Se trata de coger la última frase del último texto e iniciar con esa misma frase un texto nuevo. Procuraremos que los textos no excedan las 10 líneas. Para vosotros, habituales en el post, son las mismas reglas de siempre.
Para los nuevos son las mismas reglas que en los post anteriores (no puedo poner enlace aquí). Bienvenidos -y a ver lo que dura habilitado- 😊😊
¡Era robado! Claro. Tardé un poco en reconocerlo, pero cuando
me fijé bien, me di cuenta de que tenía —en letras doradas— las iniciales L.A.
y, también, esa muesca apenas perceptible en la tabla superior, justo encima de
las teclas, cuyo origen yo conocía perfectamente y no pensaba revelar ni bajo tortura.
No me cabía ninguna duda: era el mismo piano que tres días antes le habían robado
a mi amigo Lucas Acosta, quien pasaba por ser uno de los más afamados
concertistas de nuestros días.
Y es que, cada vez que interpretaba alguna de aquellas
sinfonías de su invención, Lucas nos regalaba un sinfín de notas cálidas que
acariciaban nuestros oídos, melodías superlativas como sólo pueden crear los
que —como él— estén especialmente dotados para la música.
Pero no era momento de distraerse; al contrario, había que
moverse con rapidez para impedir que aquellos bandidos lo sacasen de la ciudad.
Y eso fue lo que hice: conseguir que la policía interviniese para recuperarlo y
se lo restituyese a su legítimo propietario. Esa gesta fue algo que —al estilo
de algún emérito fugitivo— me llenó de orgullo y satisfacción.
Por los siglos de los siglos se ha dicho que a veces las sirenas cantan y que haciendo sonar sus rizadas caracolas de nacar y ambar el aire salado se endulza tanto que hasta los marinos más experimentados sueltan el timón por unos segundos fatales y olvidan para siempre sus recuerdos de naufragios y puertos.
Se dice también que a las sirenas les gusta adornarse con nombres de estrella: Antares, Betelgeuse, Sirrah..., a las que envidian por atraer desde el inicio del mundo las miradas de los hombres cuando éstos buscan su hogar o están enamorados y por eso cuentan que en las noches sin viento y sin luna las sirenas emergen y juegan a confundir el rumbo de los barcos, haciendo brillar sus ojos en la superficie del mar, formando un cielo tranquilo pero frío, de
constelaciones imposibles.
Nos dimos nuestro primer beso un día de primavera. El sol moría
en el horizonte y sus últimos reflejos iluminaban tu cara, como si fueses una
diosa… aún recuerdo cómo apareciste en mi vida, por sorpresa, de la forma más
inesperada, como suele ocurrir todo lo que, en realidad, merece la pena.
Penetraste hasta la última fibra de mi ser, te quedaste a
vivir en mi corazón y lo inundaste todo con tu luz. Cuando estábamos juntos, una
sensación de plenitud indescript.ible me embargaba; y, cuando estábamos
separados, sólo pensaba en el momento de tenerte de nuevo entre mis brazos.
Desde entonces, he venido repitiendo —con demasiada profusión,
lo sé— una frase difícil de creer: “que el tiempo se detuvo”. Quienes me lean —o
me hayan leído— seguramente pensarán —o habrán pensado— que se trata sólo de un
recurso literario o, aún peor, de un concepto vacío, creado por mi desbordante
fantasía.
Nada más lejos de la realidad. Cuando escribo la frase “el
tiempo se paró” es porque mi mente recuerda lo que un día viví contigo y
rememora aquellos besos tiernos, dulces, infinitos, unos besos que se esfumaron
para siempre, porque ni he vuelto a querer como te amé a ti, ni jamás volví a
ser amado como tú —deliciosa criatura— supiste amarme.
Me escape del decorado del show. Me escape de el teatro llamado sociedad, me escape de tanta hipocresía, banalidad , malicia,. No, no quería mas eso, yo no soy asi y asi no me van a convertir, únicamente quiero ser buena persona , ayudar a quien lo necesite y no dejar que me pisen.
Y eso mismo pensaba ella...¿Qué necesidad tenía de soportar los ojos que se colocaban sobre ella, inquisitivos, eval..uadores, codiciosos? Cora estaba diseñada para elegir, para no conformarse con mediocridades. En el instante que se dio cuenta de ello, se paseo por la vida mirando desde arriba, haciendo bajar miradas invasoras.
03/04/2022Miradas invasoras lo perseguían por donde quiera que fuese. Y
no encontraba el modo de librarse de ellas. Se sentía juzgado a cada paso. Le
costaba actuar con naturalidad. Se daba cuenta de que aquella senda —la del
éxito— no era un camino de rosas. No. Y era, precisamente, esa otra cara de la
fama —las expectativas creadas en los demás— la que amenazaba con ahogar su carácter
espontaneo y abierto.
Salió a pasear, procurando que el aire fresco de la noche lo
conectase de nuevo a la realidad. Pero, a la temperatura que hacía no se le
podía llamar fresco; soplaba un viento gélido que parecía provenir de las
profundidades del Ártico.
Al poco tiempo, se había quedado helado. Pensó que había
sido un error salir en una noche así y decidió regresar cuanto antes. Aunque, al
menos, no había nadie para observarlo. Ningún espectador. Sólo la luna llena,
que parecía esbozar una sonrisa, tal vez burlándose de él. Entonces —confiado
en que nadie escuchaba— dijo en voz alta:
—Luna, ¿tú también me estás juzgando?
Su inspiración para escribir relatos fantásticos, le nacía a Sofía cada vez que se paraba un poco a pensar.
Observaba, con curiosidad ingenua, lo que acontecía a su alrededor y lo guardaba fotográficamente en su retina, para después vertebrar palabras y colocarlas al son de ritmos inimaginables.
Sin embargo, una tarde de verano , dejó de pensar y dejó de escribir. El calor sofocante le producía esa sensación de pereza literaria.
Al día siguiente decidió tomar una horchata con Andrés. ..Sí, sí.. El mismo que no la juzgaba nunca pero que le ponía las pilas cuando veía que ella empezaba a frenar.
La horchata estaba exquisita y la conversación era un remolino de aprendizaje superlativo y alegría desbordante. No miraban el reloj.. ¿Para qué?. No les hacía falta a ninguno. Las prisas no estaban invitadas.
Algo pasó entre los dos, que sólo ellos saben porque Sofía tras ese encuentro cogió de nuevo su libreta y empezó a escribir....
Algo pasó entre los dos, que sólo ellos saben porque Sofía tras ese
encuentro cogió de nuevo su libreta y empezó a escribir....
Sencillamente que Andrés era su gran amigo, su hermano mayor, aquel que la
quería tal cual era , a pesar de ser totalmente diferentes, el ,la
aconsejaba siempre, él fue el que estuvo en sus peores momentos, el, fue
quien la hizo ver lo que valía, el y ella discutían ,
dialogaban. Intentaban entenderse, pero jamás se enfadaban, porque
ambos sabían que estarían siempre el uno para el otro.
—Contra el mal de ojo, poco se puede hacer —dijo Sofía, con
ojos llorosos.
Andrés se lo tomó con calma. Sabía que cualquier mentira que
se repite con insistencia acaba por convertirse en verdad; y también sabía que
era necesario desactivar esa idea destructiva que se le había metido a su amiga
en la cabeza. Pero, ¿cómo hacerlo?
Reflexionó en silencio durante unos instantes que parecieron
eternos. La ausencia de ruido permitió que su mente funcionase a velocidades
cósmicas. Por fin, encontró la solución. Empezaría sembrando la duda, para
después soltar la argumentación, como solía hacer en los juicios. Teniendo en
cuenta el ascendiente que tenía sobre Sofía, debería ser pan comido.
—¿Y quién te asegura que lo que sufres es por culpa de un
mal de ojo? —dijo Andrés.
—Me lo ha asegurado la bruja Pochola. Lo ha visto en su bola
de cristal —explicó Sofía.
—Pero, si eso son supercherías, cariño. Brujas y pitonisas
en el siglo XXI… Lo único cierto es que se ha bloqueado tu inspiración. Y eso
solo puede provenir de ti misma. ¿Sobre qué estabas escribiendo cuando te quedaste
en blanco?
—Escribía sobre un fracaso amoroso. Una historia de un dios
griego que rechazaba a una sirena. Andrés, la sirena fue rechazada, como yo lo
fui… a pesar de poner todo mi empeño.
El muchacho se dio cuenta de que su amiga había cruzado las
dos historias —la de la sirena y la suya propia— y que, en algún lugar de su
cerebro, se había producido un cortocircuito. Decidió indagar en la zona
herida.
—¿Y no sabes por qué fuiste rechazada? —preguntó.
—No lo sé. Supongo que por alguno de mis defectos. Tengo
tantos… —se justificó ella, dejando la autoestima guardada en el cajón de la
ropa interior.
—¿Y no te has parado a pensar que, quizá, esa persona
tuviese otras razones para hacerlo? —dijo Andrés, disfrazando el argumento de
pregunta.
—Pues no, claro que no ¿Otras razones? Como cuál, a ver —lo
desafió Sofía.
—Pufff. Se me ocurren decenas de ellas. Pero no es cuestión
de entrar en eso —respondió Andrés. Y, tras una breve pausa, añadió—: De lo que
estoy seguro, conociéndote, es que no debió de ser por nada relacionado
contigo. Eres tan dulce…
—Lo dices por consolarme, picapleitos —dijo ella, con gesto
mohíno.
—No. Lo digo porque es verdad. Así que, déjate ya de
tonterías, y sigue escribiendo sin pensar en frustraciones. Si tu interior está
en orden, tu mundo también lo estará.
Los dos amigos se abrazaron y Sofía se sintió invadida por una
gran paz. Enseguida, una montaña de ideas, que iban y venían, comenzaron a
cruzar su mente, como si, de repente, se hubiesen roto unas cadenas invisibles.
Sofía fue corriendo a por su pluma y su libreta: la
inspiración estaba de vuelta.
"En un mar sin naufragios" decía la canción... Sin naufragios! Levantando la vista hizo un repaso de la sala de espera. En el mostrador de admisión un gorro de lana cubría la cabeza calva de una mujer anciana. El hombre con muletas al que le había sacado el número la miraba de reojo. La mujer mayor que habían llamado, salió a preguntar a su marido por el número de la puerta. Ella había llegado 45 minutos antes porque había perdido la cita. Aturdida, malhumorado y enfadada con el mundo ahogó la emoción de su garganta mientras pensaba... ¿Un mar sin naufragios? Já!!
06/04/2022Cogidos de la mano, los últimos días de invierno imprevisto y mesetario que nos obligaron a rescatar del cajón abrigos y mantas, se unieron y cedieron el testigo a aquellos otros donde el aire tibio y el sol entraban ya por las ventanas sin pedir permiso.
Y así, sintiendo de nuevo la alegría de estar vivos, salieron de sus bibliotecas los hombres sabios y las hierbas efímeras en los campos.
07/04/2022Las hierbas efímeras de los campos, empezaron a brotar con las primeras lluvias de abril.
Acompañada por su memoria refranera, Lucía observaba contenta como el campo se alfombraba de flores que se abrían paso entre las hierbas ,de una manera elegantemente preciosa..
Las que más le llamaban la atención, siempre fueron las de color amarillo. Y por supuesto, las jaras, las olorosas jaras que tanto abundaban en la dehesa.
Las ovejas merinas, ya con su lana poderosa, se paraban al verla pasar camino del olivar. Y los cencerros de los carneros parecían darle también los buenos días..
Con las primeras flores, veía a las primeras abejas libar a la par que ella olía a jara , a tomillo y a romero.. Los pajarillos volvían de nuevo a sus casas después de su viaje obligado. ( ellos ponían la melodía con la que Sofía soñaba cuando no estaba cerca)
El campo despertaba de una siesta de calendario y eso a ella le hacía tremendamente feliz .
Hoy Lucía , vive en la ciudad.. Pero desde su campo extremeño la echan de menos, aunque no tanto como ella a ellos.
—Desnudan sus almas y equilibran sus mentes, expulsando a los
demonios interiores… en resumen, pequeño saltamontes, eso es lo que hacen los
escritores cuando, desbordantes de imaginación, emborronan cuartilla tras
cuartilla para brindarnos una historia que nos deleite o nos enseñe. Pero no es
exclusivo de ellos. es algo que todos podemos hacer.
—Entonces, maestro, ¿la escritura es una terapia?
—Sí y no. Sí es una terapia, pero es mucho más que eso. Es
creación en estado puro, lo que es digno de la mayor admiración.
—Creo que no necesito más explicaciones; por fin, lo he
entendido. Ahora mismo, voy a ponerme a escribir esa historia que me ha pedido y
me esforzaré por desnudar mi alma y buscar el equilibrio.
—Sabia decisión, pequeño saltamontes. Seguro que lo
conseguirás.
—Y espero que, cuando acabe, habré espantado a los demonios que
viven en mi cabeza y aprovechan el sueño para asaltarme cada noche. Gracias,
maestro, por llenar mi vida de luz.
Por llenar mi vida de luz, no te voy a odiar, aunque tu presencia se convirtió en huida sigilosa, como para que yo no la notará, cobarde, porque no supiste afrontar el nuevo reto, pequeña, porque mi vida te venía grande, a pesar de que era un espacio microscópico el que tú ocupabas en ella. Por llenar mi vida de luz, y por renunciar tú mismo ser un iluminado, dejaré encendida la candela del recuerdo, como las velas que se encienden en memoria de los muertos.
10/04/2022La llegada del verano siempre es traumática. Me sucede lo mismo con la primavera, pero curioso, no con el otoño. En los últimos tiempos el otoño se ha convertido en una liberación. Limpia el aire, las lluvias expulsan las impurezas y dan sosiego a las tierras ajadas y rotas por el sol. Los nervios se tiemplan y la promesa de renacer del vientre de la tierra me proporciona esperanza y sosiego. El sol pierde su fuerza; se desea, no se teme como en verano. Vendrá el verano, el calor y las piscinas; los nervios y las explosiones de desasosiego. Pero en mí está el otoño, plácido y tranquilo, limpio y abierto; sano. Y aunque a veces me inquieta la primavera y el verano me intoxica, siempre vuelve el otoño.
11/04/2022Siempre vuelve el otoño y sus hojas caídas en el suelo, me recuerdan que se acercan la nostalgia y la melancolía. Esas amigas predecibles que me acompañan cuando escribo poesía.
11/04/2022Cuando escribo poesía, siempre —inevitablemente—, pienso en ti.
Y se aviva en mí la nostalgia y, pluma en mano, comienzo a desgranar frases que,
en cualquier otro estado, nunca hubiese sido capaz de concebir.
Entonces, la sombra de aquel cálido verano —el último que
pasamos juntos, antes de que levantases el vuelo, antes de que entregases tu
boca a los besos de otras bocas— ilumina mi soledad… y, como una irreal procesión
de minúsculas luciérnagas, alumbra el camino de mis pasos perdidos, poniendo
una postrera nota de melancolía en las noches sin estrellas.
Y me pierdo en los recuerdos y —como un holograma que desangra
mis entrañas— vuelves a cobrar vida, emergiendo entre las ruinas de una existencia
que languidece.
Y rememoro cómo, en las mañanas, encontraba la paz en el calor
de tu cuerpo amado, que, mecido por las olas del dorado mar que cobijó nuestro
amor, acabó convirtiéndose en mi último refugio.
Y cómo, en el atardecer, tus tiernas miradas y tu pelo revuelto
por el suave viento de la brisa marina —que dulcemente acariciaba nuestros
cuerpos— lograron que olvidase quién era y de dónde venía y me permitieron regocijarme
en el milagro de sentir que estaba a un paso del paraíso.
Y cómo, en las noches salpicadas por el difuso brillo de
centenares de lejanas estrellas, la magia de tu sonrisa y del amor que me entregaste
fueron capaces de despertar en mi pecho —casi marchito— una tardía y
floreciente primavera.
Una tardía y floreciente primavera comenzó a estallar en mí en en medio del oscuro invierno. De mi cabeza emergían de repente pensamientos que que me hacían sentir como el olor del azahar, en mis ojos se reflejaba el sol que estaba por venir, y en mi boca se pintó de nuevo la sonrisa. Mi cuerpo estalló, cómo estalla la primavera en colores. Todo estaba por escribir.
11/04/2022Todo estaba por escribir..., sensaciones y emociones que pugnaban por salir como si hubieran escuchado el pistoletazo de salida en alguna carrera. Mi incierta vida me estaba avisando que lo que yo estaba a punto de experimentar, no era más que la punta del iceberg...
Y esa noche contactó...Por fin mi Musa se dignó a aparecer de nuevo. Después de 2 largos años de sequía, Calíope estaba a mi lado para "dictarme" todo lo que quedó en el tintero, todo lo que quedó por decir aquel inolvidable 15 de Abril.
12/04/2022 Milagrosamente
inocuas. Milagrosamente inocuo fue aquel beso, en aquel lugar , de un
desconocido al que ni tan siquiera vi su rostro, pero ese beso me marco,
jamás he vuelto a sentir un beso igual aquel, en aquella oscuridad, con
aquel bullicio , un desconocido , una pequeña charla y el beso , el beso
perfecto , el beso inocuo , el beso , pero desapareció solo me dejo
el recuerdo de aquello, de aquello inolvidable. Ese beso.
Decir adiós a quien se ha querido no es sencillo; no puede
serlo nunca, en ninguna circunstancia. Y, aunque, al despedirse, se ponga el
corazón en el último beso —resumen, quizá, de una vida—, eso no ayuda a que la
separación sea más llevadera.
Y, puestos a diferenciar besos, Lucía —apelando a su
experiencia— comenzó a hacer una rudimentaria y apresurada clasificación.
Empezó por los besos
inocuos, esos que no dejan rastro, que, pasado un tiempo —generalmente, breve—
quedan relegados al olvido, sepultados en un rincón inaccesible de la memoria.
Continuó por aquellos otros, más profundos y sentidos, los
besos dados con amor, con ternura, con cariño, los que dibujan sonrisas permanentes
en el alma y sirven de combustible al espíritu.
Y, para terminar, distinguió los que proceden de la lujuria,
de los bajos instintos, que tan solo son la punta del iceberg de un deseo
recóndito y, muchas veces, reprimido.
Pero, a la luz de su propia clasificación, decidió que aquel
beso en concreto, no podía ser encuadrado en ninguna de las categorías. Era más
bien un híbrido, un beso mixto, a la vez lujurioso —sentía un irrefrenable
deseo de volver a desnudarlo todo— y profético —como un mensajero que apagase
de golpe la luz de primaveras por venir—.
Y, esa noche —reconciliada con sus musas—, entró en contacto
con yo más profundo y escribió sin descanso, sin ataduras, sin frenos —incluso,
sin casco—, dejando a un lado cualquier atisbo de prepotencia.
Y, en su cuaderno rosa —el confidente de los secretos más
íntimos—, debajo de unas preciosas alas plateadas, dejó un prematuro testamento,
en el que resumía sus expectativas: si lo que al final le esperaba era la
muerte, prefería una de color azul turquesa —reminiscencias de Ofelia—, pues era
consciente de que vivir sin que su imagen se proyectase cada día en los ojos
verdes que tanto amaba sería como resignarse a dejar pasar el tiempo, sin sentido
ni esperanza.
Sin sentido ni esperanza vivía , bueno mejor dicho mal vivía.
Que sentido podría tener cuando la vida no la había correspondido, había sido dura , cruel , la había hecho pasar momentos durísimos , sin apenas recuerdos de felicidad.
Esperanza , que esperanza podría tener cuando su persona su estado físico y psicológico era lo peor , no podía tener esperanza en milagros , por que no creía en ellos , la única esperanza era aprender a vivir asi y estaba tan cansada que no era capaz de empezar ningún aprendizaje.
Solo quería dejarse llevar , dejar de sufrir , dejar de soñar y dejar de pensar.
Los cuerpos de la multitud se iban agolpando bajo las numerosas marquesinas de la Avenida de los Teatros y en los portales de los edificios oficiales con la mirada indulgente de los vigilantes de Prosegur.
Buscando refugio, sorprendidos en la ciudad por una tormenta primaveral no pronosticada, comprendí entonces que nunca podríamos estar juntos; no compartíamos la misma forma de mirar la lluvia y nunca pasearíamos cogidos de la mano por la Rue Saint-Honoré una tarde de 1897.
16/04/2022Nunca pasearíamos cogidos de la mano por la Rue Saint-Honoré una tarde de 1897.
Y es que cuando Raquel veía la Z imaginaria en un cuadro, el mensaje que se presentaba ante ella la dejaba tan ensimismada que apenas escuchaba las palabras que Carlos, en su intento de aportar recursos poéticos al momento, le dedicaba con tanta pasión como cariño.
Entornaba su cabeza y se acercaba al lienzo para percatarse de los ángulos, las pinceladas y la profundidad que parecía no importar cuando salían de él mastines imponentes, personajes de época,sombrillas verdes y estrellas que reían.
Una tarde de abril, Carlos y Raquel fueron a ver una exposición olfativa. Sólo él conocía el momento justo para entrelazar sus manos cada vez que las lágrimas fluían por las mejillas de ella en una mezcla de emoción y alegría desbordadas.
Y entre cuadros con olores a flores.. No se soltaron de la mano y no es que terminaran comiendo perdices pero sí que, al menos ese momento, se sintieron felices.
Si lo hiciera la ausente sería yo, por intentar negar la historia. Ni un borrón, ni una tachadura, ninguna corrección en ella. Los astros se aliaron para la explosión más estridente, más brillante, más cromática. Fuimos polvo de estrellas en un recorrido de más a menos, brasas víctimas de la lluvia repentina, inesperada.
19/04/2022Sue comenzó a no sentir. ¿Qué no sentía?
Para empezar, ninguna de las palabras que acababa de
escribir. Sí, seguramente eran bellas, incluso pretenciosas, pero carecían de
sentimiento.
Aquel microrrelato se le estaba resistiendo. Y el plazo para
presentarlo al concurso expiraba a medianoche. Ya había desechado, al menos,
cinco versiones. “Qué es para ti tu pareja” era un sencillo título, pero endiabladamente
difícil de condensar en 50 palabras.
Por fin, se dio por vencida. Apagó el ordenador y se fue a
la cama, donde Oliver ya dormía desde hacía rato. Se apretó contra su cuerpo y
él, aún dormido, comenzó a acariciar lentamente su cadera, eso que a ella tanto
le gustaba.
Cuando estaba a punto de caer en brazos de Morfeo, una idea
emergió en su cabeza y, de un salto, se levantó, tomó la pluma y comenzó a
escribir en un folio en blanco.
Las palabras brotaron solas —del corazón—, y, sin un solo
borrón, escribió lo que tanto rato había estado buscando —quizá equivocadamente—
dentro de su cabeza.
Entusiasmada, encendió el ordenador para transcribirlo, pero
su alegría se desvaneció cuando miró el reloj: quedaban solo tres minutos para
la medianoche, por lo que no llegaría a tiempo.
Presa de la frustración, arrugó el papel y lo lanzó a la
papelera —con tanta rabia que cayó fuera de ella— y, esta vez sí, se fue a
dormir.
A la mañana siguiente, el papel en el suelo llamó la
atención de Oliver, quien lo recogió para depositarlo en el lugar que le
correspondía.
Pero, antes de hacerlo, lo alisó y leyó su contenido:
“Hoy, he vuelto a sentir que te quiero.
Por lo que tú eres. Por cómo eres conmigo. Por lo que me
haces sentir a tu lado. Por lo que representas para mí. Por quién soy cuando estoy
contigo.
Y por lo que, juntos, aún podemos llegar a ser.”
Y, al final de la página, dentro de un corazón estaba
escrita la frase: “Te amo”.
En ese momento, una lágrima furtiva cayó encima del corazón
y aquel texto inmaculado, finalmente, se emborronó.
Se emborronó, mojado por la tormenta de primavera de su vida. En su otoño físico la luz no menguaba. Intensa, cómo en los días soleados, le inundaba o, de repente, cómo en los días tormentosos, se apagaba. ¡Quiero paz para mi alma! ¿Cuando acaba la carrera? ¡Quiero llegar ya a la meta! Desdibujados rasgos deformados me devuelven el reflejo de lo que probablemente sean los míos, tras vivir en una eterna tormenta. La meta se demora: "está usted oficialmente sana"; y me preparo para construir un barco que resista el próximo envite de las olas de resentimiento, de dolor, de miedo, de mal augurio incrementadas por la pandemia que, al igual que el desamor hizo conmigo, ha despertado a los pobres ilusos que pensaban que vivían seguros, protegidos por las instituciones públicas. Pero me resisto a crecer, a creerme que estoy sóla y protesto; grito y me enfado y reclamo atención y mimos, cuidados y cariños y maldigo cuando no los tengo. De igual modo, a mí alrededor, los ciudadanos maldicen al no obtener cuidados, al tener que afrontar la pérdida de la ilusión de la igualdad, del estado de bienestar, del consumo desaforado. Qué duro es crecer, me digo... Qué duro hacerse cargo de uno mismo; ¿Mamá porqué no me dejaste ser grande? ¿Estado, porqué no nos dejas ser ciudadanos? Pero mi alma atormentada no resiste esta idea y, al igual que los ilusos ciudadanos que han experimentado la perdida, cada día me disfrazo de esperanza con la certeza encubierta, de que es la luz de mi espíritu la única que me guía, de que es mi fuerza la que me sostiene, de que soy libre y soy fuerte, de que soy perfecta. Y así se alterna la luz y lo oscuro; así siempre es primavera.
26/04/2022Presagiaba un verano ilusionado, de carácter y lágrima fácil. La sensación de fluir ingrávido, cortando el vacío como un animal tenaz, con destino, era conmovedora. Había un aroma a tierra del norte, un sortilegio oscuro y vívido, más nocturno y fragante que soleado y seco. Me empeñaba en descubrir por qué. ¿Qué hacía que aquellos meses parecieran funcionar a pesar de mí, cuando lo habitual era justo lo contrario? MIré el semáforo, que de pronto se abrió. Un pájaro alzó el vuelo. Parecía tan fácil elevarse con él, que le seguí. Ahora me cuesta recuperar mi perdido equilibrio.
27/04/2022Su destino fatal... Sale el sol una vez más. Como cada mañana se asoma ilusionada. Repasa mentalmente sus planes, sus obligaciones y sus hobiess. Hoy toca ésto y aquello, y he quedado con fulano; mañana desayuno con mengana... Se ducha y desayuna rico. "Buenos días, feliz mañana". Se propone ir, leer, comer. Hacer, experimentar, sentir. Pero algo falta, ¿Qué es? No lo entiendo. Disfruta de la luz y del viento, del tiempo, de la falta de obligaciones. Pero algo falta, ¿Qué es? Recuerda todo lo hecho, todo lo vivido, todo el trabajo y el estrés y de repente le invade un cansancio inexplicable. Sonríe y se levanta... Iré aquí, allí. Se revela y se resiste a dejarse ir, a dejarse llevar por su destino fatal, consciente de que ella hace su destino y con el firme propósito de ir en su busca.
01/05/2022Y con el propósito firme de ir en su busca comenzó a caminar, a oscuras, a tientas, tropezando, pero sin dudar. Adelante, con los ojos del corazón abiertos, con el tacto de sus sentidos alerta, con la claridad de su mente salvando obstáculos, con su determinación como única herramienta. Porque al final de aquel camino le esperaba su otro yo. Solo había que traspasar la locura.
01/05/2022Solo había que traspasar la locura, ¿hasta llegar a dónde, y para qué? Las cosas ya no eran como antes, las manos no tenían ese tacto de siempre, los ojos carecían de serena visión, los oídos no oían lo conocido, y el gusto y el olfato estaban en recesión ¿que importaba ya estar o no estar loca? Vivir y disfrutar del momento y no morir en el intento, eso sí que era una autentica locura con la que vencer la cordura.
El Museo del Prado —en la noche de ayer— fue el esperanzador
inicio de una nueva era. Por una resolución aprobada por la UNESCO cuando en
España era ya noche cerrada —con el voto a favor de sus 193 miembros de pleno derecho—,
se ha declarado al Museo del Prado como Patrimonio del Sistema Solar.
Se ha inaugurado así la nueva categoría de protección y
reconocimiento recién creada, a raíz de que quedase probado de forma
incontrovertible que en el sistema solar hay vida inteligente, al menos en un
lugar. Ese lugar no es otro que un planeta que había sido el más denostado en
los últimos tiempos —al que despectivamente se había denominado planeta enano—:
Plutón.
Las declaraciones del reconocido astronauta que ocupase un cargo
relevante en uno de los últimos gobiernos, han intentado hacer justicia al
planeta de moda, al que ahora se dirigen todas las miradas.
—Siempre dije que la esencia viene en frascos pequeños
—sentenció el popular personaje.
Confiaba tanto en Glenda que, ni por asomo, hubiese podido
imaginar a dónde iba su mujer durante aquellas largas noches de ausencia. Gilbert
ni siquiera preguntaba, tan segura creía tenerla. La había conquistado cuando
ella era poco más que una adolescente y, seducida por su popularidad —y por su imponente
imagen de ídolo de quinceañeras—, había caído rendida a sus pies.
Pero, tras aquel prometedor comienzo, el tiempo fue pasando,
inexorable, y los años de convivencia abrieron los ojos de la muchacha, que
descubrió que, tras aquella máscara que Gilbert se ponía cada vez que subía a
un escenario, solo había un hombre pequeño, inseguro, cobarde, con sus
debilidades, sus temores y —lo que era peor— sus adicciones, que lo habían vuelto
prácticamente impotente.
Por eso, cuando Glenda decidió poner algo de color en
aquella vida vacía, eligió el sexo como adicción: se especializó en citas a
ciegas, con hombres discretos, a los que veía una sola vez, intentando proteger
—pese a todo— su relación. Esa se convirtió en la Regla de Oro.
Y todo iba a las mil maravillas hasta que apareció Oliver. Glenda
se enamoró de él en la primera cita (que debía haber sido la única). De forma
insensata, rompió su preciada regla… y todo acabó complicándose extraordinariamente.
Al pie del Kilimanjaro le hacía falta un buen corte de uñas si quería ligarse al vástago mayor de la Cordillera del Himalaya. Y no sólo eso, su falda lucía un poco anticuada comparada con las de las otras montañas. Igualmente, ya no se llevaban las nieves perpetuas, ahora lo chic era teñirse la cima como un arcoíris para ir acorde con los nuevos tiempos. Su amiga Tindaya, cuando intentó conquistar al guapetón Teide, le dijo: “pues sí, chica, pide hora para un buen vulcanólogo y que te quite todos esos cráteres que luces en tu ladera oeste. Hazme caso, que yo aquí en Canarias sabemos mucho de eso”. Y allá que se fue a Nepal, (a Bután no quería acercarse ni de lejos, menuda fama tenían los butaneros cuando les pedías que te subieran a la cúspide una fumarola) a cortejar al Everest. Nada más verlo le dijo sonrojándose: “Macizo”, pero el otro, ignorándola arrogante, le respondió con uno de sus famosos y potentes ecos: “Cállate ya, hombre. Siempre dándole al pico”.
04/05/2022A este paso me quedo para vestir cerros, pero
no importa porque solo la vista de esos cerros hacían que volara , que
volara alto, esos cerros me daban paz y si imaginaba como
podría vestirlos, con ropas doradas con mantos bordados con hilo de plata,
esos cerros eran mis sueños, mis ilusiones mis esperanzas , porque esos cerros
me daba la libertad.
“Clímax”, no sonaba mal como empresa dedicada a aparatos de calefacción y aire acondicionado. Me imaginaba una calidad malilla entre ACME y radiadores “Garza”.
Ahora que había subido la luz cada hora a la velocidad de la ídem, debería analizar fríamente (y nunca mejor dicho) si hacerme con uno de esos cacharrines. Por cierto, le tengo que peguntar a mi vecina Angelines, la tarada ésa que me da la charla con el peñazo de que todos somos energía, si, con estas subiditas de las narices, al levantarnos cada día vamos a valer un poquito más. Me vendría muy bien para levantar mi autoestima, que anda por los suelos con muletas y con la que me tropiezo cada noche al coger el orinal. No, definitivamente, no me voy a apalancar un “Clímax, no está el horno para bollos, así que mejor voy a mirar si existen microondas que furrulen a pedales, ya que, en realidad, yo sólo lo necesito para hacerme una infusión de ajo porro, con grifa a las finas hierbas.
05/05/2022
Me acompañaron el resto de la noche. Sabía, tras el diagnóstico del Dr. Larrea que tenía mis horas contadas. Rodeaban la cama alternativamente la prima Merce, sus gemelos, Carlitos y Mariluz, y mi hermana, a la que no veía desde las Navidades de 1987, tras una discusión en la que yo repetí, copas de más por medio, que papá había levantado la mano a mamá más de una vez. Ella padecía un ligero síndrome edípico y no soportó oír la verdad. Dio un portazo y hasta esta noche. Lo exiguo de mi entorno familiar me era indiferente en esas horas previas a conjugar en primera persona el verbo expirar. Mantenía la lucidez aún , veía las sondas enhebrar mis venas, el vaso de agua en la mesilla metálica, la luz metálica y tan mortecina como yo o el biombo para separarme de mi compañero de habitación. En esta recta final de la vida que yo comenzaba a esprintar, empecé a sentir una paz intensa e inmensa mientras me dejaba mecer, camino a la eternidad, por recuerdos lascivos y absurdos.
¿Cuba? ¿Me lo pregunta en serio? ¿No ha oído las noticias? Ha habido un golpe de estado y se ha suspendido todas las comunicaciones marítimas y aéreas con la isla. Me quedé perplejo, es más con cara de bobo, ante el empleado de la agencia Paralelo Circular, mientras me ofrecía otros destinos caribeños que a mí, sinceramente, por un oído me entraban y por otro me salían sin dejar poso en algún lugar de mi cerebro. Llamé inmediatamente a Glenda pero saltó el contestador. “¡Hola! Soy Glenda, ahora no puedo atenderte porque ando en otros menesteres. Deja tu mensaje y quizás seas afortunado en el sorteo de todas las llamadas de hoy y te llame con voz supersensual y sicalíptica. Tweet, tweet, tweet”.
—Si todas son iguales, Sebastián, ninguna se merece que
lloremos por ellas —dijo el conde a su lacayo.
—Lo que usted diga, señor conde. Pero tenía que haberla
visto, seguro que me daba la razón. Es tan dulce como la melaza, con esos dedos,
con ese tacto, que te acaricia hasta el alma. Y su acento cubano, tan sensual, que
te acelera el pulso apenas la oyes hablar. Y no crea, que, metidos en faena, tiene
un morbo…
—Anda, pon los pies en la tierra, que te has quedado colgado
de esa Glenda. Yo, a las únicas que encuentro diferentes, es a las mujeres
mudas, que nunca te calientan la cabeza —dijo el muy machista del conde, señor de
Nado y de sus tierras circundantes, mientras lanzaba una sonora carcajada.
Sebastián era un lacayo muy particular. Culto, instruido,
versado en muchas cuestiones. Y con el don de la palabra —hablada y escrita—,
motivo por el cual, el conde, le había encomendado que redactase sus memorias,
tomando como base un sinfín de cuartillas emborronadas —escritas de su puño y
letra—, apenas inteligibles.
Por fin, llegaron al Casino, un club exclusivo para gente
muy rica, donde todos los que no lo eran tenían vetada la entrada. Sebastián,
que, obviamente, no podía entrar, fue a sentarse a la terraza de la Cafetería “La
Nueva Habana”, que estaba justo enfrente. Allí, esperaría —sin más oficio que
contemplar la preciosa luna tropical— hasta que viese salir del casino a su señor.
Éste, se dirigió a la entrada del establecimiento, donde Lucas, el portero, le
saludó familiarmente, pero con mucho respeto.
—Buenas noches, señor Conde Nado, me alegro de que haya
llegado, hace rato que lo esperan en la mesa del señor Marqués del Uhuru.
Uhuru vagaba sorteando constelaciones y colas de
cometa. Jamás regresaría a la Tierra y si alguna vez desentrañaba el misterio
que planteaban Siniestro Total de “si estamos solos en la galaxia o acompañados”
jamás nos enteraríamos. Esta noticia y alguna más que oí en un programa
vespertino de la tele, como la de que había aparecido una tortuga que declaraba
haber llegado en segundo lugar en la última maratón de Boston, no eran algo que
me quitara el sueño. Lo que en realidad si me lo quitaba eran los 5 cafés
expresos que me había tomado en el bar de debajo de la casa de Glenda. Esperé
su llamada, aunque no fuera supersensual y sicalíptica, pero nada interrumpió
esta tarde el letargo de mi teléfono móvil. Le pedí al camarero que cambiara de
canal a ver si en alguno hablaban del golpe de estado bananero que se había
producido en Cuba, pero, ni rastro en ningún noticiero, sólo la ola de calor
que se aproximaba y que ninguna tabla de surf climastática podría capear; la
final del partido de baloncestín con chapas en un barrio de Leganés y el
concierto sorpresa de una conocida tonadillera en los urinarios públicos
femeninos de la estación de Atocha-Almudena Grandes- El Cojo mantecas. ¿Me habría
tomado el pelo el membrillo del empleado de la agencia Paralelo Circular? No
dejen de seguir este apasionante relato después de la pausa para la publicidad.
¿Resaca recurrente y reiterada? ¿Sale usted por la noche y desea que al día
siguiente su cabeza no sea un bombo aporreado por un penitente procesionante?
Pruebe Jangoveril, con tribuprofeso y ácido alcaucilítico, y a empalmar una con
otra. Haga realidad lo de que un clavo saca otro clavo, una mancha de mora con
otra mancha de mora con otra verde se quita y los efectos de un meteorismo con
otro cuesco se esfuman. Manténgalo húmedo y al alcance de los niño
Gallo en petitoria, espaguetis a la cabronara, calamares a la almorrana, gambas con forro polar, mejillones al pavor, patatas a la rijosana y patatas barbas, arroz a la bucanera, melón con mojón, arroz tres celdillas, gruta de ternera, paella mustia, salchichas al bono, croquetas de jamás, alubias con orujo ... Anoche soñé que montaba un restaurante, pero los menuses eran muyyyy raros. Los camareros llevaban delantales tejidos con gotas de lluvia fina y las mesas tenían patas que eran codillos de jamón curado en un sanatorio porcino de la Sierra de Madrid. Había baños de señoras, caballeros y uno especial para cuanto viniera a cenar Pepe Pótamo. En ese caso, y sin que sirviera de precedente, la casa invitaría a chupitos de grito superhuracanado a los mayores de 23 años. Los manteles eran tableros de parchís y la barra era una bañera puesta de perfil. No recuerdo muy bien el nombre que figuraba en la puerta, era algo parecido a “Glenda con dos glandes” o “Taberna fisgona de Tascania”. Creo que no debería beber tanto antes de irme a dormir, o, directamente, no debería irme a dormir y, como leí de adolescente en “La nausea”, de Sartre, sería conveniente tener un accidente en la yugular con la cuchilla al afeitarme.
Mi anterior sexualidad, sinceramente, no es que fuera muy normal. Aunque, no quisisera engañarles, sigue siendo mi actual mecanismo para alcanzar la ataraxia en mi circa. Básicamente, me restregaba frenéticamente mis partes pudendas con un osito Winnie the Pooh gigante que me regalo mi madre el día de mi Primera y última Comunión. Esto, que parece un juego de palabras muy tonto, merece una explicación, y como, Tenienta de Alcalde medio sorda que soy, sus la voy a dar). El ateismo prendió en mí, y ya no me abandonaría jamás de los jamases, cuando vi en la sacristía al párroco (el pacorro, como le motejábamos nosotros) sentado en una especie de silla gestatoria y con uno de los monaguillos, de espaldas, agachado e inclinando la cabeza sobre la Antártida de su cuerpo. Pero, volviendo a lo que nos ocupa, ya sé que hay mucha gente que utiliza muñecas o muñecos hinchables, incluso los objetos más variopintos que te puedas imaginar, pero es que mi relación con el plantígrado era mucho más profunda (y nunca mejor dicho). Yo le hablaba cuando lo utilizaba como fuente de placer, pero es que ¡él me contestaba! No, no estoy mal de la chaveta, ni me quedé traumatizado con Toy Story y sus secuelas. Tampoco era de esos muñecos que tienen un chip y contestan según les aprietas en sus fofeces. Mi Winnie me hablaba como pueda hacerlo yo cada mañana con el panadero de la esquina cuando le pido dos Fabiolas. Esta tarde, sin ir más lejos (hasta Leganés, más o menos) me ha cantado de un tirón los números de la Primitiva del próximo sábado y que yo voy a compartir con ustedes, respetable público: 4, 23, 37, 38, 39 y 46.
4, 23, 37, 38, 39 y 46. Esos fueron los números señalados por Azul, el niño visionario que acompañaba siempre al lider de la comunidad, alineada alrededor del atrio del convento que habían okupado. Los elegidos caminaron hasta el centro del patio, y formaron un círculo, tomados de las manos y mirando al cielo, repitiendo el rito del sacrificio anual. Todos esperaban que los ojos de Azul dejarán de estar en blanco. Sería entonces cuando el niño revelaría su visión, revelada directamente a él por Obo, el maestro, desde la lejanía de eternidad. Sería entonces cuando aquellos números sin identidad ni voluntad, sabrían la forma elegida para ser ofrecidos y glorificados.
12/05/2022
“Por los senderos de la duda” era el single que íbamos a lanzar en breve y, creo que también quedaría bien como título del álbum. La letra decía en su extenso estribillo: “Por los senderos de la duda llegué a la ciudad del fracaso. Allí no te encontré, pero con las piedras del camino me construí una cabaña que ya la quisieran para sí alguno de los tres cerditos o sus descendientes”.
Se rindieron a la evidencia tras un tiempo dedicado a soltarle "perlas" a Sofía. No contaban con que los silencios templados de ella, fueran capaces de convertirse es un muro infranqueable ante los que pretendían hacerle daño.
Forjada en años de lucha, eligió no enfrentarse a causas perdidas y dejar que el tiempo colocara las aguas de una forma serena.
Hoy, Sofía senderea y fluye sin ambages , con su frente alta y bronceada por los primeros rayos de sol de mayo.
15/05/2022Otras personas, andaban que mirándose sin saber si se habían mirado. Las miradas eran mironas, valga la redundancia, o la rebundancia según se entendiera el asunto en plan normal o en plan equino. Pero todas estaban ahí, de pie, con una copa en la mano izquierda y una flor en la derecha.
A lo largo de los minutos se volvieron a mironear entre ellos y, alguno, no todos, pensaron que debían cambiarse la copa de mano por no parecer analógicos y parecer más modernos; la mayoría ejercieron su derecho al mírate y, otros al miramiento. De manera que al final de la velada, solo dos personas se cambiaron la copa de mano y dejaron la flor en la mesa. Cuando pasó, ambos se dieron cuenta y, simplemente se miraron, o como dirían los modernos, intercambiaron las miradas.
18/05/2022
Peter Pan se sentó en el asiento que daba a la ventanilla del avión y se agarró al brazo de Wendy. Ya había ingerido un par de güisquis segovianos y otro par de genéricos de Orfidal, pero ni por ésas. Su pánico a volar era invencible. ¿Cómo ha podido pasarme esto a mí? Con lo que tú has sido, machote. Loretta Garfio, un encanto, nada que ver con su hermano, con la que tuvo más de un affaire en un picadero de los Golfos Apandadores, le había recomendado unos ejercicios de Maifulnez o no sé qué zarandajas, pero la mente le volaba, ésa sí sin ningún miedo, en vuelo rasante, cual mosquito huyendo del DDT. Intentó oír música relajante con sus auriculares blutuz, pero en ese momento se escuchó atronadora la voz de la comandante. “Buenas, por decir algo, tardes, señoras, señores y dibujos animados. Les habla Miss Daisy Lazy, a cargo de todo este tinglado, aunque preferiría encontrarme en el bar de mi pueblo jugando una partida de strip-mus con mis coleguillas. Háganme el favor de abrocharse los cinturones y las braguetas y se me quitan las jeringuillas de los brazos, que vamos a despegar, pero ya. El tiempo está pichí-pichá, useasé regularcillo. Esperamos aterrizar en el país de Siempreatodashoras365-7-24 dentro de un ratico. Feliz vuelo y feliz no cumpleaños a todos los que les toque”. Repitió esta misma cantinela, no sin grandes problemas de traducción de algunos giros de agárrate y no te menees, al chuagili, al cantueso, al bable, al ugrofinés y al chilindrón. A Peter, Pedrulo o Pedrito, como le llamaban con confianza los niños descarriados, le entraron ganas de erxonerar el vientre (vulgo hacer caca), así que soltó el brazuelo de Wendy, pisó los juanetes a un señor gordo y atravesó el pasillo impulsado por el meteorismo y dejando al pasaje envuelto en un hedor que alimentaba. Giró la manivela de la puerta para intentar a toda prisa aposentarse en la tacita de alpaca del wáter pero ... ¡Rediós! Se había equivocado y había abierto la puerta de emergencia para duendes y ahora se encontraba en el vacío flotando, planeando, moviendo los brazos con elegancia. Vio a Campanota volando a su lado, con dos tetas como dos carretas, que le propuso un polvo mágico. Acepto, por fin estaba curado como un queso manchego.
Ese año, 2004, su primera novela ganó el premio de La Sonrisa Vertical. Eso decía, con cara de póker. También me contó que había sido monje cisterciense. Nada más y nada menos.
Sentí ternura por él. A mis 25 años, ya hacía 12 que conocía las mañas de Lulú y su flauta y era una auténtica y precoz devoradora de novelas tórridas.
Le dije: querido pájaro espino, bastaba con que me hubieses dicho "Lolita, luz de mi vida... Fuego de mis entrañas" para que te siguiese la farsa. Odio que me tomen por tonta pero me encantan los juegos.
Los juegos de las golondrinas en el alero se habían convertido para Oliver en un nuevo e inesperado pasatiempo, aquella primavera, desde su ingreso en la habitación 535 del hospital a unos 15 metros de altura, calculaba él.
22/05/2022Tu risa acurrucada en tu pecho no dormía,
sólo dormitaba a pequeños sorbos de luz.
Se alejaba de mi risa porque no reías con ganas,
y yo, te miraba con esa forma que daba pena.
Pero tú siempre estabas pensando, qué me pasaba,
y te dabas cuenta, que lo divino ahí no estaba pasando,
te diste cuenta que sólo quería quererte para siempre,
pero sólo en ese preciso instante
porque mi amor amado se me había ido para siempre.
23/05/2022Ni pegarme puedes. Te faltan las fuerzas y se te acabó el frasquito de Engrudín-Glue. Me quedaré apartado en un cajón con llavecillas de candado, sobres de azúcar en estado semisólido-mixtificado, un dado de parchís con la cara de los seises borrados (ya no será más un “sena” en un parque de atracciones de crucigramas gabachos), una miga de pan que no se convirtió en carbohidrato y alguna estampita de San Tadeo Judás. Seré un cromo exiliado del álbum de artistas famosos de los años setenta. Tú ahuecarás el ala de este mundo y dentro de unos añitos alguien en una mudanza o en un contenedor de cucharas me encontrará amarillento y nadie sabrá ya quién es ese rostro que aparece impreso en mí y que alguna vez se llamó Ajita Wilson.
