y la adivinación del futuro observando el canto y el vuelo de las aves o el movimiento del agua.

La certeza de que el fin de la civilización humana era inminente y la supervivencia del planeta imposible llevo a estas extrañas mujeres a abandonar su territorio y a adentrarse por una sociedad hostil.

Ellas, pensaron en una manera rápida de impedir el Argamedón y resolvieron, en democrática asamblea, que la manera mas eficaz era acabar de una vez por todas con el sistema capitalista. Empleando todos sus poderes se pusieron manos a la obra.

No fue fácil, pero lo consiguieron y así dio comienzo una nueva era.  

22/05/2023
POE

Era una mujer que no conjuntaba para nada con la decoración de mi despacho del alto ejecutivo de una importante empresa. Aunque, según me decía el jefe de recursos humanos a modo de disculpa, Estela era una excelente profesional que sustituiría a mi secretaría, que se estaba recuperando de una operación de estetica –la quinta creo que era– hasta que encontrase a otra acorde con mi estatus.

Era una mujer distinta, intuitiva en el trabajo, vestía ropa cómoda, olía a vainilla, canturreaba por los pasillos y estaba gorda.

Esto último, sus redondeadas formas fue lo que me resultó más exótico. Yo era un tipo que sabía controlarme; habia renunciado a mis ilusiones, pensaba lo imprescindible, hablaba lo imprescindible, llevaba una aburridisima alimentación saludable, gracias a lo cual disfrutaba de una posición económica envidiable, una figura envidiable, rodeado de una esposa delgadisima, unos hijos ambiciosos y amigos aduladores. 

Estela hizo renacer mis sueños, me imaginaba preso en sus pechos, al borde del delirio entre sus muslos, y ese calido y relajante olor a vainilla fue mi mejor motivación para empezar a recuperar el tiempo perdido con la certeza de que las mujeres de verdad tienen curvas y son mucho más que su cuerpo.


29/05/2023
alba b
Las mujeres de verdad tienen curvas y son mucho más que su cuerpo, leo en el último post (Si Poe levantara la cabeza). Ya el inicio del relato va cargado con el pensamiento de un misógino venido a pseudo literato, que en su ignorancia no atina a ver que está poniendo a esa mujer que describe en la misma categoría que a su escritorio o las cortinas: "Era una mujer que no conjuntaba para nada con la decoración de mi despacho del alto ejecutivo". Con lo sencillo y ecuánime que hubiera resultado decir: "Era una mujer con un estilo personal que no conjuntaba para nada con la decoración de mi despacho de alto ejecutivo", por ejemplo.

Del final de este fallido relato, que muestra la psicología de un varón echada a perder por la sociedad patriarcal y no enderezada por su propia voluntad e inteligencia emocional, solo me queda añadir que ojalá los hombres sean algo más que su cuerpo lleno de hormonas adolescentes pensando en el apareamiento; y también, que ojalá la hombría no llegue nunca a medirse en centímetros porque estaría cada vez más en entre dicho. En una cultura que prima la individualidad, las relaciones virtuales frente a las reales y el uso de la pornografía como sustitutivo de la conexión con semejantes donde hay desnudez física, mental y emocional, el encuentro es demasiado heavy ya para algunos varones, y esto va pasando factura: el miembro viril va disminuyendo hasta hacerse disfuncional y la potencia sexual decayendo cada vez en edades más jóvenes. Y si no lo creéis, buscad estudios médicos, queridos varones. Nosotras para ser mujeres no necesitamos las curvas. ¿Y vosotros, dónde está vuestra hombría?
29/05/2023
Tomarctus