¡Coño!, un buzo-zo-zo-zo-zón. Se dijo interiormente tartamudeando, pese a que tenía el don de la elocuencia, una dicción perfecta y ninguna anomalía vocal. Pero es que, inexplicablemente, todo lo que acostumbraba a ocurrirle a la gente corriente en la superficie de sus cuerpos, a él se le proyectaba hacía dentro. Por ejemplo, el baile de San Vito a él se le producía en el hígado y tenía ya frita a la vesícula biliar de tanto meneo. Tosía hacia el interior del ombligo y, curiosamente, los mocos acababan en su esófago. Pero bueno, lo llevaba mal que bien. El buzón que le había producido sus íntimos tartajeos lo había detectado con el bastón de invidente con el que tenía calculados unos trescientos veinte pasos desde su portal hasta el Bar Orense, en otros tiempos Whiskería Catherine.
No recuerdo casi nada de Francia, pero una parte de mí sigue allí. Mis padres me encargaron a la cigüeña una fría noche de invierno que ponían el
capítulo tercero de “El Conde de Montecristo” y “Jazz entre amigos” en el UHF y
mi mamá se puso cariñosita y le dijo a mi papá: “Manolo vamos a darnos calor y
hacernos cosquillitas un rato”. De mayor quiero pedir la nacionalidad francesa
y cuando me entierren deseo que suene “All you need is love” en el momento en
el que me conviertan en cenizas de la nada. Y por supuesto cuando tenga novio
mi especialidad serán las felaciones.
Un buzo que penetrase en las profundidades de su alma, era lo
que Glenda hubiese necesitado para encontrar tantos sueños dormidos que yacían en
el fondo de su ser.
La mujer estaba muy cambiada desde que su marido —víctima de
un desgraciado accidente doméstico, según la versión que ella misma iba
difundiendo— había muerto, si bien nadie llegó a ver su cuerpo sin vida. Por
otra parte, ni uno solo de sus vecinos recordaba que ambulancia alguna hubiese
acudido a su domicilio; ni tampoco agentes de policía, como es habitual y
preceptivo en esos casos. Incluso, había quienes —como el repelente vecino del
tercero— aventuraban que Ricardo Chávez ni siquiera había muerto, sino que, simplemente,
debía haberse marchado y que su supuesta muerte solo habría tenido lugar en
algún rincón del maltrecho cerebro de Glenda.
Como quiera que fuese, lo único cierto era que, en Glenda, había
surgido una mujer nueva, más audaz, que intentaba superar sus miedos
ancestrales y las secuelas de su degradante dependencia, de su impotente
subordinación, a quien —ejerciendo como macho alfa en su vida— había detentado
un poder absoluto sobre ella. Y que intentaba llevar la vida que siempre había
deseado, frecuentando la compañía de personas que ejercían sobre ella una
influencia benéfica. Además, pasaba mucho tiempo visitando lugares que le
fascinaban, procurando reconciliarse con sus demonios interiores. Pero, invariablemente,
cuando empezaba a creer que estaba a punto de conseguirlo, el fantasma del
fracaso venía a visitarla y la hacía regresar a la casilla de salida.
Y, por desgracia para ella, eso no era todo. Porque, cuando
las últimas luces del crepúsculo dejaban paso a las sombras nocturnas, Glenda, que
desde niña había temido la oscuridad, intentaba —envuelta en la dulce caricia
de las sábanas de su cama, ahora desnuda de opresores—, ponerse a cubierto de
ellas; pero su mente, funcionando de forma autónoma e implacable, la
atormentaba con tétricos recuerdos que sacudían los cimientos de su recién
conquistada libertad.
Y era, sobre todo, en esos momentos, en el silencio de la
noche, cuando su piel añoraba la presencia de alguien que llenase de luz y
ternura su vida. Alguien que la rescatase de la locura que amenazaba con
devorarla. Alguien en quien volcar todo el amor y todo el deseo que llevaba
dentro. Alguien —en fin— que encendiese en su desgarrado corazón una llama de
esperanza, por tenue que ésta fuese.
El ruido se repitió y el rubor subió a mis mejillas. Malditas tripas delatores, pensé con furia. Los nervios me impedían actuar con naturalidad. Mis movimientos eran torpes, lentos, automáticos. Sentía los ojos de todos los presentes en mi nuca y, está sensación me pesaba. Me obligaba a doblar me sobre mí. A agacharme. Corrí; corrí tan rápido como pude y me refugié en la celda de mi soledad con vistas a las estrellas.
28/05/2022—Labraré mi propio destino, nunca dejaré que las circunstancias
me dobleguen —te dije, orgulloso, el día en que nos conocimos. Aquella noche, tú
llevabas un vestido blanco que conjuntaba perfectamente con la inocencia de tu
mirada, y yo —deslumbrado— caí rendido ante tu sonrisa inmaculada.
Y, desde entonces, como el capitán que escoge personalmente a
su tripulación —sin dejar nada al azar— me he esforzado cada día por cuidar hasta
el más mínimo detalle, procurando anticipar todos los obstáculos del camino a
recorrer.
Pero, quizá, todo mi esfuerzo y todas mis previsiones no sirvan
de nada. Tal vez, el destino ya esté escrito en algún lugar remoto y nuestras
acciones no puedan cambiarlo —si acaso, retrasarlo—; tan solo modificar levemente
el camino que, de forma inexorable, nos acabará conduciendo a él.
Y si el destino está escrito, quiero pensar —necesito pensar—
que mi destino eres tú. Y que las estrellas alumbrarán nuestro amor, pues de la
eternidad al hueco bajo tu ombligo sólo hay una pequeña distancia, apenas una
ráfaga de polvo estelar.
Tiempo inmóvil; los niños buscan piñones y cada uno que encuentran es como un pequeño tesoro: - ¡Otro, aquí hay otro! - y así poco a poco van llenando sus bolsillos y las horas calurosas de la tarde de verano.
Acaricio a Nana, la gata blanquinegra que está tumbada en la sombra del porche, debajo del hocico y en la tripa, y ella se hace la dormida aunque a mí me parece que sonríe. A lo lejos suena un tren aunque yo todavía no lo escucho.
30/05/2022¡Vivos! ¡Entonces, sí que estábamos vivos de verdad!
Lo recuerdo bien. Hace apenas unos años. Tu rostro encendido
era el reflejo de la alegría que inundaba tu alma y de las ganas de vivir que moraban
en tu pecho. Y tu voz, dulce y armoniosa, se llenaba de color pronunciando
aquellas tiernas palabras en las que se mecía nuestro querer.
Eras increíble. Siempre dispuesta a enfrentar cualquier
desafío, a emprender cualquier aventura. Y a hacer el amor hasta el amanecer,
hasta caer rendidos. Eras… tan diferente.
Y míranos ahora, ¿en qué nos ha convertido la rutina?; ¿qué
hemos hecho tan mal como para merecer esto? Lo ignoro por completo. Lo único
que sé —porque ya no puedo soportar la idea de no hallar la felicidad envuelto
en el calor de tus brazos— es que no voy a engañarme durante más tiempo: ha llegado
el final.
Por eso, mañana, cuando despunten las primeras luces del
alba, tomaré mis alforjas vacías y me marcharé, sin mirar atrás, sin
arrepentirme de lo vivido, sólo intentando recuperar la paz que se me extravió
en el profundo mar de tu mirada vacía.
Un juego al que jugar; un juego al que jugar!! No, me aburro. ¿Cómo? antes te gustaba mucho. No, me aburro; tengo la sensación de que ya he vivido todo, de que sé que va a pasar. ¿Habré perdido la ilusión? Claro que no, no seas cenizo. Sólo es este momento. Un momento, un momento! Yo no creo eso. Yo creo que soy mayor. Que ya he crecido. Que me he quitado las gafas rosas de ver... Y ahora qué; y ahora qué? No sé, a mí no me preguntes, estoy como tú. Pues buenos estamos, sí, estamos buenos. Unas cañas? Unas cañas, enga! Te tengo que contar...
05/06/2022Bajo el cielo estrellado, tu sonrisa —polvo de dioses— brillaba
con luz propia, como si, en realidad, sólo fuese una estrella más del
firmamento.
Y, en el cielo estrellado de junio —alrededor de la hoguera
de San Juan—, dos corazones seducidos por el dulce embrujo de Afrodita danzaban
al unísono y —consumado el milagro— se juraron amor eterno.
Pero, cuando —para San Miguel— el estrellado cielo del
recién nacido otoño presenció tu caprichosa y prematura partida, la eternidad
saltó en pedazos. Y, mientras te alejabas, yo —con el corazón sangrando—, me
quedé inmóvil, como ausente, incapaz de comprender que aquel amor eterno apenas
hubiese durado una estación.
La voluntad ésa que nos dice la intuición y que desde el alma nos impulsa a mejorar en cada aspecto de la vida esa que parece oculta dentro de nosotros , pero que siempre estuvo y siempre estará , pero que no vemos muchas veces por el ruido de afuera y el diálogo interior y que desde un trabajo interno , desde el silencio y la quietud del cuerpo , se puede mejorar y que se encuentra adentro nuestro , en lo más recóndito de nuestro ser , que es el alma , la voluntad eso que nos impulsa a hacer de cada día el mejor de nuestras vidas , hagamos que nuestro paso por la vida sea digno del recuerdo , sin olvidarnos de que la vida es un camino y nosotros un simple espectador
13/06/2022La Novia
Fiel estaba incluida en el precio del billete. También estaba incluida
una entrevista, sin fotos, por supuesto, con el Pato Donald en su residencia de
Mojácar, donde ya sólo salía para echar unas partidas de “La Oca” con los
Golfos Apandadores, Pumby y Maki Navaja. La verdad es que para lo que costaba,
unos 900 machacante, el billete era una bicoca. Además del viaje en clase superespecial
en patinete en First Clase, con barra libre de ganchitos, se regalaba una
papeleta para el sorteo de una butaca en platea en el estreno del musical “La
sucia vida de las muñecas de trapo”, un neceser de viaje de macramé y cuarto
y mitad de palomitas en blanco y negro. Asimismo, puesto ques e podía invitar a
un acompañante, se le ocurrió llamar por guantófono a su compañera de
guardería, Marta “manos rápidas” y, si se terciaba, intentar un cuarteto
para flauta y agujeros negros con la novia fiel y la choferesa asiática.
estudias o trabajas.... le dijo...
Escapé de mi trabajo, y ahora mismo te estudio. No se si me vas a morder o debo confiar en tí....
17/06/2022Acudió a su llamada. No lo hizo con amor, ni con dulzura, ni
siquiera con amabilidad. Pero acudió. Y —enterrando el rencor, reprimiendo la
ira, olvidando las humillaciones sufridas— se quedó junto a ella para acompañarla
en ese trance tan doloroso y único al que llamamos muerte. Nunca supo por qué
lo hizo, pero sí pudo percibir las consecuencias de sus actos: aquello le
reconcilió de nuevo con la vida.
La alegría de estar vivo inundó su corazón al abrir de nuevo los ojos en el hospital, horas después del incidente que le conduzco hasta allí. Había perdido mucha sangre por cause se la hemorragia provocada por la heridas que sufrió. Tuvo mucha suerte de seguir vivo tras recibir varios machetazos. Fue una tremenda experiencia que jamás olvidaría para el resto de sus día. Acostado en la cama, se sintió arropado gracias a la María, la chica por la que su corazón suspiraba día y noche. Ella, sentada en una silla al lado de su cama, se sobresaltó al oír sus débiles gemidos provocados por el dolor. Había estado llorando en silencio, convencida de perderle. Se culpaba a si misma por no haberle dejado quedarse en su casa aquella noche.
- ¡Cariño, has vuelto! - exclamó ella. - No sabes el susto y la angustia que he tenido - aseguró.
Él, tendido sobre la cama, no articuló palabra alguna, solo la miraba mientras le acariciaba las mejías con la dulzura y suavidad que su corazón podía transmitir a través sus manos. Por las laderas de sus ojos torrentes de lágrimas de emoción descendían. Había pasado momentos de angustia, creyendo que no volvería a verle abrir los ojos. Él era para ella lo más preciado en la vida, más preciado que sus propios parientes consanguíneos. Perderle era sinónimo de morir, porque la vida tenía más sabor a su lado.
18/06/2022Este había sido el comienzo de su nueva vida, dejando atrás aquel amargo pasado que, de cuajo, arrebató la poca felicidad que brevemente habitó su corazón. No podía seguir soportando la idea de ser poseída por él cada vez que lo deseaba, como si solo fuese ella un objeto de satisfacción, un juguete más de su colección. Pero, pese a la vida plagada de lujos que la rodeaba, tuvo la firme convicción de que era el momento de pasar página.
Era el
momento de pasar página, pero, como tenía los dedos grasientos por el
bocadillo de sardinillas que se estaba apretando, dejó apoyadas en la mesa-camilla
las Memorias de Torrebruno que había comprado hace dos años en la Feria del
Libro de Liliput. Soltó un eructo en do menor y se rascó el testículo derecho.
Se lavó las manos en el fregadero tras dejar un rastro de migas para las
hormigas en el suelo de terrazo. Estuvo unos segundos decidiendo si tirar la
basura o aguantarla hasta mañana. Finalmente, ahuecó la bolsa con un par (de
precisos golpes, que todo hay que decirlo) y completó su sinfonía de regüeldos
con allegro moderato
maiale piano. Retornó al salón, acercó las zapatillas de felpa al brasero y
continuó leyendo el capítulo “Tigres, Leones, vais todos a tocarme los
cojones”.
Tranquilizarla, por de pronto, era necesario porque se estaba poniendo histérica. Me había pillado infraganti besuqueándome con Sofía, su mejor amiga de la infancia, adolescencia y juventud. Mucho me temo llevaba tiempo sospechando de nosotros pero la faltaban pruebas concluyentes, y aquella tarde de lluvia en la que el frío nos traicionó al hacerme creer que Susy no vendría a mi casa, tuvo la definitiva.
Mientras Sofía lloriqueaba tratando de pedir perdón por aquella decepcionante acción por su parte, Susy quería arrancarla de cuajo el pescuezo. Se sentía sumamente herida de traición. Y con razón, pues se trataba de su novio, el chico que hacía cinco meses, que la puso un anillo de compromiso y su mejor amiga, una amistad de toda la vida que en ese instante estaba viendo su ocaso. Entre llanto y gritos rodeé con mis manos a Susy para evitar que hiciese daño a Sofía quien lloraba desconsoladamente diciendo:
- ¡Perdóname, hermanita, no sé que rayos me pasó!
- ¿Que no sabes que te pasó?, eres una puta ladrona, eso es lo que te pasó y, además, no me llames hermana porque ya no lo somos, una hermana no haría esto a la otra - gritaba Susy, tratando de liberarse violentamente de mí, sin éxito, para ir por su objetivo. - ¡Suéltame, golfo! - me gritó a mi, propiciándome un manotazo a la cara.
Aquel golpe tan contundente me aturdió, dejándome nublada la vista. Estuve unos instantes perdido en un espacio sin puntos cardinales, como un enorme vacío. Cuando al fin conseguí recuperarme, ella ya no estaba a mi lado, había conseguido librarse de mí y con todas las fuerzas de un tifón fue por Sofía, quien, viendo lo incontrolable que estaba su amiga, huyó despavorida.
21/06/2022 Las hojas la abrazaban con
fruición, las ramas le hacían cosquillas en el Monte de Venus, que,
solidariamente con los bosques que la rodeaban, ardía sin posibilidad de ser
sofocado. Tras agitarse mecido por vaivenes eólicos derramó, ignorante, su
savia cálida y torrencial. Paradójico destino el suyo, pensó, acabar convertido
en un tocón, tras sólo trescientos cuarenta y tres anillos de crecimiento. Ya
no irían a orinar los perros a sus faldas, ni se esconderían los novios en su
amplio hueco para masajearse tras dejarle una cicatriz en su corteza, un corazón
atravesado por dos venablos. Pero no nos desviemos que se puede aburrir nuestro
personaje protagonista de la historia. Una vez escampad y secada la tormenta
del éxtasis, Caperucita se subió sus bragas rojas y volvió a al Casa Rural de
su abuelita, no quería perderse la actuación del Lobo Feraz, famoso ventrílocuo,
ultraconocido en esos lares y allende los mares.
En el pueblo, entre la nieve tórrida se sienta el artesano... piedra y espejo, sin papel ni tijera que dé orden al desorden de la realidad. Busca y desecha cualquier roca que no sea bestia de mármol, matrioska rusa, dragón alado u ouróboros sin ombligo. Piedra tú eres y de humano de disfrazarás.
22/06/2022Piedra tú eres y de humano de disfrazarás tratando de aparentar una imagen que no es la tuya. Mas no olvides que la mona aunque se vista de seda, mona se queda. Tu frío corazón deja patente en tus obras la frialdad de tu alma insensible. Hagas lo que hagas, siempre quedará reflejada en ti la identidad de tus obras.
Obras y más obras. Levantan la acera todos los meses y no la vuelven a acostar. Taladran, aunque no cabalguemos, la misma esquina que ha perdido toda su elasticidad de tanto doblarla la gente. Andamios en las conciencias de los otros, agujeros en el borde de las sonrisas, apisonadoras de palabras, escombros en las cavidades sexuales, una hormigonera donde se cuecen protervos sentimientos y deseos incumplidos, un arnés para agarrarme a tu sombra y argamasa para morir juntos en cuanto nos hartemos de esto.
-Tendremos que prescindir de objetos superfluos si no queremos cargar de más...(plural majestático)-. .
Mi soliloquio machadiano por la casa siempre deriva en canturreo: "ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de..."
Apuro las horas de la siesta para terminar el libro que debo entregar hoy sin falta en la biblioteca. Allí siempre siento el peso y la ilusión geométrica de todo lo que hay pendiente.
De vuelta a casa, como tantas veces en los últimos años, subo al cerrillo. Me despido mentalmente de todos: los que aún están y los ausentes, y me siento a ver el atardecer: una gran herida luminosa por donde se muere el día y por donde poco a poco van naciendo las estrellas.
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27/06/2022Poco a poco van naciendo las estrellas en esta galaxia donde le tocó nacer a Lucía.
Ya desde muy pequeña distinguía los nombres de muchas y se imaginaba diálogos entre ellas a miles de millones de años luz.
Su brillo ejercía sobre la mujer una atracción magnética, casi casi como algunos humanos que pasaron por su vida como estrellas fugaces y que llenaron sus días de alegrías desbordantes
En la noche de San Juan, ha vuelto a subir al cerrillo y contempla como una de sus estrellas favoritas juega al escondite con un nuevo planeta rocoso..
Hoy Lucía luce un brillo especial .
Hoy Lucía luce un brillo especial que me deslumbra. Mi mirada se pierde en la inmensidad de su belleza. El color pardo de su cabello y el brillo de sus labios morados contrastan con el blanco de su piel suave semejante a una muñeca de porcelana. Su sonrisa es tan dulce que al fijarme en ella, me arrebata de cuajo la noción del tiempo y me olvido incluso de quien soy. Ciertamente constituye un irrefutable privilegio caminar con ella tomados de la mano, mientras mis oído se embelesan del sonido melodioso de las carcajadas nacidas de la felicidad de su dócil corazón.
Su dócil corazón, dócil sólo en apariencia pues esconde un irreflenable deseo de libertad y de no adhesión a aquello que no la convence, habla siempre sin ambages. Sin circunloquios; sin metáforas; sin palabras innecesarias. Ríe mientras piensa que le gustaría andar más rápido; torcer por la siguiente calle; descubrir un nuevo restaurante. Pero una mano férrea la sujeta y una educación férrea, y un deseo de amparo, de no verse sóla otra vez. Pero sus piernas; sus piernas inquietas quieren correr, su mano desasirse del nudo. ¿Qué hacer? Se pregunta. Y hace lo de siempre cuando no sabe que hacer o decir... Ríe.
01/07/2022Ríe y, la estancia se llena de luz. Todos la miran embobados, apenas tiene unas horas de vida, acaba de nacer. Sus padres sonríen de una manera plena, completamente desconocida para ellos hasta ese momento. La niña se mueve lentamente con los ojos cerrados y parece reír y llorar a la vez. Su padre también llora y ríe a la vez. Su madre también ríe y llora a la vez, aunque a la vez también la abraza parasiempre con todo su ser y con todas sus letras juntas porque no es lo mismo amar para siempre que amarparasiempre.
¿Amarparasiempre? ¿En serio? ¿Todojunto? ¿Así, sin
anestesia?
Cecilia no sabía qué salvaje —ignorante de la ortojrafia y
la sintáxis más básica— podía haber escrito aquella barbaridad
Pero, con su buen corazón, no quería prejuzgarlo y —puestos
a imaginar— imaginó que sería un hombre más bien de pelo cano, sonrisa abierta
y ternura en las manos.
Aunque, si quería ser sincera consigo misma, tenía que
reconocer que le encajaba más que aquel ser tuviese un poco de mal genio y nunca
fuese tierno.
Y, así, finalmente, un pensamiento realmente espeluznante
le hizo sentir un escalofrío: ¿y si quien le mandaba aquellos ramitos de
violentas era el mismo demonio?
Era el mismo demonio quien le empujaba a aquel abismo hambriento. El mismo abismo que había devorado sin ninguna consideración sus vidas anteriores. Volvía a estar al borde, sintiendo el vértigo y el miedo, casi a punto de caer, empujado por el peso insoportable de un saco lleno de inseguridades, celos, miedos y frustraciones que no era suyo. ! NO ERA SUYO! Aquel grito le llegaba de todas partes, golpeándole la razón es sentimiento, así es que soltó el saco que no le pertenecía y le dio la espalda al abismo.
09/07/2022Le dio la espalda al abismo con el que no quería tener ya nada que ver. Aun estando perdido en medio de esa inmensa confusión a la le empujó la partida, sin explicación, de la única mujer que daba sentido a su vida, logró convencerse de que ese no era el final del camino, su vida no se merecía un suicidio. Tomó, pues, la decisión de continuar hacia delante, costara lo que le costara, bajo la firme convicción de que, más allá de su amarga condición, le aguardaría un dulce consuelo.
09/07/2022El papel del sobre que decía sensaciones: el viento sobre mi piel en la mañana de Julio/el sonido de los pájaros chocando en el tronco del árbol/el sol brillando entre hojas/el destello del metal/las ganas de miccionar/el escozor de mi axila/el cansancio del esfuerzo/el deleite del descanso/el agotamiento de los músculos/la gota de sudor resbalando sobre mis labios/una mano entre mi mano/el beso sincero de un niño/una sonrisa en mis labios/el hedor de mi sudor/un techo hecho de parras/el dulce olor de la higuera/el olor de los pinos/mi cuerpo flotando en el mar/el esfuerzo del viaje/el mareo de un catarro/las chicharras que cantan fuerte y... Son las diez de la mañana.
13/07/2022“Son la diez de la mañana de un caluroso día de verano… la
canícula aprieta”.
Douglas Sinclair miraba fijamente la pantalla de su
ordenador. Hacía más de quince minutos que había escrito esa frase y su mente continuaba
en blanco. No sabía cómo seguir. Se exprimía el cerebro, pero no lograba salir
del atasco. Empezaba a ponerse nervioso.
—Es el síndrome de la página en blanco, con toda su crudeza
—se dijo.
Reflexionó. ¿Qué estaba mal? Se fijó bien y pensó que, quizá,
su atasco provenía de haber utilizado un tiempo verbal inadecuado. Probó con el
pretérito imperfecto.
“Eran las diez de la mañana de un caloroso día de verano…
la canícula apretaba”.
Respiró aliviado. Aquello ya estaba mejor. Ese simple
cambio había desatado su imaginación y, ahora, las ideas empezaban a fluir a
borbotones y se agolpaban en su cabeza.
Douglas —sabedor de que terminaría a tiempo aquel relato— hizo
un gesto de triunfo y sonrió con satisfacción.
Se fue a dormir muy relajada. Eliminar aquel incómodo problema había supuesto un gran esfuerzo, pero ahora sentía al cuerpo liviano, como de algodón, y el alma vacía, sin peso ni culpa. Se tumbó en la cama y se durmió en el olvido de sus recuerdos, enterrados junto a él en un hoyo de su jardín.
15/07/2022Los revueltos de setas eran su plato favorito. Daría cualquier cosa por saborearlos en cada almuerzo o cena, pero, sorprendentemente, ya no iba a poder degustarlos, ya que el precio de las setas en el mercado se había disparado. Era inimaginable e inadmisible aquel hecho, pero nada se podía hacer. Los recolectores de setas habían decido por unanimidad irse de huelga por considerar injusto el trato inhumano del que eran objeto.
- inaudita esta crisis de las setas - se decía para sus adentros, mientras contemplaba el desorbitante precio impreso en la etiqueta pegada sobre la bolsa de plástico de cinco gramos.
Mustia, con el semblante hundido bajo los hombros, abandonó la tienda de aquel chino intransigente, con quien no se podía entender, ni en lo más mínimo, para una razonable reducción.
16/07/2022—Una razonable reducción. Qué bien has resumido las dos
alternativas —dijo Glenda a su marido.
Arturo, sorprendido por la respuesta, contestó:
—Creo que no me has entendido. Te estaba diciendo que vengo
ahora mismo del Chino y he visto que se ha disparado el precio de las setas.
—¡Ah! ¡Era eso! Perdona, no sé en qué estaría pensando —respondió
Glenda.
Y, enseguida, se fue a la cocina —“su sitio”, como siempre le
decía Arturo— a preparar la cena, no sin antes guardar cuidadosamente el
revolver cuyos cañones acaba de limpiar, pues se dio cuenta de que ya no iba a
necesitarlo.
—Me decantaré por la segunda alternativa, muy buena
sugerencia —dijo Glenda, para sus adentros.
Veinte minutos después le estaba sirviendo la cena a su
marido. Junto al entrecot al punto, colocó otro plato de color amarillento y
dijo:
—Mira, Arturo, te he preparado un revuelto de setas con las
últimas que quedaban en casa, para que no te quedes con las ganas.
—Estupendo, Glenda. Pues vamos a ello —respondió él. Y,
fijándose en lo que ella se servía, añadió—: ¿Tú no comes lo mismo?
—No. Sólo quedaban esas. Y yo prefiero cenar una ensalada,
que es más ligera.
—Me parece muy bien, así te moverás mejor. Que hoy es
sábado, sabadete… —afirmó él con una mirada pícara, sin molestarse, como
siempre, en preguntar a su mujer si le apetecía tener sexo.
Cenaron en silencio y, a continuación, fueron a la habitación.
Ella se desnudó completamente y se acostó, con la luz
encendida y sin arroparse, algo que rompía su costumbre. Lo cierto es que Glenda
estaba aún de muy buen ver.
—¡Qué maravilla, hacía tiempo que no te veía desnuda! ¡Así
será mucho mejor! —exclamó Arturo, relamiéndose.
Y, mientras babeada contemplando las curvas de la mujer con
la que estaba a punto de copular, Arturo sintió una punzada mortal en la
barriga y —antes de llegar a la cama— se desplomó para siempre.
La noche —como una premonición color azabache— llegó silenciosamente y por sorpresa.
Hacía un rato que Eva —acomodada en una toalla tendida sobre la fina arena— había caído en un profundo sopor, desde el que disfrutaba de la brisa marina. El frescor del viento, deslizándose por su piel, le ofrecía una breve tregua del tórrido calor que había sufrido durante todo el día.
Se resistía a perder la conciencia, pero, finalmente, se quedó completamente dormida y dejó de escuchar el dulce sonido de las olas, sobre el que reverberaban lejanos graznidos de gaviotas. Fue entonces —sólo entonces— cuando su mente dejó de procesar las desagradables escenas que habían tenido lugar veinticuatro horas antes y que tanto le costaba asimilar.
Cuando despertó, la noche había extendido su negro manto sobre aquella calita tan coqueta que acababa de descubrir y ya no quedaba ni un alma en ella.
Eva se sintió vulnerable y comenzó a preguntarse si su coche continuaría donde lo había dejado, al tiempo que el miedo comenzaba a atenazarla. Apresuró el paso y, tras rodear las vetustas rocas que mantenían semioculto a la vista aquel paradisíaco lugar, suspiró aliviada: ya se divisaba su flamante Toyota Yaris. Se acercó a él y, sacando la llave del bolso, presionó el mando para desbloquear las puertas. Estaba a punto de entrar, cuando una voz, no por conocida menos siniestra, la llamó en tono imperativo:
—¡Eva! ¡Eva! ¡Espera, tienes que escucharme!
22/07/2022—Espe, cierra la puerta, tengo que contarte algo.
Esperanza obedeció a su marido y, tras cerrar la puerta de
la calle, se sentó en el descarnado sofá de anea, cuya dureza quedaba
parcialmente amortiguada por un cojín relleno de plumas de ganso.
—Dime, Regino.
—Voy a contarte una cosa, porque es probable que oigas
hablar de ello en la panadería o a alguna de esas comadres que no tienen más
oficio que chismorrear.
—¿Qué ocurre? Me estás asustando —dijo Esperanza.
—No temas, en realidad no ocurre nada, porque lo estamos investigando
y sabemos que es sólo un rumor interesado, sin ningún fundamento —contestó
Regino.
Regino, que ostentaba el grado de sargento de la Guardia
Civil desde hacía cinco años, era el oficial al mando en el puesto avanzado de
Villalibre.
—¿Entonces? —preguntó su mujer, extrañada.
—Entonces, lo que pasa, Espe, es que a la gente le encanta
creer cualquier cosa que se salga de lo normal. Y, con ese caldo de cultivo,
han extendido el rumor de que el nuevo vino que con tanto éxito se está
fabricando en el pueblo contiene un ingrediente secreto, realmente macabro:
carne humana.
—Pero, ¡qué dices, marido! ¿Y a quién se le ocurriría algo
así?
—A los cosecheros tradicionales, que están viendo que se
les hunde el negocio —contestó Regino. Después, añadió—: Pero vamos a
desenmascararlos muy pronto, que tenemos la investigación muy avanzada. Así
que, si oyes algo, tú, chitón. Pero, te lo digo para que no te dejes asustar.
Por fin tenía su plaza de controladora aérea que tanto deseaba. Ana, encerrada en su torre de hormigón y metacrilato, veía los aviones venir y marcharse. Y así, cual Penélope, se hicieron suyos todos los atardeceres del mundo.
30/07/2022Se hicieron suyos todos los atardeceres del mundo y... Ya no los quería. Abrumada por la rutina y por el calor del verano Ana se sentía atrapada. Día tras día, tarde tras tarde su vida sucedía escapando entre sus dedos, monótona y velozmente. Se acomodó. Tenía paz. Al principio lo agradeció. Liberarse de todas las cargas no había sido fácil, y ahora, que tenía el mundo bajo sus pies, que poseía los atardeceres, esa paz la asfixiaba.
30/07/2022Lejos de las farolas, arrullados por el son de la suave música caribeña, las bocas de los nuevos amantes se fundieron mientras sus cuerpos se iban aproximando, hasta que Nelsy notó que sólo la tela de su exiguo vestido le separaba del deseado sexo de Asdrúbal.
Después, culminada una inolvidable noche de placer y ternura, la descarnada realidad se impuso sobre las dulces fantasías que —a la luz de la brillante luna de agosto— tejió su mente soñadora, dejando en su paladar el agridulce sabor de la ausencia.
Y, desde entonces, las sombras de la noche ya nunca más la asustarían, pues, su negro lienzo llegaría a convertirse en el lugar predilecto donde pintar aquel rostro tan querido.
31/07/2022"Con éxito, la quiero con éxito" - no paraba de repetir el interventor cuando le presentamos la poesía. Retrasar la espera suponía, -según él- llevarnos al desfalco y, a un abismo de incertidumbre impropia de no se qué mercados.
Acto seguido nos dijo que no nos veía ningún futuro y que era evidente que no llevaríamos a termino el proceso.
Al parecer -según él, nuevamente- esta época no es para románticos y, más si no nos sabíamos amar de verdad al estilo de como de por vida se arrejuntan los pingüinos, por poner un ejemplo.
-¡Así no se ama la gente de bien, ni los que no son de ciudad ni de pueblo, eso es sólo cosa de penguins!- nos espetaron los acólitos del pragmatismo que nos rodeaban creyendo saber todo lo necesario para arruinar esta empresa nuestra.
Tu mirada se rebeló y entonces yo grite: "¡Te amo!".
Y tú dijiste: "También"
Fue tan simple y tan mágico, que nos atrevimos a besarnos aunque todos nos estuvieran mirando.
01/08/2022Hablar, no por hablar, sino por hablarte de mi inquietud por la imprudencia de ciertos camuflajes , del desconcierto que siento porque ya nadie reivindica la irremediable verdad de los deseos, o del asombro por el tamaño cada vez más pequeño de las ventanas para mirar hacía adentro, por la triste desmilitarización de la palabra como arma de futuro, o por la incertidumbre que sienten los poetas actuales a la pregunta "¿Qué es amor?¨
04/08/2022La ceremonia, que se
celebraba dos veces al año —coincidiendo con los solsticios de invierno y de
verano—, no hacía sino incrementar su amor hacia Hugo, a quien llegó a amar más
que a sí misma. Fueron años extraordinarios, en los que Lilian sintió una dicha
sin límite.
Pero
cuando Hugo, finalmente, se marchó en busca de nuevos retos, de nuevas
aventuras y de nuevas mujeres a las que seducir, el corazón de Lilian se partió
en dos.
Y una mitad —que aún albergaba una débil esperanza— deseaba
salir en busca de aquel “mirlo blanco”, de aquel hombre tan singular y único
que había logrado acallar todas sus resistencias y vencerlas como si fuesen de
papel.
Y, a la caída de la noche, Lilian extendió sus blancas alas
para ir tras él e intentar convencerlo de que estaba equivocado, de que
perseguía un sueño inexistente y de que el precio a pagar por aquel error sería
la felicidad que ambos habían sentido durante tanto tiempo.
Pero, la otra mitad —desengañada y exhausta— se lo impidió
con desgarrados mensajes que penetraron su cerebro. Y Lilian se dejó caer,
vencida, sintiendo que el AMOR —con mayúsculas— se había escurrido, para
siempre, de entre sus dedos torpes.
Y, así, consciente de que la vida se le escapaba a cada
paso, caminó impávida —como un viejo elefante— hacia el mítico cementerio de
sus antepasados, dejando que la melancolía la embalsamara en vida, hasta que
murió de pena y desamparo.
Convencional, cumplía con los clichés requeridos para una buena camarera. Estaba cualificada para su trabajo, filología inglesa era la formación que aparecía en su curriculum junto a la foto de una mujer joven y agradable; además con la referencia de varios años de experiencia no le resultó difícil encontrar trabajo en una tienda de delicatessen de una zona cara y exclusiva de la ciudad, situada a noventa minutos -si metro y bus le eran propicios- de su barrio, en turnos de más de nueve horas y con un salario ridículo. Y todos los días disfrazada de elegante criada vintage -cofia incluida- atendía a los clientes que, por lo general la trataban en consonancia con su uniforme y muchas veces sin ningún respeto.
Tres días a la semana entraba una hora antes para preparar unos bollitos rellenos de chocolate y almendra crocanti que le salían riquísimos y eran muy solicitados por la clientela. Y esos días, muerta de sueño, mecánicamente juntaba los ingredientes: harina, azúcar y almendras que cogía de las estanterías del almacén; del refrigerador sacaba el chocolate, la mantequilla y la mermelada de frambuesas, y cuidadosamente elegidas entre los ejemplares más grandes un numero suficiente de cucarachas -en este caso recogidas del suelo de la trastienda- que repartía de manera equitativa entre el relleno de los bollitos para que todos llevaran al menos una antena, una patita o un par de alas.
11/08/2022Los poetas dan voz a nuestras emociones. Únicas, pensamos, pero no. Las emociones son universales. Pensamos cuando nos cuentan la historia de un perdedor, ¡Qué tonto! Hasta que eres tú quién pierde. Reflexiones y buenas palabras para justificar que vuelves a caer en el mismo error; que chocas dos veces con la misma piedra, pero esta vez peor. Esta vez tienes la conciencia de la trampa, del peligro. Y aún así la idea obsesiva no te abandona. A pesar de la ayuda de tu buena estrella te lamentas de que no respondan tú llamada. Llamada que te llevaría derecha otra vez al abismo.
12/08/2022Desobediente y rebelde por naturaleza, Cora estaba acostumbrada a estar siempre al otro lado, el incómodo, el cuestionado. Pero ahora, después de toda una vida de batallas, ha decidido no navegar por ninguna orilla. Olvido, silencio y egoísmo, serán su nuevo yo en la lejanía.
13/08/2022Las diminutas gotas de rocío que salpicaron la tarde, hicieron de telón de fondo para contemplar como el sol del amanecer iva apareciendo, en el horizonte del mar Atlántico, que bañaba la bonita ciudad de Cádiz, en su playa de la Caleta, donde los lugareños ya habían empezado a acudir para disfrutar de ese amanecer, pasear descalzos, disfrutando del frescor del agua de la mañana, y dando color al lugar, con sus alegres atuendos veraniegos desenfadados, gentes oriundas de allí, turistas llegados de quién sabe dónde, todos, disfrutando del bonito amanecer, al lado de la catedral del mar, mientras la luz cegadora y blanquecina, del sol gaditano lo iva inundando todo, al chocar con las fachadas enyesadas de blanco impoluto ,de esta bonita, y antigua ciudad española....
16/08/2022Ahora la esperaba en la esquina, de aquella calle tan conocida para ambos, que les había visto pasear tantas veces, besarse, y caminar, agarrados de la mano.
Aquella esquina donde el la dio el primer beso, robado a traición.
Donde a veces quedaban, y dónde se reencontrarán...
Ahora la esperaba en esa esquina, "su esquina"...
Pero estaba muy enfadado, sus ojos ardían en fuego, y se habían vuelto oscuros, con llamaras rojas de irá, que se escapan .....y sudaba, mientras apretaba con fuerza aquella navaja, que ella, un día le regaló, y el nunca había sabido en que utilizarla.
Pero esa esquina sería testigo, de todo el daño, odio, y rencor, que ese día desahogaria en forma de puñaladas certeras hacia ella directas al corazón, porque el corazón, era lo que ella, le había apuñalado a traición, aquel día, en el que, esa esquina, fue testigo de los besos apasionados y entregados que ella le daba a su mejor amigo, y se juro para sus adentros que ese sería el último día, que esa esquina sería testigo del paso de ella por la vida.....
18/08/2022El fuerte viento racheado, acentuado por las esquinas, que soplaba ese día ,no invitaba a estar mucho tiempo paseando por las calles de Madrid, la nariz se ponía roja, y no dejaba de moquear, y las orejas se convertían en dos cubitos de hielo, aún así, Mía, decidió quedarse un rato más, viendo escaparates, andando a su ritmo, y respirando aquel gélido aire invernal, porque pese al frío, era sanador y liberador, y la despejaba la mente, ya tendría tiempo, de refugiarse entre las paredes de su hogar, y degustar despacio, aquellas tazas de chocolate ,que la gustaba prepararse, en los días fríos.
De repente, las ráfagas heladoras de viento , dieron paso a una lluvia fría, rápida, empapadora .....
La poca gente que caminaba por la calle Alcalá, corría, se refugiaba, se metía en soportales, o corría veloz hacía la boca de metro, más cercana....
Mía, no corría, seguía su ritmo tranquilo, pese a que en un instante ,su pelo y su abrigo rojo, quedaron empapados, y las gotitas heladas de agua, traspasaban ya su bufanda, y comenzaban a deslizarse por su nuca , sintiendo los primeros escalofríos, y la necesidad imperiosa, ya, de refugiarse, de marcharse, de regresar a su casita caliente, con la compañía tranquila, de sus tres compañeros de vida, peludos.....
Al final de la calle ,observa la entrada de una boca de metro, "Pueblo nuevo", le va bien, ....
Acelera sus pasos, está cerca, en un pis,pas entrará dentro, y estará caliente, y podrá liberar a su cuello de su bufanda mojada, se podrá secar el pelo con un clinex, y dejará de mojarse ....añora ese momento ....
La gente corre ligera, hacia la boca de metro, ella se une en esta carrera, y cuando ya, va a poner el pie en la primera escalera de bajada a la boca de metro, observa, que en la esquina del segundo escalón, un gatito diminuto, no para de maullar desamparado, está chorreando agua, y ya no le quedan fuerzas para seguir maullando....pero a nadie le importa, la gente baja, sin pararse ni un instante a socorrerlo...
Mía, se acerca, lo coge en su regazo, y con los puños de su abrigo rojo empapados, trata de secarle un poco, mientras la lluvia cae sin piedad, sobre ella, y los los escalones,....
Lo agarra, se desabrocha su abrigo , y con rapidez , lo introduce con cuidado, apoyando al animalito helado sobre el suave jersey calentito de su pecho, y sin más, pasa su abono trasporte por la máquina de la entrada, y pasa por fin al refugio cálido del metro ...
Se despoja de su mojada bufanda, con una sola mano, y con esa misma mano se seca un poco el pelo y la cara .., y se sienta jadeante en un banco del andén de Pueblo Nuevo, el gatito ya no maulla, pero su corazóncito late, y late, muy deprisa, y empieza a entrar en un humedo calor....
Mía se abre el abrigo, y unos ojitos azules, como zafiros, la miran con tristeza ....es de color clarito, y está muy delgadito, lo seca con más clinex, y decide metérselo en su bolso bandolera, que se coloca dulcemente entre sus brazos....pobrecito mío .....piensa....
Que chiquitín es!!....
Tendrá mucha hambre, el pobrecito, y necesita entrar en calor, descansar, y sentirse seguro ....
Sonriente , se introduce con su pequeño compañero en el primer metro que pasa, y no ve el momento de llegar con "Zafiro", a su casa, y darle todos los cuidados que precise,......
Fin.
Lia🌹
La liaban parda, cuando ya habíamos cenado, y casi ya era la hora de irnos a la cama...
Yo ,desde mi habitación, los oía murmurar,....
Mamá muy enfadada, llorando, pidiendo explicaciones a papá....
Y, porque no la dejas?,....decía ella.
No te das cuenta que lo único que quiere es sacarte dinero, y llevarte a su terreno ,con sexo?....
Mírame!!!,....
Respóndeme...volvía a hablar.
No tengo nada que responder, susurraba el..... Arrinconando a mamá sobre la pared ,y agarrándola de malas formas la camiseta del pijama...
Mamá se defendía, y ya alzaba la voz, ....
suéltame!!!, Me haces daño!!,.... Decía ella ,en voz alta....
No grites!!....., Respondía papá en susurros como tempestades...... y la agarraba por el cuello., fuerte ahora....
Callate!!,.... Le decía al oído,....
Sinvergüenza!!....., No te das cuenta que no dejas a tu hija mayor estudiar??....
Mala madre!!!..
Mala madre,!!!...
Caprichosa,!!!...
No,... no la voy a dejar....., gritaba el, .....Con las manos en el cuello de mama,.... Mientras ella, se deshacían en lágrimas....
Ella gana dinero, y no es una mantenida, y es mucho más inteligente que tú, porque tú eres más falsa que un duro de plástico....
Y aunque es prostituta, tú eres más puta que ella ... porque cobras, pero de otra manera, continuaba hablando él....
Por favor ....., Suplicaba mamá, no nos hagas esto ....no tienes necesidad de montar ningún Prostibulo ,con esa mujerzuela...
No te das cuenta que te está utilizando??...respondía mamá, intentando ser conciliadora....
Firmé un contrato de trabajo con ella, decía papá....
Tengo que cumplirlo.
Pero , que dices??...., si ni siquiera está registrado...,
Respondía mamá....llorando otra vez, ...eso no vale para nada!!....
Cómo has podido hacerme esto??....esque no significa nada nuestro matrimonio para ti??....volvía a hablar mamá, protegiéndose el cuello....
Tú, ya no me aportas nada, eres una vaga, no sirves para nada, todo lo haces mal, y solo das problemas y quejas.....hablaba papá...
Mis hijas, ya son mayores, y no te necesitamos para nada, ya, ....ninguno de los tres.... decía él riéndose....
Despojo humano!!....
Garrapata chupasangre!!...
No vales para nada!!...
Y, sal de mi despacho!!!......
La empujaba él....
Fuera!!!....., Me da asco verte!!!....
Y forcejeaban ambos....hasta que a empujones, mamá quedaba estampada sobre una de las paredes del pasillo....llorando ...
Y el cerraba la puerta, bruscamente ...
Acuéstate!!,..... Decía él ,desde el otro lado de la puerta, y déjanos dormir....!!!
Quiero el divorcio ya!!...
Y te quiero fuera de esta casa!!....
Las niñas, se quedan conmigo, y como bien sabes, todo es mío, puesto que lo he pagado yo, con el sudor de mi frente...mientras tú vivías como una marquesa , vagueando, sin hacer nada....Volvía a gritar el, desde el otro lado de la puerta...
Buscate un abogado!!, y ya sabes, te vas con lo puesto!!...
!!Y, como insistas ,o reclames algo,.... te meto en un siquiátrico, y a tus hijas, no las vuelves a ver, en lo que te queda de vida....!!
Me tienes harto!!!, ...Gritaba el a través de la puerta, te voy a fundir los plomos!!....Asquerosa!!...
Mamá , sangraba por la nariz, temblaba, lloraba....
No,....no me hagas esto, te lo pido por favor .....decía ella, tirada en el suelo, pegada a la puerta....
Mamá, mamá....!!!, Que te pasa?, ....De repente apareció María, mi hermana pequeña...
Estas sangrando mucho por la nariz, mira como te has puesto el pijama...Dijo María mi hermana, a mama...
Ven,!!... vamos a la habitación....
Y, levantaba a mamá del suelo, y la taponaba la nariz, con un clinex ....
Mamá, no le digas nada a papá, decía María inocentemente a mamá...ya, en la habitación...
No le hagas enfadar!...
Mira como te pones....
Tu callate, mamá,!!....
Y, no digas nada, porque si peleas con papá, te va a hechar de la casa....
Volvia a hablar María, mientras secaba las lágrimas de mama, y le taponaba la nariz ...
Mira, como te ha dejado el cuello ...decía María ,a mamá...
No regañes con el, más, mamá...!!
Me vas a hacer caso?....volvía a hablar María , mirando a mamá, con sus dulces ojos verdes, de muñeca....
Si, si hija,..... Respondía mamá, no, ....ya, no voy a protestar más,....
No te preocupes,... hija, ....tu, tranquila, ....yo me aguanto con todo,....
Pero..., por favor, abrázame muy fuerte, y quédate un ratito conmigo, no me dejes sola.....le pedía mamá, entre lágrimas a María.....
Fin.
Lia🤬
Abrázame muy fuerte, no me dejes sola, no quiero esta noche separarme de ti. Sin ti, no tiene color la primavera, sin ti, no hay música en el corazón. La soledad me asusta, solo tu sabes entenderme.
Acaríciame despacio, con dulzura, hazme sentir amada, deseada, importante. Quiero el leve tacto de tus manos al recorrer mi cuerpo, quiero sentirme mío, quiero tus besos y atenciones, quiero que esta noche dure para siempre.
Tú y yo, seres efímeros e insignificantes, superaremos cualquier obstáculo, con solo la fuerza del amor.
- ¡Que así sea!
19/08/2022Luego, la dio un besito, y ella avergonzada, bajó la mirada, mientras una discreta lágrima, se escapaba y recorría su mejilla, deslizándose lentamente por su triste rostro...
No volvería a manchar nunca más con dibujos feos ,el cuaderno de Susana,...
Desde ese momento, lo llenaría tan solo, con palabras, cálidas suaves, cariñosas y tiernas, para que los dibujos surgieran bonitos, agradables y muy vistosos, pero, tan solo en su mente...
19/08/2022En su mente... Primera etapa del reinicio. Nueva fase de reproducción y siembra en la Tierra. Nuevos Espíritus son fundados en el Mundo. Los más viejos tendrán que enseñar a los recién nacidos a desenvolverse en la Tierra. Todos, jóvenes y viejos tienen las mismas oportunidades y derechos de Salvación y de Evolución, una vez que hayan cumplido con su recorrido por el cinturón Zodiacal
19/08/2022El cinturón Zodiacal, era una de las mejores creaciones de la nueva firma de moda que acababa de salir al mercado, y habían tenido que volver a hacer nuevas réplicas, porque las primeras, se vendieron como rosquillas,.
Era un cinturón muy simple y original, cada abujerito, simbolizaba una constelación zodiacal, incluso estaban incluidas las nuevas, recientemente descubiertas...
Sobre un fondo trasparente, abujeritos dorados, rodeando al cinturón, simbolizaban a todos los signos zodiacales existentes...
Se volvió el complemento de moda más buscado, y moderno, casi como un talismán, para atraer a la buena suerte, porque varias personas que lo usaban habitualmente, inexplicablemente habían tenido "golpes de suerte", importantes, en su vida...
20/08/2022Importantes en su vida había unas cuantas cosas y, también algunos seres vivos -del tipo, familiares, amigos, mascotas y unas cuantas cosas de esas- aunque a no todas les correspondía el mismo rango en la jerárquica lista de áquel al que, por azares del destino, ahora todos conocían por el sobrenombre de pingüino-torero, espécimen autóctono al sur de las tierras medias del lado del Virreinato, que quedó al el este en la zona de Madriz con playa en la última disposición territorial del terri o torio, porque hasta las nomenclaturas también cambiaban locamente en los últimos crazytiempos.
Lo que nunca cambiaba en la casa, ni en la jerarquía de cosas del buen hacer, era el cariño para comprenderlas y compartirlas, la sensatez más irreverente, las caricias pausadas, la humildad del "rectificio" (palabra que habría que inventar, por cierto), la pausa para el diálogo, la sabiduría sanadora y, sobretodo, el gusto de, con el paso del tiempo, poder seguir reconociéndonos en las letras.
20/08/2022Reconociendonos en las letras, y en la manera de colocar las palabras, y formar de esa manera tan personal esas frases ," tan de uno," que nos identifican sin duda alguna, como nuestro genoma humano, único, personal e irrepetible...
20/08/2022—Irrepetible, esa es la palabra —dijo el penguin-torero, cerrando
de golpe el libro que acababa de devorar de una sentada. Y, en un tono quizá
demasiado alto, redundó—: ¡Irrepetible!
Los parroquianos de las mesas cercanas se volvieron a mirar,
con curiosidad, mientras se preguntaban si el tipo estaría en sus cabales. Sin
embargo, aquel personaje, satisfecho de haber descubierto en el delgado libro
que tenía en la mano algunas verdades que ahora le parecían evidentes, se
dirigió —completamente ajeno al revuelo que había causado— a la barra del bar para
pedir la cuenta.
—¿Cuánto le debo? —preguntó.
—Son 14 euros. Al
chupito invita la casa —respondió Serafín, el camarero y, a la vez, dueño del
local.
Con parsimonia, Aitor —ese era su verdadero nombre, lo de
penguin-torero es una larga historia que, en este momento, no viene al caso— sacó
la visa oro de su cartera, al tiempo que una mujer madura y de buen ver se le
acercaba por el costado izquierdo, sigilosamente, como si fuese la Ley en persona.
—Le he estado observando cómo leía y me ha asombrado su
capacidad para concentrarse en un ambiente tan bullicioso como éste —dijo ella,
con ojos de admiración.
—No tiene mérito, en realidad, es muy fácil —contestó él—, solo
es cuestión de práctica.
—¿Sí? ¿Me enseñaría cómo se hace? —contestó ella, al más
puro estilo gallego, para en un tono de súplica, añadir—: Por favor…
No quería herir su corazón, por eso procuraba mantenerse a una
distancia prudencial. Aitor sentía un gran cariño por ella, ese tipo de aprecio
que se despierta cuando dos seres tan distintos se reconocen —en las letras— como
iguales.
Por su parte, Glenda, que —con aquellos grandes ojos marrones
bañados en admiración— había irrumpido en la vida de Aitor de una forma tan
heterodoxa, enseguida absorbió todas sus palabras escritas, con la misma
facilidad con la que se hubiese bebido una pócima mágica preparada por Nancy
Downs, la ancestral hechicera.
Y, muy pronto, comenzó a acariciar el sueño de echar raíces
junto a Aitor, convencida de que era posible. Pero, se equivocaba: éste, tan
cercano en otras muchas cuestiones, se mostraba esquivo —sin que ella supiese
cuál podía ser la causa— en todo lo referente al amor,
Y así fue, hasta que, finalmente, Glenda decidió apartarse
de su lado, dejando hibernar, en un rincón olvidado, el dulce sentimiento que él
había despertado en su corazón.
Algo había despertado en su corazón, pero Mía, no decía nada, bajaba la cabeza escondiendo sus llorosos ojos, no quería tener que lidiar con preguntas molestas y dolorosas, y se alejó discretamente del grupito de dueños de perros , y de perrillos,.....
Solo su fiel perrilla la siguió, y rascando sus piernas con sus pequeñas uñitas , la miró dulcemente en el Interior de sus ojos, comprendiendo que la visión , inesperada, de aquella niñita en el grupo, la había removido por dentro, sacando a la luz, y desempolvando recuerdos, ya muy antiguos...
Esos ojos verdes azulados, tornasolados de ámbar, transparentes,.....parecidos a los que tenía, su hija menor, que llevaría clavados en su alma de por vida...
21/08/2022Fuego, tierra ,aire y agua, todo junto y a la vez....
Con estos componentes, Lia cargaba su pincel, muy concentrada, tratando de plasmar en el lienzo, todos los componentes, que para ella simbolizaban el Verano.
El fuego , era el sol, un sol naciente ardiente y caluroso, sol veraniego, lo pintaria, con amarillo anaranjado ,con un matiz rojizo.
La tierra, sería la arena de la playa , y le daría un toque con un siena clarito, con una pizca de amarillo y blanco ...,quería pintar una arena dorada...
Para el aire , usaría un azul luminoso...., lo crearía con un cyan, y un turquesa precioso , porque estamos en el Mediterráneo, con algún toque de azul añil y blanco, y, pintaría alguna nube en el horizonte, y quizás, alguna gaviota volando, atisbando el horizonte ..
Y, el agua ....agua marina, que refleja el color del cielo, y de las poseidonias de sus profundidades, usaria, un cyan, un turquesa, unos toques con un verde esmeralda, y una pizca de blanco ....para simbolizar la espuma del mar...y alguna ola ...
También añadió al paisaje ,el verde jugoso, y amarronado de algún depósito de poseidonias, esparcidas por las orillas de aquel mar.
Y a un lado de la composición, decidió pintar unas rocas..., Con siena oscuro y negro, donde rompía alguna ola, salpicando todo ,con espuma marina....,
Y, como colofón final, se la ocurrió pintar una anémona roja y preciosa ,con un rojo inglés ,con una pizca de rojo carmín, muy brillantes ....sobre una de las rocas,... que el mar había arrastrado,y posado allí.... como una amapola marina...
Y esta composición , que solo se podía ver en su mente, Lia la fue trasladando poco a poco sobre el lienzo, y la llamó " Mi lugar seguro"....
22/08/2022Seguro que las cosas se van arreglando poco a poco. Esta tarde iré a nadar a la piscina; pronto será septiembre y todo volverá a saber a septiembre. Tal vez Glenda esté allí.
Muchas páginas podrían escribirse, intentando explicar,
desde un punto de vista filosófico, lo que Aitor había sentido aquella tarde en
el Café de Serafín. Y se podría citar de forma profusa a Aristóteles, a Kant o
al mismísimo Nietzsche procurando demostrar que su sentimiento fluctuaba dentro
de los parámetros de la metafísica tradicional. Pero sería una tarea del todo inútil,
porque la vida es muy simple, probablemente mucho más simple de lo que necesitaríamos
para dormir tranquilos.
En consecuencia, sería mejor limitarse a señalar que aquella
lectura tan liviana, pero tan llena de sentido, produjo en Aitor un cambio tan
radical que resultó evidente que había marcado un antes y un después en su
trayectoria vital.
Lo que sí se podría discutir es si ese cambio
realmente fue para bien, aunque eso es algo que sólo podrá certificar, en su
debido momento, quien —entre bambalinas, oculto en las sombras— es el auténtico
juez supremo: el tiempo.
El tiempo pasó rápido y aquel año fue prolijo en lluvias suaves y constantes y en rayos de sol calentando en la estación debida y sin abrasar; la cosecha germinó y fue buena. Aitor se sintió feliz y recordó de pronto las palabras que leyera tiempo atras, aquella tarde, y que ahora parecían también empezar a germinar en su cabeza.
23/08/2022El tiempo, no solucionó nada, simplemente con su pasó, hizo que el dolor, la pena, el sufrimiento, la angustia y la tristeza ,se fueran alejando de la gran herida emocional que habían causado en ella, y que tendría de por vida.
Cada cual permaneció en su postura inicial, no se movió ni un ápice de ella, y el tiempo fue pasando, enquistando cada vez más la situación.
Ella, decidió vivir su vida de la mejor manera posible que pudo y supo, se vistió de olvido, y se fabricó sola, una vida nueva,... entendiendo que los lazos de sangre, no sirven para nada, ante personas que nacen con carencia de sentimientos, humanidad y empatía, y que solo les duele lo referente a su persona, y a sus intereses.
Creo que se les llama "Sicopatas", porque además, disfrutan con el sufrimiento ajeno, se creen superiores al resto de los mortales, y los desprecian, apagando su luz, para brillar ellos más, cueste lo que cueste, caiga, quien caiga...., porque carecen de escrúpulos, moralidad, sentimientos, humanidad, empatía y conciencia...
A ella, le costó mucho tiempo, colocar todo esto en su mente, entenderlo, y sobretodo asumirlo, pero no sé puede tapar el sol, con un dedo.....
Aunque, los "Sicopatas", sean sangre de tu sangre, los hayas dado la vida, y lleven parte de tus genes ...
Fin .
23/08/2022Sobre el cucurucho de las palomitas, que habían abandonado despreocupadamente
en el centro de la cama, estaban tendidos los amantes, desnudos, contemplándose.
—Tusgenesfin, ¿puedo hacerte una pregunta muy personal?
—dijo ella, mientras le miraba fijamente a los ojos, aunque, de vez en cuando,
su mirada se dirigía a la parte erecta de su partenaire.
—Por supuesto — respondió él, acariciándole suavemente uno
de sus senos.
—¿Seguro?
—Claro. Estos momentos de intimidad son para eso, ¿no? Así
que, dispara.
—Tus padres no te querían, ¿verdad? —dijo ella,
tímidamente, como si le costase formular la pregunta, pero, al mismo tiempo,
tuviese una necesidad imperiosa de hacerlo.
Él se agitó en la cama y puso cara de no comprender. Al
fin, dijo:
—¿Por qué dices eso?
—A ver, cari, para ponerte de nombre Tusgenesfin hay que
tener más estómago que una vaca frisona… —explicó ella, extendiendo las palmas
de las manos.
—Pues la verdad es que no lo había pensado —respondió él. Y
tras una breve pausa, retomó la iniciativa y dijo—: Pero bueno, déjate de
bobadas y vamos al lío que me muero de ganas. Y estate por la faena,
Cállateporfavor.
Lia saco la bolsita de seda de su mesilla, donde guardaba aquella lencería tan incitadora, y romántica ,que nunca supo cuando estrenar....
La extendió sobre la colcha de raso de su cama , y la contempló ensimismada, era blanca, su color preferido y toda ella de encaje ...
El complemento perfecto para su original vestido de novia desmontable....Blanco también....
En tan solo unas horas, se celebraría, cuento el sol, se pusiera , su boda, a orillas del mar Mediterráneo, en una rápida y discreta ceremonia....
Su sencillo anillo de pedida, con un diminuto brillante coronaba su mano izquierda, y ahora esperaba adornar la otra mano, con la alianza de los esponsales...
Rituales, que eran símbolos, de un amor real y sincero....
Ojalá está segunda vez, fuera ya, la definitiva, porque otro golpe intenso, su corazón, remendado infinitas veces, ya, no sería capaz de soportarlo....
24/08/2022—¿Terminar en eco? Ufff, Susana, por dios, no me gusta esa
expresión. Aunque, bien mirado, tampoco pasa nada, la empiezo como yo quiera y
ya está. Por ejemplo, puedo empezar: “Aitor consiguió terminar en eco, en el
eco de la noche rojigualda del trópico de Cáncer”.
—Ya, Francisco, pero es que eso no vale. Una de las pocas
reglas que existen es que debes empezar tu post con las palabras finales del anterior.
Puedes coger lo que quieras: solo “eco”, “en eco”, “terminar en eco” o “Amamos
terminar en eco” o incluso más atrás.
—No sé, es que no quiero, lo yo escribí quedaba muy bien.
—Ya, Francisco, pero, a ver, dime, ¿dónde ha escrito el/la
anterior “Aitor consiguió”?
—En ningún sitio, eso es cosa mía.
—Pues, entonces… Anda, ajústate a comenzar el texto con las
últimas palabras del anterior, y no te inventes cosas y verás como todo fluye.
—Vale, María, vale.
—Y, de paso, procura escribir cosas con las que pueda
disfrutar tu público, que, a lo mejor, ya están un poquito hartos de Aitor…
Ya están un poquito hartos de Aitor, le dijo Pucho a David poco antes de empezar el ensayo.
- ¿Quienes? ¿Y eso, por qué?- pregunto David a sabiendas de que Pucho -como en general todos los vocalistas- tenían un ego un poco mayor que el resto y siempre había que andar dorándoles un poco la píldora para que se sintieran la reina del baile en todo momento.
- Pues creo que todos en general y, porque en lugar de estar pendiente de la acústica, está siempre leyendo el libro ese que se encontró en que maldita hora en el bar aquel y, deberíamos darle boleto ya mismo- ajustició con un poquito de reverb, cosa que no podía evitar hacer casi nunca cuando la conversación le resultaba incómoda-.
- Entonces, ¿quieres que le echemos o quieres que le quitemos el libro?- preguntó David a Pucho aun a sabiendas de lo que se le venía encima.
- ¡Ya salió Manolo el del Bombo a la palestra! ¡No tengo respuesta, no es tan fácil, me faltan las palabras! ¡Solo soy un genio!
- ¿Quieres que llamemos al apuntador?- preguntó David, sabiendo cual sería la respuesta de Pucho.
- Pues claro, ya estas tardando- musitó.
Entonces, David a voz grito llamó a Aitor -que seguía leyendo ese magnífico libro- para que viniera lo antes posible:
- ¡Apuntador, dele la voz! ¡Dele la voz apuntador, dele la voz, apuntador, dele la voz, la voz, la voz!
24/08/2022La voz, la voz!!...
Esa voz susurrante y amenazante en sus oídos, esa voz invisible a los ojos, y oídos de todo el mundo ...
Mía, tiene pesadillas muy fuertes, aún hoy, y alza los brazos y patalea, e intenta gritar , pero no le sale la voz....pelea en sueños, forcejea, llora, balbucea ...
Tirita, solloza... no puede respirar..
Cuando tiene estos sueños terribles, la despertamos, la calmamos, la abrazamos...la aseguramos que todo está bien, que "su individuo particular", no está allí ...
Pero ella sigue temblando....le cuesta salir de esa pesadilla, y nos dice, que miremos en la habitación contigua a la suya, por si se hubiera escondido allí ....
Después, cuando vuelve a la realidad, siempre nos dice, que tiene miedo....
Miedo a que?....
La preguntamos todos??...
Pero ella, siempre contesta lo mismo,.... no lo se ....
Fue tan real ese mal sueño ....
Me gritaba susurrandome al oído, me insultaba, me amenazaba....me daba puñetazos en la tripa, patadas en las piernas, me acorralada, y no podía escapar, y sus ojos se volvían negros...me sujetaba la cabeza, e intentaba ahogarme....no era él...no era él ...
No sé quién era, pero a "ese demonio", yo, no le conocía ...
Me quería matar....afirma, ella, contundentemente, a miles de kilómetros en su mente , de allí...rememorando el pasado.
Por eso tengo miedo, termina diciendo....
Nosotros nos quedamos mudos, sin voz, cada uno en su mundo pensando.....
Si, estuvo muy cerca de matarla, llegamos finalmente todos, a pensar, esa es la conclusión final a la que llegamos,... aunque nadie se atreve a verbalizarlo...
Mientras tanto, la vida va pasando....
Nos fuimos de vinos, tomamos el ferri desde Cádiz , hasta El puerto de Santa María, y al llegar al pequeño pueblo blanco, aparte del sol de justicia que nos saludo, vimos que todas las calles estaban llenas de bodegas, para degustar vinos de Jerez...
Interesante, pensé yo, pese a no beber ni una gota de alcohol, porque en verdad, me sabe asqueroso, y no me gusta nada....
Empezamos metiéndonos en "las bodegas de Obsborne", allí preguntamos, interesando nos por realizar una degustación, o cata de vinos, y nos dijeron que hasta la tarde,ese día, no había plazas disponibles ...
Uff!!, Muy tarde, pensamos, porque queríamos volver a Cádiz en el ferri de las tres de la tarde, como mucho...., pero bueno, el local era precioso, y estuvimos viendo el ambiente,....
Vendían vinos carísimos de añadas prehistóricas ...
Copas de un cristal trasparente...y toda la parafernalia que rodea al mundo del vino....
Todo en un ambiente de lujo, muy fresquito....
Yo me tomé un café con leche calentito y unos frutos secos....y Alfonso, mi acompañante, empezó con su ritual de cervezas del día....
Estaba todo decorado en función del vino, y yo robe una bolsita de triskis, que había quedado olvidada en una degustación anterior..., se estaba fresquito, y olía a vino, todo en un ambiente elegante y refinado.
Nos indicaron que en la bodega de la calle contigua, quizás, habría alguna vacante, para poder hacer una degustación de vinos a lo largo de la mañana....aunque era una bodega familiar, y mucho más pequeña, sin tanto abolengo ....
En fin, pensamos, vamos a preguntar.....
Y encontramos el sitio,..... Nada que ver con la bodega que acabamos de visitar ....era como pasar del caviar ruso, al chorizo de pueblo ....
Allí todo era muchísimo más sencillo, pero quizás más real, nos recibieron invitándonos a una especie de moscatel, que nosotros mismos nos servimos abriendo un pequeño barril, que tenían en la entrada....
Estaba rico, Ami todo lo que esté dulce....me gusta....
Después , me dijeron que no era un moscatel, era un vino de jerez joven....
En esta bodega si hicimos la degustación, porque dos personas habían fallado, y ocupamos su lugar, y no hubo restaurantes de lujo, aquí todo era austero,sencillo y de pueblo....
Empezamos visitando las bodegas, con las grandes barricas de madera de chopo de Galicia.....según nos dijeron...
Olía a vino y a moho, hacía calor....y era enorme,.
Las barricas se apiñaban en hileras interminables, algunas tenían inscripciones de años , otras inscripciones horientales, esto nos llamó mucho la atención, por lo visto tenían clientes chinos, y japoneses, nos dijeron....
Allí nos explicaron por encima, como fermentaban los zumos, incluso vimos como se disponía el vino en una barrica, llegando a ver el moho que se forma...., y que es lo que les hace fermentar. ...y las capas de vino que se van formando....
Los vinos de Jerez, son dorados, tirando a color siena, o marrón....más claros, más oscuros.....
Nada de colores rojos, o burdeos, eso me sorprendió.... porque yo esperaba encontrar vinos tintos, rosados y blancos....
Pero no....aquí pasaban del color ambarino claro......a un siena oscuro .....
Probamos ocho vinos.....
Yo di, un pequeño sorbo, y las cuatro primeras copas.....estaban muy fuertes, muy secas, te dejaban la boca ardiendo....y con sabor a madera....menos mal, que entre copa y copa nos pusieron frutos secos, jamón y queso...., decían que para refrescar el paladar.. .
A partir de la quinta copa, todo cambio....el vino era dulce ...seguía siendo seco, pero al menos estaba dulce ...ese vino por lo visto era muy caro, una botella de un litro, costaba mil y pico euros....y había surgido por un accidente en una de las barricas .....
Los tres restantes que quedaban , estaban buenos, mejores para mi gusto, cada vez eran más dulces....y con el queso, el jamón, el pan y los frutos secos se probaban muy bien ....
En fin,.... la experiencia acabo, sobre las seis de la tarde, con Alfonso , piripi....bebiendo vino y cerveza, que iva alternando....
Y yo, más enfadada que una manada de mandriles....
Tomando Aquarius ,Nestis, agua a barriles, y batidos de chocolate ......
En fin....toda una experiencia alcohólica....
25/08/2022
¿Volvería a vivir una experiencia alcohólica como aquella? De
ninguna manera estaba dispuesto a repetirlo, pues aquella borrachera había sido
devastadora.
Aunque quiero decir en mi descargo que os juro, ante el
minúsculo agujero que sirve de tumba a mi canario Jacinto —el único animal al
que he querido más que a cualquier ser humano—, que soy consciente de que esta
pesadilla sólo pude soportarla gracias a los litros de alcohol que corrieron
por mis venas, mientras —tirado en un rincón, con el aliento apestando a vaca
frisona— en mi cerebro adormecido apenas sí había sitio para un par de refranes,
que vienen muy al caso; el ya mentado “lo bueno, si breve, dos veces bueno” y aquel
que sentencia que “no hay peor sordo que el que no quiere oír”.
No quiere oír lo que le están diciendo. Tinel prefiere no saber. No le interesa lo más mínimo como es Flora cuando no está con él. No quiere conocer sus excesos, sus extravíos, sus torpezas. Solo quieres saber de la mujer que le acompaña en algunas de sus noches y a veces en sus días, la que despierta su mente y sus sentidos, la que le da su parte amable, su cuerpo generoso y sus pasión asalvajada.
25/08/2022Pasión asalvajada era un concepto
borrado de su diccionario mental. Hacía ya diez años que había ingresado en
este convento de las Hermanas Arrepentidas con Sandalias y Sabañones y había
dejado atrás su vida disipada. Muy lejos quedó, efectivamente, un pasado de
polvos y lodos y ahora se dedicaba con fruición mística al ora, labora et
devora. Esto último la reconcomía (y nunca mejor dicho) ya que había cogido
unos quilitos que le constaba soltar pese a que subía al campanario varias
veces al día y hacía ejercicios de mancuernas con un San Pancracio de tamaño
poco convencional. La culpa la tenía la decisión de la Madre Superiora, Sor
Renault 5, de que dedicara las tardes a la repostería. Su especialidad eran los
pezoncillos de novicia con aureola de frambuesa y la tarta de "licorcafé".
Y, claro, para aprobar ... primero tenía que probar, y vaya si se recreaba en
la degustación ... Hoy precisamente le estaban dando el día unas bascas,
producto del atracón de los dichosos pastelitos, cuando le avisaron que tenía que
ir a recibir al capellán castrado de la Diócesis de Badajoz-Parla para fijar
una conferencia en el cenobio, fundamentalmente acerca de si el purgatorio es
un sitio qué tiene aire acondicionado o ventiladores y paipais. Y, ¡Ay, Santa Bernarda
de los placeres inconfensables a medias y las causas encontradas!, fue verle en
la Sala Capitular y se le despertó una fuerte erección en la crica (si es que
se puede utilizar esta figura retóricamente en el caso que nos ocupa , les
ruego que disculpen mi ignorancia supina sobre la anatomía femenina). Y
volvieron las pasiones asalvajadas, ya lo creo que volvieron, desconozco si a
su pesar o no.
A su pesar, o no ...Clara siempre tenía presentes determinadas fechas en su mente....y con ellas, por supuesto, las ausencias tan brutales que sufría, ya, desde hacía algunos años....
A veces, no decía nada a las personas que la rodeaban, para que??,....
Ni sus seres queridos, la querían hacer, recordar ciertas fechas ....
Otras,.... lloraba desconsoladamente en soledad, hasta que se le pasaba poco a poco la pena... dando paso a la aceptación de estas ausencias.
Y a veces, se autoconsolaba marchandose a la floristería, y fabricandose un ramo de lindas y vistosas flores , a su gusto.....que después en su casa colocaba en el salón, bien a la vista.
A veces seis, a veces siete flores....
Más o menos, los años que hacia que no veía, ni a su madre, ni a sus dos hijas, porque las tres, se fueron prácticamente al mismo tiempo.
Su mamá, para siempre ...ahora está ya, descansando en el cielo, feliz, sin más sufrimiento....
Y sus hijas, también para siempre, pero estas, aunque estaban muertas, para ella, estaban vivas, para el resto de los mortales que no fuera ella ...
Esto dolía, que partía el alma.
Pero era muy difícil no recordar el día en el que vinieron al mundo sus hijas, o fechas significativas en sus vidas....
A escondidas ,sufría el día de la madre .....o el del padre .....
El día de noche buena, y navidad, o noche vieja y año nuevo ....o Los reyes....
Y ausente de la vida, y escondiéndose de todo, y de todos, recordaba el día de su propio cumpleaños, donde en muy raras ocasiones, alguien recordaba felicitarla ....sin decir nada a nadie, lo pasaba contemplando su silencioso móvil, con la esperanza de, que, por una vez, alguna personita se acordará de la persona que la dio la vida...
....eran flores sencillas, pero grandes y con lindos y vistosos colores, aquellos que quizás le faltaban en su solitaria y anodina vida....
25/08/2022En su solitaria y anodina vida, Lizzy se ahogaba. Apenas sí
intercambiaba —y muy de vez en cuando— algunas frases inconexas con sus vecinos.
Su rutina consistía en pasar el día en silencio, un silencio que tan solo se rompía
a la caída de la tarde, cuando encendía el viejo televisor en blanco y negro,
cuya imagen iba y venía, pero que al que nunca se le iba el sonido.
En realidad, Lizzy vivía incomunicada del mundo, en parte
por decisión propia. Su dolor y frustración circulaban libremente por todos los
rincones de su cuerpo, mientras sostenía una lucha —aparentemente condenada al
fracaso— por no perder la cordura.
Pero ese 21 de marzo, día en el que comenzaba la primavera,
saltándose su ancestral rutina, decidió dar un paseo por el barrio, con la
intención de saludar a todo aquél que se cruzase en su camino. Por fin, iba a poner
en práctica el consejo que su último psiquiatra —a cuya consulta hacía ya más
de un año que no acudía— le había dado: solo tenía que cambiar una pauta en su
comportamiento y era muy probable que su trastorno obsesivo compulsivo tendiese
a mejorar rápidamente.
Su trastorno obsesivo compulsivo, lejos de mejorar, quizás empeoró aún más, en los últimos tiempos.
Pero David, no le daba la importancia que su enfermedad requería, y mientras no tomara la medicación pautada por su siquiatra, no mejoraría, por mucho que lo intentará,...y sobretodo fuera consciente y aceptará que tenía esa enfermedad .
Cosas que nunca había logrado aceptar.
Cuando hablaba con el durante horas, y lograba , hacerle ver, que precisaba ayuda, él no lo veía, decía que exageraba, y que la rara, era yo ....
Mientras tanto, se inflaba a cervezas, porque decía que así se empoderaba, se le quitaba el miedo, y la timidez, y era mucho más alegre y comunicativo....
Nada más lejos de eso, le decía yo, una y mil veces ....
No te das cuenta que haces el ridículo, no paras de decir tonterías, y de hacerlas??....
Vas dando bandazos por las calles, agarrado a tu salvavidas eternamente, tu lata de cerveza....así ,hasta que acabas el día a las tantas,.... quedándote dormido en cualquier rincón de la ciudad, tirado, sucio, oliendo a alcohol...., o con suerte,.... logras llegar a tu casa,....
Duermes hasta el mediodía o más.....te despiertas, y no recuerdas nada de lo que pasó el día anterior....
Mientras tanto tus obsesiones siguen, no paras de sonarte la nariz infinitas veces, haciendo un ruido ridículo, .....que provoca la sonrisa de quienes estén cerca de ti, te atas y desatas tus deportivas mil veces, y siempre, siempre te vistes exactamente igual....y con las gafas, uff!!, Las vas a desgastar de tanto limpiarlas....
Tu ropa está repetida, vieja y muy gastada.....
Y, la vas esparciendo por toda la casa, poco a poco, mientras te diriges a la ducha, donde también tienes tú ritual, pues solo te mojas los pies, y te los enjabonas hasta hacerte heridas, después, te pasas el chorro de la ducha, por todo el cuerpo, pero sin una gota de jabón.....esas son tus duchas ....si se le pueden llamar así ....
Tu toalla se deshace literalmente, y está negra, porque no permites que se lave y que nadie la toque....y solo puedes usar esa toalla roñosa....
Al día siguiente tu empleada de hogar, va recogiendo ropa tirada por toda la casa, latas de cerveza olvidadas en cualquier rincón de la casa, y te hace la cama, que tú, sin miramientos deshaces de un plumazo y tiras al suelo....
Te mete la ropa en la lavadora, y la deja secar al aire, porque no permites ni secadora ni plancha...
Pero tu vida es normal afirmas....
Tú día a día ,consiste en mirar el estado de tus cuentas, y ver lo que has gastado y ahorrado,, y en beber cerveza, hasta que llega la madrugada, no comes, solo las tapas, que te ponen si te sientas a beber cerveza en algún barucho.
Andas, compulsivamente kms y kms,...agarrado siempre a tu salvavidas....
Apenas tienes ya, amigos/as, te prejubilaron por tu adicción al alcohol , y ya, ni siquiera escribes.... porque dices que no es rentable el esfuerzo empleado, si después no quieren publicarte.....
Y me da mucha alegría y nostalgia a la vez, cuando veo, que algún exalumno tuyo te saluda, y te trata con respeto y admiración....
Tu, ni lo recuerdas.....y te sientes raro.....y una lágrima se escapa a través de tus gafas orgánicas, que limpias obsesivamente una y otra vez ....
Lentamente, sentado en su hamaca, veía pasar los últimos días de agosto y el olor a cloro, sal y crema bronceadora despertaba de nuevo, sin que él lo quisiera, su alma juvenil y concupiscente.
26/08/2022Su alma juvenil y concupiscente dejó una huella indeleble
en muchas doncellas del reino, al tiempo que su valor y pericia le consagraban como
el mejor de los caballeros de la Mesa Redonda que crease el legendario rey
Arturo. Pero un día desapareció, sin dejar rastro.
Sin embargo, por las malolientes tabernas de Camelot, corren
rumores que afirman que, en las brillantes noches de plenilunio, puede verse en
el horizonte —recortada contra la erosionada colina que circunda la ciudad— la
figura errante de Sir Lancelot quien, blandiendo gallardamente a Arondight, vuelve
una vez más hacia su lugar más querido, aquel que fue, a un tiempo, su hogar y
su prisión.
Aquel que fue,a un tiempo, su hogar y su prisión, situado a las afueras de Madrid, permanece , ese caserón imperturbable, y con sus habitaciones solitarias y calladas,de un tiempo callado, que ya fue, siendo el testigo mudo de unos hechos injustos, crueles y hasta pendencieros, que a nadie importan ya, y cuyas secuelas, a quien vivió aquel horror, le perdurarán de por vida.
Mientras tanto, la vida pasa, como si nada, como siempre....
26/08/2022Nada como un buen chapuzón para sentirse otra vez fresco y
en plena forma.
Ya hacía algún tiempo que Aitor había comenzado a cambiar
sus costumbres. Ahora iba a la playa a primera hora —cada vez más temprano—
para aprovechar que el agua aún no se había calentado demasiado. Eran las consecuencias
del cambio climático, que afectaban de lleno a aquel paradisíaco rincón del
Mediterráneo.
Salió del agua, miró la hora en su reloj acuático y se
vistió apresuradamente. Pensó que aún tenía tiempo de comprar unos churros y
volver al apartamento antes de que Glenda se hubiese levantado.
Su previsión fue exacta. Cuando entró en la habitación pudo
observar que ella acababa de iniciar el ritual previo a levantarse. Salió del
dormitorio y encendió el altavoz inalámbrico y lo conectó a su móvil. Comenzó a
sonar en él una vieja canción de Aute. No era una canción cualquiera, era su
canción. De pronto, oyó una voz, aún un poco ronca, que le llamó:
—¡Aitor!
Aitor se acercó a la cabecera de la cama y, con una sonrisa
en los labios —mirándola directamente a sus preciosos ojos azules—, contestó:
—Dime, mi amor.
Glenda no contestó. Por toda respuesta, se quitó el camisón,
lo miró con ojos concupiscentes y le hizo una señal con su mano derecha,
indicándole que se tendiese junto a ella. Obediente, él cumplió su deseo y,
cuando estuvieron juntos, Glenda se abrazó a él y le dijo:
—Perdóname, ayer estaba muy cansada. Pero voy a compensarte…
En ese momento, en el reproductor, se escuchó la
melancólica voz de Aute, que decía: “date prisa, que ya son las cuatro y diez”
Unas cervezas fresquitas, mezcladas con gaseosa, eso decidió soledad tomar, mientras de trasfondo, energía, juventud, belleza y niñez, chapoteaban alegremente, en aquella piscina de los suburbios de Madrid, a la hora punta, del último domingo del mes de agosto, mientras cada uno, se olvidaba por unos momentos de la realidad del día siguiente..., lunes, pero todavía del mes de agosto.
27/08/2022Los Cuadros de los nobles predecesores del recién desposado ,estaban colocados formalmente alrededor de la suite, donde estaba el Tálamo Nupcial, rodeado de encajes blancos de guipur, pegados a unas sábanas más blancas que la nieve,.. sobre los almohadones , donde descansaría las cabezas de los recién casados, mil pétalos de rosas rojas, daban una no
28/08/2022Como (y no cualquier cosa, sino las más exquisitas delicatessem
que es posible conseguir) si de un tro-feo (es necesario conformarse con ellos,
porque tro-guapos no dan) ganado (lanar, ovino y bovino, incluida Sebastiana,
la vaca frisona que enamoró a Paco el del Tío Valerio, aquel berciano que llegó
a ser uno de los discípulos más fieles de Bovinin, el antagonista de Bakunin)
se tratara (o tratase, que tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando), aquel
hombre caminaba despacio por calles estrechas —unas callejuelas llenas de
encanto que habían logrado retener en sus piedras centenarias el sabor de la
oscura época medieval..— levantando la frente, una frente cuyo interior llevaba
ocupado —justo encima de su mirada perdida— por una sola frase que lo llenaba
todo, que se repetía como un mantra y que, a fuerza de ser trending topic un día
sí y otro también, terminaría por hacerse legandaria (“no hay peor sordo que el
que no quiere oír”).
Horas más tarde, una risa larga y sonora rasgó el silencio
de la noche y retumbó contra las vetustas murallas, evidenciando que, definitivamente,
aquel hombre acababa de perder el juicio (y sin abogado defensor).
Y lo consiguieron...vaya si lo consiguieron...
Querían deshacerse de ella a toda costa, porque ya no era necesaria, ni útil para sus vidas, y aparte de desentenderse de ella...,poco les importó ,si la dejaban enferma, desvalida, pérdida, deshubicada.....
De un plumazo, ya no formaba parte de su familia, la hecharon de la casa, la olvidaron, y la borraron de sus vidas, condenandola al aislamiento más desgarrador que pueda existir, y a la indiferencia más absoluta...
Privandola de cualquier tipo de comunicación, afecto, sentimiento de humanidad ni empatía por su parte.
Matándola de dolor y ausencias, y condenandola al olvido en vida.
Desconozco si estás personas tienen conciencia o no, pero lo que hicieron con esa mujer, simplemente, no tiene nombre..., explicación si,... "Malignidad", se llama ...
28/08/2022Por mí, que les follara un pez a ambos, menuda parejita de reptiles, son repugnantes, tal para cuál, pensé....
Dos especímenes ,dignos de estudio, para especialistas en sicopatias, narcisismos ególatrias, maltratos, y seres humanos ,carentes de sentimientos , sensibilidad , conciencia o remordimientos.
Lo más doloroso fue ver, como entre los dos, llevaban a rastras a la hija pequeña del reptil, mientras la niña se deshacía en lágrimas.....y saltaba a la vista que no quería estar allí.
Y la reptila,de profesión prostituta, y ahora, mantenida, y amante del reptil, la agarraba de un brazo, y la daba clinex para que se secara las lágrimas.....mientras el reptil, que es su padre, la agarraba del otro...forzándola a avanzar, sí, o sí...
La llevaban a testificar a la fuerza, en contra de su madre.
Lo peor de todo, es que la madre lo observaba todo anónimamente....y no podía hacer nada más, que morderse la lengua, y aguantar las lágrimas....
Víctima del insomnio, la noche de agosto se rompía en pedazos alargados que flotaban (Lorca in memoriam) sobre la superficie de la piscina, en calma ahora y en silencio, de la urbanización. Sólo un gato enamorado que no conseguía localizar desde mi ventana compartía conmigo luna y asfalto.
29/08/2022¿Amistad falsa? ¿Amor de contrabando? ¿Confianza
traicionada? Quizá, un poco de todo. Lo cierto es que Ninette acabó convertida
en víctima, aunque no paró de negarlo hasta que ya no pudo más y se rindió a la
evidencia. Fue así como comenzó su sufrimiento que, con el tiempo, acabaría desembocando
en una tragedia de grandes dimensiones.
Ninette llevaba demasiado tiempo obsesionada con aquello.
Había repudiado la vida. En su mente, no cabía más pensamiento que gritar al
mundo lo que le había ocurrido. Su corazón, como una esponja, se fue llenando de
odio, de rabia, de impotencia. Y lloró de forma incansable, hasta que se le
secaron las lágrimas. Vivía maldiciendo a aquella fulana que le había
arrebatado a su hombre y a la carne de su carne, llevándose con ella su
felicidad. Su alma herida perdió la capacidad de conectar con los demás, de
empatizar con ellos; ya no los veía como antes, sino como enemigos.
¿Qué le habían hecho aquellos seres monstruosos?
Un hombre que los observaba se hacía preguntas: ¿quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy? Y, sólo por esas tres preguntas tan vulgares, lo llamaron filósofo.
29/08/2022Se hacía preguntas....
-Porque hay tanta envidia y falta de humanidad y empatía en el mundo??...
-Porque algunas personas disfrutan humillando a otras??...
-Porque intentar apagar la luz de alguien ,que ni conoces, ni te ha hecho nada??...
-Porque esos aires de superioridad??...
-Porque ese sentido de exclusividad, cuando un espacio, se supone que es libre y público??...
-Porque ese ensañamiento, ridiculizando a una persona, para intentar hecharla del post??...
-Porque ese rechazo sistemático a otros relatos, diferentes a los tuyos?...
Te crees muy simpático y muy inteligente, pero te estás descubriendo como una persona insegura, envidiosa, y con un sentido de inferioridad, que enmascaras, ofendiendo a las personas que consideras más débiles, yo lo consultaría con un especialista en salud mental.
No ofende quien quiere, sino quien tiene el poder de hacerlo, y tú, para mí persona, eres la NADA.
29/08/2022
La nada es preferible al infinito reiterativo y acaparador. El silencio al cansinismo.
29/08/2022El silencio al cansinismo, es preferible ,cuando se defiende lo indefendible, y se protege a narcisistas y ególatras de pacotilla.
29/08/2022Sigue escribiendo...,
Mientras me escondes en los bolsillos de tus pantalones, cerca, muy cerca de tu miembro, y piensame en cada paso que des.
Atame a tus gemelos de oro rosa, moviéndome tranquilamente al compás de tus manos, cerca de tus lindos dedos, ahí, donde pueda observarte ampliamente.
Déjame jugar con esa gotita de sudor , que se desliza sobre el centro de tu ancha espalda, y , déjame llegar al borde de tus duros glúteos, donde me esparcire juguetona, disfrutando de tu aroma, y de tu anatomía.
Mírame , mientras te beso los muslos y paseo mi boca por tu miembro, entre lamentos y humedad, perdida en besos de pasión.
Robame hasta el aliento, y lléname la boca de tu ser...
29/08/2022Me encanta leerlos, cuando las ventanas de mi alma están abiertas, y mi mente es como una cajita llena de ideas que desprende una luz resplandeciente, y preciosa, y tengo el estado de ánimo preciso para volver a reescribirme, subrayarme, agregarme páginas, arrancar otras, y dejar otras en blanco...
Dibujo sonrisas, y dejó fluir también algunas lágrimas curativas, y muestro mi mundo de sensaciones y sentimientos al desnudo.
29/08/2022Desnudo desnudé mi alma ante el espejo ingrávido y recordé aquellos
versos insuperables de Gabriel Celaya hasta que, puesto en su piel, yo también
maldije la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que,
lavándose las manos, se desentienden y evaden. Y maldije cien veces la poesía
de quien no toma partido, partido hasta mancharse.
Y, finalmente, homenajeando unas sabias palabras recientemente
escuchadas —de hecho, mi única pretensión es asentir y convertirme en su eco—,
afirmo sin dudar que prefiero mil veces la nada al infinito reiterativo y acaparador.
Alea iacta est.
Alea iacta est.
(La suerte está hechada)....
"El escribía poemas, y ella, sin conocerle, los leía, y en su mente él le atusaba la cabeza, agitando su piel desnuda..."
"Ella se bañaba en sus palabras, y con cada letra, la acariciaba el alma, y aunque no se conocían, lo que él le escribía, ella lo sentía, como si el papel fuera su piel, y su pluma, dulces dedos, que la regalaban caricias tiernas, que consolaban su alma Rota..."
29/08/2022"Lo demás estaba demás, porque ella tenía el Arcoiris en sus bellos ojos, y con solo mirarme, pintaba de colores mi vida, habitaba mi corazón, impregnando de encanto la realidad de mi vida, estimulando todos mis sentidos"...
"Oblivione delebitur caritas"...
30/08/2022"Oblivione delebitur caritas", escribió la maestra en el encerado, yo en ese momento pensé: "¿chica, qué dices?".
Ella levantó la mirada buscando un voluntario para proceder a la traducción y, todos nos miramos con el estupor propio de nuestra edad (al fin y al cabo seguimos siendo unos chavales) y, eso que el profesor anterior, no hacía mucho, nos había dejado con la boca abierta con solo una frase; esa del infinitas repetita versus la nothing, y nos había devuelto las ansias por volver a sentirnos adultos y leer algunos versos de Bukowski de inmediato o ipso facto. según fueramos más látinos o más latiners...
Pero el silencio sepulcral del aula se rompió y me tocó a mí, mala suerte. La profesora me hizo un gesto para salir a la palestra y no me quedó otra.
- A ver, Quintín, ¿qué le sugiere esta frase?- preguntó la profesora a sabiendas de qué yo era su alumno más aplicado- "Oblivione delebitur caritas".
Pues, está claro:
- ¡Saoko, papi, Saoko!
(Al parecer los que somos un poco gamberros siempre confundimos latino con latín... pero es que si eres la pámpara nadie te puede parar.)
Toda la clase se levantó y nos fuimos a bailar, la profesora también se vino con nosotros porque era demasiado divertido como para volver a ponerse seria y dejar pasar la oportunidad y, según cuentan las malas lenguas, se lo pasó genial con nosotros.
30/08/2022"Vuestra defensa a ultranza, puede tener consecuencias funestas para mi, eso dice siempre mi abogado, pero, el no entiende, que es complicado olvidar a quien hábito en tu vientre durante 8/9 meses, se nutrió a través de tu sangre , le diste la vida, lo cuidaste, cuando apenas era un muñeco, y lo has querido, pese a todo,...y lo sigues queriendo y añorando, aunque ,por circunstancias, sea eternamente en la distancia, así, hasta el día de tú muerte, aunque esa persona, te "ignore", porque a veces las verdades son duras de escuchar y de asumir, y lo más cómodo sea esconder la cabeza debajo de la tierra, y dejar que corra el tiempo, como hacen los avestruces".
"Yo, temo el momento de desconsuelo y pena infinita, cuando esas personitas, habrán los ojos, y se den cuenta de lo que le han hecho al ser ,que un día les dió la vida,".
"Semper amaré"....
31/08/2022Semper amare, me espetó y yo, blandiendo un espetec de Casa Tarradellas, le respondí con desprecio: vade retro, Satanasa.
31/08/2022-Ya bien entrado el siglo XXI, he decidido comprarme on líne, unas maravillosas gafas de realidad virtual, y tras colocarlas sobre mis ojos ,de repente Leo :
-" Vives para trabajar y consumir"....Pues es cierto pienso..
-" Tienes un estilo de vida vacío, porque perdiste los valores y el sentido de la vida"...Vaya, puede ser, me digo...
-" Estas aleccionado para no destacar ,y vivir oculto ,entre la masa de la multitud"...pues lleva razón, vuelvo a decirme...
-" Eres un eslabón más en la producción de bienes y servicios, pero solo, no sirves para nada," ...Cierto, pienso....
-" Te muestran el sufrimiento humano que les interesa, y como les interesa, con el fin de sacar con ello, beneficio de tu persona" ...
-" Te muestran el deterioro del planeta, y del porvenir de la especie humana, pero mientras tanto la vida sigue a su ritmo"....
-" Vives Deshumanizado"...
!!!Uff!!!.....!!!! Demasiado realismo!!!...
Mejor, me quedo con el mundo real, pienso....
"Gaudeamus"
01/09/2022"Gaudeamus igitur", cantaba el coro como preludio del inicio del curso académico de 199...que estabamos a punto de comenzar. Sobre la brevedad de la vida, - me explicó alguien-.
Los niños la rescataron esta mañana de la piscina tras varios intentos (no se dejaba). -Tarentola mauritanica, pensé. Una salamanquesa les dije-. La dejamos un rato al sol; no se movía. Sólo su pecho verde pálido buscaba a golpes y a sorbitos el aire perdido. Corazón, pulmones. Frío y miedo, y unos ojos muy pequeños como negras cabezas de alfiler.
02/09/2022"En el azul del estanque de tú alma, yo me perdía, contando el número de tus pestañas, y observando tú forma de mirar...
Y nadaba , en el azul turquesa de tus ojos inolvidables, mirándote así, en silencio, diciéndote todo, pero sin decirte nada"...
"Pulchra Anima"...
02/09/2022Anima la mañana de el lunes la lectura a deshora y el encuentro inesperado de una palabra nueva: "hontanar" y yo, que si ante todo y/o después de todo soy ignorante y caminante, busco en el diccionario: 1." Lugar en el que nacen los manantiales." Y me parece una definición tan sencilla y tan limpia que mientras os escribo hasta creo escuchar el rumor del agua.
05/09/2022Las flechas acordes indicaban "Mulhollan Drive", un gran cartel de la película a proyectar, con escenas en claros oscuros, coronaba la entrada, y el ambiente era oscuro, con flechas reflectantes verde lima, Un gran pasillo largo, y al final, la típica tiendecita de palomitas, con su olor característico, y la cola de personas que buscaban llenar su estómago ,mientras veían la película de moda, de finales del veráno,....
A nadie parecía importarle mucho el argumento, lo único que buscaban era, por unas horas, olvidarse de sus vidas, y sinsabores diarios, y empaparse de las visiones de la pantalla...con otros sinsabores ajenos...
El último aviso..., los anuncios que preceden a la proyección empezaban ya,.... prisas, nervios, todos se apresuran , por estar sentados , en sus butacas respectivas, en el momento adecuado ,en el que comience el thriller.....
Seguramente ,el que ponga punto final, a el verano del 2022....
Uno más, y uno menos, en la vida de todos, mientras la tarde del domingo, va cayendo....
05/09/2022La tarde del domingo va cayendo, y así como quien no quiere la cosa, las farolas de la calle ya están encendidas, mientras el manto oscuro de la noche lo va oscureciendo todo, y es el momento de salir a comprar churros calentitos con chocolate, para cenar, Mía, se abriga, y abriga a Noa la perrilla, y ambas salen al frescor de la noche y caminan tranquilas hasta el puesto de la Churreria, como en otras ocasiones, en otros tiempos ya pasados, cuando la vida era vida, y además de los churros y el chocolate, una personita que ya , no volvió a estar nunca más, pedía siempre dos churros forrados con chocolate.....