Hombría era quizás lo que me empezaba a faltar. Hubiera hecho falta un microscopio para encontrar a mi hermanito pequeño, que creció y se emancipo (te) de mi cerebro y ahora vuelve, menguado menier, a casa cual pijo pródigo. Recuerdo cuando fue cercenado, no en un sofisticado ritual judío sino en un frío quirófano del H.M Gómez Ulla. El pellejillo arrancado del bálano en una escena desgarradora, como lo fue Bambi de su madre, fue arrojado sin ningún miramiento a una papelera metálica por el Doctor Belinchón y Belinchón tras sacudirse las migas de pan de su bata. Aún resuena en mis oídos ese sonido chirriante y siniestro, ¡ah, carne de mis carnes! ¡paragüitas de mis fértiles desechos y proyectos de serecillos humanos! Creo que ya utilicé en algún otro relato el chiste parodiando la canción de Sabina “Entre la fimosis y la sobredosis”, pero, como buen impostor y soso sosías de mi mismo, me guardo mis mejores trucos para posibles nuevas audiencias públicas y privadas. Pues, eso, que mis desmesuradas eyaculaciones en que mi mano aceleraba sobre el frenillo pudieron llevarme no a una “petite morte” que dirían nuestros vecinos del norte (perdón por el pareado) sino a una expiración por desangrado. Me explico, corría (y nunca mejor dicho) el año 1984, y yo disfrutaba de un permiso navideño en la mili. En ese secuestro legal me daban muy poco cuartel para tener momentos en que cascármela, así que esos días de asueto me encontraba en mi habitación viendo en un televisorcillo el especial de Nochevieja de la tele cuando apareció de repente un ejemplar de maggioratta cantando una pegadiza canción (Boys, boys, boys, …) y yo, aprovechando que mi madre estaba terminando de cocinar la lombarda, agarré mi instrumento para afinarlo y, atónito, vi que inesperadamente se le salía una pera a la susopicha. Le di al manubrio como si no hubiera un mañana y, empezó a manar una mezcla de sangre, semen , sudor y lágrimas, que casi me deja tieso. Mi miembro o miembra devino en esa pequeña muerte, pero se trataba de una momentánea catalepsia, ya que yo no podía dejar de mirar el vaivén pectoral de mi sobrina Sabrina, y, sorprendiendo a mis dos plañideros testículos, mi pariente en segundo grado muscular resucitó al tercer minuto, poniéndose Andrés enhiesta. En ese momento entró mi madre para que me incorporara a la cena y dar cuenta de la lombarda (¿sería la Salerno de Lombardía, por una simpática coincidencia?) Menos mal, que la pobre estaba recién operada de cataratas y sólo acertó a decir: “Anda, Antoñito, ayúdame a poner la mesa que tu padre se está impacientando y se pone de mal yogur. Y a ver si recoges tu habitación que la tienes hecha una leonera”.

29/05/2023
POE

Hecha una leonera tenía yo la cabeza de tanta tensión electoral acumulada que me costó una barbaridad ordenarla, siguiendo –siempre da resultado– el método de colocación Mahou (cinco estrellas según la valoración de los usuarios). Luego resultó mucho peor y tras el cólico miserere vespertino, ya no tenía yo el congo para farolillos , por eso– from lost to the river, me dije y me puse a escribir.

Era mi intención, lo siento Edgar, describir en un ambiente machista de una gran empresa, a un tipo indiferente , que al desear a una mujer que no es un florero , recupera la ilusión.

Pero, que se le va a hacer, hay días que no sale nada a izquierdas.



3 días
francisco

 

Izquierdas y derechas se disputaban el poder en aquel agitado verano de 2023. Lo hacían con tanta violencia verbal y tan feos modales que recordaban a la España de las dos Españas. En aquellos tiempos cambiantes, no era fácil encontrar un paraguas que nos protegiese de la alargada sombra del cambio climático, ni que lograse mitigar nuestro temor ante las consecuencias de la pertinaz sequía —Franco dixit— que los medios de comunicación se encargaban de amplificar hasta el infinito y que, ya entonces, intuíamos como un problema de difícil solución.

Nos hallábamos aún bajo la férula del feminismo militante, que convertía en sospechoso a cualquiera que pareciese desprender un mínimo tufo machista. Se presagiaba una segunda revolución cultural —a lo Mao— que encendía y alimentaba las hogueras en las que las obras de arte —e incluso literarias— que no encajaban en los parámetros de la postmodernidad encontrarían su justo fin. Una marea revisionista que amenazaba con barrer todos los míticos símbolos de un pasado del que renegábamos abiertamente, desde Rhett Butler a Torrente, pasando por Harry el Sucio o James Bond.