Dedicado a la "niña de mis ojos"...
La "niña de mis ojos", no existe, hace muchos años que se fue, y al final , por mucho que duela, creo que fue "muy traicionera", mostrando una "cara", que, no era la verdadera.....
No era la verdadera, se la habían cambiado, ella no decía nada, y seguía mirándola ausente,....
Pero, esa muñeca de trapo, no era la suya, .....porque carecía de los remiendos en sus abiertas costuras, que ella misma se encargó de coser, una y cientos de veces, intentando darla la luz, y el esplendor que antaño tuvo, pero que había perdido, porque la usaron y abandonaron mil veces ...
Pero, pese a sus arreglos continuos ,siguió estando rota, usada, y desgastada por la vida, que la había ido dejando así....
Esa muñeca de Trapo, no era la suya.....No la iván a lograr engañar tan fácilmente...
"Oblivione delebitur caritas"
Caritas de nazarena... Todo es para bien, todo se arreglará. Y la lluvia, como los sueños, se convertirán en mar.
15/09/2022Alfonsina, en fondo del mar, buscaba el segundo par de gafas de natación que perdía. "Mierda, y van dos". Dijo a Macarena. Y Macarena "la sirena" se sumergía una y otra vez para buscarlas. "Puuuuf, imposible, no las veo" dijo Macarena. A la mañana siguiente Macarena llegó a la playa la primera y, paseando dentro del agua encontró unas gafas. "Lo que el mar te quita, el mar te da" dijo algo más tarde mientras ofrecía las gafas a Alfonsina.
15/09/2022Las gafas de Alfonsina , allí permanecían dormidas, en el cajón de su mesilla, allí quedaron , olvidadas, dentro de su bonita cajita Roja, esperando que los dulces ojos de su dueña , dieran luz y forma a las cosas, a través de sus cristales brillantes y trasparentes, despertando imágenes, y letras, dormidas en sus entrañas...
Visiones lacradas , que nunca Alfonsina llegó a conocer, ni a reproducir, porque Alfonsina , se ha convertido tan solo en un recuerdo, de alguien que fue.....pero que se fue...
Allí, permanecen las gafas de Alfonsina , esperando la luz certera de sus ojos cálidos, y dulces de quien "las sabía despertar"...
15/09/2022Alfonsina, ¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Calmo viento me azuza la frente
aunque a dosis lejanas de perder el sombrero,
lamento la lluvia que aún no me moja
aunque pueda oler que pronto se acerca.
Retina de llanto empapa mi rostro
mientras suena en su persistente chapoteo.
Resonar de perros asustados a su paso,
cobardía de rehenes bajo los soportales.
Huecos inhundados por lágrimas de lluvia,
salvo uno, el de tu ausencia bajo mi paraguas.
Tu ausencia bajo mi paraguas, me recuerda ahora, la ausencia, de la cercanía de tus labios,...
Labios de terciopelo ,que un día antaño, siempre tuve pegados a mi oreja ,y me susurraban cálidos y tiernos, dulces palabras ...., que despertaban mis deseos...
Eran rojizos, silvestres como amapolas, y tímidos como mariposas.
Varias veces, bajo aquel viejo paraguas, los tuve cerca, tan cerca que pude saborearlos...
Sabían a "Moras Silvestres", y a "Amor Incondicional"...
"Vita Continuat". (La vida sigue)
15/09/2022-Con tinta roja vuestros gastos, con azul vuestros ingresos-. No salen las cuentas, no salen... Nos explicaba Sor Juana Inés, la profesora de economía doméstica
-De que no salgan se trata precisamente-.
El dios de la lluvia que tenemos por aquí, se trata de una avioneta ligera japonesa, que no se qué gases expulsa, que hace llorar agua a las pobres nubes, hinchadas como globos de algodón, Y es curioso, porque van cayendo gotitas, mientras el sol luce esplendoroso en el horizonte, osea como una regadera medioambiental natural, y es agradable ver cómo la tierra y la hierva verde se va mojando lentamente ,desprendiendo ese olor a lluvia tan natural y relajante, mientras el sol calienta a la vez la tierra ...
Y si miras fijamente, en pocos minutos las gotitas de agua se encuentran con los rayos solares, dando lugar a un bonito arco iris,, a veces simple, a veces entrecruzado con otro...
Y, es en ese momento, cuando el sol y la lluvia se encuentran ,cuando empiezan a brotar multitud de setas silvestres... que ves crecer por momentos....algunas muy apetitosas...como níscalos, boletos ,serendillas, parasoles, hongos silvestres , las de chopo, y la roja brillante ,con puntitos....pero esa no la cojáis!!!....es venenosa...
18/09/2022Se ahoga, no lo sabe pero, ya está agonizando. El agua le cubre por encima de la cabeza y, aunque sabe que la causa está perdida, persiste en el intento. Algunos dirían que es cabezonería.
En el fondo -él sabe- que es imprescindible disimular por el qué dirán. Él lo sabe, pero a la vez no lo sabe. Ha perdido la batalla y, aunque ya todos le hubieran dicho que eso sucedería, decidió arrojarse al mar con todas las consecuencias.
22/09/2022¿Era solo cabezonería? Ël creía que no, aunque todas las noches lo hacía...
Soñaba con el futuro de los niños equivocados que afirmaban que nosotros es el primero de todos los pronombres.
Soñaba que los dragones de los cuentos eran adictos a los caramelos de regaliz´.
Soñaba con el sabor a menta que tienen las fresas de tus pezones.
Soñaba que todos los callejones tienen salida.
Soñaba con ser un sueño soñado.
25/09/2022Calma y Bonanza -una serie aburrida donde todos los protagonistas eran demasiado buenos- en casa de Carmen, la vecina. Así eran las tardes de domingo de los larguísimos inviernos; luego después de la merienda y cumpliendo con el refrán, la Carmen se ponía a sus zapatos -pues era zapatera- y elaboraba manualmente preciosas y carísimas bailarinas, celestes para las niñas de bien más rebeldes y rosas para las más cursis; a mí me entretenía dejándome enredar con la lata de pegamento y yo hacia con el que quedaba seco en los bordes y las tapas unas pelotitas enormes como planetas lejanos a los que soñaba mudarme; luego, durante la semana, en el colegio era todo distinto, porque aunque el pegamento Imedio estaba mas rico -sabía como el pica pica- las monjas no te dejaban soñar ni nada.
28/09/2022De eso, tampoco se arrepentía, lo hecho, hecho estaba ,y hecho quedaba, y no servía para nada llorar ya, por la leche derramada, ella le dio todo lo que tenía dentro de su ser, todo lo que era....
Pero el, nunca lo apreció, ni lo supo valorar, y por supuesto no lo hecharia jamás de menos.
Ahora ya está todo trasparente en su mente, nunca la quiso querer, porque sus intenciones siempre fueron otras diferentes ,a eso que llaman, "amor"...
03/10/2022Lástima que los hombres tuvieran tan
pocas luces para alumbrar el camino. Sólo se les distinguía por el brillo de
sus lágrimas y las antorchas crepitaban decrépitas. La noche era oscura, más
bien vacía. Atrás quedaron las mujeres, contándose historias que en el futuro
no se parecerían a la original y los niños, al fondo de la cueva, pintarrajeando
bisontes como acostumbraban todo el santo día de Dios. Aquellos protohumanos
iban a apoderarse de las pieles curtidas de otro clan y que eran la última moda
en el Pleistoceno Superior. Estaban ateridos, como un pingüino con gripe. El
chamán del tiempo había pronosticado que ese fin de semana la Tercera Glaciación
daría un poquito de cuartelillo y las máximas se situarían en torno a los 30
grados bajo cero, nada más. Llegaron a una especie de hondonada que en algunos sueños
colectivos se les apareció como un anfiteatro o un circo. No se sabe el payaso
principal que actuaría sería un tigre dientes de sable o una tortuga con
caparazón navajita plateá.
Navajita plateá, con sus Noches de Bohemia, sonaba, animando ese brinquito romántico en mi estómago.... No supe el momento en que mis ojos ya no veían el ahora, y se fundían con mi mente en retroceso, al encuentro casi fugaz, que interrumpió aquel tierno pajarillo en mi mesa, pidiendo algo de mi pan. Un soplo de brisa, y una hoja cayó. Nos volveremos a encontrar!!
12/10/2022¡Nos volveremos a encontrar!, siempre cumplo mis promesas.
Platea la luna la noche de octubre. Aunque ya estamos a mediados el tiempo aún atrae a la isla donde vive ahora a numerosos turistas que llenan las terrazas del puerto, el paseo marítimo y la arena de la playa permitiendo todavía algún baño. Se aleja a paso ligero, con cierto ahogo, y busca la soledad de la piedra contra las olas, donde piensa mejor y mejor recuerda y donde el mar se muestra con toda su pureza.
12/10/2022Toda su pureza. La de la vida , así yo la contemplo, así yo la entiendo.
Hace un tiempo que ando en ello, en intentar recuperarla, en recuperar valores perdidos. Volviendo a la niñez, a sensaciones primeras, la de tu primer amiga, la del primer chico que te gustaba, la del sabor de las chuches y del dulce, distinguiendo claramente el sabor salado del dulce...distinguiendo claramente lo que me hacia sentir bien de lo que no..
Así me gustaría volver a vivir( con toda su pureza) en estos tiempos un tanto confusos, un tanto perdidos.
El fin de
su amor llegó antes de lo que hubiera sospechado. Un jueves, que como de
costumbre se disponían a ver una película, concretamente “Vida entre la muerte”,
comedia ácida de Juan Medina de la Torre, del 87, creo, Marcelo echo mano al
cuenco de las palomitas y, pese a que un olor delator le había puesto sobre
aviso, al acercarse algunas unidades de ese maíz volador e intentar masticarlas,
se vio impelido a expulsarlas violentamente a la alfombra cuyo dibujo eran unos
perros ladrando a un hombre subido a un abedul. Que si estas palomitas están
requemadas y revenidas, que si cómo has puesto la alfombra de los dichosos
perritos que nos regalo tu madre por nuestro aniversario, que si la tuya mucho
más, que si me voy a bajar la basura que no tengo ganas de aparecer mañana en
la página de sucesos. Cogió el portante y salió, no sin antes oír algún último
comentario irónico (sí, más bien en la de pasatiempos o en la de obituarios).
Mientras bajaba la escalera se percato de que iba en pijama, había cogido la
bolsa de ir al Pilates, en lugar de la de la basura, y, para más inri, se le
habían olvidado los cigarrillos y las llaves. ¡Menudo berenjenal! Se dijo a sí
mismo, como hacía cuando no sabía que decir. Pero, no quiero desviarme, ese fue
el primer escalón para finiquitar aquella relación que empezó y se cimentó en
el bar de la Facultad de Derecho, en un debate sobre contratos
y derechos reales. Ella se empezó a partir la caja cuando hizo un chiste
malo jugando con las palabras enfiteusis y fimosis.
... jugando con las palabras enfiteusis y fimosis, se dio cuenta de cuan lejos estaba su pensamiento, de lo que le ocupaba, e intentó centrarse en el futuro acontecimiento al que se acercaba. Solo faltaban unos escasos metros, cuando un torpe tropiezo levantó al unísono la baldosa del corredor y la suela de su zapato...Que fatalidad -pensó-... y fue entonces cuando advirtió en el cóncavo espacio, una pequeña caja, que misteriosamente abrigaba un antiguo diario...
¡Fimosis! Manda narices. ¿Cómo leches
(o productos derivados de la soja para los vegetarianos) encajo yo el palabrejo
en un microrrelato? “Entre la fimosis y la sobredosis” suena un poco a plagio
de Sabina. Ummm, ¿y si hago una especie de anuncio publicitario de “Fimosín”,
un suavizante que si lo usas con regularidad en las prendas íntimas te acaba
cercenado la parte sobrante que rodea el bálano? Podría incluir que su logotipo
es un dodo, suena muy musical y el jingle utilizaría sólo la antigua nota ut.
Contrataríamos a Leticia Sabater con una máscara de Miliki para hacer la presentación,
en la que advertiría de su poder afrodisiaco tomado como chupito, en dosis
diarias de desayuno, merienda, cena y pis de por la noche. No me acaba de
convencer. Cabe la posibilidad de enfocarlo estilo Woody Allen y meter algún judío
disertando en un diván a su psiquiatra acerca del instrumental a utilizar, verbigracia:
una navajita plateá o una cheira de las de toda la vida, y detallando las
cuatro maneras fundamentales de proceder a extirpar el pellejito, evitando que
se convierta en una operación excitante que se convierta en masturbación, pero
sobre todo poniendo todos los medios para que no exista peligro de emasculación.
Néctar de vino y piel,
ambrosía de Trinaranjus de
piña y cartílagos
sin burbujas, sin
dentritas, asináptica.
Ahorcada en el pentagrama
por causa de una corchea
adúltera.
Hígado cirrótico nadando en
flashgolosina.
Sexo reciclado que se dejó
atrapar
en el contenedor del
cristal castaño oscuro.
Labios dados de sí o
vueltos del revés.
No se habla de ablación.
Mudos murciélagos pidiendo
a la torre de control
pista para aterrizar
en una rama desahuciada de
golondrinas okupas.
Mares y estrellas
intentando
que el acomodador les dé
una primera fila
para el juicio final.
Y, como siempre,
el plato final, de postre y
cucharilla de cartón piedra,
la estrella no invitada que
siempre se presenta,
guadaña al hombro y gorrita
yanqui con la visera al revés:
la muerte y la nada.
Pero eso debe ser objeto de
otro opúsculo,
entre dos hiatos operados
de la hernia
y una sinalefa, espesa,
abundante, inodora
y casi insípida.
Casi insípida se encontraba en el sofá, Ya había leído, bailado frente al espejo, y había meditado sobre alguna cosa algo banal, cuando recordó aquel refugio, donde solía dejar sus pequeñas pinceladas... huellas de su pensar.
Ligera fue en busca de su rincón, que ya no era. La última frase, perdida, le llamó!!... Quién habrá escondido a los pequeños?, se preguntó... De qué Micro estarán disfrazados esta vez?... y comenzó a contar... I, II, III, IV.... En fin, que en un rato, una leve sonrisa alimentaba su curiosidad, mientras leía aquello de... Navajita plateá...y una inesperada sensación, le hizo saber que era cierto... Hay sitios, a los que siempre vamos a regresar!!
17/10/2022Hay sitios, a los que siempre vamos a
regresar, como la Bodega “Las Tinajas”, que atesora exhalaciones de borrachos
de varias generaciones, (¿en qué infiernos estaréis apurando la penúltima,
Carambuco, Platanito, Cantamañanas, Esplanglia …). Y hay otros a los que ni de
coña, ya están vistos para sentencia, como las axilas de mi primera novia.
Ya le he mandado un mensaje al maleducado (o maleducada, que no sólo va a ser el lenguaje inclusivo para lo positivo): "Hola. por favor, borra el post que has puesto en La última frase. Es una falta de respeto el irrumpir en una historia que seguimos una gente con unas inquietudes. Si queremos algo de lo que ofreces ya lo buscaremos. Ójala que te llamen de Vodafone a las 3 de la mañana todos los días y que no consigas que nadie se involucre en tu proyecto, que, por otro lado está más visto que el tebeo. Piérdete, hombre y no jodas con la pelota. "
Y dicho lo cual, seguimos donde lo dejamos:
Hay sitios, a los que siempre vamos a regresar, como la Bodega “Las Tinajas”, que atesora exhalaciones de borrachos de varias generaciones, (¿en qué infiernos estaréis apurando la penúltima, Carambuco, Platanito, Cantamañanas, Esplanglia …). Y hay otros a los que ni de coña, ya están vistos para sentencia, como las axilas de mi primera novia.
Creo que ya lo elimine fue una confusión, me equivoque de grupo. Ojo lo que se desea, el Karma y esas cosas.
17/10/2022Tirso de Molina, también conocido como
Fray Gabriel Téllez, no creía en el voto de pobreza y mucho menos en el de castidad.
Había amasado (y nunca mejor dicho) una pequeña fortuna con la venta a las
aldeas cercanas de panecillos afrodisiacos, elaborados según su receta, que él
creía secreta pero que era vox claustri, ya que la recitaba versificada en
sueños día sí y noche también. La misma contenía a pequeñas dosis, extracto de muérdago
de primera calidad, una piquita de zanahoria baby, dos gotitas de pis de
cervatillo, una seta recolectada exactamente a las seis de la mañana y dos minutos,
unas virutitas ralladas de la peana de la venerada imagen de la Virgen de Hez y
la Prez y, lo más importante: el almizcle condensado de una ardilla, chozna, o
quizás muchas más generaciones antepasada de las que luego alcanzarían la fama
como Chip y Chop. Con respecto a la castidad, no nos encontramos en una hora
apta para todos los públicos y los pormenores de sus circunstancias rijosas
deben posponerse hasta la medianoche en la que los dos rombos rojos ya se
convierten en un parapelepípedo glauco.
Fruto de la confusión entre el miedo y el deseo se vino arriba, decidió que era su momento. Lo estaba viendo todo desde fuera pero también se veía dentro.
Lucía su mejor traje tras el cristal y, otros muchos también llevaban sus trajes más elegantes, así que él levantó la copa y brindó delante de todos: "¡Vivan los novios!".
La mayoría no le oyó -pues no todo el mundo tiene duende para estas cosas del más allá- pero a unos pocos les estallaron los tímpanos.
La broma estaba fuera de lugar a todas luces, ni estaba en el sitio idoneo ni en el lugar adecuado -bien que lo sabía y en eso estaba completamente de acuerdo-, así que dos señores muy bien vestidos le invitaron a abandonar el lugar y no le quedó más remedio que irse. Eso si, se había quedado con toda la peña o por lo menos con la que podía verle que no eran todos ni todas, lástima que en ese sitio no tuvieran sentido del humor. Al parecer no estaba el horno para bollos y eso que había un crematorio a menos de cuarenta metros y él era el invitado de honor.
23/10/2022Perdido en el Himalaya particular que él mismo había ido destruyendo y reconstruyendo durante años no echaba por fin de menos aquel otro tiempo donde se mezclaba con las multitudes y trataba de acercarse al cielo y desvelar el misterio del horizonte subiendo en ascensor, como un turista más, hasta el último piso.
30/10/2022El alma del pingüino no se encuentra en sus propios versos. Se siente debilitado, a fin de cuentas es un ave que no puede volar y, además no comprende como tiburones y delfines se definen a si mismos sin necesidad de preguntarse por qué hubo un día en el que cortaron relaciones. Unos escondían unos deseos inconfesables de comerse a todo ser que se pusiera a tiro, y otros simplemente pretendían sobrevivir en el mar de las preguntas. El pingüino se quedó en un limbo buscando respuestas; ser o no ser, dejarse devorar o devorarse a si mismo, esa era la cuestión.
Esa era la cuestión incuestionable... Y es que aún al pasar del tiempo, no existía explicación claramente expresable y comprensible, para ser por fin comprendida y nunca más cuestionada...
A decir verdad, tampoco dependía de tal cosa. Bajo su piel, seguía siendo esa alma libre...
31/10/2022Y, una vez más, su cuerpo reconoció esa química. La figura alada fue devorada. No hay ninguna cuestión que discutir. El mundo es para los supervivientes, los depredadores natos, No ha lugar para los perdedores. Si amnistía para las almas libres.
Sus manifestaciones diarias interrumpiendo el tráfico, el suburbano atestado de gente sudorosa como alternativa... No, no echaba de menos nada de aquello. Fue tiempo después, sin embargo, cuando se sintió entre dos mares y en tierra de nadie, recordando la primera vez que volvió a su ciudad, cuando los vecinos de siempre le saludaron, las vecinas le besaron y los perros del vecindario al verle se ponían a brincar a su lado y a mover el rabo zalameros.
07/11/2022Los perros del vecindario al verle se ponían a brincar a su
lado y a mover el rabo zalameros, sin embargo, los gatos le rehuían. Quizás
es que l’Eau de Sardine que compraba en el chino era de garrafón y olía a cien
mil perros muertos. No menos suerte tenía con las personas. Una de cada tres
personas con las que se cruzaba por la calle, le escupía, otra le hacía una
peineta con los dedos de los pies, otra se tropezaba con alguno de los innumerables
bachecitos con que nos premiaba el Ayuntamiento por votarles y otra le decía “¡chalao,
qué vas andando por el carril contrario”!. Aunque sumando, creo que era uno
de cada cuatro y medio. Las matemáticas nunca fueron mi fuerte, siempre
confundía los logaritmos con la magnesia sulfurosa, y en las clases de dibujo
me aburría soberanamente y acaba comiéndome los lapiceros Faber Castell Nº 2
HB, aderezados con la tinta del Rotring.
Ese espectáculo sombrío hizo que toda la gente amontonada momentos antes se dispersara y se escuchara el silbato del policía de turno, haciendo que Los dos protagonistas del baile acabaran entre rejas. // Bajó el telón y acabó la función. Juanjo remoloneó hasta que no le quedó más remedio que salir del cine. Llovía en la calle, como en la película.// Daba igual si tirar hacia la derecha o hacia la izquierda. No tenía a dónde ir. //Hasta las gotas de agua son diferentes en la vida real, sin el carisma de los sueños perdidos en telarañas de cristal. En la pantalla, en el mundo onírico, en el refugio de la soledad todo es posible.
17/11/2022—En el refugio de la soledad… todo es posible en el refugio
de la soledad. Creedme. Lo sé por experiencia. Una triste experiencia —contestó
Nickfinder, el vagabundo, con su voz grave y desgarrada.
Y, acto seguido, se fue, dejando solo el tenebroso hueco de
su ausencia.
Los muchachos de la pandilla se quedaron allí, en silencio.
Algunos lamentaban lo ocurrido y sentían haber dado motivos para marcharse a
aquel hombre de aspecto desaliñado y corazón impenetrable. Pero otros, no. Y
empezaron a llamarlo, despectivamente, el hombre de hielo. Algo que irritaba a Elba,
que decidió romper el silencio y expresar la angustia que sentía.
—Hay que ver que podéis llegar a ser crueles. Cuando se os
desata la lengua, dejáis bien claro que no sois mejores que aquellos a quienes criticáis.
Y emulado al emérito caído en desgracia —aquél que un día
fue respetado y hasta querido— concluyó:
—¿Por qué no os calláis de una vez?
Y, desapareció, a su vez, y sintiéndose transportada por un
viento estelar intentaba conservar su carisma, esforzándose por evitar que sus
sueños se perdiesen en las telarañas de cristal que proyectaban aquellos desalmados
disfrazados de chicos nobles.
Los abrazos eran libertarios y estaban en oferta, como si su
valor disminuyese con el uso; en aquellos días mágicos, yo aspiraba embelesado tu
piel fresca, envuelta en olor a esencia de vainilla, sin saber cuán frágil
puede llegar a ser todo lo que amamos.
Tú —callada, complaciente, enigmática— siempre lo supiste.
Ibas un paso por delante de mí, que creía saberlo todo y, en realidad, todo lo
ignoraba, hasta que cada puesta de sol sin ti solo tendría un significado: otro
día perdido en el desconcierto del olvido.
Y, ahora, cuando el aire húmedo de la agradable noche
tropical llena mis pulmones —dejando en mi paladar el agridulce sabor de todas
las cosas bellas que se esfumaron con tu partida—, siento el rancio olor a
quemado que, en su lecho de muerte, desprende un corazón malherido.
A la deriva sobre rio de tintas se quedo el, después de ese fatal accidente , que le dejo postrado en una silla de ruedas de por vida, solo, siempre solo, pero con una gran valentía, después de un año de enseñanzas para que el fuera independiente.
Lo consiguió , campeón de España de bici adaptada, pero siempre solo.
24/11/2022Siempre solo. Conocía perfectamente
cada palmo de su diminuta isla. A la izquierda una palmera enana que no le daba
sombra pero se la alquilaba por tres lágrimas a la hora de la siesta. En el centro
un monumento con conchas marinas que recogía las diez canciones que se llevaría
a una isla desierta, según el pacto que hizo con Belcebú ("Belcebito como, tururú",
canturreaba en uno más de esos sinsentidos que le conducían directo y sin
trasbordos a la locura) en el que lo único que consiguió a cambio fue tener la
elasticidad suficiente para poder hacerse felicísimas autofelaciones. Y poco
más, únicamente podríamos destacar los restos de sus cartas de amor a una
sirena coja que se acercó a su islote creyendo que estaban de rebajas los
sueños cumplidos, según la campaña que escuchó en una caracola y que se
publicitaba como Black Island Always Sunday. Ahora, Rabinson Croisant, como le
he bautizado yo, que para ese soy el autor, miraba y requetemiraba al mar
infinito, a las olas que volvían de una despedida de soltero de un temporal, al
cielo encelado, pero no pudo ver nada porque era ciego de nacimiento.
Les considero unos auténticos adelantados a su época. A D. Benito Bohórquez del Olmo, a Dª María Rosa García de la Rosa y a Sir William McKEnzie Sinclair, por su inconmensurable contribución a la patafísica quasicuántica. Su infravalorado trabajo, cimentado en una profusa bibliografía, acerca de las virtudes del ejercicio periódico de subir las escaleras a la pata coja para aliviar los picores en el colodrillo, debería como mínimo valerles a estos tres gloriosos próceres, miembros de un equipo que por parte del infrarubricante cuenta con una ofrenda permanente en el Altar de la Ciencia Infusa y Patidifusa (con mayúsculas, cursiva y virgulilla honorífica), una nominación al Premio Nonbell, o cuando menos a Presidentes de su Comunidad de Vecinos y que les devuelva con creces y minorandos los beneficios que su sapiencia depararán a las sociedades venideras de Benidorm.
30/11/2022—Un impotente. Y un amante de mierda, eso es lo que eres
—dijo Helena.
—¿Qué culpa tengo yo, si últimamente no lo consigo? —se
defendió Horacio.
—Del defecto físico, no lo sé. Pero podías ponerle más
interés. ¡Que no sólo de pan vive el hombre! ¡Ni la mujer, vaya! —exclamó
Helena, que se sentía cargada de razón.
Horacio se levantó de la cama, con su orgullo herido. Desde
que a su mujer le había dado por leer novelas rosas estaba imposible. Siempre
rezongando. Y se dejaba tocar sólo lo justo, que era más bien poco. Así era
imposible. Y verla todo el día por la casa, arrastrando aquella cara de urraca
frustrada, era más de lo que cualquiera podía soportar.
—Habiendo tantas mujeres dulces y a mí me ha tenido que
tocar ésta... —pensó Horacio.
Pero es que, al principio, Helena parecía tierna y dulce. Aunque
ya le había advertido su madre de que era pura fachada. No es que su madre
fuese adivina, sino que, como a casi todas las madres les caen mal casi todas
las nueras, dar en la diana era el chocolate del loro.
Harto de urracas, loros y pájaros en general —incluidos los
que tenía en la cabeza—, se vistió y salió a la calle a respirar aire puro. Se
cruzó con Fabiola, la actriz que vivía en el piso de abajo, que venía por toda
la acera moviendo las caderas como si tuviesen vida propia. Inmediatamente,
sintió una brutal erección y supo que, si alguien estaba enfermo en casa, desde
luego no era él.
Era él, Jorge, un hombre normal y corriente. Iba cada día a su trabajo con el que cubría bien las necesidades de su esposa e hijos a los que adoraba. Tenía amigos por los que sentía un gran aprecio y sus padres, ya mayores, estaban orgullosos de él porque era bueno, trabajador y honrado.
Sin embargo su pequeño negocio no marchaba muy bien últimamente aunque algunos conocidos sí habían hecho fortuna a pesar de aquellos años de crisis económica o más bien gracias a ella.
Fue uno de estos últimos quien invitó un día a Jorge y a su familia a comer ya que las Navidades se acercaban, y Jorge desde entonces empezó a sentirse frustrado: en comparación, su casa de siempre, pagada con tanto esfuerzo, le pareció de pronto pequeña. Su coche, que funcionaba perfectamente, antiguo. El lugar donde solían ir de vacaciones demasiado cercano.
Una noche tuvo un sueño.
-"Sólo con su mismo nombre lo has de desear..." Le dijo aquella voz que le sonaba tan familiar pero a la que no pudo poner cara, y se te concederá todo aquello que desees. A cambio por cada cosa valiosa concedida se borrará de tu vida otra sin importancia. A Jorge le pareció un trato muy ventajoso y aceptó y deseó.
Al despertar se encontró en una lujosa casa y al mirar por el enorme ventanal vio un flamante coche aparcado en la puerta. Comprobó por curiosidad su cuenta bancaria. ¡Siiii!
Cuando exultante bajó a desayunar encontró a su mujer envuelta en la bata de seda que siempre quiso regalarle. Ella le besó mecanicamente. No parecía alegre. Tampoco triste. ¿Distante? Dijo que ya había desayunado y le dejó solo.
La misma sensación de frialdad y desapego sintió al despedirse de sus hijos para ir al trabajo, de sus vecinos, con sus padres a los que visitaba siempre de camino a la oficina donde entre sus compañeros sintió la misma sensación de vacío.
-¿Qué va a ser señor? Le pregunto el camarero de toda la vida como si no le conociera de nada. Jorge, sin saber que pensar, desvió su mirada a la televisión del bar.
¡Uhhhmmm, qué raro es todo esto!, decía J. Steward en la película que estaban pasando.
Jorge comprendió de pronto y salió del bar en dirección a su vieja casa.
-Oiga, Don Jorge se deja Usted aquí olvidado su reloj nuevo de oro, dijo Martín el camarero llamándole desde la puerta.
Por cada deseo material concedido había entregado a cambio aquello a lo que había dejado de prestar importancia en su vida: el afecto de las personas a las que amaba.
--Ya no lo quiero Martín, respondió Jorge sin volver la cabeza mientras se alejaba corriendo.
El camarero sonrió. "Sólo con su mismo nombre lo has de desear"...
Y poco a poco la nieve fue cubriendo la ciudad.
Reflejos con forma de persona, euforia momentánea que llena el corazón...
Nos presentaron en una fiesta de Navidad; no nos gustamos. Ni siquiera nos caímos bien. A mí me pareció una persona demasiado pragmática y yo, en eso no he cambiado con los años, tengo la inclinación a pensar que casi todos los sueños son posibles de alcanzar y si no, al menos todos son intentables si es que esa palabra existe.
Hablando de todo aquello nos pasamos nuestras paradas, el día que nos volvimos a encontrar casualmente en el autobús, tiempo después, y decidimos dar un paseo.
06/12/2022Un paseo final, sobrevolando su existencia y sus amores, un paseo para el recuento de una vida, para hacer balance de sus actos y sus dichos, para acariciar con el soplo de su paso a los que antes besaba, para hablar desde el alma a los que ya no la escuchan, para ver el lastre abandonado y la feliidad disfrutada. Un paseo final para elevarse, dejando el legado de la vida.
06/12/2022
Recuperar la confianza en la posibilidad de un mundo mejor empezaba por dar a su vida un cambio radical.
Fue una decisión lárgamente meditada en secreto y que comunicó a su sorprendida familia cuando terminó aquella Navidad. Dejaba su trabajo tan bien pagado. Se marchaba.
Caminó sin destino fijo hacia las tierras altas donde sólo el sicómoro resiste en pie al viento. Bebió y bailó al son de violines imposibles en las tabernas de las Islas Esmeralda. Se unió a las caravanas del desierto donde no importan porque no existen el ayer ni el mañana. Y para poder entender el corazón de la selva llegó hasta ella y desnudó su cuerpo bajo la lluvia.
Y una tarde, muchas Navidades después, cuando ya sus hijos y nietos se hubieron marchado, al mirarse en el espejo no vio arrugas ni canas sino los mares del sur en su noche cálida de infinitas estrellas y amó la vida.
07/12/2022Libertad....es lo que sueña la desdichada cabeza de Amparo, harta de estar sobre alguien que tan pronto la pone del derecho como del revés. Lo que no sabe la incauta cabeza es que sin el resto no podrá sobrevivir, que tiene que resignarse a ser un tiovivo que funciona a tirones, dando vueltas mientras salta a ritmo de música de carrusel.
11/12/2022La caja de
música en la que ellos habitan ejecuta “Una morena y una rubia”,
normalmente con una lenta cadencia que transmite la sensación de que el mecanismo
va a pasar a mejor vida, si es que ello es posible en los seres inanimados. Empapa
de una cierta tristeza como cuando, tantas veces visto en películas y en la
vida real, el pitido rítmico desacelerando de un electroencefalograma nos anuncia
un concierto en si bemol de lágrimas incontenible e inconclusas. Soy como un
niño: no he podido evitar una mediosonrisita al descubrir la palabra falo más o
menos en la mitad de la ultramegasobreesdrujulísima palabra “encefalograma”.
Seguramente los encefalogramas planos pueden acudir a un cirujano que les
implante un poquito de amplitud en sus frecuencias y haga los picos un poco más
apezonados. Pero como decía, la cajita interpretaba cansinamente las coplillas
de Don Hilarión en “La verbena de la Paloma”. Jamás daba más de dos
vueltas a la llavecita de la cuerda por si se lo cargaba. Era rectangular, marrón,
con unos dibujitos medio japoneses, medio bichitos, que hubieran triunfado en
la serie de los Test de Rorschach. Se apoyaba sobre cuatro patitas y un espejo
desacrisolado sirvió para otros menesteres en tiempos más gozosos. Dentro una
telilla de fieltro roja ocultaba el misterioso mecanismo de la cajita y albergaba
un pequeño compartimento donde atesoraba púas y chinas de hachís de los tiempos
antes mencionados. Pero eso fue antañísimo. Hogaño, tal y como iniciábamos este
relato, habitan en él unos intrascendentes pero deliciosos caramelos de café
expreso, marca Solano, de los que se abastece en pequeñas bolsitas que compra en
el Mercadona de su barrio, recién inaugurado.
A la madre y al niño
les echaron casi a patadas. ¿Qué es eso de querer colarse en la cola de la pescadería?
Todos tenemos prisa y servidora la primera. Después de comprar el medio kilo de
lubina me espera mi depiladora para dejarme mondao el parrús. Después a
la farmacia a por mis dosis de Lexatín 500 gr. y mis cajitas de juanolas. Luego
a la Caja Murcia a ver si el bastardo de mi marido me ha ingresado la pensión
compensatoria. Y sin contar con preparar la dichosa lubina, estilo Arguiñano,
que me la toca con la mano, jamármela, mi siestecita viendo el “Saber y ganar”,
que eso si que no lo perdono, y las partidas a los chinos con mis amigachas, las
cotufas” en el Bar del Matías, que nos pone unos mejillones en escabeche de
aperitivo que quitan el sentío. Así que la dichosa madre y el niño
fueron bien invitaos a mantener relaciones sexuales pasivas por
los amotinados clientes de la pescadería “El Barbo Feliz”.
—¡Hacer planes para el futuro! ¿Pero tú en qué mundo vives,
niño? —dijo Claudia, en un tono difícil de definir, un tono que lo mismo podía
reflejar sorpresa que enfado. O, quizá, las dos cosas.
Luigi se tomó la respuesta muy mal, casi como una afrenta
personal. Hacía tiempo que sospechaba que aquella relación en la que tanto
había puesto —y a la que se había entregado como si fuese a durar para siempre—
no iba a ningún sitio. Pero una constatación tan directa, que no dejaba lugar a
la duda, era más de lo que podía soportar.
—Supongo que en el mundo de los idiotas. Y, en él,
seguramente, soy el rey —acertó a decir, mientras notaba que, en su interior,
algo se rompía, algo para lo que —estaba seguro— no habría piezas de recambio.
Claudia no contestó. Se limitó a volverse hacia su lado de
la cama y no tardó en quedarse dormida.
A Luigi, sin embargo, no le resultó tan fácil conciliar el
sueño. Y, tras unas horas de vigilia, que se le hicieron eternas, exclamó para
sus adentros:
—¡Así que estos minutos de placer es todo lo que puedo
esperar de Claudia! Bueno, eso y sus estupendos canapés.
Pero, aun incluyendo los canapés, el inventario se le
quedaba muy corto.
Y, con la clarividencia que reina en la mente cuando —sin
haber podido conciliar el sueño— se perciben las primeras luces del alba, Luigi
tomó una decisión irrevocable: tan pronto como Claudia se fuese a trabajar,
haría las maletas y se marcharía de allí para no regresar jamás.
Desembocar en el mar, sería una buena cosa para romper la rutina (Las novedades siempre despertaban su curiosidad), pero ella lo sobrevoló. No quería, pero tocó hacerlo. Quizás fuera emocionante del otro lado- se dijo, intentando consolarse- Allí, sí que le esperaba una gran novedad...todo aquello desconocido, que firme y decidida, se había propuesto atrapar en sus manos y hacer tan suyo, como de tantos... Al cabo del tiempo, ya había recorrido muchos caminos, y todo había resultado más duro de lo que imaginaba, que ya era bastante. Por estas fechas, sus sentimientos fluían como sangre en sus venas, y una cruda realidad, hacía pedregoso el camino de sus emociones, que vacías, apretaba en un puño, y guardaba una vez más en su bolsillo, a la espera del gran momento. Su pena, acompasada con un fuerte latido en su pecho, hablaba alto y claro- La distancia separa cuerpos, pero no corazones-... Ese era su yin, y su yang...
Ese era su yin y su yang. La quería tanto como deseaba no
haberla empezado a amar nunca. Una contradicción que lo iba carcomiendo y
amenazaba con destruirlo.
Luigi, en el silencio de la noche, recordaba cómo eran las
cosas antes de que la figura de Claudia apareciese en el horizonte: la paz que
habitaba su alma, la tranquilidad con la que enfrentaba cada nuevo día —por
duro que se presentase—, la calma y el sosiego por los que plácidamente discurría
su existencia.
Sin embargo, era justo reconocer que el único culpable era
él por haber permitido que ella penetrase hasta la última fibra de su ser. Abrigando
el secreto deseo de convertirla en el centro de su universo —y volcando en ella
todo el amor y la ternura que nunca había podido expresar—, la convirtió en su
dudoso pasaporte a un futuro de ensueño.
Pero ahora que, por fin, la luz había penetrado en sus ojos
dejando al descubierto la evidencia que tanto había negado —que ella no quería anidar
en quien sólo era un ave de paso—, comprendía su grave error y lamentaba haber
cambiado su paz por vagas e inciertas promesas que no eran sino ilusiones yermas.
Y, desorientado, sintiendo la ingravidez de su alma enajenada,
se preguntaba si tendría el valor de renunciar a las migajas que recibía y si
aún podría tener éxito en la arriesgada empresa de reinventarse.
En el plato, a los amigos, siempre mantequilla, nunca falla. A lo largo de los años siempre he podido comprobar que la mantequilla gusta a todo el mundo, incluso a las novias escualidas de mis amigos que aborrecían la carne y lo blanco de la carne (como llamaban a la grasa), porque al parecer eran un poco racistas o, en el peor de los casos, un poco idioters.
Pero el regustillo a mantequilla en el pescado obtuvo un lugar en su podium cada vez que venían a casa y también en mi vocabulario habitual de gente que habitualmente nos habituabamos a no mezclar idiomas; en este caso nos saltamos la norma para poder decir Menier a todas horas. Aquello nos llevó a utilizarla para todo y, en algunos casos, cuando hablamos de ciertos temas un tanto personales, nos lleva a confundir la grasa con placer y, llamadme loco pero donde este un buen mejunge baboseoico en el que incluso se pueda chapotear, que se quiten todas las frigciones del mundo que solo forman parte de las cabezas frígidas. Y tened en cuenta que a veces no queda otra que saltar al otro lado, aunque no sepamos si nos escalabraremos, si caeremos de cabeza y nos quedaremos tontusos o si resbalaremos al caer por culpa de la mantequilla y nos encontremos justo de frente con lo que buscabamos.
27/12/2022Lo que buscábamos yendo a Perpignan, en aquellos tiempos
heroicos en los que el glorioso caudillo casi agonizaba, no era otra cosa que
comprobar que la mantequilla no tenía un uso exclusivamente culinario, sino
que, según la receta del maestro Bertolucci, podía incluso llevar a una vida
sexual más placentera. Aunque sería interesante preguntarle a Maria Schneider
si no consideraba que aquel uso no era, también, en cierto modo, “culinario”.
Y nosotros —pobres aldeanos ignorantes que habitábamos esta
piel de toro que para los romanos había sido tan solo una tierra de conejos— éramos
capaces de pasar el fin de semana en la carretera, a bordo de nuestros
utilitarios de tres al cuarto, con el fin de ver en una respetable sala de cine
del otro lado de los Pirineos lo que nuestros carceleros no querían que viésemos.
Y, con ese primer acto de insubordinación, al regresar, ya
estábamos listos para engrosar las filas de la oposición al régimen.
Lo mejor
de toda la película fue, sin duda, cuando ella me palpó la entrepierna y
manipuló con su supina técnica hasta que, de repente, creí que me orinaba de
una manera que no había sentido antes y que hizo que luego mi madre tuviera que
frotar y frotar mi pantalón gris de franela para dejarlo impoluto. Fue justo en
una secuencia anodina al principio de la proyección de “Cateto a babor”,
justo cuando Alfredo Landa se presenta en el cuartel con su maletita y su boina
pueblerina. Sonia me beso luego en los labios y continuo, pelando pipas, como
si no hubiera pasado nada. A la salida busqué a Tomás. Estaba deseando hacerle
partícipe de mi pegajosa experiencia, pero a quién me topé de bruces fue a Toby,
un perro pastor alemán que me amedrentaba al pasar delante del taller del señor
Luis, ése que siempre pendía como una Espada de Damocles con la que me
amenazaba mi padre si seguía suspendiendo hasta la gimnasia. Odiaba a Toby
desde que una vez arrancó su carrera hasta alcanzarme ya dentro de mi portal y me
acorraló antes de llegar a la puerta del ascensor, restregándose furiosamente.
Ahora, se acercaba olfateando los extraños efluvios que desprendía mi pantalón.
Entonces fui yo quien comenzó a llorar al ver que ella, la mujer que creí amarme, trataba de echar tierra entre nosotros. La había idolatrado tanto, había hecho de ella una diosa perfecta sin igual. Ella, tan hermosa como una elfa, se volvió una adicción para mí. Pues, lo era todo; el aire que respiraba, el aliento que daba vida a mi alma, la niña de mis ojos...
Caí rendido, impotente a sus pies, en ruegos y súplicas queriendo que desistiera de su decisión de dejarme. Era obvio, me había enamorado perdidamente de una mujer cuyo corazón era frío como un témpano.
En aquel instante me di cuenta de que me hallaba frente a las consecuencias de mi equivoca decisión, un torcido deseo de abrir, de par en par, las puertas de mi tierno corazón a alguien que cruelmente lo estaba pisteando.
Lloré y lloré con amargura, al recoger el fruto de mi ingenuidad en una siega con lágrimas y tormentas, mientras despertaba de que aquel sueño que me abrió los ojos. Aquella niña de dulce parecer me había desgarrado despiadadamente el corazón.
18/01/2023Corazón espinado, que decía Charly y su guitarra para los amigos o Santi, para los muy, muy entregados. Corazón desastre, diría el otro que me ronda todo el rato por la cabeza, menudo plasta que no me deja renunciar a derechos que ya tenía establecidos por contrato conmigo mismo, o como dice Goyo Jimenez en su nuevo anuncio muy bien retrubuído -como me adelantó mi amiga amigdala cerebraica - al que a si mismo, se llama: "mi mimismo". Pues bien, mi mimismo me decía: -aunque fuera con una tenue vocecilla- que tenía que empezar a dejar de ser un pringao, porque cuando ya cumples los veinticinco años como pringao no conmuta en vida propia, ni cotiza en la seguridad social. Ni siquiera te da puntos en la vida pseudo-romántica, esa en la que, en algunas tertulias evocan a mujeres que aún persiguen principes azules, de esos que abren las puertas, tiran la chaqueta al charco y luego pasan por detrás de la dama a conquistarla a tope. Así que una vez terminado el diálogo connosmigomismos, creo que estaremos de acuerdo en que a partir de ahora, los ataques de románticos perpetuos sólo los llevaremos a termino si tenemos los arrojos de Mariano José de Larra... y si no, pues intentaremos mantener cierta dignidad a la hora de ponernos a tiro en la cola del amor y de los amantes, y en eso de intentar amar o ser amados que es algo eternamente mágico, aún a pesar de la contradicción o, de lo que los que algunos tildarían de ironía.
Intentar amar y ser amados, fue la respuesta de Christian cuando su hermana le preguntó como podía honrar su memoria a pocas horas de lo que parecía lo inevitable.
Christian estaba condenado a muerte en el penal de Qazualzal y, salvo llamada teléfonica en el útlimo segundo, la pena siempre se llevaba a cabo.
Pero aquel día Don Mascuerzo se dignó a realizar la llamada de rigor.
-¿Secretaría del estado mayor? -se oyó al otro lado de la línea.
-Si, le llamamos de la secretaría del estado mayor- respondieron al otro lado de la línea.
-No hay que matar a ese tipo, ordenes de arriba- dijo el interlocutor.
-¿Y eso?- preguntó el encargado de turno.
-Bueno, pues el gerifalte acaba de ver una película chunga en blanco y negro, de unos individuos que en mil novecientos cuarentaytantos confinaban a unas gentes en unos campos y los mataban, pero se ha dado cuenta, al parecer, que el verdadero poder no está en matar si no que está en decidir y, por tanto, le perdona la vida. Literalmente ha dicho: "Poder es cuando tenemos justificación para matar y no lo hacemos, era lo que tenían los emperadores, cuando le llevaban un reo culpable que sabía que iba a morir, el emperador le perdonaba la vida. Dejaba que ese miserable se fuera con vida. Eso es poder, eso es poder." -respondió el de la comandancia.
El soldado fue a la celda de Christian para darle la buena nueva. De momento, por algún tiempo, podría amar y ser amado.
El soldado fue a la celda de Christian para darle la buena
nueva. De momento, por algún tiempo, podría amar y ser amado, pues el gerifalte
de turno acababa de perdonarle la vida.
Sin embargo, algo refrenó su caminar. Y es que el soldado
Chapulino dudaba mucho que aquel ser horrible fuese a dedicar su recién
perdonada vida a esos nobles ideales.
Chapulino no entendía aquella orden. Tenía su lógica. Él
nunca había visto películas sobe campos de concentración nazis —ni en blanco
negro ni en technicolor—, ni sobre los juicios de Núremberg, por lo que no sabía
que la obediencia debida era un eximente que permitía ejecutar impunemente las
barbaridades más crueles que uno pueda concebir. Pero, en su ignorancia, tampoco
había oído nunca lo contrario e ignoraba, del mismo modo, cuáles podían ser
las consecuencias de la desobediencia indebida, pues su nivel de instrucción
era muy básico; apenas sabía leer, escribir, las cuatro reglas y empuñar su
metralleta con fiereza.
En consecuencia, su mundo era muy simple: en él sólo
existían el bien y el mal, lo blanco y lo negro, lo correcto y lo incorrecto.
—El que la hace la paga, así debe ser —se reafirmó el
soldado Chapulino-—, con gerifaltes y sin gerifaltes.
Y, con decisión, cogió su metralleta y se dirigió a la
celda del prisionero llamado Christian. El mismo sujeto que, seis meses antes,
había perpetrado un atentado en el que perdieron la vida cinco civiles —dos de
ellos niños— y que en el juicio había declarado que estaba orgulloso de su salvaje
acto, una crueldad que había decidido la terrible organización a la que
pertenecía, llamada “El sendero de los iluminados”.
Chapulino iba muy tranquilo. Aún resonaban en su cabeza las
palabras que el funcionario de la comandancia había pronunciado, apenas diez
minutos antes: “poder es cuando tenemos justificación para matar y no lo
hacemos”. Pero él, con sus pocas luces y su fuerte determinación, discrepaba.
—Poder es cuando nadie te lo ha mandado, pero tienes los
huevos de llevar a cabo un acto de justicia —se dijo.
Y así fue como el prisionero Christian, el asesino
Christian, el depravado Christian, fue condenado a muerte por dos veces. De la
primera, lo libró un gerifalte.
Pero, la segunda, fue ejecutada sin demora por el propio
juez sin toga que la había dictado.
Cuento otro día de mediados de febrero mientras voy caminando hacia el trabajo y con los dedos hago repaso de los cinco meses que han pasado desde que me vine a vivir aquí. Aún no ha amanecido y la humedad oscura del mar cubre las aceras y los coches. Siento estos días una sensación extraña de victoria pero tan reciente y frágil que aún no me atrevo a cantar.
10/02/2023Siempre puedes contar conmigo para todo lo que quieras. Eso le dije a Luisito en el evento que nos reunía esa mañana, pero luego llegué a casa y me empezaron los remordimientos.
No tenía que haberle dicho eso, es verdad que él estaba pasando por un periodo complicado, pues su madre llevaba ingresada casi dos meses en el hospital con un pronóstico incierto y, aún en esas circunstancias, su mujer, Carlota, le había dejado hacía solo siete días para irse a vivir con un tipo al que había conocido precisamente en el hospital donde su madre estaba ingresada. Su perro necesitaba una operación bastante costosa para su bolsillo y para sus pensamientos en esos momentos, asi que es verdad que su situación era realmente delicada. Pero yo también tenía lo mío, no tenía que haberle dicho que podía contar conmigo para lo que fuera si realmente no lo sentía así; esa misma noche, después de pensarlo mucho, le llamé para que la cosa quedara clara.
-¿Julio? -si, dime Fernando.
-Verás, que esta mañana en el entierro de tu padre te dije que podías contar conmigo para lo que fuera, pero si es para recoger aceitunas, recoger las uvas o cualquier otro fruto, bajar escombro o hacer una mudanza, lo siento, pero para eso no, para eso no cuentes y, espero que no te lo tomes a mal, pero es que no podía dormir y quería aclarartelo.
21/02/2023Ellos solo se comunican con humanos inteligentes, me dijo la chica del mono azul cuando la pregunté porque su perro no cesaba de ladrarme insistentemente.
-Entonces, supongo que yo debo serlo, la dije, interesado en seguir la conversación
-Bueno, te has atrevido a preguntar. La curiosidad no deja de ser un signo de inteligencia, me contestó e un tono atrevido y provocador.
-¿Vienes mucho por este parque? Pregunté cambiando la conversación a un plano más personal
-Si, es grande y me pilla cerca de casa para poder pasear a Jacki.
Me incline para acariciarlo suavemente.
- Se dejan querer y son agradecidos, ojalá fueran así algunas personas, dije
-Bueno, todo es cuestion de intentarlo, me contestó, insinuante, luciendo una amplia sonrisa y unos ojos deslumbrantes como luceros.
25/02/2023El comisario llamó al timbre de la puerta y, yo estaba en calzoncillos, pues hacía un calor de muerte, nunca mejor dicho. Me daba corte abrir al señor -estando con mi cuerpo así de presente o, con esa presencia según se diga -al que miraba por la mirilla. Asi que me puse el albornoz de Rocky que guardo para ciertas ocasiones y me dispuse a abrir, no sin antes preguntar:
-"¿Quién anda ahí? -que era una cosa que había aprendido hace muchos años en las películas.
-Policia, soy la ley, abra la puerta ahora mismo -dijo el comisario que andaba tras la mirilla.
-Está bien, está bien, voy a abrir -respondí secando el sudor de mi frente.
Entonces abrí la puerta y ahí estaba Pepe, que se llevaría el mérito de mi detención, con el maldito gato chivato justo detrás.
Después de tantos años solo otro animal había sido capaz de darme caza.
27/02/2023Nunca más pudo haberse imaginado que aquellos la llegaría. Sus ojos miraban, aterrados, hacia el camina que se tendía a sus, mientras avanzaba por la tenebrosa oscuridad de la noche.
Marama corría despavoridamente, jadeando como una yegua en un brutal galope. Sus hermosos pies cubiertos de lodo, emitían chasquidos con eco al chocar con el fango, que se perdían en la inmensidad del vasto pantano, dónde gobernaban la bruma, la niebla y un desolado paisaje de árboles secos, en variadas posturas.
Desde arriba, la luna trataba de ocultarse tras las espesas nubes, que en el cielo, se extendían, tratando de impedirle el paso a la poca luz que podía recibir la lúgubre arboleda.
Marama se detuvo bruscamente, cayó sobre la húmeda y lodosa tierra, creada por la lluvia que se abatía con violencia. Algo, bajo las espesas capas de barro, se había enrollado al rededor de su pierna, algo frío, áspero y viscoso, que parecía tener vida propia.
La desdichada joven cubierta de barro, apoyada sobre sus dos manos, mientras, sollozando, trataba de librarse del enredo que la aprisionó, no tuvo tiempo de reaccionar cuando a pocos metros de ella, apareció una rugiente figura aterradora que no tenía forma ni aspecto humano.
Su silueta mostraba que de su cuerpo peludo ascendía un oscuro vapor. Sus ojos era flameantes como llamas de fuego y el sonido que salía de su fétida boca, se oía como una melodía triste que desgarraba el alma.
Marama comenzó a patalearse bruscamente tratando de liberarse del rizo que tenía al redor de su pierna. Por desgracia, fue tarde para la joven mujer que regresaba de una cita amorosa con el hombre de su vida. Pues, aquel ente siniestro agitó su cola como un látigo. Ésta levantó la tierra abriendo una brecha desde donde estaba él hasta el lugar donde quedó atrapado el pie de la desdichada.
Como una explosión, todo saltó por los aires y la víctima quedó suspendida en el vacío, afrente al rostro de aquella gigantesca criatura tenebrosa y deforme.
-¡Piedad!- chilló la desvertura, al sentir la proximidad de la muerte, pero desgraciadamente, era un lenguaje que no entendía su cazador.
Lentamente, la bestia acercó a la víctima para olerla. Marama podría sentir el aliento putrfacto que salía de sus fauces. Temblando, cerró los ojos, sabien que su vida había había llegado a su fin. Pues, nada ni nadie la iba a salvar de aquella situación.
Con los ojos cerrados recordó, por última vez, los hermosos días que vivió juntos a Ikuma, el amor de su vida.
Perdida en el interior de sus pensamientos, mientras su casi desnudo temblaba de miedo, sintió que dos pesados objetos punzantes se hundian simultáneamente a los dos lados de su pecho, al tiempo que su cuerpo se deslizaba por una cavidad cálida y babosa.
Abrió los ojos y chilló desconsoladamente tratando de patalearse. Fue demasiado tarde, pues, la mitad de su cuerpo estaba posado sobre una enorme lengua y envuelto en una espesa masa de baba verdosa y maloliente.
Marama sintió que, poco a poco, la vida la abandonaba, mientras su sangra era succionada despiadamente.
Lo último que vió, antes de nublarse sus ojos, fue el humo negro que salía del interior de una colosal nariz. Sus brazos, su pecho y su cabeza, quedaron colgados sobre el labio inferior del monstruosa boca donde quedó atrapada.
Quedó atrapada
en una noche de luna extrañamente menguante,
a la sombra, de tu sombra sombría.
Intentaba desenmascarar unas palabras,
sin comprender, –le faltaba costumbre–,
que eran perfiles desnudos, ausentes de mentiras.
De un alma anarquista, que iluminaba tinieblas,
embadurnando las grises paredes con palabras descaradas,
por ejemplo: "StandbyMe",
que era una de sus favoritas.
03/03/2023Aquellos sanitarios tuvieron que venir a desatascarnos en nuestra propia casa. Habían pasado ya varias horas desde el momento que percatamos que no nos podías separar. Lo habíamos intentado, pero fueron inútiles los esfuerzos.
Era una situación preocupante, pero lo que más me horrorizada, era el bochorno por el que debíamos pasar, viendo a un grupo de extraños tocar nuestras partes más íntimas.
Ver a unos extraños mirarnos como si fuéramos dos bichos raros, fue lo más vergonzoso que había vivido en toda mi vida. De igual manera, tener que abrir la puerta una vez llegada la asistencia, fue toda una odisea.
Sentados, abrazados y en silencio, yo me preguntaba una y otra vez, cómo habia podido suceder aquello. Teresa, mi amante, parecía tomarlo con mucha calma, ya que, con sus suaves brazos rodeando mi cuello, tenía la cabeza posada sobre mi hombro derecho. Ciertamente se haría la misma pregunta que yo, pero no sé lo solicité.
Para abrir la puerta, cuando sonó el timbre, tuve que cargarla como a una mona, rodeando sus pies en torno a mi cintura para que yo pudiese caminar.
Admiro, en gran medida, la valentía, el coraje y resistencia con la que se dotó ella para cooperar conmigo en esta vergonzosa travesía.
Antes de entrar, los sanitarios se nos habían quedado mirando estupefactos, como si hubiesen visto una orda de zombis.
-¡Eh!, ¿Qué pasa?, ¿Van a quedarse allí mirando?-
Fueron las frases con las que mi pareja les hizo reaccionar. Yo, como ellos, me había quedado tieso como un cadáver.
Tras varias horas de delicado toqueteo e incómodas posturas, al fin lograron desatascarnos, habiendo llegado al fondo de nuestra intimidad. A mí se me caía la cara de vergüenza, pero a Teresa, se la notaba indiferente, como si no hubiese pasado nada. Se lo tomó con mucha calma.
Cuando hubo marchado el equipo de urgencias, ambos nos reímos a carcajada suelta, echándonos sobre la alfombra roja del salón.
Y como si no hubiese pasado nada, nos besamos de nuevo, haciendo caso a nuestras ansias de continuar con lo que se quedó a medias.
En la cocina de su casa, de pie frente a una taza de café que tenía sobre la encimera, perdida en sus pensamientos, se había quedado Teresa, después de que Félix hubo marchado.
Habían tenido su primer encuentro íntimo, y a pasar de las incómodas adversidades, ella se sentía satisfecha por haberse deshecho de tanta tension acumulada por el estrés laborar, acumulado durante el proceso de publicación de su último libro.
Una famosa escritora como ella, también necesitaba momentos en los que desconectarse de todo, descomprimirse, y darle riendas sueltas al amor, su mayor fuente de inspiración.
Se preguntaba así misma, reiteradas veces, el porque se hizo escritora de novelas de genero adulto y cómo habría podido llegar a ser una Best-Saller. Y la única respuesta que venía, una y otra vez, era la entrega total que le dedicaba a todo.
Ella no escribía solo con la pluma o con el cerebro, sino, además del corazón, también sentía en su cuerpo el contenido de sus letras. Ella misma se convertía en la protagonista de las escenas de describía en sus relatos, hasta tal punto que hacía al lector también participe de la historia.
Apoyada a un brazo sobre la encimera, con el otro daba sorbitos de café, mientras sus labios rojo vino describían una sonrisita.
Luego, posando la taza sobre la encimera de mármol, comenzó a dibujar circulitos sobre su borde, con los ojos fijos en el contenido de la misma, que reflejaba su rostro.
Recordó los deliciosos momentos pasados con el hombre que la había visitado por primera vez, de cuyo encanto quedó fascinada.
Félix era solo un escritor novel, pero su talento iba más allá de lo que ella podía haber imaginado. Y pese a los años de experiencia que ella arrastraba tras de si, su última novela, comparada al manuscrito de su nuevo amante, parecía el cuento de una novata de catorce años.
Entonces supo que al lado de aquel hombre apuesto de quién sabía poco, su éxito se multiplicaría por mil. Más ella, no solo buscaba mantenerse en la cima, sino tenerle como una pieza más de su colección. Algo que habría arruinado su relación, de no darse cuenta de que estaba enamorada de él.
04/03/2023Varios días después de aquel casual encuentro, curiosamente volvió a sonar el teléfono de Teresa, contra todo pronóstico. Extraño, le pareció, porque no esperaba menos, pues, los resultados de su primera cita habían sido prometedores, pero un considerable lapso de tiempo sin que Félix se comunicase con ella, había conducido a herir su orgullo y eso era un lujo que no se podía permitir. Fingía no querer responder a la llamada, mientras su corazón pedía a gritos que lo hiciera.
-¡Que se joda!- pensó. Pero quien iba a joderse era ella si no respondía a la llamada que tanto había añorado.
Los días de largas esperas se habían vuelto infinitos. El problema no era que Teresa no tuviese el número de Félix para contactarle. Ella solo quería jugar al típico juego femenino de hacerse la deseada. Un juego que su nuevo amante no sabia jugar, y eso la sacó de quicio.
Reprimió su orgullo femenil y, solo Dios sabe cuando, presionó el botón verde del movil para contestar a la llamada que se volvió persistente. Teresa realizó varios movimientos antes de darle la libertad a su voz.
-¿Al fin te acuerdas de mí?- respondió Teresa con un reproche.
-Hola Teresa- saludó la voz varonil de Félix desde otro lado de las líneas telefónicas, esquivando la indirecta de ella.
En aquel instante, Teresa sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo, desde la coronilla hasta la planta de los pies. Se trataba de una señal de alarma que advertía de la caída de todas sus defensas. Ya no podía seguir con aquella representación, pues, debía admitir que le había echado de menos y lo que más deseaba en aquel mismo instante era perderse en sus brazos.
¡Oh!, ¡vaya, pues!, la resistencia opuesta al encanto de la voz que sonó en su oído, estaba por los suelos hecho añicos. Su labios temblaban de ansias por soltar en una frase la confesión de cuanto deseaba estar con él. Sin embargo, una fuerza superior continuó sellando sus labios rojo vino, diseñados para seducir a quien los mirara. Era demasiado pedir, reconocer que había llegado el momento de bajarse de su pedestal y admitir que, incluso las famosas estrellas sangran.
Su ser estaba librando una batalla definitiva entre seguir siendo la mujer dura e imponente que la caracterizó durante toda su carrera, y romper con todos los esquemas. Una encrucijada que, obviamente, tendría un alto precio que pagar, ciertamente, sin importar la dirección que tomase. Pero era cuestión de elegir entre el amor y el poder, porque las dos cosas no las iba a tener, en tal caso.
Pensando Teresa en un reproche que dar, curiosamente salió de su boca, como un impulso incontrolable, una frase inhabitual en su jerga, una frase que cerraría una puerta para abrir otra:
-¡Te he echado de menos, Félix!
Con esta declaración, se estaba divorciando eternamente de su orgullo para pasar a ser una nueva creyente en el amor, bajo todo riesgo de caer en un desengaño, del cual sabía, a ciencia cierta, que jamás se podría recuperar. Afortunadamente para ambos, el sentimiento era mutuo, y por tanto, los dos iban a tirar la casa por la ventana.
05/03/2023Escribe relatos de otros mundos y los ilumina con luces de justicia y de esperanza y aunque son relatos de ciencia ficción, sus historias son realistas y verosímiles, con algunos retoques y algunas pequeñas ilustraciones, quedara el libro dispuesto para su edicion, le dijo el editor, dias después de que Luis le entregara el manuscrito.
Al mes siguiente, hacia la presentación de su primer libro en una librería de Madrid. Aquel era un día muy importante para él. Lástima que sus padres no pudieran verlo. Habían muerto un año antes víctimas del COVID. Seguramente que se sentirian muy orgullosos de él, observandole desde ese rincón secreto de la memoria que tenemos reservados para las personas que han tenido una especial relevancia en nuestras vidas y forman parte de nuestro caracter y de nuestra idiosincracia.
Después de la presentación, Luis, se retiro en silencio a sus aposentos, abrió una botella de champán y le hizo un brindis al sol resplandeciente que entraba por la ventana.
¡Va por vosotros, padres! Dijo, mientras una furtiva lagrima surcaba su rostro.
10/03/2023Una furtiva lágrima surcaba su rostro mientras sentado en la cama recordaba tiempos anteriores.
Ella siempre llegaba tarde, era una de sus virtudes. La toalla se quedaba en el suelo junto con la ropa interior, el secador enchufado sobre el marmol junto a la pasta de dientes compartiendo sala con el perfume embriagador. Ella recorría el pasillo a toda prisa con los tacones en la mano, a toda prisa para la cocina, a toda prisa para el baño, a toda prisa a la habitación. Luego se despedía acelerada, mientras se ponía los zapatos justo antes de salir por la puerta, lanzándome un beso que a veces impactaba en la frente, otras en la cara y otras en un ojo, porque su puntería a esa hora de la mañana y con esas prisas no era su fuerte. Los besos de impacto en los ojos eran los mejores, porque luego venían seguidos de siete u ocho directamente a los labios, mientras decía:
-¡Perdona, perdona, perdona, te quiero, te quiero, te quiero".
11/03/2023Te quiero, me decía y me reprochaba el hecho de que yo nunca se lo dijera, pero era mentira, se lo decía con besos, con caricias, con pequeños detalles como llevarla el desayuno a la cama o un ramo de flores en los momentos especiales, pero sí, es cierto esa palabra nunca salía de mi boca, quizás porque la había oído tantas veces tan vacía de contenido adornando actitudes hipócritas o disimulando públicas virtudes en un ambiente social igualmente hipócrita. No, mi forma de decir "te quiero", no era con palabras, sabia que las palabras se las lleva el viento y que solo lo hechos, los detalles, los sentimientos, el respeto y el apoyo mutuo, permanecen.
12/03/2023Se besaban en la boca cuando nadie los miraba hasta que descubrieron que estaban solos en medio de la multitud. Las tardes con ella en la playa eran como un remanso de paz, una isla desierta en mitad del vasto océano de preocupaciones familiares y de trabajo que les abordaban. Cuando se besaban, el mundo se abria ante sus pies, las penas desaparecian absorbidas por el naufragio de pasiones y de sentimientos desenfrenados que, al compás de las olas del mar les devoraba por dentro y por fuera y les unia como las lapas del moluscos en las rocas, haciéndoles fuertes e inquebrantable ante la adversidad.
12/03/2023Inquebrantable
ante la adversidad, caminaba cabizbajo, orejiestrecho y
almahipertrofiado. Se habían sumado en su devenir una serie de acontecimientos
desgraciados, pero a Raimundo no le salían las cuentas. La Diosa que le había desterrado
a los barrios del extrarradio del pandemónium le había endilgado causas por las
que penar que debían pertenecer a otro pringado del estilo de Raimundo, pero
que él se negaba a reivindicar y aceptar. Por ejemplo, el no había torturado a
la gata de su vecino Rosa y luego la había despeñado por el hueco del ascensor
desde el 5º piso. Tampoco había intercambiado las matrículas de un BMW aparcado
desde hacía una semana en la puerta de su portal con la de un camión de reparto
del Mercadona. Y muchísimo menos, había depositado serpientes de goma de gran
realismo, compradas por cuatro perras en el chino del otro bulevar, en el
parque de bolas, (cuyos chillones infantes le tenían hasta las ídem) colindante
a su pequeño negocio. Bueno, eso decía Raimundo, pero yo, como soy autor
omnisciente (o como leches se enseñe en los talleres de escritores) y he creado
el personaje, sé a ciencia cierta que un hijoputa de mucho cuidado como él, y
que me rondaba la cabeza desde hace semanas, es capaz de eso y de mucho más,
por ejemplo, de infiltrase en el Vaticano y cambiarle la pegatina de la ITV al
papamóvil por otra caducada. Y, ¿qué contar de su pequeño negocio, como lo
hemos llamado unas diez líneas más arriba? Pues, que ese eufemismo le valdría
con sus coleguillas de güisquería pero, entre nosotros: nada de nada. En
realidad, se dedicaba a la reventa de mascarillas que iba recogiendo por el
suelo de gente que las perdía o las tiraba directamente a la puta acera (ya
salió el macarra que hay en mí). Las plegaba, las introducía en pequeñas bolsas
que robaba de la sección de frutas y verduras del Mercadona al que aludíamos en
la peripecia de las matrículas intercambiadas, y las envolvía en un horroroso
papel navideño que había mingado en el chino, también conocido, donde pilló las
boas constrictor del dichoso parque de bolas y bla, bla. Total, que luego se
plantaba en el semáforo de la Avenida de Moratalaz, esquina a Vinateros, e
intentaba vender su mercancía. Además, el muy cabrón, sin alguien se negaba a
apoquinar para mercarle las mascarillitas, hacía unos aspavientos muy estudiados
para que le pillara el par de fotos del semáforo como que se lo había pasado en
rojo. 3 puntos menos, 100 pavetes de multa y los limpiaparabrisas que se había
llevado Raimundo por delante en uno de sus aspavientos.
Pero una vez mas, en la intimidad de la abarrotada sala del club, la bailarina de pole dibujó una escena de amor y sexo. Caricias de metal estremecían su piel desnuda, olas de calor descendían hasta su sexo...abrazada a la barra como mucho tiempo atrás se había abrazado a tu cuerpo.
06/04/2023Abrazado a tu cuerpo, paso las horas sin tiempo en ese compás de vida que emerge de nuestros deseos como habitantes de un mundo extraño que buscan su identidad que esa vorágine carnal de fuego y vida en que nos encontramos cada mañana al despertar.
06/04/2023Al despertar las estrellas parpadean porque tienen sueño; mientras, los dedos de la luna de abril, redonda y traviesa, tocan a arrebato en la imaginación de los poetas.
Ensoñación de palabras en las noches tranquilas y cálidas de la primavera.
08/04/2023En las noches tranquilas y cálidas de la primavera. .. es cuando Raquel subía a la azotea de su casa para contemplar el cielo.
Nada le producía tanta paz y alegría como esos momentos a solas , donde las estrellas parecían querer entregarle un mensaje diario.
La llegada de un vecino nuevo al edificio la descolocó .
_Un placer.. Soy Luis. Le dijo mientras le tendía la mano y apoyaba con la otra su telescopio .
Dicharachero y locuaz..Luis subía a cada día a la azotea para fotografiar los astros. Raquel ya no sentía la paz de estar a solas .. pero poco a poco y noche a noche... Los mensajes que recibía dejaron de llegar.
Y en cada noche cálida de abril... Luis le hacía llegar a Raquel una historia estelar, cuántica...pero llena de un lirismo precioso.
Era casi imposible resistirse al encanto que tenía la presencia de Luis. Su tono de voz,su sensibilidad , su argumentación,su respeto, su alegría , sus manos ....Hacían de él un hombre maravilloso.
Pasaron las noches de primavera ..y tras la azotea... Raquel y Luis... cambiaron el escenario en sus noches frente al mar ..
Raquel y Luis... cambiaron el escenario en sus noches frente al mar .. Las olas las convirtieron en asientos reclinables con guisquimasaje. Hicieron un telón con la piel del escroto de los ballenatos. Transfomaron a Neptuno, merced a una sugerencia de Raquel, en un consueta desmemoriado (este golpe cómico fue apuntado por Luis, que tenía la gracia en salva sea la parte. Con la espuma del mar desalinizada hicieron sorbetes de champán para brindar en la función de Nochevieja del martes de la semana en curso. Las mareas fueron mudadas, por arte de birlibirloque, en acomodadores, las pleamares se encargaron de las filas 20 a la 40 y las bajamares de la 1 a la 19 (una fila más en las Canarias, como sucede con casi todo). Pero, Luis y Raquel, que se las prometían muy felices, ignoraban en la función de esa noche lo que les tenía guardado el futuro próximo imperfecto. Un telegrama urgente que les entregó la Sirenita, recién llegada de Helsinki, trocó la melosidad de sus pensamientos en un rictus mejide.
Mejide era un apellido que para un político, con ambición de poder y muy conservador, podría considerarse como una maldición divina (suponiendo que las divinidades se dedicarán a tan prosaicos menesteres). y llevar como segundo patronímico Franco parecía fruto de un Cupido cachondo y ácrata (actividad, el cachondeo, a la que los dioses dedican una buena parte de su tiempo, debido a que es aburridísimo ser omnipotente todo el rato).
El caso es que en los mítines, en medio del entusiasmo, las bases enfervorecidas gritaban: ¡Mejideee Francooo!, que resonaba en el eco (regulado, como todo el mundo sabe, por una ninfa de las montañas no nevadas) con un jaleo de vocales, que trasformaban tan insigne apellido en algo mas en consonancia con el ambiente como era un "Me Jodeee..."
Y aunque el fracaso del candidato fue estrepitoso, los actos electorales de ese partido fueron los mas concurridos de toda la campaña.
11/04/2023
La campaña publicitaria para dar a conocer <<La vida te da sorpresas>> , primera obra de un escritor que admiraba a Paul Auster, estuvo plagada de incidencias.
En consonancia con el relato, que estaba ambientado en Brooklyn, la presentacion se hizo en una librería de un barrio popular de Madrid. El acto se desarrolló según lo previsto, pero en el instante en el que el autor tomaba la palabra un hombre armado, del que luego se supo que era un delincuente que huía de la policía, atravesó la sala.
El público asistente, pensando que la inesperada aparición era una performance publicitaria, entró en el juego y detuvo al peligroso malhechor. El hecho tuvo una importante repercusión mediática.
Cuando el segundo intento de presentación de la novela quedó interrumpido por unas despistadas feministas de Femen, que irrumpieron dando gritos en la sala, un día antes del homenaje a un artista misógino y machista que estaba previsto celebrar a la misma hora y en el mismo lugar, el nombre del escritor ya se había hecho popular.
Pero fue el entusiasmo de los lectores, que adictos a la droga de la ficción dependían de los libros para sobrevivir, la verdadera causa del éxito del escritor que admiraba a Paul Auster.
14/04/2023Paul Auster era objeto del
artículo del suplemento dominical de “La Retaguardia Inmarcesible”, rotativo
que, al igual que los pimientos de Padrón, unos días publicábase y otros non.
Ilustraba el reportaje una foto suya pertrechado con un gorrito ruso y haciendo
gracietas con un matasuegras. El título del artículo era “Paul Auster, el escritor
más vendido”. Desconocemos como Jacinto de la Vichisuas, reportero de casta
como la que le viene al galgo, pudo colocar esa frasecita que albergaba tanta
mala leche condensada en las cuatro palabras que adjetivaban a Pablito. Todo el
mundo sabía de la ruindad de Paul Auster y como se vendía, ciertamente al, no siempre,
mejor postor o impostor que le ofreciera pasta gansa. Era voz populi y eructo
eliti que había plagiado con todas sus ganas el libro de Stephen Esteban “La
doble vida de la Señorita Pepis”, parrafada a parrafada, incluyendo la
dedicatoria, el prólogo y la foto de portada.
De portada habia elegido el editor un dibujo delirante de dedos, lenguas y ropas confundidas , que fomentaba el interes y la curiosidad del lector por el libro de relatos cortos titulado << El obsceno sabor de tu piel >>, que ahora me estaba firmando el autor, tanto de la ilustración como de las narraciones, un hombre de edad indefinida y de aspecto anodino, pero envuelto en el velo de misterio que había producido en mí una crítica literaria, que mencionaba su obra como una contradicción permanente entre la imposibilidad de saber y la imposibilidad de ignorar el oscuro objeto de deseo de la mujer.
La casualidad de un aguacero intenso –hace ya algún tiempo de esto, cuando todavía el cielo susurraba lluvia– fue para mí la excusa para acercar al escritor a su hotel (el no tenía coche, yo sí ) y para dejar que dibujara en mi cuerpo las poderosas palabras con las que horas atrás había descrito su proceso creativo.
Y el dibujo resultante solo fue una mala caricatura de la palabra deseo, una estúpida gregueria sin ingenio, que me hizo dar la razón a las palabras de Rimbaud : " Yo es otro", que era lo que el poeta decía sentír cuando su creatividad emergía.
Lo que el poeta decía sentír cuando su creatividad emergía no era lo que yo sentía cuando las leía, pero aquellas palabras me conmovían, me excitaban, me evocaban palabras nuevas que disparaban mi universo creativo, "porque un verso hace otro verso cuando la vida es un inmenso mar que late sin ningun puerto al que aferrarse". Estas palabras que escribi hace ya tiempo, cuando la escritura era para mi un salvavidas a la vez que un acicate, un refugio y una cueva que me salvaba del abismo; resurgían en mi cabeza como una melodía inacabada, me recordaba el motivo por el que empecé a escribir, la necesidad de seguir esa "historia interminable" que se establece entre el escritor y sus lectores, sin la cual no sería posible, ninguna forma de creatividad.
Olvidaría, al fin del tiempo, todo lo que ella sabía que sabía:
Que a la pregunta, ¿Quién era ella?, nunca acudían las palabras para responder.
Que cuando se cuestionaba su deseo, las palabras llegaban presurosas, pero siempre lo hacían de dos en dos.
Que el jubilo de su piel acababa y empezaba en la culminación de un abrazo. "Pequeña muerte" muy grande que la hacía renacer.
24/04/2023Esencia embriagadora de azahar y almizcle en las noches de primavera.
Entonces yo era el vino que te bebía, tú eras la casa que me habitaba.
Mientras, los saxofones suicidas entonaban voces y escondían fantasmas.
26/04/2023Fantasmas camuflados en las estrofas de las poesías observaban atentos a los lectores, que susceptibles a la belleza de las palabras, se dejaban llevar por la realidad imaginada del poeta, quedando así a merced de las almas errantes de los espectros.
Se escondían en determinadas palabras, nosotros era una de sus favoritas y también gozo, color, solo...antifaces perfectos para sus quiméricos ojos invasores.
Y una vez más ocupaban otros sueños, comenzaban otra vida, en un periplo sinsentido en busca de una morada donde dejar de penar.
Una morada donde dejar de penar buscaban sin cesar las vocales. Corrían como pollos sin cabeza a sílabas que no las protegían, a sílabas esdrújulas donde las picoteaban a discrección sin dejar una viva, corrían hacía sílabas agudas donde la mayoría de las veces las acribillaban esos aguijones despiadados e insensibles en cuanto aparecían consonantes contonenándose, ya fueran eses, enes o pretéritos crueles que sólo rememoraban tiempos pasados ya extintos que a nadie importaban porque -simplemente- ya habían dejado de ser.
En ocasiones las vócales encontraban refugio, por breves momentos, en palabras llanas y, dejaban de ser aguijoneadas por el ejercito de acentos, pero siempre había algún escritor de éxito -como alguno se denominaba a si mismo-, que interfería a propósito para que fueran masacradas de alguna u otra manera ya fuera, no terminando las palabras con n, con s o con alguna de sus hermanas.
¡Muerte a los acentos! -grito la A, por ser la primogénita.
¡Muerte a toda la gramática! -gritaron las demás al unísono.
(Menos mal, que el Arturo Perez Reverte no estuvo nienpresentus e ni tampoco eninsitu en tal reivindicación, que si no le perdemos fijo para la causa).
01/05/2023La
causa inmediata de aquel revuelo no pudo precisarse con exactitud, pese a que
el Tribunal de Justicia de las Consonantes se afanó en realizar una
investigación exhaustiva.
En
las diligencias previas, un testigo —consonante de prestigio, por lo que su testimonio
se consideró de absoluta fiabilidad— afirmó que la chispa se prendió cuando una
de las vocales fuertes —no estaba seguro de cuál de ellas, pero le había
parecido que era la A— declaró la guerra a los acentos, esos fieles compañeros
que, al igual que en el ruedo hacían los picadores frente a los astados, colaboraban
con ellas en la ardua tarea de domesticar a las díscolas vocales.
Tras
ello, aquellas vocales a las que aún no se les había puesto en su sitio y disponían,
por tanto, de libertad de movimientos, comenzaron a gritar consignas y,
rápidamente, de una cosa se pasó a la otra y toda la gramática quedó en
entredicho. Fue necesaria la intervención de los Gendarmes del Templo Sagrado
de la Gramática para reducir a las insurrectas. Aquéllos, guerreros
experimentados, hicieron su trabajo con rapidez y eficacia; en un principio,
las invitaron a disolverse, pero después, ante el cariz que tomaban los acontecimientos,
decidieron usar la fuerza, como mandaban los cánones.
En
un abrir y cerrar de ojos, la situación quedó controlada. Y, en consecuencia, el
sueño de las sufridas vocales de encontrar una morada donde dejar de penar se
esfumó como por ensalmo.
Como por ensalmo, se siente dichosa. Sol cálido y brisa que acarician su piel, luz brillante que se posa en el espejo del agua, regalando mil destellos que lucen como diamantes etéreos, fugaces y cambiantes, y en sus oídos sólo el sonido del viento, que trae y lleva, y del mar, que le susurra calma. Y más allá, hasta donde su vista llega, horizonte inacabable, infinito, como las posibilidades del día recién nacido
Recién nacido el día, el sol se deshizo de la menguante luna y de las acechantes estrellas y lanzó sus primeros destellos sobre los canales serenos, los mosaicos de las majestuosas cúpulas y los puentes aún silenciosos, encendiendo las luces y levantando el telón azul oscuro de la noche.
Un día más, con independencia de la fecha que ordenaba el calendario, la ciudad de las máscaras y de los sueños soñados, celebraba el carnaval.
Enseguida aparecieron los asistentes al espectaculo, que revestidos de colores brillantes, deambulaban ruidosamente por las calles como si fueran un ejército invasor, y compraban recuerdos, fabricados en China, en el entreacto de la función.
Mientras, detrás del decorado, Gustav Von Aschenbach soñaba con la belleza y moría todos los días a la orilla del mar.
03/05/2023A la orilla del mar
no le gustan las pleamares. Le entra cosquilleo con tanto grano de arena, cantillos
rodados de piedra Pómez y condones usados que la acarician, la masajean con
olas duras y tristes y, finalmente, la hieren. La orilla de mar soñaba en tiempos
pleistocénicos con convertirse de mayor en un acantilado o en el cono de un
volcán, pero, ah, amigo, no es lo que uno quiere lo que nos depara el destino.
Yo, sin ir más lejos, anoche compré un billete de tren para ir al Campo de Criptana
y al descender las escaleras del vagón un cartelito me indicaba que me
encontraba en Torino di Sangro, Abruzos, que, según recordaba de algún concurso
de la tele, era la patria chica (y perdón por el chiste facilillo) de
Torrebruno. Pregunté en la estación, pero, incomprensiblemente, me aseguraron
que no había ningún museo, calle o monumento dedicado a este gran hombre. De lo
que si me enteré por una mujer entrada en años y que deglutía con fruición una pizza a la Rimini
es de que Rocco había sido desvirgado por una carnicera. Afirmó con contundencia que lo sabía de muy buena
tinta. Y yo, que ya tengo muchas canas en los huevos, estoy convencido y nadie me va a sacar de ahí, de que la anciana era la que arrancó su flor a Rocky
Chaparro, Carambola o cualquiera de sus alter egos, amenazándole con un cuchillo
castrabueyes en la cámara frigorífica de su establecimiento. Tigres, leones …
"Tigres, leones, vais todos a tocarme los cojones" (sic) dijo en tono coloquial, mientras dedicaba al público asistente una amplia sonrisa llena de dientes, en homenaje tanto a Torrebruno como a la Pantoja, con la intención de empatizar con su auditorio –que para una cita de Schopenhauer no estaba– y terminar de una vez la presentación de su primer libro, no por que él tuviese prisa, sino más bien por hacer caso a su intuición que le decía que los brazos derechos levantados de la última fila no eran solicitudes para hacer uso de palabra, sino todo lo contrario.
El novel autor, algo desconcertado por el cariz que estaban tomando los acontecimientos –estaban empezando a volar las sillas al fondo de la sala– abandonó apresuradamente el recinto.
El libro, que llevaba por titulo: El machirulo español ¿ una especie en extincion?, era una 《Antología del disparate》, una recopilación de las burradas con las que deleitaban los políticos de Vox al personal; y además adornaba su cubierta con una sutil caricatura de un camello ,que recordaba, en opinión de los más suspicaces militantes, a su líder. Con todos estos alicientes los ejemplares de la obra se vendieron como rosquillas.
El partido político inspirador corrió peor suerte y desapareció tan rápido como el agua en una cesta.
—En una cesta de mimbre —gritó el cautivo, en un tono
lastimero.
—¿Y dónde está esa cesta? —inquirió su torturador, al tiempo
que sus manos iban dejando de apretar la garganta de su presa, permitiéndole
respirar.
—Abajo, en el sótano, dentro de un armario azul —confesó entre
sollozos el pobre hombre.
—Ya te dije que acabarías cantando, Samuel. Somos muy
convincentes —dijo aquel soldado, que, por lo que parecía, era el que llevaba
la voz cantante en el grupo, algo que quedó muy claro cuando, acto seguido,
ordenó a dos de sus hombres que fueran a por ella.
Éstos, linterna en ristre, bajaron las escaleras que conducían
hasta el sótano e intentaron encender la luz, pero, como no funcionaba, efectuaron
el registro a la luz de las linternas. No tardaron en dar con el armario que
buscaban. En su interior encontraron la cesta de mimbre y subieron las escaleras
con celeridad para entregársela a su jefe.
Hans —el jefe— la abrió, observando que únicamente contenía
documentos. Cuando comenzó a hojearlos, un rictus de satisfacción se dibujó en
su cara. Por fin, tenía en sus manos una lista con los nombres de los miembros
de aquella organización extremista que estaba atentando contra los miembros de su
partido.
—Vámonos de aquí. Pero, antes, liquidad a ese payaso.
Y “el payaso”, pese a saber que tenía sus minutos contados,
sonrió para sus adentros, pues había logrado engañar a sus captores. Sus
camaradas continuarían a salvo y, con seguridad, pronto le vengarían.
Mayo nace alegre y suave; resplandece en el ambiente como un arcoíris tras la tormenta del invierno.
Es la caricia cálida sobre la piel ya desnuda, es el rocío que, regando los labios, hace que broten los besos.
Es una pulsión desenfrenada que hace revivir a la tierra. Y a veces aviva mi deseo mucho siempre -aunque ya no sienta frío- de pasar una noche a tu abrigo.
12/05/2023 Pasar una noche a tu abrigo era todo lo que anhelaba mi
corazón. Mi único deseo era llenarme de ti, abrir mi alma de par en par y
permitir —sólo por una vez— que alguien escudriñase todos sus recovecos; volverme
traslúcido y que tú —mi bella flor, mi sueño etéreo, mi paz— contemplases, a la
tenue luz de la luna, mis más recónditos secretos.
Yo aspiraba a fondear en tu ardiente playa y, navegando por
el proceloso mar de tus fluidos, convertirme, en esa noche mágica, en amo y
señor de tus caricias, tus besos y tu amor.
Y, al amanecer, colmado de ti, ya saciado de tu dulce aroma,
estaría listo para partir de nuevo —sin rumbo y sin volver la vista atrás— en
busca de vientos favorables que me llevasen a otros mares, a otros puertos, tal
vez a otros besos que evocarían en mi memoria el recuerdo de aquella noche eterna
que, por sí sola, habría dado pleno sentido a mi existencia.
A mi existencia que es tan normal, puro teatro de la actriz mediocre que soy, le ha sobrado imaginación , derroche inútil de fantasía y de tinta de color azul, que se evaporan en el tintero incapaces de encontrar una piel donde escribir.
A veces, la necesidad de dibujar palabras era tan grande que, en lugar de piel, jugaba a tatuar con palabras montañas de hojas de papel; entonces soñaba con la caricia de los dedos que con cuidado rozaban la cuartilla manuscrita y disfrutaba con la idea –no lo puedo evitar, soy traviesa– de despertar el deseo en quien me leyera; luego, sin poderlo remediar, yo demandaba una réplica.
Y, si llegaba, esa respuesta me hacía sentirme como una ola de mar, cuando sube la marea.
13/05/2023Sus congéneres
y acólitos no siempre aprobaban lo que hacía. Aunque,
probablemente, sería más correcto decir que casi siempre desaprobaban su
conducta.
Nerea se había
criado en un orfanato, porque sus padres murieron cuando ella era muy pequeña y
porque las autoridades no lograron encontrar a ningún pariente vivo que la
cuidase. Y, también, porque ninguna familia, pudiendo elegir entre tantas
criaturas, estaba tan loca como para aventurarse a dar el paso de criar, como
si fuese su propia hija, a una niña tan sabihonda y repelente como ella.
En consecuencia,
Nerea dejó de responder a los estímulos externos y desarrolló un carácter
introvertido. Procuraba tener el mínimo contacto con los demás seres humanos. Era
obvio que se relacionaba mejor con los animales que con las personas, sobre
todo con pequeños e inofensivos animales marinos, como bivalvos y peces de
colores. Pero lo más sobresaliente y peliagudo es que no reconocía autoridad
alguna y, por más palos que recibió a lo largo de su vida, nunca retrocedió ni
lo más mínimo.
También desde
muy pequeña —como si fuese un pasaporte salvador destinado a evitar que su vida
se convirtiese en un pozo de tristeza lindante con la locura—dedicó largas
horas a escribir. Sus escritos eran de una gran belleza y rebosaban toda la
ternura que nunca pudo expresar a nadie.
Por fin, cuando
tuvo edad de valerse por sí misma, abandonó el orfanato y buscó un trabajo que
tuviese que ver con el arte que ella dominaba de una forma tan magistral: la
escritura. Y lo consiguió con facilidad. Así, ganaba el dinero necesario para
pagar el alquiler de un apartamento sólo para ella. Y, refugiada en aquel
remanso de paz que cultivaba con esmero, pasaba las tardes escribiendo tiernas
historias de amor, que reflejaban sus más hondas aspiraciones.
Y, dejando
volar su imaginación, soñaba que, algún día, la gente las leerían y quedarían
cautivadas por ellas. Entonces, se haría rica y famosa y sería el momento de
elegir si volvía al mundo que un día la expulsó de su seno o si aprovecharía su
fama para saciar su enorme sed de venganza.
Su enorme sed de venganza sólo se calmaba al sentir en los labios la caricia de la espuma de cerveza , siempre que las cañas estuviesen bien tiradas, o por las mimosas olas de la orilla del mar, cuando rompían entre sus piernas, y cubrían su sexo de simiente de mar.
Aún así, en ocasiones se dejaba llevar por la ira y ejercía la maldad de manera despiadada. En esos momentos no dudaba en comerle la boca a su acompañante cuando se cruzaban con un grupo de beatas, o pintar bigote en las caras de los personajes que aparecían en las fotos oficiales de las oficinas públicas ; aunque lo que más le reconfortaba con la vida era conseguir que en las formales comidas familiares sonase cualquier canción del álbum ¿ Cuándo se come aquí? de los Siniestro Total.
14/05/2023Siniestro total, asúmalo, el coche tiene más de veinte años, lo máximo que le podemos ofrecer son mil trescientos euros y, sinceramente, el coche no los vale.
Aquella mujer -miembro chungo de las kelis que reivindicaban sus derechos para hacer uso de las camas como Dios manda con cierta dignidad en horario laboral-, protestó con toda la energía que poseía y, de la que se había cargado después de tantos años de verse ensombrecida por tantos prepotentes, que siempre la querían dejar sinvoznivoto, misma nomenclatura que dabamos en mi pueblo a los que siempre se situaban de perfil cuando llegaban los momentos tensos.
He de explicar que a menos de diez quilómetros existía un pueblo llamado Sinvoznivoto, un pueblo pelotero-pelotero, con gente extraordinaria, sin embargo no era el pueblo preferido para unos cuantos que se dejaban impresionar por su contusbrismo. Los comerciantes del lugar se habían dejado engatursar por los dineros de las gentes venidas de fuera de la ciudad que últimamente habían sido unos cuantos. Pero el taller del pueblo donde se arreglaban los coches del pueblo no sabían de peritos ni de corbatines.
Asi que esa mujer a la que el seguro quería tangar, ponderó pros y contras y termino cogiendo a ese hombre del pescuezo espetándole firmemente: "Ayatola, no me toques la pirola".
15/05/2023Ayatollah no me toques la pirola repetían a voz en grito los Siniestro Total, desde el radiocasete de mi 850 rojo, que llevaba las ventanillas bajadas porque se calentaba un montón.
Eran los años ochenta, era verano y había un vientecillo de libertad en el ambiente. Ahora las cosas han cambiado y las ventanas se han cerrado, tanto de los coches, como de la libertad de expresión.
Ahora vamos medio zombis, atontolinados e impotentes, abocados a un futuro cada vez más injusto, donde suena el estribillo favorito de allatollas y similares " Censurar y atizar todo es empezar". Pero ellos no saben que cada mañana nos decimos " Menos mal que nos queda Portugal" y salimos sin miedo a la calle.
16/05/2023
Salimos sin miedo a la calle. Quizá no tengamos razones
poderosas, pero lo hacemos, y nos negamos a transitar por la vida arrugados, temerosos,
cobardes, buscando la seguridad a cualquier precio, como hacen tantos…
Porque nosotros no somos así.
Nos conocerás por nuestras botas de montar —a algunos por su
negro Cadillac— y sobre todo porque, en nuestro fuero interno, hemos decidido
vivir una vida con mayúsculas y mancharnos tomando partido, corriendo el riesgo
de que una bala asesina —dirigida a nosotros o no, es indiferente— nos
encuentre en su trayectoria y trunque, de un plumazo, todas nuestras ilusiones
y esperanzas.
Y estoy seguro de que ese día, cuando ya no estemos entre
los vivos, no faltará quien baile sobre nuestra tumba.
Tumba tu tumba tumba tu...resonaban los tambores de madera y las trompas de cuerno que, acompañando a los sonidos colectivos expontaneos del baile, finalizaban la invocación a las diosas de la selva solicitando fecundidad y daban comienzo a la danza ritual de iniciación del cortejo sexual.
La luna iluminaba el claro del bosque al pie de las murallas y gigantescas columnas de la ciudad escondida en medio de la jungla tropical, y reflejándose en las cercenadas calaveras de los enemigos de la tribu Maa de monas bllancas, marcaba el círculo donde las hembras , en el calor de la noche, danzaban –adornadas con collares de trofeos fálicos– , siguiendo el ritmo frenético y ancestral que representaba un salvaje apareamiento.
Mientras, en la cripta del tesoro de la ciudad oculta, en un lecho de lianas, un dios humano e impío copulaba con una virgen princesa selvática.
Selváticas temibles y prodigiosas eran las mujeres de la tribu de Ahosi, fruto de una aleatoria y extraña recombinación genética entre Aho, un hombre tratado como ser divino y su esposa Mino, la mas inteligente de las chimpancés blancas de la tribu originaría, que evitando de manera voluntaria cualquier contacto con la civilización habían conseguido esconder su existencia y desarrollar determinadas cualidades no humanas como la telepatía y la adivinación del futuro observando el canto y el vuelo de las aves o el movimiento del agua.
La certeza de que el fin de la civilización humana era inminente y la supervivencia del planeta imposible llevo a estas extrañas mujeres a abandonar su territorio y a adentrarse por una sociedad hostil.
Ellas, pensaron en una manera rápida de impedir el Argamedón y resolvieron, en democrática asamblea, que la manera mas eficaz era acabar de una vez por todas con el sistema capitalista. Empleando todos sus poderes se pusieron manos a la obra.
No fue fácil, pero lo consiguieron y así dio comienzo una nueva era.
22/05/2023Era una mujer que no conjuntaba para nada con la decoración de mi despacho del alto ejecutivo de una importante empresa. Aunque, según me decía el jefe de recursos humanos a modo de disculpa, Estela era una excelente profesional que sustituiría a mi secretaría, que se estaba recuperando de una operación de estetica –la quinta creo que era– hasta que encontrase a otra acorde con mi estatus.