Pero, en honor a la verdad, he de reconocer que, a mí, en aquellos años de mi mocedad, estos asuntos tan sesudos no me preocupaban en absoluto. En mi pequeño cerebro, sólo había sitio para las curvas redentoras de Estela, aquellas curvas que, aderezadas por el fresco olor a vainilla que adormecía mis sentidos —y que llenaba mis poros de un sentimiento de felicidad con vocación de permanencia—, me transportaban a un estado próximo a la ataraxia.

Estela era un sueño hecho realidad del que, por mi gusto, nunca hubiese despertado.

2 días
Tomarctus

Nunca hubiese despertado a mi hora si no hubiera sido por el despertador fálico que le regalé a Estela. Girando el huevo derecho se movía la manecilla de las horas y haciendo lo propio con el izquierdo la que fijaba la hora que debía cantar el gallo. Tenía un pequeño depósito en la parte trasera que se podía rellenar con un líquido que disparaba por el agujerillo de la parte superior a la hora señalada para activar la alarma. Una vez descojonados unas cuantas veces el depósito quedó vacío hasta el día de hoy. También se podía elegir entre varias melodías que hicieran más dulce el despertar. Nuestra preferida era “Las tetas de mi novia” de los Siniestro Total. Por cierto que yo casi acabo definiendo con esas dos palabras el estado en que quedaban mis morros y mi lengua tras sucesivas vueltas al circuito de las curvas de Estela, practicando derrapes y frenadas en seco. ¿Qué decir de sus curvas yo que trazaba tangentes día sí y día también? Conocía su perímetro al milímetro y lo que más me ponía era recorrer todo su contorno haciendo eses tras pimplarnos una botella de licor de madroño.

2 días
francisco

 

Una botella de licor de madroño, un bocadillo de chopped y el alma en un suspiro constituyeron mi liviano equipaje al partir de la casa de Estela. Me fui cabizbajo, camino a la estación, al tiempo que renegaba de haber dilapidado en ella los ahorros de toda una vida.

Aquel día, decepcionado, abatido, humillado, ya no pude aguantar más y salí por piernas de la casa que había sido mi hogar durante una larga temporada. Lamentaba mi suerte, aunque seguramente la fortuna no tenía nada que ver con mi desgracia, pues mi madre, tirando de refranes manidos, ya me lo había advertido al menos un millón de veces.

—Arturo, ésa es una fresca. Lo único que vas a sacar con ella son los pies fríos y la cabeza caliente. Y no olvides que quien más pone, más pierde.

Algunas veces me pregunto si las madres tienen un superpoder especial o es que, acaso, en el refranero se encuentra contenida la sabiduría ancestral de civilizaciones pasadas. Sea como fuere, lo cierto es que ellas siempre dan en el clavo. Y tampoco llego a comprender por qué los hijos somos tan ciegos y engreídos que nunca les hacemos caso… Y es que, entre los brazos de Estela, adormecido por el lujurioso vaivén de sus caderas, dejé pasar unos valiosos años que ya no podré recuperar.

Pero, sobre todo, lo que nunca llegué a imaginar es que —víctima de su traición— mis sueños se marchitarían de golpe y quedarían colgados a medio camino entre el perchero de la entrada y el ingrato perfume de su infidelidad.

4 horas
POE

Su infidelidad tuvo terribles consecuencias. Ocurrió en los albores del siglo VI, cuando el amor hirió a Lancelot y Ginebra, y esta fue infiel al rey Arturo con el que estaba casada. Como en todas las épocas los enemigos del rey se aprovecharon de las circunstancias , descubrieron a la pareja y desencadenaron la muerte de Arturo y el fin del reino de Camelot. No lograron que los amantes dejarán de amarse, aunque la leyenda asocie su infidelidad como el origen de todos los males que acontecieron.

Pero volviendo a la realidad, hay que reconocer que la infidelidad es uno de los alimentos preferidos de la ficción debido a que genera cascadas de sentimientos, conflictos, transgresiones y para los hacedores de relatos resulta de lo más creativo.

Ademas, se puede justificar debido a que es bastante inusual que alguien pueda cumplir las necesidades y los sueños de otro, aunque no por ello deje de ser la persona amada. En todo caso, quien nunca haya sido infiel que tire la primera piedra.

Ahora me apetecía hablar de Jules y Jin, pero para que no acabéis como el negro en el sermón ( con la cabeza caliente y los pies helados), mejor lo dejo para otro día. 


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