Era una mujer distinta, intuitiva en el trabajo, vestía ropa cómoda, olía a vainilla, canturreaba por los pasillos y estaba gorda.
Esto último, sus redondeadas formas fue lo que me resultó más exótico. Yo era un tipo que sabía controlarme; habia renunciado a mis ilusiones, pensaba lo imprescindible, hablaba lo imprescindible, llevaba una aburridisima alimentación saludable, gracias a lo cual disfrutaba de una posición económica envidiable, una figura envidiable, rodeado de una esposa delgadisima, unos hijos ambiciosos y amigos aduladores.
Estela hizo renacer mis sueños, me imaginaba preso en sus pechos, al borde del delirio entre sus muslos, y ese calido y relajante olor a vainilla fue mi mejor motivación para empezar a recuperar el tiempo perdido con la certeza de que las mujeres de verdad tienen curvas y son mucho más que su cuerpo.
Hombría era quizás lo que me
empezaba a faltar. Hubiera hecho falta un microscopio para encontrar a mi
hermanito pequeño, que creció y se emancipo (te) de mi cerebro y ahora vuelve,
menguado menier, a casa cual pijo pródigo. Recuerdo cuando fue cercenado, no en
un sofisticado ritual judío sino en un frío quirófano del H.M Gómez Ulla. El
pellejillo arrancado del bálano en una escena desgarradora, como lo fue Bambi
de su madre, fue arrojado sin ningún miramiento a una papelera metálica por el
Doctor Belinchón y Belinchón tras sacudirse las migas de pan de su bata. Aún
resuena en mis oídos ese sonido chirriante y siniestro, ¡ah, carne de mis
carnes! ¡paragüitas de mis fértiles desechos y proyectos de serecillos humanos!
Creo que ya utilicé en algún otro relato el chiste parodiando la canción de
Sabina “Entre la fimosis y la sobredosis”, pero, como buen impostor y
soso sosías de mi mismo, me guardo mis mejores trucos para posibles nuevas
audiencias públicas y privadas. Pues, eso, que mis desmesuradas eyaculaciones en
que mi mano aceleraba sobre el frenillo pudieron llevarme no a una “petite morte”
que dirían nuestros vecinos del norte (perdón por el pareado) sino a una expiración
por desangrado. Me explico, corría (y nunca mejor dicho) el año 1984, y yo disfrutaba
de un permiso navideño en la mili. En ese secuestro legal me daban muy poco
cuartel para tener momentos en que cascármela, así que esos días de asueto me
encontraba en mi habitación viendo en un televisorcillo el especial de
Nochevieja de la tele cuando apareció de repente un ejemplar de maggioratta
cantando una pegadiza canción (Boys, boys, boys, …) y yo, aprovechando que mi
madre estaba terminando de cocinar la lombarda, agarré mi instrumento para
afinarlo y, atónito, vi que inesperadamente se le salía una pera a la susopicha.
Le di al manubrio como si no hubiera un mañana y, empezó a manar una mezcla de
sangre, semen , sudor y lágrimas, que casi me deja tieso. Mi miembro o miembra devino
en esa pequeña muerte, pero se trataba de una momentánea catalepsia, ya que yo
no podía dejar de mirar el vaivén pectoral de mi sobrina Sabrina, y, sorprendiendo
a mis dos plañideros testículos, mi pariente en segundo grado muscular resucitó
al tercer minuto, poniéndose Andrés enhiesta. En ese momento entró mi madre
para que me incorporara a la cena y dar cuenta de la lombarda (¿sería la
Salerno de Lombardía, por una simpática coincidencia?) Menos mal, que la pobre estaba
recién operada de cataratas y sólo acertó a decir: “Anda, Antoñito, ayúdame
a poner la mesa que tu padre se está impacientando y se pone de mal yogur. Y a
ver si recoges tu habitación que la tienes hecha una leonera”.
Hecha una leonera tenía yo la cabeza de tanta tensión electoral acumulada que me costó una barbaridad ordenarla, siguiendo –siempre da resultado– el método de colocación Mahou (cinco estrellas según la valoración de los usuarios). Luego resultó mucho peor y tras el cólico miserere vespertino, ya no tenía yo el congo para farolillos , por eso– from lost to the river, me dije y me puse a escribir.
Era mi intención, lo siento Edgar, describir en un ambiente machista de una gran empresa, a un tipo indiferente , que al desear a una mujer que no es un florero , recupera la ilusión.
Pero, que se le va a hacer, hay días que no sale nada a izquierdas.
Izquierdas y derechas se disputaban el poder en aquel
agitado verano de 2023. Lo hacían con tanta violencia verbal y tan feos modales
que recordaban a la España de las dos Españas. En aquellos tiempos cambiantes, no
era fácil encontrar un paraguas que nos protegiese de la alargada sombra del
cambio climático, ni que lograse mitigar nuestro temor ante las consecuencias
de la pertinaz sequía —Franco dixit— que los medios de comunicación se
encargaban de amplificar hasta el infinito y que, ya entonces, intuíamos como
un problema de difícil solución.
Nos hallábamos aún bajo la férula del feminismo militante, que
convertía en sospechoso a cualquiera que pareciese desprender un mínimo tufo
machista. Se presagiaba una segunda revolución cultural —a lo Mao— que encendía
y alimentaba las hogueras en las que las obras de arte —e incluso literarias—
que no encajaban en los parámetros de la postmodernidad encontrarían su justo
fin. Una marea revisionista que amenazaba con barrer todos los míticos símbolos
de un pasado del que renegábamos abiertamente, desde Rhett Butler a Torrente, pasando
por Harry el Sucio o James Bond.
Pero, en honor a la verdad, he de reconocer que, a mí, en
aquellos años de mi mocedad, estos asuntos tan sesudos no me preocupaban en absoluto.
En mi pequeño cerebro, sólo había sitio para las curvas redentoras de Estela, aquellas
curvas que, aderezadas por el fresco olor a vainilla que adormecía mis sentidos
—y que llenaba mis poros de un sentimiento de felicidad con vocación de
permanencia—, me transportaban a un estado próximo a la ataraxia.
Estela era un sueño hecho realidad del que, por mi gusto,
nunca hubiese despertado.
Nunca
hubiese despertado a mi hora si no hubiera sido por el despertador fálico que
le regalé a Estela. Girando el huevo derecho se movía la manecilla de las horas
y haciendo lo propio con el izquierdo la que fijaba la hora que debía cantar el
gallo. Tenía un pequeño depósito en la parte trasera que se podía rellenar con
un líquido que disparaba por el agujerillo de la parte superior a la hora
señalada para activar la alarma. Una vez descojonados unas cuantas veces el
depósito quedó vacío hasta el día de hoy. También se podía elegir entre varias
melodías que hicieran más dulce el despertar. Nuestra preferida era “Las tetas
de mi novia” de los Siniestro Total. Por cierto que yo casi acabo definiendo
con esas dos palabras el estado en que quedaban mis morros y mi lengua tras sucesivas
vueltas al circuito de las curvas de Estela, practicando derrapes y frenadas en
seco. ¿Qué decir de sus curvas yo que trazaba tangentes día sí y día también?
Conocía su perímetro al milímetro y lo que más me ponía era recorrer todo su
contorno haciendo eses tras pimplarnos una botella de licor de madroño.
Una botella de licor de madroño, un bocadillo de chopped y
el alma en un suspiro constituyeron mi liviano equipaje al partir de la casa de
Estela. Me fui cabizbajo, camino a la estación, al tiempo que renegaba de haber
dilapidado en ella los ahorros de toda una vida.
Aquel día, decepcionado, abatido, humillado, ya no pude
aguantar más y salí por piernas de la casa que había sido mi hogar durante una
larga temporada. Lamentaba mi suerte, aunque seguramente la fortuna no tenía
nada que ver con mi desgracia, pues mi madre, tirando de refranes manidos, ya
me lo había advertido al menos un millón de veces.
—Arturo, ésa es una fresca. Lo único que vas a sacar con
ella son los pies fríos y la cabeza caliente. Y no olvides que quien más pone,
más pierde.
Algunas veces me pregunto si las madres tienen un superpoder
especial o es que, acaso, en el refranero se encuentra contenida la sabiduría ancestral
de civilizaciones pasadas. Sea como fuere, lo cierto es que ellas siempre dan en
el clavo. Y tampoco llego a comprender por qué los hijos somos tan ciegos y engreídos
que nunca les hacemos caso… Y es que, entre los brazos de Estela, adormecido
por el lujurioso vaivén de sus caderas, dejé pasar unos valiosos años que ya no
podré recuperar.
Pero, sobre todo, lo que nunca llegué a imaginar es que —víctima
de su traición— mis sueños se marchitarían de golpe y quedarían colgados a
medio camino entre el perchero de la entrada y el ingrato perfume de su infidelidad.
Su infidelidad tuvo terribles consecuencias. Ocurrió en los albores del siglo VI, cuando el amor hirió a Lancelot y Ginebra, y esta fue infiel al rey Arturo con el que estaba casada. Como en todas las épocas los enemigos del rey se aprovecharon de las circunstancias , descubrieron a la pareja y desencadenaron la muerte de Arturo y el fin del reino de Camelot. No lograron que los amantes dejarán de amarse, aunque la leyenda asocie su infidelidad como el origen de todos los males que acontecieron.
Pero volviendo a la realidad, hay que reconocer que la infidelidad es uno de los alimentos preferidos de la ficción debido a que genera cascadas de sentimientos, conflictos, transgresiones y para los hacedores de relatos resulta de lo más creativo.
Ademas, se puede justificar debido a que es bastante inusual que alguien pueda cumplir las necesidades y los sueños de otro, aunque no por ello deje de ser la persona amada. En todo caso, quien nunca haya sido infiel que tire la primera piedra.
Ahora me apetecía hablar de Jules y Jin, pero para que no acabéis como el negro en el sermón ( con la cabeza caliente y los pies helados), mejor lo dejo para otro día.
—Otro día, guapito. O quizá nunca, quién sabe —dijo ella,
recreándose en su negativa.
—Yo creo que lo pasaríamos muy bien, no sé a qué vienen
tantas reticencias. ¡Anda! Sé que te gusto, no puedes negarlo —dijo él, a quien
la ideología dominante en la sociedad patriarcal le había convencido de que
tenía derecho a todo por el simple y miserable hecho de ser varón.
Jennifer hizo una mueca de desagrado al escuchar aquella
sarta de tópicos de labios de Jonathan. Sin embargo, aún más que sus palabras, lo
que le había molestado era el tono despectivo con que le había hablado.
—Porque no me apetece. Y sobran las explicaciones. ¿Tú que
te has creído, niño bonito? No sé si algún día aprenderás a tratar a las
mujeres y a mirar más allá de tu propio ombligo, pero ahora no eres más que un
engreído y un maleducado. ¡Ah! Y un soberbio.
Jonathan se quedó pálido, como si no estuviese acostumbrado
a que le diesen calabazas. Dudó si debía insistir —por aquello de que “no, no
siempre quiere decir no”— pero la furibunda mirada que la muchacha le lanzó,
acabó por convencerle de que no sería una buena idea.
Tras ello —aprovechando que había dejado sin palabras a su
supuesto pretendiente—, Jennifer se levantó de la mesa y se dirigió hacia la puerta de salida , mientras murmuraba:
—Cerdos machistas sin cerebro y sin sensibilidad. ¿Cuándo se
darán cuenta de que estamos en el siglo XXI?
¿Cuándo se darán cuenta que estamos en el siglo XXI?, comentaban , en voz no muy alta, algunos de los ocupantes del vagón de metro en el que me dirigía a mi trabajo el lunes por la mañana.
Y, aunque estaba claro que los tiempos que corrían no eran nada acogedores , el hecho de que un tipo joven y musculado empezara a insultar a la mujer que le había recordado que el sitio que ocupaba estaba reservado para embarazadas como era su caso, era un ejemplo del grado de grosería al que, en caso de no tomar medidas, estaba abocada la sociedad.
Luchando con la indignación que me hacia sentir este episodio -precisamente después de un fin de semana esperanzador en el que había comprobado como en la feria del libro todavía se podían encontrar escritores noveles que valían la pena leer, o que en la fiestas de mi barrio abuelos, padres y críos , bailaban con canciones de los Rolling Stones, Led Zeppelin, o Queen y parecían encantados- procure olvidarme del tema mientras me ponía mi pijama, pues soy enfermera, antes de salir en busca del primer paciente a la sala de espera. Y allí estaba el tipo del metro protestando porque quería que le adelantaran su consulta. Le tranquilice, le pasaríamos enseguida en cuanto estuviera preparado el quirófano para esa pequeña intervención en su escroto; no debía preocuparse, la anestesia local se la pondría yo, le dije dedicándole la mas angelical de mis sonrisas.
04/06/2023Un valle de lágrimas y gemidos, donde las ilusiones -empantanadas- se desahogan en ríos caudalosos, medianos o chicos que van a dar en la procelosa mar de los naufragios lentos. Ahí, donde las sirenas arden en ceremonias de espuma, algas y silencio.
Extracto del texto Reflexiones de Generosa, una vaca frisona antes de su transmutación en hamburguesa.
05/06/2023Antes de su transmutación en hamburguesa, Generosa —la vaca frisona del tío Valerio— había llevado lo que podríamos calificar como una buena vida. A cambio del forraje que recibía como alimento, tan solo se le exigía que diera leche. Y ella, cumpliendo su parte del acuerdo tácito entre ganadero y res, lo hacía y en grandes cantidades; aunque su producción nunca alcanzaba a abastecer a todo el pueblo de Villalibre, por lo que, los menos pudientes, se quedaban sin disfrutar tan apetitoso manjar.
La escasez se veía agravada porque el rata de don Celestino, que siempre fue un elitista —al que los demás y, sobre todo los de abajo, le importaban un bledo—, solía acaparar más de lo que necesitaba.
Hasta que un día, cuando ya era demasiado vieja para seguir cumpliendo el sobreentendido trato, Generosa acabó en manos del matarife para cumplir su último destino, ese que le había pronosticado aquel mago burlón que reía a carcajadas de cosas a las que sólo él le veía la maldita gracia.
06/06/2023Gracia no les hacía, si acaso les causaba sorpresa el verme, después de tanto tiempo, llegar a la que todavía era mi casa y a la que había jurado no volver jamás.
El comedor principal estaba en semi penumbra, los muebles habían sido retirados. Rodeado de sus pinturas más queridas, sin ningún adorno floral, en medio de la estancia estaba un ataúd cerrado, que contenía el cuerpo del único hombre que yo he amado. Delante , apoyado en un trípode su autorretrato.
Yo habia sido la modelo, apenas pubescente, de sus primeros cuadros dedicados al "Inocente impudor"; mi rastro persistía – inalcanzable, íntimo, radical– en la mayoría de sus mejores trabajos. Su autorretrato reflejaba los colores con que un día le dibujé mi deseo; los trazos aéreos de su delgadez extrema, líneas de mar violeta en su mirada, reflejos dorados iluminando la dulcisima suavidad de su piel.
La impresión de ver los cuadros, que hasta ahora habían permanecido inéditos para mí, fue tan intensa que caí rendida a la atracción abismal de reposar a su lado, en el panteón familiar, donde nuestros previsores padres habían construido dos sepulturas, muy juntas, quizás adivinando.
07/06/2023Quizá adivinando...me gusta este tira y afloja mañanero y la rutina tácitamente establecida de saber que nos vamos a encontrar aquí cada mañana.
Tu dices ahora que todo es mentira...
Intento acariciarte. Te llamo con un siseo gatuno apenas perceptible y amago ya con dar media vuelta.
...que todo es simplemente un producto de nuestro pensamiento. No te quito la razón.
Camino por la calle Oeste camino del trabajo, junto a la muralla del Castillo de San Fernando. El mar azul al otro lado.
Al otro lado de mí, el mar azul se esconde cuando cierras las puertas de tus ojos a mi mirada.
Y, aunque tú no quieras, te miro con mis manos y simulo una caricia, que es un beso disfrazado.
Entonces me extravío en tí, que nunca has existido. Luego vuelvo a renunciar al propósito de enmienda de olvidarte, porque prefiero pecar soñando contigo.
09/06/2023Prefiero pecar soñando contigo —reviviendo, en algún recoveco
olvidado de mi imaginación, lo que pudo ser y no fue—, antes que permitir que
mis últimas esperanzas abandonen la larga e hipnótica sombra de tu recuerdo.
No puedo olvidar que, entonces, yo quise serlo todo para ti —tu
luminoso camino y tu mar en calma, quien apagase tu sed cada día y quien
encendiese tu pasión cada noche—, pero que tú, casquivana y etérea, ni siquiera
percibiste el indiscreto brillo que habitaba en mis ojos, esos dos quebradizos luceros
que hoy, lejos de ti, se apagan lentamente, diluyéndose en la nada.
Diluyéndose en la nada se quedaron las croquetas justo antes de rebozarlas porque no llevaban suficiente harina. Ya me lo decía mi madre: "No hagas caso de las nuevas tendencias que quieren que todo sea chorreante; las croquetas siempre bien compactas".
Y así me pasó; pensé que todo tenía que ser compacto y, como entre chorreante y masa de mortero debía de haber un termino medio, me pasé a las empanadillas, que si bien no me produjeron un primer impacto en su elaboración, a la larga, resultaron ser mi salvación. Me gustaba ser embadurnado con un sofrito a primera hora de la tarde, luego ser envuelto en una masa hojaldrada a temperatura ambiente y, por último, que me frieran a fuego hardcore a útlima hora de la noche y, por supuesto, que me saborearan durante horas para luego etiquetarme con cinco estrellas michelín, sumun premio a mis buenas artes.
13/06/2023A mis buenas artes en la magia del bilibirloque les debo mis mayores alegrías y algún pequeño desengaño. Estos últimos estan generalmente asociados a los inesperados Amour Fou que se quedaron en agua de borrajas.
Y, aunque nada en mi apariencia lo diría –pues mimetizo mi imagen según convenga, aparento ser cercano, afable y estoy entrenado para empatizar contigo–, soy un manipulador profesional, un político de primera línea en plena campaña electoral.
Por eso te voy a despistar con infinitos datos innecesarios, dejaré que la verdad brille por su ausencia, pondré mucho cuidado o no, según se tercie, en hacer promesas concretas, que rápidamente se las llevará el viento; además, con la ayuda de los medios de comunicación , las redes sociales y un buen trabajo previo en pos del no pensar, te habré estafado de una forma legal y sin consecuencias, por supuesto para mí.
Tú seguirás igual, en tu rabaño, como una pequeña pieza necesaria para el funcionamiento de un artefacto inmoral, injusto, destructor y desalmado.
Desalmados, tras vender su alma -sin estrenar y con la etiqueta puesta- en Wallapop a cambio de saciar su ambición absoluta o de unas sonrisas virtuales en forma de un “me gusta”, enmascaradas detras de una pantalla, eran las especies depredadoras, que colonizando los ecosistemas mediáticos, pretendían acabar con la voluntad de las personas libres.
Pero, lo que estos desalmados no sabían era que, una vez realizada la mefistofélica transacción, el único escrúpulo que les quedaba era el asco, en general a los que no eran como ellos y, en particular a algún tipo de alimento.
El día en que se conoció la repugnancia que el líder antidemocrático y fantabuloso sentía por las masas hojaldradas y crujientes, rellenas de un sofrito variado, la esperanza de los ciudadanos del país en un futuro mejor quedo en manos de un cocinero hardcore.
17/06/2023Un cocinero hardcore —que se había hecho famoso por sus
empanadillas crujientes al punto pollito— era la única y remota esperanza de
que la egregia tierra de don Pelayo y el Cid Campeador conservase, más allá del
verano, su verdadera libertad.
Enfrente, una marea verdeazulada, desbocada y trumpista — equipada
con prodigiosas lenguas viperinas y vestida con el atractivo ropaje de la
demagogia—, se perfilaba como la antagonista de “Regreso al futuro”. Sus impulsores
soñaban realizar la dudosa gesta de convertir a las orgullosas tierras
celtíberas, una vez más, en su solar particular, haciendo retroceder unas
cuantas décadas la rueda de la historia.
El desenlace aún no estaba claro, pero muchos nos temíamos
lo peor y, si no rezábamos, era simplemente porque en el turbio siglo XXI ya no
nos quedaba ningún dios al que apelar, ni siquiera el denostado dios de las
empanadillas.
Las empanadillas que hacían en La casa de María, tenían algo especial y nadie sabía lo que era.
Todos los clientes del bar estaban de acuerdo en que eran lo mejor que habían comido ( en sentido literal ) en su vida; y decían esto porque era probar el primer bocado y sentir que se integraban en una eternidad de belleza absoluta , casi divina y a punto de entrar en metempsicosis, transmutaban en un potente deseo de habitar en otro cuerpo...el tuyo...o el vuestro, según el día.
Y es que Maria empleaba ingredientes naturales que sólo tocaban sus manos. Los huevos eran de las gallinas que correteaban libres en su granja, los tomates de su huerto, el trigo de sus campos y las amapolas blancas, que vírgenes de herbicidas, crecían tan contentas entre el trigo y que ella convertía, libres de cualquier aditivo por supuesto, en el ingrediente secreto de su cocina.
22/06/2023En el ingrediente secreto de su cocina nunca faltaba la nuez moscada. Era una especia en peligro de extinción que ya no pintaba nada en casi ninguna cazuela tipo cocina abuela.
La gente sobreval..oraba a menudo los encuentros esporádicos intensos y los sustituía con cosas como la kombucha, el kéfir, o el kvass de remolacha (de todas ellas yo me quedo con la esencial: la espirulina de Claude, me da mucha pena no haberla saboreado cuando estuve a tiempo).
Pero a veces alguien traía a casa un taper con croquetas de jamón o empanadillas de queso azul, que llevaban nuez moscada, -a traición y, a sabiendas del deseo que provocaba en mí tal especia- con la excusa de disfrutarlas y de paso vernos, abrazarnos, ver la tele y echarnos unas risas a cuenta de las últimas noticias que distorsionaban la realidad en la que nos movíamos y en la que a la vez no sabíamos movernos.
No sabíamos movernos al son que nos marcaba el abanderado. Nosotros estábamos en modo twelve bar blues y el Abanderado solo era el nombre de una prenda de ropa interior masculina, cuyo uso –en los días más señalados o bien al sentirse enamorado– era fervientemente recomendada en una celebrada canción de un grupo gallego de punk-rock; vestimenta que, aunque no siempre, revelaba alguna que otra sorpresa en su interior.
Y era por esa razón –por no seguir al abanderado, no por juguetear con lo que escondía dentro, que quede claro– por la que nuestra reputación siempre estaba cuestionada.Pero nosotros no éramos replicantes y nos importaban un comino los likes y nos hacía felices sazonar con cicuta moscada a lo políticamente correcto, a los cerebros homogéneos sin sentido del humor, a las manos siniestras de los manipuladores de la gente...Mientras, siempre al son de blues, desvestiamos al futuro de abanderados.
28/06/2023Abanderados, los hombres usaban calzoncillos de esa marca...porque las mujeres se los compraban y, según el anuncio de la televisión de la época, lo hacían porque les quedaban requetebién (en algunos casos, aunque eso no lo decía la propaganda), les iban bien (no se especificaba en que) y se sentían bien, pero tampoco aclaraban si cuando se los ponían o cuando se los quitaban.
Esto pasaba por aquí, allá por los años setenta, mas o menos. En otros pagos, como veinte años antes, Marlon Brando puso de moda -en la película Un tranvía llamado Deseo- una camiseta similar a la fabricada por la marca. En España también teníamos tranvías.
Un poco después la misma empresa diseño y publicito, las bragas Princesa destinadas a la mujer que subía y bajaba, iba y venía, entraba y salía.
Yo cumplía con todos esos requisitos y, en mi interior llevaba una Princesa que, cuando se juntaba con un abanderado, se volvía republicana y libres ambos de realezas y banderas, nos dedicábamos los domingos por la tarde al placer de disfrutar y soñábamos mientras escuchábamos a Pink Floyd.
01/07/2023Mientras escuchábamos a Pink Floyd —furtivamente acomodados en la cama de tus padres—, mi mente vagaba inquieta, imaginando paraísos futuros. En ellos, había un lugar preferente reservado para ti, un sitio que, a la postre, iba a quedar vacío.
Y, al tiempo que Roger Waters sumaba ladrillos al invisible muro del sistema educativo, represivo y castrador —“teachers” del mundo, rebelaos—, mis labios, ajenos a todo, recorrían ávidos tu cuerpo en un estéril intento de saciar el voraz apetito de la juventud. En aquellos días de vino y rosas, aún ignoraba que únicamente el transcurso del tiempo sería capaz de aplacarlo.
Y así, rebeldes y soñadores, marginados y brillantes, vivíamos el momento con la natural despreocupación que nos proporcionaba nuestra firme convicción de que seríamos los abanderados de un nuevo mundo, mejor y más justo. Pero nada salió como imaginamos.
Y, hoy, huérfanos de amor —arriadas las banderas, marchitos los sueños—, tan solo malvivimos, esperando desesperanzados ese aciago día en que el último aliento certificará, sin remisión, nuestro fracaso.
¿Fracaso estrepitoso? Parecía una apreciación algo exagerada para valorar el resultado de mi terapia de desensibización sistemática y contracondicionamiento.
En todo caso habia realizado algunos cambios en pos de dominar la pulsión, algo desbocada e incontrolable, que padecía desde que, Claudio, después de robarme el corazón con su aparato circulatorio anexo, y mi colección completa de las novelas de Truman Capote, desapareció de mi vida sin avisar.
Por eso –como signo de buena voluntad y para evitar males mayores– había trasladado mi residencia a una localidad de menos de 10.000 almas, particularmente mojigata, que duplicaba entre iglesias, conventos, capillas, ermitas y monasterios, el número de bares, tascas, y demás establecimientos dedicados al esparcimiento.
Fue una buena decisión, ya que en unos cuantos meses olvide mi cleptomanía, pues era imposible encontrar a un ser humano, paisano o forastero, que pusiera en marcha mi irrefrenable deseo de robar besos.
Pero , un día, me di cuenta que no me apetecía cantar, que ya no contaba, ni cuentos, ni con los dedos; y hacía un montón, ya no recordaba cuanto, que abrazar o soñar me eran indiferentes. Aún asi no me importó lo más mínimo haber dejado de conjugar todos los verbos de la primera conjugación... Total cada vez me resultaba más aburrido respirar.
Cada vez me resultaba más aburrido. Respirar aquella atmósfera —cargada de una religiosidad vacía de contenido—, constituía, cuando menos, un peligroso ejercicio de cinismo. Eso si es que no era, directamente, una puerta abierta al nihilismo.
Y el padre Anselmo era el más odioso de todos. Predicaba con soberbia, sin dejar un resquicio a la duda o a la piedad, pues se creía en posesión de la verdad. Comía como un cerdo, con perdón de los miembros de la subespecie sus scrofa domestica. Era tan vago que incluso había que seleccionarle los textos que debía leer durante la misa. Se quedaba con la mitad de lo que recaudaba en el cepillo de la iglesia y, a veces, ni siquiera tenía bastante con eso. Envidiaba con toda su alma a José, el sacristán, ese hombre tan feliz y risueño a quien cada noche le esperaba su esposa con el lecho caliente. No soportaba a los feligreses y a menudo estallaba de ira ante cualquier pequeña falta. En el pueblo, se rumoreaba —con precaución no exenta de temor— que sus broncas en el confesionario eran de aúpa.
En conclusión: si nos propusiéramos estudiar los pecados capitales, no podríamos encontrar un ejemplo mejor, alguien que, con tanto arte, los reuniese todos de una forma tan prolífica en su persona. Porque lo más grave —al menos para los que lo conocimos de cerca—, era su propensión a la lujuria, a acosar bajo mano a las mujeres con sus malas artes, abusando de su posición, que creía tan firme. Y el obispado haciendo la vista gorda per secula seculorum.
Bueno, hasta que el papa Francisco los puso firmes y tuvieron que abrirle un expediente y trasladarlo con urgencia a la península, como ya hicieran un siglo antes con cierto padre Miguel un tanto libidinoso. Pero el caso no admitía parangón: don Miguel tenía sus “defectillos”, pero en el fondo era un buen tipo; en cambio, el padre Anselmo, que militaba en el bando equivocado —pues en las filas del Ángel Caído, sin duda, habría sido considerado un dechado de virtudes— dejaba mucho que desear…
Y es que aún tenía un último defecto, quizá el peor de todos: en su profunda ignorancia, ni siquiera había oído hablar de un genio llamado Truman Capote.
08/07/2023Truman Capote figuraba en la portada del libro donde el dibujo de una Juana de Arco atemporal parecía preguntar al cielo el porqué de su tormento. Una mujer, apoyada en la pared del vagón, ajena a los traqueteos del metro, lo leía vorazmente.
El hombre que estaba a su izquierda la observó atentamente y en un instante reconoció en ella la pieza que le faltaba para completar su último y posiblemente mejor elaborado proyecto. Sin dudarlo sacó un móvil de su cartera y comenzó a fotografiar las partes del cuerpo femenino que le interesaban.
Cuando cerró el libro y se dispuso a descender del convoy, el hombre salió tras ella. Luego la siguió hasta lo que suponía era su casa.
La mujer –que aún permanecía en el escenario creado por el autor de la novela– se lamentaba, mientras salía del metro, de haberse dejado confundir por las pistas falsas que había diseminadas por las páginas del libro, y de no averiguar nunca quien era el personaje perverso.
El hombre tomó nota del piso en el que se encendió la luz, y supuso que era el que buscaba; la mujer medio desnuda –era una noche de verano calurosa– , levantó el toldo y regó las plantas. El hombre considero que las formas y volúmenes que veía, coincidían con el puzle imaginado. Lo antes posible se pondría en contacto con ella, solicitaría permiso para publicar sus fotos y le pediría que posara para él.
Cuando al día siguiente llamaron a la puerta, la mujer abrió confiada.
La mujer abrió confiada, pues acababa de pedir al butanero
que le subiera dos bombonas de propano y no dudó de que sería él. Sin embargo,
se llevó una sorpresa mayúscula al ver a dos hombres elegantemente vestidos,
con sombrero de copa y todo. Si hubiesen llevado una flor en el ojal, podrían
haber pasado por el novio y el padrino de una boda.
—Buenos días, señora. Queríamos hablar con el señor
Silverston —dijo el más alto.
—Mi marido no está en casa, a estas horas trabaja —dijo
Matilde, la señora de la casa.
Los dos visitantes se miraron y no pudieron evitar una
sonrisa.
—Disculpe, por lo que sabemos su marido no trabaja ni a
estas horas ni a ninguna. Pero eso a nosotros nos da igual. Lo que queremos es
que pague las letras atrasadas de los electrodomésticos que compraron —afirmó
el más bajo de los dos.
—¿Letras atrasadas? Ustedes se confunden. Esos
electrodomésticos los compramos al contado con la paga extra de mi marido. Es
diplomático, ¿saben? Trabaja en la embajada británica, vayan a verlo allí.
Ahora los dos comenzaron a reírse abiertamente.
—Venimos de la embajada británica y allí nadie lo conoce.
Creo que ha engañado a mucha gente. Y por su cara, veo que a usted también.
Pero no hay problema. Ya verá qué divertido le va a parecer que nos convirtamos
en su sombra —dijo el más alto.
En eso se abrió la puerta del ascensor y salió de ella el
butanero con las dos bombonas que le habían pedido.
—¿Dónde se las pongo, señora?
—Aquí, en la cocina —dijo la mujer, muy azorada, pues no
salía de su asombro.
—Bueno, nosotros nos vamos. Ya tendrán noticias nuestras —dijo
el más bajo.
—Y le acompaño en el sentimiento, señora —añadió el más alto.
Mientras se marchaban, escaleras abajo —sin utilizar el
flamante ascensor recién instalado—, Matilde se fijó en lo que decían las
letras blancas rotuladas en las carteras de los dos individuos: EL COBRADOR DEL
FRAC.
Del frac no se podía poner objeción alguna, a Carlos, el atildado novio, le sentaba de maravilla.
Al novio sí, a él se le podían poner muchas pegas. Había heredado de su familia un montón de pasta, era vegano, aprensivo a más no poder, y no pegaba palo al agua; además era el carbrón que se estaba casando con Margarita.
Margarita, mi chica, solía jurarme amor eterno cuando, de vuelta de su viaje astral, aterrizaba sobre mi ombligo y yo me lo creía siempre a pies juntillas.
Por eso, tuve que consolarla entre mis brazos cuando, al final del banquete nupcial, instantes antes de partir la tarta, Carlos sacó algo de un bolsillo de la chaqueta de su frac, se tambaleó unos segundos, se llevó la mano al corazón y cayó fulminado.
Le enterramos con el mismo frac que llevó en la ceremonia de su boda.
Yo procuré que Margarita superará tan desagradable experiencia, recuperando su interés por la astronomía. Lo hice, en parte, porqué era una chica preciosa y por responsabilidad hacía tan desvalida criatura.
En todo caso, era una tontería pensar que a Carlos le diese semejante suponcio al encontrar, en su bolsillo una tarjeta publicitando la venta de fracs para difuntos distinguidos, con la foto de un finado, elegantísimo en su ataúd, vistiendo un frac igualito que el suyo.
Era una
tontería pensar que a Carlos le diese semejante soponcio al encontrar, en su
bolsillo, una tarjeta publicitando la venta de fracs para difuntos
distinguidos, con la foto de un finado —elegantísimo— en su ataúd, vistiendo un
frac igualito que el suyo.
Esa, al menos, era
la opinión de José Rodríguez, inspector del cuerpo nacional de policía, recientemente
jubilado, que casualmente se hallaba en el evento en su calidad de tío favorito
de la novia.
—En cuarenta
años de servicio, nunca he visto una muerte más absurda y con menos motivo.
Aquí hay gato encerrado —le dijo allí mismo a Nuria, la desconsolada novia, en
presencia de sus padres y de algún que otro invitado.
En consecuencia,
sacó su teléfono móvil y marcó el número directo de la brigada de homicidios en
la que había prestado servicio durante los últimos dieciocho años. Tras la
llamada, se encargó de alejar a todo el mundo del escenario directo del crimen,
en espera de que llegasen los excompañeros a quienes correspondería investigar
aquel caso tan peculiar, con el inspector Sagasta —su sucesor— al frente.
Lo cierto es
que la famosa foto, sin duda, pudo producir al efímero novio un pequeño shock,
pero nunca pudo haber causado tantos estragos. La causa de la muerte, según concluyó
el informe del forense, había sido la ingesta de una cantidad letal de arsénico.
Establecido el
envenenamiento, el inspector Rodríguez no dudó en señalar como principal
sospechoso al joven alto y bien parecido —aunque tuerto—, que había consolado a
la novia en el propio salón tras el luctuoso suceso.
La investigación
posterior determinó que aquel sujeto era Dionisio Sastre, un farmacéutico que
había sido amante de la novia y que, en el pasado, había protagonizado algunas
escenas públicas de celos, fronterizas con el maltrato. Todo apuntaba a él.
Y hoy,
precisamente, dará comienzo el juicio por aquella muerte tan curiosa, con Dionisio
Sastre en el banquillo de los acusados.
Seguiremos
informando.
Seguiremos informando... ¡No! Por favor no os molestéis si ya estamos informadísimos.
Ya nos hemos enterado que en verano hace calor, la gente se va a la playa y busca la sombra; todo lo contrario que en invierno, que hace un frío que pela, y en Cercedilla se forman unos carámbanos enormes en la fuente de la plaza. Los televidentes agradecemos la turra que recibimos sobre el estado del tiempo y así poder elegir el outfit adecuado para cada ocasión.
Debido a la maestría con la que soléis aplicar la técnica del disco rayado, rápidamente aprendemos quienes son los malos en las guerras impresentables: que existe racismo en el fútbol y es un escándalo, pero en un mantero la cosa cambia. Que somos defensores a tope de los derechos humanos en todo el mundo, salvo donde nos interesa, como Catar.
Por si fuera poco tampoco está limpio de mentiras vuestro presentador más mediático, y la profesionalidad en la moderación de un debate electoral trascendental ha brillado por su ausencia.
Por todo esto, yo preferiría que no os tomarais tanto interés en informarnos, mucho mejor programar películas; Ciudadano Kane sería perfecta para empezar.
—Ciudadano Kane sería perfecta para empezar —dijo Santiago, que ardía en deseos de ponerse a organizar la Semana de Cine que se llevaría a cabo en el Centro Cultural de Villalibre. Sus vastos conocimientos sobre cine clásico eran de dominio público.
—A mí me gusta la idea —secundó Eladia.
Parecía haber un consenso general, cuando desde el fondo de la sala tronó la estridente voz de Rosebud.
—¿Ciudadano Kane? ¿Lo decís en serio?
—Claro, es una de las películas más reconocidas de todos los tiempos —intervino Lucas, rompiendo una lanza a favor de la propuesta de Santiago.
—Querrás decir de otros tiempos —aseveró Rosebud.
—¿Qué tiene de malo? —preguntó Rosa.
—Pues que es una antigualla. ¿Es qué somos unos moñas? ¿Esto es el Centro Cultural de la Juventud o una banda del Imserso?
Todos bajaron la cabeza. Santiago iba a intervenir, cuando se anticipó Rosebud.
—Propongo que no se incluya ninguna película que se haya hecho antes del nacimiento del más viejo de aquí, que si no me equivoco es Lucas. Y votación a mano alzada. ¿Qué decís?
¿Qué decís?, y como siempre Rosebud dijo la última palabra. Ella siempre hacía honor al nombre que le habían impuesto sus padres, nombre que odiaba con toda su alma desde que se entero que no correspondía a ninguna princesa romántica, sino a la forma en que un caballero denominaba el clítoris de su amada ( tampoco se comprende el cabreo de Rosebud, ya que el romanticismo, según la opinión de las juventudes de Villalibre, no está reñido con el sexo).
Pero Rosebud –capullo de rosa, según el diccionario inglés-español– gozaba, a pesar de los negacionistas que se cerraban en banda a reconocer sus cualidades , de un elevado prestigio entre las chicas de la peña por lo que no dudaron en dejar en sus manos la programación del festival.
Y eso hizo. El certamen se inauguró con La Vida de Adéle, que fue un éxito rotundo y la causa de que a el concejal de Vox , al no poder ser atendido en el centro de salud de la localidad que llevaba varios meses cerrado, tuviesen que ingresarle en estado preocupante en el hospital más próximo, a 60 Km del pueblo, gracias a lo cual el festival pudo desarrollarse sin incidencias.
Sin incidencias dignas de mención transcurrió la jornada de
votación en Villalibre. La participación rozó el 90 por ciento, algo nunca
visto por aquellos pagos. Y es que tanto los de un bando como los del otro habían
sido capaces de movilizar a sus votantes con una contundencia sin precedentes.
Rosebud García se presentaba como cabeza de lista de la
coalición de izquierdas, en tanto que Santiago Cantó, que había sido concejal
de cultura en el anterior consistorio, encabezaba la lista única de las
derechas.
El recuento fue muy ajustado, pero al final el triunfo fue
para las filas de Rosebud; la ya alcaldesa virtual lucía una sonrisa radiante
en la fiesta de celebración.
—Hemos ganado, pero ha sido por poco —les recordaba a sus
partidarios desde la tribuna.
—Rosebud, Rosebud —gritaban sus partidarios, en un estado próximo
a la euforia.
Durante casi diez minutos, Rosebud se dirigió a ellos, haciendo
balance de la campaña. También les recordó algunos de los retos que tenían por
delante y señaló lo importante que era que la izquierda tuviese mayoría en el
ayuntamiento por primera vez. Y para rematar su discurso, dijo:
—Una última cuestión. La campaña ha sido encarnizada, pero
eso no debe hacernos perder la perspectiva. Todos somos el mismo pueblo. Las
divisiones no conducen a nada, salvo al enfrentamiento y al caos. Desde aquí,
tiendo mi mano a la oposición. Que no olviden que ahora gobernaremos nosotros.
Pero que sepan que estamos abiertos a dialogar sobre cualquier tema y a
intentar llegar a acuerdos. Nada más. ¡Que no decaiga la fiesta!
La fiesta de Villalibre se celebró, como siempre, la última semana de agosto, y se desarrolló de tal manera que la locidad quedó incluida en los circuitos turísticos culturales más importantes de Europa.
El interes por el pueblo surgio unos años antes cuando, debido al escándalo mediático despertado por la leyenda del vino elaborado en sus bodegas –misterio que persistía sumido en inquietante silencio, pero que seguía haciendo las botellas de El Aquél de Don Miguel un lujo para los sentidos– floreció el turismo enológico.
Tambien ayudó a potenciar el turísmo de Villalibre el descubrimiento, en las obras de adecuación de una antigua herrería para alojamiento rural, de unos cuadernos manuscritos en perfecto estado de conservación, que narraban las actividades de una, hasta entonces desconocida, Federación Anarquista Berciana, formada por cinco personas vecinas de la zona ( Anselmo, Miguel, Severino, Leandra, Matilde), publicados por su interés histórico y politico, por una importante editorial y qué, según la crítica literaria, el estilo de esta narración estaba a la altura de la prosa de Benito Pérez Galdós.
Para rematar, el cartel con un San Onofre rejuvenecido, sutilmente cubierto por unas hojas de palmera y aureolado con la leyenda: ""Ames a quien ames que no decaiga la fiesta", resultó un reclamo abierto a todo el mundo, que contribuyó al éxito de los festejos.
Tan rentable fue el evento, que el Ayuntamiento pudo sacar adelante el proyecto de saneamiento del río Boeza y , nadie sabe cómo, aunque se achaca a un milagro de San Onofre, un día empezaron a aparecer cangrejos en sus orillas.
Orillas, el sacristán, fue a quejarse al padre Miguel de lo
que estaba pasando en el pueblo. Según él, los nuevos regidores del consistorio
eran unos herejes a los que había que combatir sin descanso.
—No es para tanto, Juan. Hay que ir con los nuevos tiempos.
—¿Con los nuevos tiempos? —bramó el sacristán—. ¿Pero usted
ha visto lo que han hecho con nuestro San Onofre?
—Pues a mí me ha parecido muy creativo. Y divertido. ¡Es que
a veces pensamos que los santos son momias!
Juan Orillas se escandalizó, pero prefirió contemporizar. En
cierto modo, podía entender que un forastero como el padre Miguel, que como
quien dice era un recién llegado, no comprendiese la devoción que los naturales
del pueblo sentían por su patrón.
—Usted verá. Pero no pierda de vista que a esta chusma cuando
le das la mano, te toman el pie. Yo sólo le aviso, don Miguel.
Al pronunciar las últimas palabras, vino a su mente el
recuerdo de otro cura con el mismo nombre que había ejercido el sacerdocio en
aquel pueblo un siglo antes, en vísperas de la primera guerra mundial. El
sacerdocio y… algo más.
Y es que, aunque ni los más viejos del lugar habían llegado
a conocer a aquel personaje casi mítico, nadie ignoraba quién había sido, pues su
trágica muerte formaba parte de uno de los capítulos más negros de la historia
de Villalibre, un suceso que estaba impreso con letras indelebles en la memoria
colectiva de todo un pueblo.
Un pueblo de l"Empordà parecia un lugar ideal, pensaron los dos desconocidos, aunque sus razones parecían antagónicas.
Él necesitaba huir de la rutina desmotivadora y recuperar su pasión por escribir, la ilusión de hacer soñar a sus lectores.
Ella necesitaba una rutina que la mimetizase con la inmensa mayoría, y renunciar a cualquier ilusión que no estuviera a la venta en un Primark.
Sant Pere Pescador les recibió con las calles engalanadas y sardanas en todas las plazas. Habían llegado el último día de la fiesta mayor del pueblo. El ambiente lúdico, la belleza del entorno y la sensación de pasar desapercibidos o de invisibilidad que les otorgaba no hablar catalán les impulsó a participar en la celebración; y eso hicieron, cada uno por separado, él captando imágenes y ella intentando borrar la suya.
También fue fruto del azar que cerca de donde se alojaban, estuviese tocando la orquesta La Salseta del Poblé Sec, una canción de Rubén Blades que a los dos les gustaba mucho y que decidieran tomar una copa en al recinto de la actuación, donde las parejas en ese momento bailaban salsa.
Como ella estaba sola y se le iban los ojos detrás de los bailarines y él no había articulado en todo el día más que un par de frases, se acerco a la mujer con objeto de iniciar una conversación convencional, justo en el momento que la vocalista empezaba a entonar, Canción del Alma, que fue la causa de que por fin se conocieran. Pero eso fue después, primero se reconocieron sus cuerpos, entregados al son del bolero.
Al son del bolero, acurrucado en ti, le gustaba bailar y disfrutaba tanto que, cuando lo hacía, se sentía el mas afortunado de los mortales, y el mas salvaje de los animales en celo.
Por eso, ahora que ya no podía hacerlo, quería que sus amigos siguieran sus pasos y le pensaran de esa manera como se sueña cuando te amarras a otro cuerpo.
Además, como él era el protagonista del acto, dejó dispuesto que su velorio se celebrara en una pista de baile, con orquesta y sonando su música preferida . Eso si, el ataúd bien cerrado, porque él nunca pudo resistirse a salir a bailar al son de un bolero.
25/07/2023“Al son de un bolero nuestros cuerpos se reconocieron mientras
la voz de Luis Miguel nos arrullaba con su melancólico canto”.
—Demasiado empalagoso —se dijo Patrick, haciendo una mueca
de desagrado mientras borraba la pantalla del ordenador.
“Al son del Bolero de Ravel, exploraron sus cuerpos y
acariciaron sus almas. Y, en la oscuridad de la habitación, con la imagen de Bo
Derek fija en el lado derecho de su cerebro, le hizo el amor con desaforada
pasión”.
—¡Ufff! Pedante al máximo. ¿Quién habrá escrito esto? —exclamó
en voz alta, sonriendo con ironía y rechazando abiertamente la autoría de aquel
texto tan manifiestamente decadente.
De nuevo, la pantalla quedó en blanco. Esa noche no estaba inspirado.
Sin embargo, por puro amor propio, volvió a intentarlo.
“Al son del Bolero de Ravel, que, magistralmente interpretado
por la Orquesta Sinfónica de Boston, sonaba en el reproductor, la pasión se desató
y los dos amantes aprovecharon la inesperada ocasión que el universo les brindaba
para saciar sus pecaminosos y adúlteros deseos”.
—Aún peor, mejor será que desistas, Pat —murmuró entre dientes. Y mientras apagaba el ordenador, añadió—: Mañana será otro día.
Patrick se desvistió y se acostó cuidadosamente en la cama
donde Sam dormía ya hacía rato. Se acomodó junto a su cuerpo y lo acarició con ternura, procurando
no despertarla.
Y así, mientras en su mente Seiji Ozawa desgranaba las
sugerentes notas del Bolero de Ravel como si realmente saliesen de sus manos,
Patrick cerró los ojos y se quedó profundamente dormido.
Se quedó profundamente dormido, su último trabajo había resultado agotador.
Ramiro había terminado el encargo más complicado que jamás hubiese podido imaginar. Tenía que encontrar un color imposible, o acaso solo existente en el recuerdo –desdibujado en la memoria por el paso del tiempo, o bloqueado por su gravedad– del hombre que solicitaba sus servicios. Lo hacía porque deseaba conseguir un matiz, un color verdoso, exactamente igual al que adquiere el rostro de las jóvenes que se suicidan colgándose de un árbol, en las mañanas de verano; el hombre le ofrecía, a cambio de ese reflejo inalcanzable,una importante cantidad de dinero.
Ramiro era pintor. Pintaba paredes porque ya casi no se construían basílicas, ni catedrales y , las bóvedas ya no eran celestes con estrellas doradas, como ocurría en el Renacimiento. Ahora la Iglesia, que había retrocedido hacia su siglo más Oscuro, solo quería murales de santos y dioses, que él pintaba poniéndoles la cara de algún jugador del Atlético de Madrid ya que estos eran, sin lugar a dudas, los que mejor representaban que, para alcanzar la gloria hay que sufrir un montón.
Por eso a Ramiro no le admitían ninguno de sus proyectos serios: aún así, había adquirido cierta fama pues se decía de él que era capaz de hacer hablar, con bellas palabras, a cualquier pared silenciosa, cuando la coloreada con su pintura.
Y esa fue la razón del extraño encargo, que le obligó a investigar distintas técnicas de pictóricas y a recorrer las mayores pinacotecas europeas, hasta interesarse por la técnica emaki y el estilo Onna-e ( pinturas de mujeres). Por eso viajó a Japón para conocer la obra de Kuroda Seiki y ahí creyó dar con el color, que ya empezaba a obsesionarle.
Para terminar su encargo llenó las paredes vacías con el color imaginado.
Cuando vio como brotaban las lágrimas de los ojos del hombre sin memoria, Ramiro tuvo la certeza de haber hecho un buen trabajo.
Un buen trabajo de los técnicos de laboratorio, y la ambición sin escrúpulos de los directivos de una conocida empresa de comida rápida consiguió que, alimentando células vivas con los nutrientes adecuados, se convirtieran en tejidos y después en carne comestible.
Esto no suponía ninguna novedad pues la técnica era de probada eficacia; lo innovador del asunto era que las células de las que se partía eran de seres humanos.
Cuando el producto estuvo listo para salir al mercado, la potente empresa de comida rápida movilizó a todos los medios de comunicación y lanzó una muy bien diseñada campaña publicitaría para dar a conocer el nuevo tipo de hamburguesas.
Estaban, explicaban en la propaganda, elaboradas con carne obtenida por una combinación de mioblastos de vaca y de cerdo, un tejido similar procedente de la mosca de la fruta y fibra de plátano, todo diseñado por I.A., y que según los pertinentes análisis físico-químicos, organolépticos y microbiológicos tenían unas características similares a la de la carne humana; por supuesto en su obtención se habían respetado las leyes de bienestar animal. Manteniendo la máxima discreción en los detalles adicionales, justificaban, para evitar posibles plagios comerciales.
La campaña que se inició antes de Navidad con el lema “El gusto es mío”, puso a la venta, a precios muy razonables, tres tamaños de hamburguesas:
-Voraz Junior.
-Doble Tabú.
-Caníbal Club.
La acogida del nuevo producto superó con creces las estimaciones previstas.
El teléfono sonó inoportuno en el momento en el que, por fin, Pepe Carvahlo acababa de coger el sueño, pues era una tórrida noche toledana.
- Acaban de encontrar un cadáver medio devorado a dentelladas, informó el agente de guardia desde el lugar de los hechos y a simple vista, añadió, las huellas dentales coinciden con las de los otros casos
07/08/2023Coinciden con los otros casos, o no? Mi caso:
Me quedo descansando en ese espacio lleno a rebosar de vacío sacrosanto que hay entre la inhalación y la exhalación. Tranquilizo el vértigo. Inhalar
Descansar
Exhalar
Y alzar el vuelo
Y después, enraizarse en la tierra del cielo.
07/08/2023La tierra del cielo. Allí nos
reencontraremos
cavando nuestra tumba entre nubes de
chucherías,
midiendo el infinito en pulgadas de
beso.
No busques a nuestros antepasados:
no existieron al igual que no existimos
nosotros,
solo nos soñamos el uno a la otra.
La tierra del cielo es demasiado dura
para abrigarnos del frío universal.
Se creó con todos aquellos recuerdos que
compramos la noche en que nos conocimos en una tienda de segunda mano de
pesadillas con final feliz.
De pesadillas con final feliz... y pasos al borde del abismo, al final de aquel hilo, que parecía rojo....
Tan mío lo quería, que aferrada a su extremo me quedé, mirando en mi pensamiento, la danza entre siluetas confundidas entre sí, al son de un ritmo reiterado y perfecto...y un suspiro...
07/08/2023- Perfecto...¿y un suspiro?, preguntó al vendedor.
- Por supuesto, faltaría mas, respondió el dependiente, tenemos de todas las clases y calidades.
En envases individuales, muy apropiados para los comienzos de relaciones e imprescindibles para cuando cruzan sus miradas los enamorados; también puedo ofrecerle un pack suspiros-gemidos muy útil en el caso de que la pareja se vaya conociendo en profundidad.
- ¿Qué le parecen un poco caros?, en oferta le podemos ofrecer un lote de la temporada anterior, que le sirven para salir del paso en los eventos a los que no hay mas remedio que acudir, como entierros o despedidas de casados. Pero si lo que busca es un toque de distinción, le puedo ofrecer nuestro producto estrella "El ultimo suspiro”, que además cumple con todas las normas de calidad ISO y ENAC incluidas.
Por fin, el vendedor terminó su ultima venta y su jornada laboral.
De camino a su casa reflexionaba -era un poeta- intentando encontrar la forma de completar los versos que rondaban todo el día por su cabeza:
Cuando no hacían falta pretextos
para hablarnos o vernos,
y el único motivo era querernos.
El único motivo era querernos, rojas llamas de deseo ardiente capaces de disipar las lágrimas del cielo, que feliz se tornaba anaranjado, al despedir los hilos dorados que marcaban el fin de la tarde calurosa, y saludaba al renacido verde de las plantas que habían saciado ya su sed tras la tormenta estival.
Luego, tu mirada azul –serena como la superficie de un lago– se oscurecía y transformaba en un océano que presagiaba temporal, cuando con pasión pronunciabas mi nombre: Violeta.
Y mientras nos besabamos, un arcoirís doble, que es el nombre que le dan los científicos ateos a los abrazos de los meteoros luminosos enamorados, surcaba el cielo en las tardes de verano.
En las tardes de verano —de aquel verano tan anormalmente cálido—
nos cobijábamos del calor tumbados en un par de toallas extendidas sobre la mullida
hierba de la piscina del hotel. Allí, protegidos del sol bajo la sombra de los
cedros, la presencia de Violeta confería pleno sentido a mi existencia. Y yo,
arrullado en su dorado cuerpo, cerraba los ojos y, mimado al unísono por el
frescor de la brisa marina y la ternura de sus caricias, sentía un goce
infinito, imposible de describir, que me transportaba a un estado próximo a la
ataraxia.
En aquellas tardes —ya lejanas—, el tiempo se detenía e impedía
que los sobresaltos de la vida cotidiana atravesasen la coraza con que la providencia
había tenido a bien obsequiarme; un manto protector, empero, que el transcurso del
tiempo destruiría al marchitar el amor que latía en el pecho de aquella dulce
criatura, dejándome a merced de los despiadados vientos del infortunio.
Los vientos del infortunio respetaban a la brisa marina en las tardes de verano, cuando éramos casi unos críos y nos escondíamos del sol a la sombra de unas barcas, que nadie sabia como ni cuando habían quedado varadas en la arena de la playa.
Semidesnudos, los cabellos revueltos, dorada la piel, los labios de sal, hacíamos planes para un futuro lejano, inmediata incertidumbre que acechaba tras el fin de la vacaciones.
Y los cuando nos besábamos tus labios eran el mar, y mis sueños tus pestañas.
Mucho después comprendimos lo que presagiaban las barcas.
12/08/2023
Presagiaban las barcas, con sus devaneos en el agua, que los peces volverían a esconderse de nuevo, porque los pescadores arrojaban sus redes sin piedad y nunca dejaban crecer a los pezqueñines.
13/08/2023Los pezqueñines se entretenian, mientras se hacían grandecitos, observando el mar, que andaba como distraído desde que se volvió loco por una playa –de piedrecitas pequeñas– que respondían con voz cantarína a los holas con que rítmicamente le saludaba el mar.
Aveces, el mar enamorado mandaba parar al oleaje, y se convertía en un tálamo mullido, que ofrecía por si a la indiferente playa le agradaba compartirlo.
Otras veces, movilizaba a las sirenas para qué –velando por la noche– iluminarán el fondo marino, por si la impasible playa deseaba pasear junto a él sobre las estrellas.
Cuando el mar se entristecia por qué ella le ignoraba, los pezqueñines le montaban una fiesta entre burbujas y cantaban: "Siempre hay ritmo, ritmo marino...oye la flauta y el tambor...ven a bailar... ". Y ponían los altavoces a tope, para que la altiva playa oyera la música y se muriera de envidia.
14/08/2023Envidia, sí. La envidia cochina es la principal seña de identidad
de los matones de barrio —que lo son porque no han sido capaces de ser otra
cosa—, esa sórdida plaga que por su escasa relevancia social pasa inadvertida a
los ojos de los demás. Sus tropelías, frecuentemente de carácter menor —pero
tropelías, al fin y al cabo—, suelen encontrar cobijo en la indiferencia de una
sociedad buenista y bienpensante —pero extremadamente cobarde—, que prefiere
mirar hacia otro lado antes que reconocer que su silencio los hace cómplices
del mal.
Sin embargo, quienes los sufrimos en nuestras propias carnes
—los pezqueñines a quienes no dejan crecer— sabemos de primera mano cuán
dañinos pueden llegar a ser esos seres depravados y desarraigados, dotados de
unas despreciables ínfulas de superioridad, que contrastan vivamente con el
nivel intelectual de sus primitivos cerebros, más próximos al de los primeros
homínidos que al de cualquier homo sapiens que se precie.
Y lo que no saben —en realidad, aparte del modo de destruir
a quienes consideran más débiles, lo ignoran todo— es que ellos son pocos y
nosotros muchos. Y que sólo hace falta un líder que organice la resistencia
para hacerles morder el polvo. Algo que, amigos míos, os aseguro que está a
punto de suceder., porque el líder ya cabalga hacia su destino.
Su destino estaba escrito, desaparecer, tristemente, incluso mucho antes de que nosotros llegásemos allí y fuésemos a veces felices.
Recién asfaltadas las veredas, se presagiaba el inicio de las obras de construcción de una urbanización de alto nivel, con campo de golf incluido; situada en un paraje incomparable, un humedal a menos de tres kilómetros del pueblo donde todos los años pasábamos el mes de agosto.
Franz, Henri-Pierre y yo –que me llamo Helen–, estábamos desolados, porque ese lugar era nuestro refugio preferido, donde pasábamos las tórrida tardes del verano, que para nosotros –que vivíamos en un país más frío– resultaban insoportables. Allí nos bañabamos medio desnudos y nos divertíamos cazando ranas o buscando tesoros escondidos, ya qué nadie jamás nos habia molestado.
Ya no recuerdo de quien fue la idea, que resultó genial, de aprovechar el día en que se iba a poner la primera piedra de la obra, para colocar debajo de un trozo de tela blanca –en la que habíamos pintado una rana verde y la frase <<Quiero quedarme en mi charca>>– una exposición de los mejores tesoros que habíamos encontrado : el cráneo lleno de agujeros que descubrimos el verano anterior, dos huesos muy largos , un libro de poesías de Antonio Machado que casi no se podía leer, un cinturón de cuero gastado que era muy bonito y la botella con la foto de una mujer joven dentro, que llevaba escrita por detrás " Te querré siempre" 1936.
Cuando un periodista, que estaba aburrido, descubrió nuestro tenderete se armó mucho jaleo; a la primera piedra ya no la siguió ninguna otra.
17/08/2023A la primera piedra ya no le siguió ninguna otra, porque —cuando
mi lapidación era inminente— la providencia se apiadó de mí. El que parecía
llevar la voz cantante en tan macabro espectáculo acababa de lanzarme su piedra,
que me hirió en el pómulo derecho pese a que me protegí como pude. Aquel
lanzamiento era la señal para que el resto de la muchedumbre le imitase como si
fuese un solo hombre.
Pero en ese momento se escuchó una potente voz que paralizó
la ejecución.
—¿Qué has hecho insensato? —dijo la voz, dirigiéndose al que
había arrojado la piedra. Y, acto seguido, tronó a la multitud—: ¡Deteneos!
Todos se volvieron hacia el recién llegado; hasta el improvisado
cabecilla pareció vacilar ante la autoridad de la que estaba revestida aquella
voz y no acertó a encontrar las palabras oportunas para responder.
Lo que vieron al girar sus cabezas fue a un hombre de
aspecto corriente —aunque de altura considerable—, con los cabellos largos y cuidados,
vestido con una sencilla túnica de color blanco, que se enfrentó a ellos sin
temor alguno.
—Es muy fácil juzgar a los demás y ver hasta la más pequeña
falta en ellos. Sin embargo, ¿qué hacemos con las nuestras? Las pasamos por
alto, ¿verdad?
Aquel discurso hizo mella en la turba. Algunos se avergonzaron
de su actitud, otros simplemente dudaron. Entonces, aquel ser tan especial, del
que parecía emanar una luz purificadora, les lanzó su última y definitiva
andanada:
—Y yo os digo: el que esté libre de pecado, que arroje la
siguiente piedra.
–Piedra, papel o tijera, dijo el Gran Controlador, iniciando así la partida decisiva, para dirimir de una manera definitiva el ganador del conflicto armado que, desde hacía más de 100 años mantenía con el Líder Supremo, y que había destruido el 90% del planeta Tierra.
El Líder Supremo, como era partidario de cortar por lo sano sacó tijera, sin considerar que el Gran Controlador siempre optaba por tirar la prímera piedra y, en consecuencia fue eso lo que sacó.
Según las reglas establecidas, el perdedor fue ahorcado inmediatamente y su territorio anexionado al vencedor.
Pero aconteció que, antes de terminar con la ceremonia , una mujer, que representaba el territorio libre, solicitó participar acatando todas las reglas del juego.
El arrogante ganador, que además era un tramposo y seguía las indicaciones de una potente máquina de I.A., aceptó el reto porque se sentía muy macho. Dijo las tres palabras de rigor y sacó piedra.
La mujer estendió su mano tatuada de letras, era papel, y anulaba a la piedra. El perdedor siguió la suerte prevista en las reglas del juego.
<<Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así>>
Las cosas
podían haber sucedido de cualquier otra manera. Y, sin embargo, sucedieron así,
algo de lo que nadie se habría sorprendido si supiésemos valorar correctamente
el papel que el azar desempeña en los asuntos humanos.
Casual fue que
aquellos niños hiciesen el descubrimiento primigenio; casual también que
decidiesen exponerlo precisamente un día tan señalado como aquél, en el que se
encontraban presentes tantas personas, algunas de ellas muy importantes. Y
mucho más casual aún que Pedro Bello, el intrépido reportero de la CNN,
estuviese justamente allí, pues de no haber perdido el vuelo a Wellington una
semana antes en esos momentos habría estado justamente en las antípodas.
Pero, gracias a
esa concat.enación de hechos casuales —y también a la perspicacia del
experimentado periodista, que con su astuta mirada supo trascender las
apariencias— se pudo establecer que los objetos expuestos no encajaban con lo
que se suponía debía ser tan sólo un inocente juego infantil.
Alarmado, Pedro
Bello tiró del hilo y preguntó directamente a los niños. Y ellos, encantados
por su repentino protagonismo, lo llevaron hasta el lugar exacto en el que
habían aparecido aquellos extraños tesoros. Entonces, volvió sobre sus pasos,
avisó a la cadena y ésta, con la máxima discreción, envió una cuadrilla que
trabajó sin descanso para extraer todo el contenido y enviarlo al laboratorio
con el fin de que llevasen a cabo la última fase del trabajo.
Y, finalmente,
un lluvioso día del mes de octubre la CNN logró marcarse un soberbio tanto al
anunciar —en exclusiva mundial— el hallazgo de la fosa común en que se
encontraban los archibuscados restos de Federico García Lorca.
Federico García Lorca, era un roce tangible en la piel del bailarín solitario que, como si fuera su última pareja de baile, danzó con él el vals que cerraba la noche, el vals del <<Te quiero siempre>>. Era una danza atónita, de desbocada belleza -como cuando su boca jugaba con otros ecos, o habitaba al cobijo de otras piernas-, que terminó entre las ondas oscuras del sudario de la luna, el sollozo de los balcones abiertos; como la inocente verdad que esconden los libros muertos.
24/08/2023Los libros muertos, descubiertos por Iris, se sacudieron el polvo de años con la corriente de aire que se creo cuando ella abrió puertas y ventanas de la vieja casa. El mismo aire que levantó sus tapas, puso a bailar las páginas llenas letras, atrapando la atención de Iris, que se sentó ante ellos en el suelo y comenzó a llenarse de sus historias.
24/08/2023Sus historias eran únicas. Podían no ser ingeniosas ni atrevidas
y hasta, a veces, ni siquiera originales. Pero ella las contaba como nadie, las
desgranaba con su aterciopelada voz, con la justa entonación que precisaba cada
palabra, cada frase o cada expresión.
Por eso, Iris se hizo famosa en toda la comarca. Venían
gentes de lugares diversos, recorriendo distancias considerables muchas veces. Los
más afortunados venían a lomos de sus corceles, otros, en carrozas; y los más, que
tan sólo disponían de sus pies, venían andando por trochas y senderos, algunos
impracticables.
Hasta que un día se presentó allí el mismísimo Marqués de
Carabás, acompañado de su séquito habitual. Buscó acomodo en la Fonda de
Lupercio —la única posada del pueblo— y preguntó a la hija del posadero, que le
atendió solícita, dónde podía encontrar a Iris. Al parecer, venía para escucharla
contar sus historias y, si le convencía, llevarla con él a la Corte para que
los grandes del reino pudiesen escucharla.
La noticia corrió como la pólvora por todo Villalibre, aunque
Iris fue casi la última en enterarse.
Paradojas de la vida: cinco
minutos antes de tocar el cielo, la muchacha aún vivía en la inopia
En la Inopia construyó una casa. Para ello utilizó materiales de primera calidad como la cómoda verdad, la muerte remediable, los sueños realizables; era una casa amplia, con mucho espacio para almacenar todo lo imprescindible ( la inocencia, el amor, casi todos los instantes, la ternura , y las gafas de mirar con buenos ojos). Luego llenó las paredes de ventanas que siempre estaban abiertas, las ventanas de flores, la cocina de libros, la nevera de besos.
En el jardín plantó árboles a ambos lados de la puerta de entrada (se olvidó poner la de salida, a lo mejor era despistada).
Delante de la entrada puso un letrero que decía “Tu casa”
25/08/2023Tu casa era el tesoro que él más anhelaba.
Poco a poco, en sus sueños, había ido dibujando en el pergamino de su piel deshabitada, siguiendo las pistas que le sugería el deseo, el mapa que le conduciría al cofre salobre de tu miel.
Un día se sintió pirata, e inaccesible al desaliento, se lanzó a la aventura de buscarte.
Se echó a andar, guiado por el vago rumor de su memoria, hasta encontrar una rosa pequeña y desnuda que le susurró la dirección del camino –hacia el sur–, donde le esperaban dos capullos repletos a punto de florecer; luego obediente a la señal escondida en la cintura cimbreante de la palmera, descendió al tierno brote del nenúfar y al volcán violáceo del lirio estriado que hizo estallar el universo.
Durante mucho tiempo compartieron el placer de la botánica y el de surcar en velero las dulces olas del mar de Tahiti.
27/08/2023Surcar en velero las dulces olas del mar de Tahiti no me apetecía en ese momento, tenía otras inquietudes, hacía demasiado calor y, si encima te toca llevar a ti la barcaza y estar pendiente de todo- y todo el rato-, pues no mola, (es como estar en una barbacoa y ser tú el que calientas las carnes allí presentes para que se las coma otro).
Como decía, demasiado calor y, yo en las tardes de verano, -como buen anónimo en las incursiones a bajas temperaturas-, siempre me preguntaba, si tú, anónima incursiva en lo que viene a ser el frío que te deja con cara de témpano y, aún estando en plena canícula, eras de esas que me mirabas como haciéndo que no me mirabas. Hacía poco me habían dicho que tenía mala cara, que debería afeitarme para parecer más humano (aspecto contractualmente contradictorio se mire por donde se mire), pero no olvidemos que a veces las críticas se parecen a los elogios y los elogios al vituperio.
Mañana me desayunaré un kiwi y si la cosa se me da bien con la fruta, por la tarde me merendaré una papaya y dejaremos los bivalvos que hay en la nevera para la cena.
—¿Dejaremos los bivalvos que hay en la nevera para la cena?
—preguntó mi hijo Jorge, quien, pese a hallarse aún en la pubertad, apuntaba
maneras y presentaba a cada paso su candidatura oficial a los Golden Boys
Pedantes del año.
—Sí, hijo —contesté—, ha dicho tu madre que hay que cenar
sano. ¡Y cualquiera le lleva la contraria!
—No seré yo. Aunque ganas no me faltan, os lo aseguro —terció
Jenny, a quien ya se le notaba que estaba entrando en esa etapa difícil que es
la adolescencia.
En ese momento, Sara —mi santa mujer— entró en el comedor y
se hizo un silencio similar al que se produce en una herriko taberna cuando la
Guardia Civil irrumpe en ella por sorpresa.
—¿Ya estabais criticándome, como siempre? —dijo Sara, con
más retintín del necesario.
—¡Nosotros! —exclamé yo, poniendo cara de no haber roto
nunca un plato, ni siquiera el de la ducha.
—¡Bueno, bueno! ¡Basta de conversación! Todo el mundo a la
cocina y a poner la mesa, que ya veréis qué cena he preparado solo con frutas y
verduras —presumió Sara mientras se daba la vuelta y comenzaba a andar en
dirección a su “cocina de las torturas”, plenamente convencida de que todos la
seguiríamos como corderitos.
Los tres nos miramos con cara de circunstancias, conscientes
de que el “sarismo” había vuelto a imponerse una vez más como ideología
dominante de nuestra casa. Tras esos momentos de callada resignación, fuimos como
corderitos a la cocina, aunque por nuestra cara parecía que íbamos al matadero
a ser degollados.
Yo, además, lucía una estúpida sonrisa de conformidad, producto
sin duda de mis lascivos pensamientos: estaba dispuesto a cobrarme debidamente
cada aguacate que tuviese que comerme. Para ello, sólo tendría que esperar a
que, llegado el momento, su precioso cuerpo se deslizase bajo las sábanas de
nuestra cama. Después, la pasión que aún nos inflamaba —pese a los muchos años
de matrimonio— haría el resto.
El resto de la tarde, mientras esperaba la hora de tomar el vuelo de vuelta a casa, la pase con la fotografía borrosa y muy desgastada de mi abuelo Luis entre las manos. En ella se reflejaba la imagen de un joven muy flaco y desaliñado junto al barco Reina Victoria Eugenia del que acababa de desembarcar en el puerto de La Habana.
EL abuelo murió – dicen que de tristeza– mucho antes de que yo naciese; tambien dicen en mi familia que soy tan soñadora como lo era él.
Luis soñaba despierto y dormido con conocer el mar, vivir en una isla, escuchar el rumor de las olas y con el sabor a salitre en la piel. MIentras tanto no daba pié con bola, ni en la escuela, ni ayudando a su padre en las labores del campo.
Por eso, ahorró el precio del pasaje, y a los dieciocho años se despidió de su tierra árida y fría, con la ilusión de conseguir sus sueños.
La travesía, contaba mi abuelo fue muy dura pues sufría de mareos y no pudo probar bocado en todo el viaje. Además, como su litera estaba en la bodega del barco, tampoco pudo dormir porque le aterrorizaban las ratas. Cuando cansado pisó la tierra no reconoció los olores y colores imaginados; de pronto pensó en su padre y soñó con regresar.
Ahora yo cumplo su sueño.
30/08/2023
—Ahora yo cumplo.
Su sueño era llegar a lo más alto. Haruki, que sabía que
nada se consigue sin esfuerzo, entrenaba varias horas al día, perfeccionando
cada ejercicio, cada movimiento, cada shisei. Lo hacía hasta el agotamiento.
Pero no siempre había sido así. Había pasado gran parte de
su juventud saboteándose a sí mismo. A veces, se esforzaba como el que más, pero
sólo durante un tiempo, hasta que llegaba el hastío. Entonces, desandaba rápidamente
el camino que con tanto afán había recorrido y se entregaba a los placeres fáciles,
llevando una vida disoluta y hedonista.
Sin embargo, quiso la fortuna que un día Sensei se cruzase
en su camino. Y que, pese a las tibias negativas de Haruki, comenzase a
derramar sobre él su benéfica influencia. Sensei le enseñó a ser un hombre
nuevo: a dominarse, a recorrer siempre un metro más, a repudiar la palabra “imposible”;
y, sobre todo, le mostró el camino para que dejase de competir con otros y aprendiese
a vencerse a sí mismo.
Por eso, cuando el honorable presidente de la Federación Internacional
de Judo le preguntó —al tiempo que le imponía la medalla de oro— cómo había
logrado un triunfo tan espectacular a sus treinta y siete años, Haruki
respondió sin vacilación:
—Porque ahora yo cumplo.
Ahora yo cumplo, por fin, con la naturaleza, me entrego a ella. Muerto, fertilizaré a pequeños seres vegetales que brotarán tiernos y agradecidos; seré alimento de criaturas diminutas, que se multiplicarán con placer creando vida.
Dejándome llevar me rendiré a la voluntad del viento, seré polvo indiferente a la conjugación reflexiva o emocional del verbo amar, pero al fin seré libre.
Así decía la emotiva misiva de despedida del compañero E‐15.000.969, un espermatozoide ácrata, que fue leída en una multitudinaria asamblea y que, tras el "Salud y libertad" de la firma, fue coreada por todos los asistentes al acto, que decidieron seguir su ejemplo sin más dilación y, desobedientes a voluntad alguna, fluyeron libres al exterior.
Esa mañana Pedro Bello sintió al despertar una agradable sensación de felicidad y el pijama empapado. Se duchó rápidamente, se puso gomina en el cabello mojado, su polo rosa preferido y decidió llamar a Penélope que hacía un montón que no hablaba con ella.
01/09/2023Hacía un montón que no hablaba con ella. Desde aquel día…
aquel aciago día en que sus caminos se separaron de forma abrupta y, probablemente,
para siempre. Tantos sueños quedaron por realizar. Tantas cosas por decir. Tantas
promesas por cumplir. Y tanto amor por entregar…
¿Y cuál fue la causa? ¿El orgullo? ¿La soberbia? ¿El egoísmo?
¿La arrogancia? Le resultaba difícil elegir una sola. De lo único que estaba
seguro es de que la echaba de menos. Con toda su alma.
¡Cómo no hacerlo, si Sara había sido y aún era todo lo que él
deseaba en este mundo!
Javier averiguó —de la forma más cruel— que los senderos de
la vida con frecuencia son tortuosos. E injustos. Y causan heridas tan
profundas que ni siquiera el tiempo consigue cicatrizarlas. Y que, en caliente,
se toman decisiones que uno cree que podrá mantener el resto de la vida; pero,
para casi todos, el resto de la vida es demasiado tiempo. Y por eso, al
comprobar que el paso de los días no alivia el dolor, sobreviene la duda, que
prepara el camino para la peor de las torturas: el arrepentimiento. Un sentimiento
que de nada sirve porque llega demasiado tarde, cuando ya no es posible recuperar
lo perdido.
Y, a veces, en las tardes lluviosas de otoño, Javier
acaricia el recuerdo de ese tiempo en que fue feliz, en que la presencia de Sara
—callada, imperceptible, casi anónima— alumbraba su vida. Sara, la dulce Sara…
que se evaporó sin dejar rastro, como si nunca hubiese existido.
Y, en esas tardes, mientras las gotas de agua resbalan por
su cara, Javier, con callada resignación —rendido—, exclama:
—¡Otro barco que partió sin mí!
Mi cuerpo desnudo inevitablemente te aturdía. Yo lo sabía desde la primera vez que nos bañamos sin ropa en Cantarriján, pero hacía como que no me daba cuenta. Por eso, al acostarnos, rápidamente me metía en la cama y tapándome con las sábanas gritaba ¡Qué frío! o ¡Qué miedo!, según las circunstancias; entonces tú corrías a abrazarme y cuando te relajabas empezabas a inventar para mí un relato que escuchaba absorta abrigada en tus brazos o cobijandote entre mis piernas; luego, nuestros cuerpos continuaban la narración mientras, creativos y entusiasmados nos amábamos intensamente. Después, aún sorprendida la piel, continuabas la historia hasta que yo me dormía. Entonces susurrabas, continuará.
Entonces susurrabas:
—Continúa Ramón, no me dejes con la miel en los labios.
Y yo, espoleado por tu voz sensual, por el deseo que
habitaba en tu seductora mirada, actuaba como un juglar medieval.. y seguía improvisando
mi relato, poniendo buen cuidado en no interrumpir el suave balanceo con el que
nuestros cuerpos entrelazados —ebrios de pasión— lo acompañaban.
Casi siempre lograba concluir a tiempo mi narración, acortándola
a veces para no verme desbordado por la situación. Sin embargo, en algunas ocasiones,
la intensidad del placer era tal que me hacía perder el control. Entonces
estallaba antes de poder terminar el relato, que quedaba inconcluso, incompleto
para toda la eternidad.
Y cuando aquel despliegue de los sentidos, aquel éxtasis embriagador,
acababa y las aguas volvían a su cauce, te acurrucabas junto a mí con suavidad —aún
jadeante— y acariciando mi rostro con el dorso de tu mano pronunciabas esa
frase que en tus labios sonaba a pura magia.
—El sexo es lo mejor que tiene el amor, ¿no es verdad, Ramón?
Ramón era muy bueno. Desde chiquitín su madre le había enseñado que las cosas se hacen como Dios manda, sin aclarar la coincidencia de la voluntad del Mandón con la suya propia. Por eso, él nunca había manchado las paredes de su casa con pinturas de dedo y siempre se había comido las acelgas sin rechistar. Luego, a pesar de sus excelentes notas, había sido rechazado para ingresar en el seminario; alegar que no había acudido puntual a la cita en el despacho del padre superior por ayudar a un gatito indefenso, no había servido para nada, ya que el susodicho padre se enfadó mucho y aduciendo desobediencia, frustró la vocación de Ramón
Tras ese pequeño contratiempo su vida, aunque algo aburrida, marchaba sobre ruedas; y fue precisamente delante de estas donde derrapó la moto de Marta que, como nunca hacía las cosas como es debido, había adelantado a un vehículo por la derecha y además se habia arañado las rodillas porque conducía con minifalda. Marta y Ramón estuvieron hablando hasta que llegó la grúa a recoger la moto y luego él la llevó, previo paso por la farmacia a comprar antisépticos, a su casa. Ese fue el lugar donde, tras varias visitas, Ramón comprendió que Dios no mandaba nada, y que tenemos Amor a espuertas –para dar y tomar–, pero donde más rico sabe es adentrado en el cuerpo de Marta desnuda y con las piernas desolladas.
Desnuda —y con las piernas desolladas— consiguió llegar al
pueblo más cercano a altas horas de la noche.
Un aldeano insomne, que estaba tomando café en el porche de
su vivienda envuelto en su manta zamorana, la vio llegar a lo lejos. Enseguida
se puso en guardia, pues la vista ya comenzaba a fallarle y pensó que se
trataba de alguna alimaña, ya que se movía muy despacio, como si estuviese al
acecho.
Pero cuando se fue acercando, pudo darse cuenta de que en
realidad era una persona; más concretamente, una mujer, que —por lo que
parecía—necesitaba ayuda urgente.
El aldeano llamó a gritos a su esposa.
—¡Carmela, Carmela, despierta!
Ésta se despertó sobresaltada en medio de la noche y
preguntó:
—¡Qué pasa, Eustaquio! ¡Menudo susto me has dado!
—No es para menos, mujer. ¡Ven rápido!
Carmela se puso la bata apresuradamente y salió de la casa.
Pese al frío, fueron al encuentro de la desgraciada criatura. Cuando llegaron
hasta ella, Eustaquio la cubrió con la manta zamorana y, entre los dos, la
ayudaron a llegar hasta la modesta casa en que vivían.
—¿Quién eres? —preguntó Eustaquio, pero la recién llegada no
contestó.
No obstante, Carmela, observadora como era, se fijó en un
colgante que llevaba en el cuello, en que se leía “Jennifer”, por lo que dedujo
que seguramente se llamaba así.
De repente, la muchacha comenzó a balbucear de forma
repetitiva, como en bucle:
—Ha sido el calvo, el maldito calvo otra vez.
Otra vez en Persicay. Estoy en el mismo lugar donde nos vimos por última vez, como si volviendo aquí pudiera conjurar a tu presencia. He soltado mis recuerdos al aire, para llamar a los tuyos. La vista de la puerta del hotel Jaran, donde pasamos nuestras inevitables mañanas, me ha devuelto el roce de tu piel, el olor de tu cuerpo, el color de tu mirada, la intensidad de tu presencia, la liviana sensación del deseo satisfecho...Persicay y tú sois mi final.
10/09/2023Mi final bordea las dunas del silencio, ahí donde los ángeles de luto susurran las palabras que desnudan a mi cuerpo de tu nombre y donde el viento descalzo arrebata las caricias de mis dedos.
Mi final, amor, es quererte poco o dejar de buscarte en los turbios cristales de los escaparates.
11/09/2023Los escaparates que tienes en algún
lugar de tus ojos me ofrecen cada día las mejores ofertas: hoy, tres besos por
el precio de dos, estamos que lo tiramos señor, se los dejo a una sonrisa y
media. No están a punto de caducar, qué va, son fresquitos, recién cosechados
de los que planté este verano después de aquella tarde en el parque de atracciones.
Tu fuerza de gravedad te empujó a mí a doscientos suspiros por segundo y el
espectro de Newton se levantó de su tumba y lo festejó bailando con el de Olivia
Newton John una noche gris en que los chupitos de sidra orbitaban por las
comisuras de los labios de ambos. Pero yo, en realidad quería hablarte de los maniquíes
nuevos que has colocado en los escaparates de tus ojos que mencionaba 137 palabras
antes. Son para colocar en ellos las lágrimas sublimadas que suspendieron el
examen de la última convocatoria de vertido inminente. Cuando desnudes alguno
de esos maniquíes resérvamelo para guardarlo en mi desván de sueños coherentes.
En mi desván de sueños coherentes con el papel de esclava resolutiva que me había tocado vivir en las diversas facetas convencionales de mi vida, estaba el dedicarme de una manera mas profesional al tema al que estaba ya acostumbrada, pero de una manera mas divertida y lucrativa.
Por eso oferté mis servicios en una página de Internet dedicada al BDSM donde, todo hay que decirlo, gozaba de un cierto prestigio por mi experiencia y buen hacer.
En el fondo, y olvidando estigmas o prejuicios, solo era un juego que ofrecía la posibilidad de disfrutar de una sexualidad mas creativa, ya que el sexo vainilla me resultaba aburrido y además, cuando ejercía de dominatriz había situaciones que me hacían reír a carcajadas.
También podía suceder que el cliente se pasara de la raya; para estos casos yo disponía de un escondite secreto que albergaba una navajita afilada que, aunque solo empleé en un par de ocasiones, resultó muy convincente para que, al sentir el acero caliente entre las piernas, el tipo entrara en razón de manera inmediata.á
13/09/2023—El tipo entrará en razón de manera inmediata, ya veréis. Y
ahora vamos a comernos unos chorizitos a la sidra que las tripas me rugen —dijo
el Carpanta, justificando el porqué de su apodo.
—Un plan poco cruel, ¿no? —apuntó Wendy al hilo de lo que
había propuesto Carpanta.
—Esto es un barrio marginal, Wen. Aquí las gastamos así —apuntaló
el Chupao, cerrando el puño con brío.
—Sí, Wendy, mejor que tú no te metas. No es un conflicto
para chicas que han estudiado en “Jarbar”. En realidad, no sé qué diablos haces
aquí, deberías volver con tu madre a Yanquilandia —ironizó la Dientes, que
tenía un poco de mala leche.
—Que no se alborote el gallinero. Le daremos su merecido,
pero sin pasarnos. Sólo se trata de que no se le vuelvan a ir las manos —sentenció
el Tirillas, cuyo rol en aquella pandilla era lo más parecido al de un líder.
Tras esa “apacible” charla, todos se fueron a casa Patro a
degustar la especialidad de la casa y ya no se volvió a hablar más del suceso.
Hasta la mañana siguiente, cuando los más madrugadores del
barrio vieron como el Carboncillos cruzaba las calles como una exhalación en
dirección a su casa, desnudo, y con un tatuaje que decía “soy un facha y un
abusón”.
Abusón y también macarra era el disfraz tras el que se ocultaba Samuel, un adolescente solitario y soñador, que tiempo atrás –harto de ser considerado "rarito" por los compañeros del colegio– decidió que nunca más le volvería ocurrir. Por eso, dado que era grandote y vivía en un polígono industrial alejado del instituto, consiguió, haciendo uso de su imaginación, a base de insinuaciones o medias verdades, labrarse una imagen violenta y que le dejasen tranquilo.
Así pudo dedicarse a escribir historias, que era lo que más le gustaba. En todas ponía, en distintas cantidades fantasía, amor, aventura y siempre una pizca de deseo. Luego los cuentos aparecían en los pupitres o en las taquillas como por arte de magia y siempre contenían algún detalle personal de la compañera o compañero al que iban destinados.
A Celia que era un poco tímida le contaba que las hadas vivían en las estrellas y que siempre están hablando entre ellas, y al hablar exhalan un vaho de plata que se puede ver desde la tierra. Para Marta que era muy decidida escribió una historia de brujas empoderadas . Al más despistado de la clase, Enrique, le dedicó un laberíntico relato de crímenes seriales con muchas pistas, que resolvía un detective tan distraído como él.
A partir de entonces, y tambien porque admiraba a Mark Twain, siempre ocultó su nombre bajo un seudónimo, a pesar de la gran popularidad que alcanzaron sus novelas.
14/09/2023A pesar de la gran popularidad que alcanzaron sus novelas, a
Luigi nunca se le subió el éxito a la cabeza. Que todas las mujeres en edad de
merecer —y hasta algunas que no merecían— quisieran acostarse con él, que los
políticos se hiciesen fotos a su lado para ganar popularidad o que su cuenta
corriente estuviera llena a rebosar, eran cuestiones que él consideraba como hechos
anecdóticos, que no afectaban a su humildad de corazón.
Era cierto que viajaba en jet privado. Y también que
llevaba seis guardaespaldas que ríete tú de los armarios roperos. Y, por
supuesto, que después de pasar juntos la primera —y única— noche, las afortunadas
dejaban de tener acceso a él, evitando así que pudiesen complicarle la vida.
Sí, todo eso era cierto; pero eran exigencias del guion de su vida, decía Luigi.
¿Por qué entonces la prensa rosa le atacaba de una manera
tan virulenta?
Tan virulenta fue la discusión, que Rosa –tras el portazo que Luigi dió al salir de la habitación – cogió el manuscrito del libro que acababa de terminar, abrió la ventana y lo arrojó al canal de la Riva Schiavoni que era donde estaba situado el hotel donde se hospedaban.
Luego, ya más tranquila y pensando que hubiese sido mejor tirarse ella que deshacerse de la única copia que tenía de su novela, se acercó a la ventana en el momento en que los rayos del sol del atardecer volvían transparente el agua del canal ; descansando , en el fondo, sobre un lecho de arcilla vio el manuscrito. Un sutil aleteo de sus páginas recordaba la respiración de las criaturas acuáticas dormidas.
Rosa estaba angustiada, no daba ni una; se sentía estafada por Luigi, estúpida por la falta de control que tenía de sus impulsos y como no podía hacer nada para remediarlo decidió darse una ducha purificadora.
Cerró los ojos unos instantes al sentir el abrazo suave y cálido del agua. Luego al abrirlos vió que su cuerpo, las paredes, el suelo estaban empapados de gotas de agua con formas de letras, que se deslizaban formando palabras y frases, y apelotonadas en el desagüe se negaban a salir.
16/09/2023Se negaban a salir, como si tuviesen vida propia y hubiesen
decidido quedarse allí, en el fondo de su mente, perdidas, abandonadas —igual
que el manuscrito en el lecho de arcilla—, aflorando una y otra vez para
torturarla.
Y es que las penas —como los reproches— cuando bloquean a quienes
las padecen, se convierten en bombas psicológicas de racimo que explotan
paulatinamente y destruyen cualquier posibilidad de recuperar la paz interior.
Rosa se daba cuenta de ello. Pero por alguna razón —consciente
o inconsciente, eso era difícil de determinar— se resistía a llamar a Luigi y
contarle qué estaba pasando por su mente y por qué, en sus fantasías, le
señalaba como el culpable de su desdicha.
Sabía que finalmente lo haría, pero entretanto sufría amargamente.
Amargamente repitió el gesto que, de tantas veces realizado, se había convertido en un ritual sacralizado.
Alzó sus brazos a la alacena hasta sentir el tacto de metal de la caja entre sus manos e inició así su trasmutación a otra piel, a otro tiempo.
Depositó con cuidado sobre el tapete de la mesa camilla las postales que la caja contenía. Se detuvo mirando la imagen de la primera que estaba fechada el 4 de abril de 1912 y comenzó a leer. “Querida Anna: Todo sigue según lo previsto, me han asignado el puesto de ayudante de fogonero. En Southampton hace mucho frio y todo es gris, pero tu recuerdo es mi luz y pronto estaré a tu lado.”
Aquí Anna se sirvió una copa de vino, y tras beber unos sorbos, continuó leyendo la segunda postal que , fechada el 10 de abril de 1912, decía : “Queridísima Anna, ya conozco el transatlántico, que es impresionante y de gran lujo, aunque la parte destinada a las literas donde dormimos los fogoneros es pequeña y mal ventilada. Aún es muy temprano, pero a pesar de lo poco que he dormido he soñado contigo toda la noche. Te amo con toda mi alma.
Anna terminó su copa de vino, introdujo las postales en la caja y las colocó en la alacena.
Luego sus ojos se transformaron en un mar de lagrimas sin fin.
17/09/2023Sin fin era un atributo que se podia aplicar a determinadas entelequias como era la existencia de Dios, al desasosiego que producen las quimeras, o del que daba cuenta el concepto aristotélico del mundo. Pero no se podia atribuir a nuestro amor, que fue mas bien finito, no ya en sentido filosófico, si no, más bien, en un prosaico sentido existencial, ya que rozaba la inexistencia.
Fue tan lábil como el barco de papel con el que navegabamos por la vida o tan frágil como la memoria. Un zurriburri de emociones inoportunas para las que apenas hicimos un hueco en el desván de nuestros instintos.
Fue como "La larga agonía de los peces fuera del agua", una película mediocre, un inadecuado guion para actores perseverantes.
21/09/2023Perseverantes, agarradas por un finísimo pedículo a sus ramas, las hojas secas soportarían el otoño y el invierno, marcescentes, hasta que los brotes nuevos de abril las empujaran a volar, efervescentes.
Efervescentes, sintiendo su sangre arder, salvajes y orgullosos se apareaban libremente en los sitios mas recónditos de la ciudad, desafiando a los agentes castradores que los perseguían sin piedad.
Para sobrevivir como especie libre habían modificado su comportamiento atávico y renunciado a su individualidad. Ahora sus gemidos eran silentes y cumplían los mandatos de un enorme gato negro, Platón, su líder que, aunque se negó a perder su independencia, mantuvo el nombre que le otorgó el primer humano que le intentó domesticar.
Nadie pareció darse cuenta y en poco tiempo la metrópoli perturbada y sin identidad quedó a merced de la voluntad de la milicia de gatos.
No había escapatoria, los maltratadores de la ciudad tenían los días contados.
25/09/2023Los maltratadores de la ciudad tenían los días contados.
Un beso—¿quién dijo pico, algún cuervo?— forzado y a
destiempo, una gestión nefasta de la crisis subsiguiente y un macarrismo de la
peor especie disfrazado de hombría, al estilo Charlton Heston, habían logrado
poner en pie a todo un país.
Nadie sabía cómo acabaría aquella insurrección silenciosa,
pero era indudable que ya nada volvería a ser como antes —El Canto del Loco,
dixit—, pues la alarma había saltado, de forma simultánea, en millones de
cabezas.
Definitivamente, el machismo estaba demodé.
De modelo de referencia para su primera novela corta Silvia había elegido a un autor suicida. Ella que apreciaba la verdad por encima de todas las cosas, encontraba en las escritoras y los escritores suicidas una honradez extraña, en la que a veces se reconocía con sorpresa.
Aún no sabia como empezar su relato, pero el silencio del folio en blanco le resultaba tan atronador que Silvia se dejó escribir. Primero nombró Julia a su protagonista, luego le otorgó la libertad de soñar por cuenta propia.
27/09/2023Por cuenta propia y sin un manual de instrucciones, sucumbí a la irresistible tentación de nacer en el tercer párrafo de un libro que aún carece de final y ni tan siquiera tiene título, aunque parece que mi escritor ha pensado que “Game Over” quizás sería adecuado para su, un poco absurda, novela de universos paralelos.
A mí,que soy su personaje protagonista, me gustaría que se decidiera de una vez, porque el no poder discernir si estoy viva o muerta es algo desquiciante.
Ya que no soy como el gato de Schrödinger que, vivo o muerto, siempre le quedaban vidas de repuesto.
29/09/2023Siempre le quedaban vidas de repuesto
hasta aquel martes, 14 de febrero. Fatalmente olvidó hacer acopio en el almacén
de su barrio de la Triple E (Existencias Extras Españolas). Había ido a hacerse
una limpieza bucal al dentista y justo ese día que, casualmente, era el día de
los Santos Inocentes Odontólogos, al enfermero auxiliar se le ocurrió la
bromita de cambiar el enjuagador por lejía ultrafuerte, y, claro, una vez más
se murió, pero, recordó con horror que las últimas vidas que le quedaban del
lote en oferta que adquirió el verano
pasado (¡Compré un stock de 3 vidas al precio de 2 y practique todos los deportes
de riesgo que desee! Garantizado por asfixia de cuescos de ballena y, ahora también,
para “Puñaladas traperas sin fin", el juego de moda entre los cretinos contemporáneos. Garantizadas cien por cien, en caso de
cualquier nefasto incidente le costeamos su entierro a usted y a sus allegados en
hasta 3 vidas más) las malgastó prestándoselas a su gato Maullicio que contrajo la sífilis
fornicando en un gaticlub con un harén de hermosas cláusulas leoninas.
Clásulas leoninas figuraban en el contrato y en un número tan excesivo –sin que al parecer el abajo firmante se hubiese percatado de ello– , que mi admiración por el comercial al que había encargado la tramitación de la venta de mis 21 gramos de alma había alcanzado proporciones estratosféricas.
Por supuesto que era un producto de primera calidad; un alma casta y pura, que irradiaba bondad y poseía en su belleza reflejado el misterio de la existencia del Creador.
– El precio es irrisorio para un diablo de su categoría, insistía mi agente de ventas. Por tan solo un mes de poder absoluto para mi clienta se lleva usted un producto de los que ya no se encuentran asi como así. Y con estas palabras cerró el trato.
En la primera semana del mes, que me cundió un montón, me apeteció acabar con la injusticia social, la violencia en todas sus manifestaciones, y todo aquello que pone en peligro al planeta Tierra. Pero antes me permití terminar con el capitalismo y algunos dogmas de la iglesia como el que aseguraba la existencia del infierno.
El resto del mes lo dedique a intentar entender el porqué confiaba tanto en mi agente de ventas si ni tan siquiera nos habíamos visto desnudos.
Ni tan
siquiera nos habíamos visto desnudos y bien que yo tenía unas ganas que pa qué.
Me imaginaba su crica apenas depilada, senos generosos y tafanario redondito. Todo
esto lo cuento porque la semana pasada me la había encontrado en el Mercadona
mientras decidía si llevarme bananas o plátanos (finalmente me decanté por las
primeras que estaban más verdecitas) cuando vi que, casi al lado, ella
manipulaba una banasta de uvas. Hice un par de movimientos por ver si coincidían
las miradas pero, comoquiera que ella se volvió para dejar lo que el
diccionario define como “planta vivaz y trepadora de la familia de las vitáceas, con tronco retorcido, vástagos muy largos, flexibles y nudosos en su sitio”, desistí de forzar el encuentro.
Sin embargo, ya no la pude apartar de mi pensamiento y mientras miraba la fecha
de caducidad de unos brotes de espinacas baby decidí hacerme el encontradizo. Empecé
a recorrer pasillos arriba y abajo, izquierda y derecha, deteniéndome en estanterías
de productos que jamás hubiera adquirido y me pareció que ella aceleraba por uno
de los pasillos laterales hacía la caja. Mi gozo en un pozo. Así que me acerqué
a la sección de panadería a pillar uno de molde y cuando atajé por la zona de lácteos
para terminar mi compra me la encontré de frente. Objetivo cumplido. Las frases
de rigor: que si ¿qué? ¿comprando?, que sí el otro día te vi que ibas a natación
y no entrabas a Pilates, que si es que no encuentro plazas, bla, bla bla. Y,
entonces, me ocurrió una cosa extraordinaria. Noté pugnando bajo mi bragueta
una erección incipiente que se convirtió en magnificente en lo que tarda la
cajera en pasar un código de barras por el lector. Tras un puñado más de obviedades:
que si estamos hechos unos cascajos, que si me alegro de verte, bla, bla, bla,
nos despedimos y me quedé atónito, ¡jamás en shock!, merced a esa excitación
repentina. Yo y mis circunstancias inferiores, que ya vamos para abajo, hacía
mucho que no experimentábamos un hecho semejante. Es cierto que yo la observaba
entre sentadilla y abdominal a través del espejo de la sala de Pilates, donde
descubrí que llevaba un tatuaje, quizás letras niponas, a la altura de las
ingles, ejecutando un movimiento en que la profe nos conminó a ponernos en esa
postura desvergonzada pero cautivadora que es el ”a cuatro patas” para
realizar los estiramientos del gato. Más, jamás había intercambiado apenas un
mascullado “hola” o “adiós”. Así que, estupefacto por mi epifanía priápica,
medité sobre como sería el estar desnudos el uno frente a la otra. Yo, gano
algo vestido y creo que todavía puedo dar juego, por lo menos la primera parte
del partido, pero no sé si aguantaría la segunda, la prórroga y los penalties o
la sombra del gatillazo asomaría, y que Clint Eastwood me perdone.
Perdone, pero en estos momentos no podemos atenderle, manténgase a la espera, decía una voz... Luego se escuchaba la música de Richard Strauss.
No pudo precisar cuánto tiempo transcurrió oyendo la cinta, posiblemente demasiado, porque cuando despertó envuelto en una atmósfera amarilla, y, con lo que parecía su cuerpo conectado a unos cables brillantes que sombras grises manipulaban en silencio, no sintió nada. Solo los primeros compases de "Así habló Zaratrusta" persistían en lo que había sido su mente.
05/10/2023Su mente soñaba con vencer todos los peligros que le
acechaban, que no eran pocos. No iba a resultar fácil, dado que, para mayor
complicación, sólo tendría una oportunidad. Si erraba el tiro, estaría muerto.
¡Cómo envidiaba a Clint Eastwood, que siempre sabía lo que
hacer! Y a Maullicio, con sus múltiples vidas de repuesto; y eso sin mencionar que
el muy felino tenía un envidiable harén de putigatis, lo que ofrecía un
contraste desolador con su habitual sequía goleadora en lo que al bello sexo se
refería.
Finalmente, descartada la posibilidad de vender su alma de
segunda mano a buen precio —los diablos debían ser los seres más tacaños del universo—,
buscó algo parecido a un manual de instrucciones para saber hacia dónde
enfocarse. Al no encontrarlo, quedó a la deriva, como Julia y el resto de sus
personajes, tan huérfano de destino como ellos.
Ni siquiera le quedaba la alternativa de morir en una hermosa
ceremonia ritual y autodestructiva. Hacía tiempo que había renegado de los escritores
suicidas y de todo lo que representaban y no estaba dispuesto a repetir el
ciclo una y otra vez. Pero lo que sí tenía claro es a quién elegir entre
Zaratustra y Clint Eastwood.
Y, llegado el momento, elegiría, pues él no era un cobarde y
no pensaba lavarse las manos como Pilates.
“Pilates para gatos sin gatas” era el titulo del libro que ocupaba los escaparates y se apropiaba de las mesas mas accesibles de las zonas de ventas, relegando las prometedoras novedades y a otras obras ya consagradas a las estanterías y a las zonas menos concurridas de librerías, debido a que, o quizás precisamente por eso, había vendido mas de 300.000 ejemplares en una semana.
La novela, publicada por “Colorín corolado” -una editorial hasta entonces desconocida- , empezaba con la frase “Lo sublime ya no es lo que era” y estaba firmada por Paula A. Denise,que, en opinión de los críticos literarios posiblemente fuese un seudónimo.
Pero una vez más, los críticos literarios no habían acertado. El seudónimo escondía un sistema muy perfeccionado de Inteligencia Artificial, diseñada con el fin de suprimir a los hacedores de relatos o de sueños, borrando todo lo intangible, irreverente, inconformista o revolucionario de sus historias, para dejar vía libre a una tecnología perversa destinada a crear sueños artificiales, y someter a las ya alienadas criaturas al dominio de las máquinas.
08/10/2023Al dominio de las máquinas estaban los de la frente con forma de trapecio. No nacían con esta cualidad sino que, a base de ejercicios de disciplina y una alimentación pobre en nutrientes, sus tutores les conducían a esta tarea. También llamados peones.
Al frente de las tareas de programación neurolingüística se ponía a los que mostraban, con el paso del tiempo, habilidad en la modificación de hábitos a través de la configuración del lenguaje y del pensamiento. Este oficio era especialmente útil ya que era la herramienta más eficaz en la configuración del individuo genérico, que era el que producía a través de su trabajo la mayor parte de la riqueza de la que se beneficiaban los del grupo minoritario, llamados " clase política".
08/10/2023"Clase política"
figuraba en su carné, sujeto por dos pequeñas infulillas que rodeaban su cuello
jiráfico, junto con su nombre: Alfredo María Rascafrías López. Esas dos simples palabras eran su pasaporte en
la convención anual, o simposium como preferían los más redichos, de inútiles
bien pagados, lo que le confería carta blanca para atiborrarse en el piscolabis
que se ofrecía antes de las intervenciones de los jerifaltes o pescaditos
gruesos como les denominaba con sorna Alfredo cuando intentaba ligar con alguna
de las mozas que pululaban por esa especie de salón hortera de bodas en el que
buscaba apremiantemente una copa de cava para calmar la tos que le había
producido un canapé de pato viudo a las finas frutas del iglú que se acababa de
apretar. De repente dio un traspiés y se abalanzó sobre un señor con barba de
cuatro días y setecientas madrugadas que lucía tirantes con la bandera de
Disneylandia. Perdone, no perdone usted, no, yo le he pedido las disculpas
primero, pero, además, soy de la clase “urbano/asexuada/animalista de
bellotas” lo que me confiere un grado superior al suyo, así que le pido mil
perdones y solicito su absolución por el rito “En plan, obviamente, al final”.
Al final y tras el colorín colorado la niña empezó –una vez vencido el miedo– a soñar con el cerdito valiente que salvaba al principe tontorrón y los lobitos buenos enamorados de caperucitas descarriladas; con brujas hermosisimas y sus amigas las sirenitas con tacones de aguja y otros muchos personajes más. Luego, cuándo su abuelo apagó la luz y dijo muy bajito: "Cualquier noche puede salir el sol" , la nena se quedó dormida.
Muy lejos de allí, en un lejano país, Habiba esperaba impaciente a que llegara su padre para que le contara historias de otras niñas que vivían en casas que no estaban rotas y no dormían en el suelo de un sótano oscuro, sino en habitaciones preciosas como la que pronto tendría ella
Esa noche explotaron muchas bombas y su padre no llegó. Desde entonces la niña palestina nunca más pudo soñar.
11/10/2023La niña palestina nunca más pudo soñar, pues sus sueños
estallaron en mil pedazos al tiempo que lo hacían las bombas que hombres sedientos
de venganza dirigían contra personas desvalidas como ella, impotentes, desharrapadas,
consumidas por su falta de libertad y sus carencias infinitas…
Dicho esto, queda muy poco que añadir. Si acaso, una pobre,
triste y desolada reflexión: Quien piense que está legitimado a matar inocentes
para vengar una afrenta, por muy grande que sea, ha perdido el norte —aunque
ataque al sur— y no solo peca de orgullo,
sino de algo peor: (que cada uno rellene esta casilla con su propia aportación).
Con su propia aportación, sin ninguna voluntad (solo por su indolencia y mala cabeza) y siguiendo las enseñanzas de sus antepasados en tan vitalicia misión, se cargó el chiringuito que mantenía a su estirpe -rancia y caducada- por su empeño y bien entendido trabajo de mantener todo atado y bien atado, que cumplía a la perfección, adoptando una posición neutral ante cualquier injusticia que no afectara a los privilegiados, o mirando hacía otro lado ante cualquier delito, ya fuese del clan familiar o de sus vasallos compinches.
El día del espectáculo circense, donde lo mas educado resultó ser una cabra, fue el principio del fin de la pantomima.
15/10/2023La Panto mima tanto a sus clientes que ya solo piensan en
volver a estar entre sus brazos; los hipnotiza de tal modo que se pasan el día soñando
con lucecitas rojas, presagio inequívoco de su presencia.
Y no es por lo que hace —que, al fin y al cabo, hace lo que todas,
pues, tener, tener, lo que se dice tener, tiene lo mismo que las demás—, es por
cómo lo hace. Es esa forma suya de dar cariño —sin darlo de verdad— tan
convincente y embriagadora.
A mí no deja de asombrarme cómo logra que esos seres embrutecidos
se sientan comprendidos, acogidos, importantes, aunque sea por unos instantes. Los
tiene a todos embelesados, sin excepción.
¡Hasta el pobre Maullicio, curtido en mil batallas callejeras,
se muere por sus huesos!
Huesos, huesos, tú eres sólo huesos unidos por muy poca piel. Eso me decía la asquerosa -que, sabiéndose voluptuosamente hermosa-me atacaba donde más me dolía (especialmente cuando llamaba a mi miembro por su nombre de pila; "el alfiler"). Era una gran hija de la gran ja donde sus padres la criaron, cerca de la ría baixa del río Alberche, donde algunos iban a lavar el coche los domingos por la mañana. Allí también paraba de vez en cuando Rufino -un caballo guapo Revillano que montaba una berciana de adopción- para beber agua fresca, mientras rebuznaba con orgullo de burro guerrero de pura raza.
(Porque hay días en que hasta los generales sueñan con ser soldados rasos, como era antaño, cuando la vida era mucho más sencilla).
Antaño, cuando la vida era más sencilla, nada era más agradable que pasar la tarde del sábado en casa, viendo la película de la semana. Fuera hacia frío y no existían los centros comerciales; los bares eran para los "señores de bar"; no era todavía la edad de ir a discotecas... En fin, una llamada de teléfono podía suponer una invitación a merendar en casa de alguna amiga; pero si no, tampoco pasaba nada: siempre nos quedaba el cine... o un buen libro.
Siempre nos quedaba el cine… o un buen libro. Tiempos épicos
donde aún éramos personas, con el cerebro despierto y el deseo a flor de piel. ¡Tiempos
heroicos!
Después, es bien sabido, llegó la era de la tecnología y
dejamos de mirar el cielo, las aves, las estrellas, el curso de los ríos… y
tantos milagros que la Naturaleza había puesto para nosotros.
Con nuestra inestimable colaboración nos implantaron una
caja rectangular en las manos, pantallas por todos sitios, artilugios
variopintos… hasta convertirnos en una extensión de las máquinas diabólicas que dirigían nuestra vida, cada vez menos auténtica.
Y nuestras mentes comenzaron a habitar otros mundos —realidad
virtual, los llamaron— y la aspiración a ser la sociedad del ocio fue
aniquilada por la sociedad ancestral, la de siempre, la del negocio.
Nada nuevo bajo el sol.
Nada nuevo bajo el sol,
nada extraño sobre la luna.
Sólo soledad y viejos miedos.
Me detengo y miro atrás y
súbitamente me sobreviene un
ataque de tortícolis.
Me doy un atracón de torteles
y me arranco los pelitos de la nariz
con unos alicates.
Debería llamar a mi psiquiatra
para que me afloje esta camiseta
de debilidad que me colocaron
en mi última visita al manicomio de Ciempozuelos.
En mi última visita al manicomio de Ciempozuelos, pude ver lo que quedaba del general Rufino Rascafrías, mundialmente reconocido como el héroe de la batalla del Río Alberche.
Ese día no fui solo, como en ocasiones anteriores, sino que me hice acompañar por dos hombres de mi total confianza, el cabo Berciano y el sargento Chusqueiro. La estratagema dio resultado y por fin conseguí hablar con el psiquiatra que lo trataba, aunque sus explicaciones no me convencieron. Aquel jovenzuelo recién salido de la universidad parecía estar casi tan perdido como todos los demás, pues no supo explicarnos qué parte de su locura era atribuible al horror vivido en la batalla y qué parte se debía a la metralla que se había alojado en su cerebro en el trascurso de la contienda; es decir, qué parte era mecánica y cuál funcional.
El bravo general, que tras la batalla nunca regresó a casa con su esposa —ni tampoco a la de ninguna de sus tres amantes oficiales—, fue encontrado en las cercanías de San Martín de Valdeiglesias, vagando sin rumbo, completamente desorientado, como si una luz se hubiese apagado en su interior.
Tras la visita, nuestra impresión no podía ser más desoladora: salimos en silencio, totalmente consternados y sin poder articular palabra. Hasta que el cabo Berciano, con su desparpajo habitual, sentenció:
—Mi teniente, es el fin de la leyenda de “El Alfiler”, pichabrava sin igual. Este hombre es ya una pieza de museo.
19/10/2023Una pieza de museo podrían considerarse ahora los cines de sesión continua, pero para un hombre de mi edad las tardes de cine eran toda una aventura, cuatro horas que llenaban de ilusión los sábados o los domingos, descontando, eso sí, los diez minutos del No-Do, que era muy aburrido, aunque gracias a el señor que inaguraba pantanos aprendí a silbar.
Un sabado, a mis quince años, cuando el sol de Oklahoma iluminaba desde la pantalla la oscuridad de la sala, di por primera vez un beso en la boca. Encuentro agotador de lenguas que desafiaban el castigo del infierno y el infierno del olvido.
La chica, sin casi separar los labios, decía que me quería mucho, y que, aunque una amiga le habia contado que la lengua tenía propiedades semánticas, a ella no le importaba quedarse embarazada porque yo me parecía a John Wayne en "Valor de Ley"
Ella no se quedó embarazada, pero a mí me preñó de palabras que vieron la luz en forma de muchos cuentos, escritos con tinta de saliva y nostalgia del ayer.
19/10/2023—Muchos cuentos
escritos con tinta de saliva… Y nostalgia del ayer, de cualquier ayer, que siempre
nos parecerá un tiempo mejor que el presente —afirmó José.
—Ya habló Jorge
Manrique —intervino Diego, que pasaba por ser el gracioso oficial del grupo,
además de un seductor consumado.
Entonces, María
—con intención de apoyar lo dicho por José— exclamó:
—¡Claro, José! Es
que para un escritor que se precie, la añoranza de lo que se ha perdido es siempre
una magnífica fuente de inspiración.
—Y los besos, María,
y los besos, que marcan a hierro y fuego. Creedme si os digo que hay mujeres de
quienes ya no recuerdo ni su cara, pero de las que retengo la sensación que me
produjeron sus besos. Bueno, y lo que no eran sus besos.
—Eres un romántico,
José —dijo Diego—. Yo, desde luego, admiro tu facilidad para enamorarte.
—Y yo tu capacidad
para el olvido —le reprochó María, un poco a traición, dejando entrever que,
pese a haber roto con Diego hacía ya unos meses, la herida no había cerrado.
Tras un
silencio que empezaba a prolongarse más de lo necesario, Gabriel, quien se
había arrogado el papel de secretario en las reuniones —un tanto
informales— de aquel grupo de literatos nobeles aspirantes a autores de éxito, dijo:
—En fin, si no hay
más propuestas, creo que es hora de levantar la sesión. Y los que quieran, pueden acompañarme a Casa Patro, que yo voy para allá. Y ya sabéis a qué.
Que es un buen método para contar historias escuchar conversaciones como si fueras una voyeur de vidas ajenas o una cotilla consumada, es una practica muy recomendada en los manuales de escritura creativa.
Pero dar forma al encuentro que presencie en una cafetería, de una mujer joven con el tipo que parecía ser su cita de Tinder era muy complicado para mi. La chica, que vestía correctamente y mostraba un aspecto agradable se excusaba de una manera educada, ante un tipo con aspecto descuidado que sentado en un taburete mostraba –con el pantalón del chándal semi caído– la rabadilla y el inicio de la separación de los glúteos.
La frase que me llamó la atención fue la que pronuncio el tipo: " Tu te quedas sin tu polvo y yo con un calentón del carajo".
Si supiera escribir seguro que este podría ser el inicio de un cuento cómico; pero solo pude sentir mucho asco y un poco de miedo.
21/10/2023
—Miedo el que yo pasé en mi último viaje en autobús desde Málaga.
Ni te lo imaginas —dijo Samantha, suspirando profundamente.
—¿Sí? —contestó Gabriel—. ¿Te tocó un conductor temerario?
—Eso hubiese sido suave, en comparación. Fue por el que
estaba sentado a mi lado, que tenía una pinta que dejaba mucho que desear. Me
ha tenido en vilo todo el camino.
—Pero, ¡qué dices! Anda, seguro que ha sido una paranoia de
las tuyas, que te conozco…
—Qué va, de eso nada —aseguró Samantha, un poco ofendida.
—A ver, cuéntame cómo era. ¡Ah! Y si llevaba armas visibles
—ironizó Gabriel.
—Era un tío muy moreno, seguro que era extranjero. Y tenía
un brazo seco, como el de Severino Rojas. Y, además, le faltaban dos dedos de
la mano derecha, como si le hubiese explotado una granada. Pero lo peor era su
bigote: era enorme y combinado con aquella penetrante mirada, como de psicópata,
daba pánico.
—¿Le has hecho alguna foto? Porque no sé yo si sería así de
verdad o serán cosas de tu imaginación, que te pareces a Walter Mitty.
Samantha, sin hacer caso de la observación de su amigo,
continuó su historia.
—Pensándolo bien, eso no era lo peor. Lo más grave fue que
metió un paquete muy extraño en el maletero.
Gabriel suspiró y decidió dejarlo correr. Al fin, preguntó.
—¿Y cómo acabó la cosa? Porque yo te veo entera…
—Pues no hizo nada. Se bajó tranquilamente del autobús y se
marchó.
—¿Ves? Eres una paranoica, con todos mis respetos —dijo
Gabriel, que empezaba a dar muestras de cansancio.
—Aunque yo le seguí durante un par de calles, a ver qué
hacía —añadió Samantha, como si se hubiese reservado algo para el final.
—Lo que te faltaba, ahora también eres detective. ¿Y pasó
algo raro?
—No, nada raro.
—¿Ves? —dijo Gabriel, dando por terminada la conversación.
—Bueno, siempre que no consideremos raro que dentro del
paquete hubiese un camaleón —concluyó Samantha, con un brillo malicioso en la
mirada.
Un brillo malicioso en la mirada de una mujer sin malicia es producto de una reacción química que determinados neurotransmisores responsables de un fuerte sentimiento de ternura producen , al encontrarse como por casulidad en una zona recóndita del cerebro con otras sustancias responsables del afecto, la oxitocina por ejemplo y que da lugar a la eclosión de una sonrisa algo descarada con su correspondiente repercusión en la mirada.
Este fenomeno se desencadena ( segun estudios del A. D.P.) por cualquier causa banal como la visualización inesperada, por parte de la mujer, de una camiseta de canalé debajo del traje de su superhéroe favorito.
22/10/2023S
"Azogue centenario sin vocación de espejo que hizo desaparecer de los ojos del asesino la maldad que constituía su alma.
La mujer levantó los ojos del manuscrito que había comenzado a leer por encargo de la ediorial para la que trabajaba, encendió la luz pues nubarrones grises encapotaban el cielo de la tarde y cerró la ventana al sentir que empezaba a llover a mares. No vio al hombre que, con el cuello de la gabardina subido y con un sombrero que apenas la resguardaba de la lluvia, cruzaba la calle en dirección a su portal.
La historia era inquietante y la mantuvo absorta hasta que un relámpago furioso la devolvió a la realidad. Hora de dormir, le dijo el sueño, y ella obediente se encaminó a su habitación sin fijarse en las manchas de humedad que cubrían el suelo de paquet del pasillo. Al entrar en el cuarto una mano enguantada enmudeció su grito..."
Luis notó como la respiracion de Ana se aceleraba; sabía que era el momento de cerrar el libro y cambiar las palabras por caricias. Una sesión de besos continuos desencadenó el afán de aventuras de las manos y se abrieron gustosos los caminos, luego el empeño de bocas, piel y sexos concluyó la performance que representaban un hombre, incapaz de hacer daño a una mosca, y una mujer que deseaba ser asesinada. Acto de amor que mantenia a Luis y a Ana a salvo de ellos mismos y de todos los demás.
24/10/2023De todos los demás, de los otros , escuchaba sus voces a través de las puertas o de las ventanas de la casa. Las puertas mi madre las mantenía siempre cerradas para protegerme de la vida, aunque, a veces, olvidaba cerrar los cristales afilados de las ventanas que invitaban a otra cosa excitante, de la que aún desconocía como se nombraba.
"No hables alto que te van a oír los vecinos, no cantes por los pasillos que van a pensar que estas loca, llorar si esta permitido, pero ni muy alto ni muy bajo, que tampoco es cuestión de dar cuartos al pregonero. Ni se te ocurra soñar o serás una cabeza loca como tu padre", fueron las nanas de mi infancia.
Después, cuando la vida derrumbó los muros y se aflojaron las manos que esposaban, los demás aparecieron insólitos e inaccesibles, intangibles como las nubes, inalcanzables como los sueños.
25/10/2023Inalcanzables como los sueños eran las muchachas que lejos de hacerme sentirme mayor, me hacían sentirme to muñeco cuando me frotaban el pelo y me decían lo más majo que era. Yo permanecía callado siempre, siempre en silencio porque no tenía ni idea de lo que podía aportar a aquella situación y sobretodo por temor a fastidiarla y que ellas dejaran de atusarme la cabellera de aquella manera. Aunque con el tiempo si que llegué a pensar que llamarme majo era algo así como decirme que era mágico y, puestos a ser magos siempre soñé más con ser Merlín que con ser Harry Potter por mucho que Harry en algunos idiomas suenen como resuena mi nombre en los momentos intensamente íntimos.
Momentos intensamente íntimos: una mano, la mía por ejemplo, acariciando tu pelo; cuando habitas mi regazo, los besos sin lengua que se dan tu piel y la mía al fundirse en una sola. Aquí Alicia se detuvo un momento, se llevó el bolígrafo a la boca buscando inspiración y siguió escribiendo: el refugio cálido perdido entre tus piernas, saciar mi hambre con tus palabras, etc.
El profesor ayudante de Biología Marina consideró que la contestación que Alicia García Pérez había dado a la pregunta de ¿Cómo definir la relación simbiótica denominada mutualismo? era la mejor de todos los exámenes que había corregido. No dudó en poner la mayor puntuación al ejercicio, ya que también él estaba de acuerdo en que la cooperación y el afecto es la única manera de conseguir que el mundo no se vaya al garete.
Luego, sin quererlo remediar soñó con Alicia toda la noche.
29/10/2023Luego, sin quererlo remediar, soñó con Alicia toda la noche. La primera imagen que le ocupó fue la más fácil: Alicia está en clase con una faldita tableada; Alicia se espera , al final de la clase, a quedarse sola con él; Alicia se va con él al despacho a resolver dudas; Alicia se acomoda en sus piernas cual alumna gata.
El profesor despierta sin poderlo remediar: su sueño ha llegado a las diez líneas.
29/10/2023Compartimos el relleno de ese caos, pero no a partes iguales. Yo aportaría dos terceras partes de mis desordenes de
todo tipo: cajón de la lencería, carraspeos nocturnos, despistes en el
laberinto de mis divagaciones en la ducha, anomalías gástricas y sus
consecuencias para la capa de ozono, azares tumultuosos, reprimendas sin motivo
y… poco más. Mi micromundo, dejando aparte estas banalidades, era muy simple, yo
era una mujer muy simple, la mujer simple por antonomasia, con apenas un par de certezas: la hora a la que
comenzaba religiosamente “Saber y ganar” y que “El coronel no tiene quién le
escriba” es un pestiño de agárrate y no te menees, José Meneses.
José Meneses recorrió un largo camino hasta llegar a Groenlandia pues habia nacido muy lejos de allí. Atravesó, siguiendo las indicaciones de un antiguo mapa, un océano de dunas que arrastradas por el viento circundaban el valle, ahora teñido de negro y se desplazó por los cauces secos de lo que fueron ríos, que le recordaban a las inutiles carreteras que había tenido que evitar para llegar vivo hasta el único lugar donde aún era posible sobrevivir.
Una tormenta de arena le obligó a resguardarse tras unas rocas; estar parado le enloquecía; solo seguir caminando le permitía mantener la esperanza de encontrar un lugar donde reconocerse como ser humano.
Tras la tormenta emergió en el horizonte un falso amanecer. El reflejo del alba sobre las calaveras de los caballos bordeaba un sendero de reflejos amarillos que conducía a Biladi.
31/10/2023—Bila, dilo odra vez —dijo José, arrastrando las sílabas, con un tono gutural consecuencia de los cinco güisquis que se había pimplado, uno tras otro, como el que no quiere la cosa.
—Para qué, si ni siquiera eres capaz de decir bien mi nombre. ¿Cómo puedo esperar que entiendas lo que digo? —respondió Mila, a punto de tirar la toalla.
—Du dilo, gue me gusta gómo lo dices —insistió José.
Mila suspiró y se dispuso a decirlo. No era capaz de distinguir si lo hacía para complacerlo o porque necesitaba autoafirmarse; la mujer terminaba de creerse sus propias bravuconadas.
—¿Qué te gusta cómo lo digo? No, si serás masoca además de imbécil… Bueno. ¡Ahí va, borracho del diablo!
Aquella introducción sonó como una advertencia, una amenaza sorda y diferida —cual finiquito surrealista de político caído en desgracia—, como un presagio de lo que, algún día, podría llegar a suceder.
Sin más preámbulos, Mila se dejó llevar y desgranó sus frustraciones levantando mucho la voz.
—Pues eso. Que estoy cansada de esta vida que llevamos, de los falsos amaneceres que ocultan noches de insomnio, de cómo nuestra vida se ha ido al garete y ya solo compartimos el desorden y el caos y de que no entre el sol por la ventana. Y, sobre todo, de tu mirada lujuriosa cuando ves a la fresca de Alicia con su faldita tableada. ¡Mujeriego asqueroso!
Después, su voz —más contenida, más aterciopelada, más dulce— se llenó de nostalgia.
—Ya ni recuerdo cuándo dejaste de acariciar mi pelo como si fuese un tesoro…
José, embriagado por el alcohol, la escuchaba embobado. Su cara de satisfacción —tan fuera de lugar— daba a entender que no comprendía nada de lo que pasaba.
Y así era. Porque lo que pasaba era que, en cuanto Mila reuniese el coraje suficiente, se iba a quedar allí más solo que la una, a hacer compañía a la calavera de caballo que presidía la entrada de su rancho, el todopoderoso rancho Meneses, antaño orgullo de la comarca.
01/11/2023La comarca más recóndita de la España vaciada albergaba, pensaba Alicia, algunos pueblos adecuados para relajarse y escribir, por fin, su libro.
Ochate era uno de ellos. Solo ocho o diez casas desperdigadas alrededor de una iglesia , vigiladas por las ruinas de una ermita en un alto, a escasa distancia del pueblo. El monte poblado de robles y un arroyo que regaba los huertos completaban el lugar idílico que había dibujado Alicia en su imaginación.
El taxista la dejó en el sendero de tierra que conducía al pueblo, y antes de desperdirse le entregó una tarjeta con su número de teléfono, insistiendo quizás más de lo necesario, según Alicia recordó meses después, en que contactara con él si tenía algún problema.
La foto de internet no engañaba, enseguida reconoció la fachada. La casa había estado ocupada por el cura, que un día desapareció sin despedirse, según le contó la mujer cuándo le entregó las llaves y unas riquísimas rosquillas caseras.
Alicia se sentía a gusto entre sus vecinos, a pesar de que todos eran muy viejitos. Captaba un brillo desconocido en sus miradas, que ella interpretaba como si les gustase o la aceptaran. Además la trataban bien, todos los días tenía verdura fresca y un plato de potaje o un guiso recién cocinados.
Estaba relajada, y aún no había escrito una línea de su libro. Había engordado, dormía mucho y paseaba, aunque cada vez se alejaba menos del pueblo. Una tarde se acercó a la ermita y se adentró entre las lápidas del pequeño cementerio contiguo. No encontrar ninguna fecha de fallecimiento que fuera posterior a 1900 le parecio raro, pero tenía tanto sueño que no le dio mayor importancia.
Unos días más tarde se sintió mal y tuvo que quedarse en la cama; sus vecinos la cuidaron tan bien que no hizo falta avisar al médico.
Ya bien entrado noviembre y aún convaleciente, vio como por el sendero se aproximaban en procesión los habitantes del pueblo, portando las mujeres en andas una preciosa mesa tocinera, seguidas por los hombres que portaban una rústica y muy usada mesa de matanza.
Entonces Alicia comprendió...
02/11/2023Alicia comprendió -poniendo el semblante propio de tener delante a Helena Bohan Carter con pinta de chunga a menos de un metro-, que a poco que abriera el pico la cortaban la cabeza, así que se cortó un pelo.
Pero lo que es la cabeza, cabeza, no se la cortaron, porque Alicia -pese a las circunstancias que la hacían sentirse fuera de lugar, especialmente en ese momento-, no se cortó un pelo en su respuesta y la dio sopas con ondas.
Al parecer, un ratillo más tarde despertó en su casa, recordando aquella música, de aquel grupo al que no se podía nombrar, que en sus años de juventud cantaba: "Oh, oh, Alicia en el país de la codicia, de los macarras que la vician, la dulce Alicia se dormirá en una caricia, y no, no, no despertará."
Pero vaya que si despertó.
04/11/2023Se despertó de la pesadilla justo en el momento en que sintió un objeto punzante y algo rasposo clavándose en su yugular ; era Cheshire que la mordisqueaba sin piedad, pues estaba hambriento y pedía su latita de mousse de sirena del océano.
Con la premura que la situación requería alimentó al gato y miró el móvil para comprobar que eran las tantas y que a esas horas ya no se podía ir al Rastro.
La culpa de todo su desbarajuste onírico-dominical la tenía La Reina Roja, un garito irreverente que habían abierto debajo de su casa donde servían unos mojitos buenísimos y pinchaban una música muy dispar; lo mismo ponían a Azucar Moreno incitando al canibalismo como hacían vibrar las paredes de la casa con las guitarras y la batería de " Carne p"a la picadora y qué más da...
Los miaus de Cheshire satisfecho la sacaron de tan profundas reflexiones y le mostraron el camino a la cama, a dormir otro ratito.
05/11/2023¿A dormir otro ratito o
levantarse y comportarse como una persona responsable por una vez en su vida?
Ése era el dilema que bullía en su cabeza. Había bajado todas las persianas,
cerrado todas las puertas de las habitaciones, se había calado unos cascos
gigantescos, casi de operarios taladradores sabatinos de asfalto, con reducción
de ruido incorporada, mientras escuchaba en bucle el contradictorio alegretto
en La menor de la sinfonía Nº 7, en La mayor, Opus 92, de Beethoven. Con una
manta que le cubría hasta casi las orejas y un pijama de franela se debatía
entre momir o ir a abrir la sucursal bancaria de la que era director. Adoptó
una decisión salomónica: cinco minutitos más bajo la manta, rascándose la
barriga y se levantaría raudo, se pimplaría un nescafé doble a la creme y, sin
ducharse ni afeitarse, se plantaría en el Paseo de Santa María de la Cabeza en
menos que canta una gallina en el casting de Operación Triunfo Phasianidae. Cuando
sólo había transcurrido la mitad del plazo de prórroga siestil el teléfono sonó
furiosamente. “Le llamo de Bautizone. Desearía ofreserle sincuenta
megakilobaits, toda la temporada de la liga de baloncesto de hormigas de
Senegal y nuestras series de más éxito: “Conspirasión en el wáter 2”; “Úntame
con frenesí” o “La maldisión del sándwich de frijoles”.
“La maldición del sándwich de frijoles”, considerada por
algunos la obra cumbre del realismo mágico, era una novela de Tochovich, un escritor
colombiano que se había convertido en autor de culto a finales del tercer
decenio del siglo XXI.
Obviamente ése no era su auténtico nombre, sino un curioso
seudónimo que adoptó a partir de la publicación de su segunda novela, pues, al
advertir que tener un nombre tan vulgar —a quién se le ocurre llamarse Juan
García Sánchez— había sido una de las causas principales de que su obra pasase
desapercibida para el gran público, supo que debía ser más rompedor si quería
triunfar.
Y por una vez, sin que sirviese de precedente, decidió
inspirarse directamente en la realidad, sin filtro alguno. Haciendo un
batiburrillo entre el reproche que de forma reiterada le hacían sus sufridos
compañeros de letras —a saber, que siempre escribía unos tochos insufribles— y
su admiración por los clásicos rusos —sobre todo Tolstoi y Dovstoievski, nunca
Chejov— tuvo claro cuál iba a ser el seudónimo a adoptar.
A juzgar por lo ocurrido fue una sabia decisión, pues a
partir de ese momento su éxito fue arrollador y sus novelas fueron traducidas a
multitud de idiomas. La última, incluso al japonés. Y es que “Memorias de una geisha
que comía fabada los viernes de cuaresma” estaba batiendo todos los récords de
ventas.
Los récords de ventas del "I can feel" o, como se denominó por estos pagos "Ohsiíchof"– fruto del desarrrollo en I+D ( imaginación más deseo) de una modesta empresa gestionada por mujeres– fueron de una magnitud tal que además de conseguir el bienestar sexual del 100% de sus usarias, redujo el deficit comercial del país en un 99%.
El dispositivo, muy recomendado por las autoridades sanitarias por ser extremadamente beneficioso para la salud y su ausencia de efectos secundarios por su uso continuado, estaba basado en la tecnología ELISA que, mediante un microchip externo capaz de precisar el nivel de deseo sexual, desencadenaba un orgasmo de una intensidad inimaginable en el momento oportuno.
Además el Ohsiíchof era ecológicamente sostenible, se podía usar bajo el agua y estaba homologado por la CE.
También se acompañaba de un detallado prospecto con las indicaciones de uso y la siguiente recomendación destinada a señoros en general:《si usted, al leer esta información se siente violento y pronuncia la palabra feminazi , corra a hacérselo mirar》.
07/11/2023Mirar al cielo desestrellado o al fondo de sus ojos es presagiar un fin, uno cualquiera... de una vida o de un universo; es el indicio de la llegada del invierno que destempla el alma; es escuchar al viento que susurra "¡El horror!¡El horror1" y al último crepúsculo musitando el eco de su nombre y de todos los sonidos del mundo, rumores ya incomprensibles en la oscuridad reinante.
10/11/2023
En la oscuridad reinante, después de haber contemplado llenos
de dicha la magia que emanaba de los últimos destellos de un sol agonizante —que
con su majestuosidad habitual se iba ocultando tras el cercano monte Cervino—, los
nuevos amantes se fundieron en un abrazo lleno de ternura, silente promesa de felicidad.
Silente promesa de felicidad arrulla mi piel. Cambia el pálpito de mi signo. Simbiosis carne versus alma. Tus palabras cosen mis heridas al finalizar el día. Duermo en la profundidad de tus labios.
12/11/2023En la profundidad de tus labios se esconde una muralla impenetrable; detrás de ese muro adivino una piel, un sexo, un corazón. Delante, bajo las disuasivas concertinas, escucho palabras que matizan, silencios que aseguran.
Las sirenas ya han dado el último aviso. ¿Quién se va a salvar después de todo esto?
12/11/2023¿Quién se va a salvar después de todo esto? Los falsos durmientes. Tejedores de sueños ebrios. Despiertan con la copa vacía de deseos fracasados.
Al amanecer, vagan por una ciudad calcinada en la agonía, buscando los nombres de la ira en tu presencia. Traes recuerdos dolorosos de otra vida escuchada en susurros de salas. Cuánto dolor. Pero ya pasó. Ahora duermo.
13/11/2023Ahora duermo y sueño historias inconexas, pensamientos paralelos sin cohesión. Expresiones de deseos. Palabras huecas. Dos rombos, me digo escandalizada. ¡Dos rombos! Tanta piel, tanto labio, tanto sudor y luego, a poco que te arrimes, el hedor a sudor y halitosis se lleva por delante la película soñada. He vuelto, pienso. ¡He vuelto! O, tal vez, tan sólo es una aparición estelar. Despierten, que están dormidos. ¡Despierten! Sueñan despiertos quimeras. Y mientras, se pierden la belleza de la vida. Vuelvan sus ojos afuera. Al roce del viento sobre su piel, al sonido de los pájaros, a disfrutar de un café haciendo "nada", al olor de la ropa recién recogida de la cuerda. Vivan disfrutando la verdad. Dejen de soñar trajes que luego ponen a lo primero que se acerca. Pónganse el traje de la vida y, cuenten las historias vividas.
13/11/2023...cuenten las historias vividas.
Soñé que me amabas, me impregnabas, hacías y deshacías mi loco corazón.
Nefasta burla del destino.
Lo imaginé todo.
Suicida enamorada.
Acabé con el alma torturada hasta la putrefacción.
A tumba abierta.
13/11/2023A tumba abierta, sin censura , peguen la nariz contra el cristal miren por la ventana y cuenten historias reales.
Quizas vean como un perro ladra una oración a la luna canibal y como las bombas atragantan las almas de las nubes en guerra, y oigan cantar impotentes a las madres la nana <<Duerme mi pequeña no vale la pena despertar>>.
Pero de vez en cuando despójense de los ropajes de la realidad y dejen constancia, por ejemplo, que los arboles se comunican entre ellos, incluso se enamoran y cuando se besan, como es costumbre en los seres del reino animal y vegetal, su savia sabe a Coca-Cola; entonces el ambiente se hace mas sano y respirable, y se favorecen los sueños, que les protegen de la ausencia de respuesta a la inevitable pregunta de ¿Y por qué?
-¿Por qué? -preguntó ella, desconsolada.
Tres... cuatro... cinco... seis, atenuadas por el cristal de la ventana y los gruesos cortinajes penetraron en la alcoba las campanadas de la iglesia cercana.
-Tenemos que irnos.
-¿Tan pronto? se alarmó ella, incorporándose en el diván tántrico de diseño vintage que recordaba remotamente a un ataúd.
Gladys no hacía preguntas pues estaba enamoradísima del hombre que ahora se vestía rápidamente y que siempre era capaz de recordar donde había dejado ella tirada su ropa interior.
Indudablemente era un hombre extraño en todos los aspectos, y aunque padecía una rara intolerancia a la luz solar, que les impedida verse fuera de casa durante el día, lo compensaba siendo una maravilla en la intimidad. Las noches en que él no trabajaba lo pasaban genial pues conocía todos los secretos de la vida nocturna de Madrid .
Esta ultima semana , al notarle un poco raro y mas ocupado de lo habitual, Gladys sintió unos celos terribles; él intuyó su mosqueo y la consoló enseguida. Era un nuevo trabajo muy bien remunerado y que le obligaba a estar a partir de las siete en la calle Ferraz.
Pobre, pensó ella, que no tenía ni un pelo de tonta, morder a tanto imbécil tiene que dar mucho asquito, pero ni tan mal, se dijo, total su enfermedad es altamente contagiosa.
Y sin poderlo evitar su amor creció y creció...
16/11/2023Creció buscando lo mas sustancial de su existencia y pronto se dio cuenta que no tenía a donde ir.
Nacida mujer percibió en su ser la esencia creadora de vida y se sintió semilla; entonces su cuerpo se abrió y se esparció junto con otras semillas, germinando así los sueños compartidos, que hicieron brotar un horizonte hacia el que dirigirse . Allí pudo recrearse en la belleza y en la armonía de sus sentidos.
Ella era fuerte y confiaba, Era dadora de vida.
Era dadora de vida. Una vida que hincha mi cuerpo pugnando por salir. Convierte mi rutina en magia. Un sueño que respira día tras día en mi vientre y lo llena de amaneceres de terciopelo. Transcurre plácido entre caricias y canciones enamoradas hasta el rojo atardecer. Y, finalmente, en el dulce chapotear de su cuerpo en mi ser, la noche súplica nuestro descanso.
20/11/2023Descansó cobijada entre unos brazos, mecida por el vaivén rítmico y sereno de una respiración perfectamente acompasada; la piel – aún incendiada– contigua a otra , el roce de sus labios en la nuca. Entre ellos solo una sutil barrera de espuma tras el puzzle deshecho del sexo consumado.
Bajo la almohada un poema de Luis García Montero soñaba: << Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo>>
Te inventaba conmigo ardiendo rojo fuego, en un mar profundo. Incendias mi cuerpo. En cenizas me consumo. Más desapareces en la bruma del amanecer, dejando mis sábanas tibias oliendo a hiel.
22/11/2023Mis sábanas tibias oliendo a hiel las destiné a vestir decentemente a los desnudos fantasmas del fracaso, que luego encerré bajo siete llaves en el baúl de los recuerdos, arrojándolas después al río de los suspiros.
Un vientecillo burlón apareció sutil y arrastró las tinieblas de mi alma, desvaneciendo también los gélidos copos de besos caducados. La luna negra –poco a poco– se fue haciendo visible en el cielo con destellos de plata o de cercana piel desnuda.
“La luna negra, poco a poco, se fue
haciendo visible en el cielo, con destellos de plata. O de cercana piel...”.
Desnuda —completamente desnuda, pese a ser
invierno—, Gladys leía embelesada la última novela de Javier
Aguilar. Envuelta en el suave abrazo de las sábanas de franela que había
comprado en su último viaje a Lisboa, se esforzaba por no quedarse dormida
antes de que el inspector Gutiérrez Miranda lograse detener al peligroso
asesino en serie que tenía aterrorizada a la imaginaria ciudad de Villa Free.
Pero el cansancio de un día tan agitado
no ayudaba. Le costaba concentrarse en la lectura. Se sentía agotada. Estaba
harta de ser una superwoman.
Y el párrafo que acababa de leer ayudaba
aún menos, pues fue el detonante que terminó por desviar su atención del libro.
Lentamente, acabó por dejarlo sobre la mesita de noche. En su mente ya sólo había
sitio para pensar en la imagen que le había evocado: el significado simbólico
de la luna negra.
Su naturaleza salvaje, a menudo reprimida,
se despertó con toda su fuerza. Y sintió como una herida abierta sus carencias
afectivas y también las de otro tipo, mucho más sutil. Ahora tenía hambre, un
hambre terrible que sólo había un modo de saciar.
Había
llegado el momento.
Había llegado el momento...
Ella reconocio el mensaje que los rayos de luna azul dibujaron en su piel y, perturbada por la contradicción de sus sentimientos, emprendió una desigual batalla entre la cordura y el poderoso ejército de mariposas que defendian su deseo; humilló su instinto de conservación y cumpliendo con el destino atávico de la sangre, obedeció a la llamada del Innombrable.
Siguió el camino trazado sintiéndose desdibujada, como la ciudad que se vacía de colores cuando el sol desaparece o la nada que a veces acecha a la vuelta de la esquina.
Esclava insumisa llegó al mar de silenciosos espectros azules al que había sido convocada. En presencia del Hacedor ella alzó la voz y llamandole por su nombre le pidió existir en su novela.
Y, así alcanzó la plenitud de la vida eterna, cada vez que un nuevo lector se dejaba llevar por la primera frase de la novela que tenía entre sus manos: "Había llegado el momento..."
El momento -sensación fugaz de algas y sonrisas- ¡Qué emoción, los días que iba a verla de nuevo!
Aguardó el mandato del encuentro, siempre aguardaba. Luego el cataclismo acostumbrado al verla imposible, lejana y múltiple.
El reloj le trajo el desencanto con la fidelidad prevista, fidelidad al segundo que nunca fue exigida; luego el abrazo helado del naufragio en la despedida.
Eso fue todo, una vez más.
30/11/2023Una vez más se encontraba en medio de una multitud, pues, a pesar del desasosiego que le causaba la cercanía de tantas personas con sus murmullos, sus quejas y quebrantos, el dolor y la desesperanza compartidos ondeaban una vez más entre tulipanes bajo el sol.
El magistral uso de la palabra era el espejo sobre el que todos se miraban.
A ninguno le sedujo la imagen que la lente tenazmente devolvía.
Narciso se antojaba único y malvado. Solo supieron que era el rival a batir, más por supervivencia que por lucha de egos.
Las puertas geométricas atestiguaban la declaración de intenciones. Un juego de perspectivas imposible de adivinar, que presagiaba una batalla larga y encarnizada.
3 díasUna batalla larga y encarnizada entre el olvido y la memoria era el fin de la trama de la película.
Planos cortos de encuadres inconexos, enlazados de manera discontinua por un montador omnisciente desorientado -que era a la vez espectador, protagonista y director- de las escenas fugaces de la vida de un hombre que llevaba tatuado en el rictus de sus labios la pregunta que había sido el leitmotiv de su vida :¿ DONDE ESTAS LUCIA VERA?
2 días...estás Lucía Vera?..ella agonizaba sobre el cuerpo de Steve. Sus caderas se movían rítmicas bajo la protección de la luna. No había límites entre sus cuerpos. Sus bocas y sus manos los recorrían temblando. Gemidos gritados por sus corazones pedían mucho más...
El sol les sorprendió envidioso de su descanso...
2 díasEnvidioso de su descanso, fascinado
con sus labios entreabiertos que tantas veces le acogieron, aletargado por esos
proyectos de ronquidos, flanqueados por pequeños silbiditos que parecían los
guardaespaldas de sus sueños, lanzó una moneda al aire para decidir si daba él
también una cabezadita o se preparaba un carajillo de Licor 43, pero la moneda
rebotó en el quebradizo puente de ceniza que cruzaba entre el filtro y el humo de su cigarrillo y desapareció, sin despedirse, debajo del sofá. De modo que el destino se empeñaba en hacerse el
interesante, pues, no corto pero sí algo perezoso, se agachó con la banda
sonora del crujido de un par de vértebras, quizás la L4 o la C7, para atisbar
hasta dónde había surtido su efecto la dichosa Ley de Newton. Sólo pudo
introducir un ojo y parte de la nariz, pero de la monedica, de dos céntimos de Eurípides,
ni rastro. Pero conviene detenerse en lo que pareció frente a su ojo ciclópeo:
una madeja de pelos en su mayoría canosos que un escritor pedante hubiera
descrito como “estepicursor piloso”; algunas cáscaras de pipa desparejadas del
último atracón, cuando Lucía y él visionaron por enésima vez “Cabaret”; un
recibo de la luz de agosto del 2017 en el que debieron pasarse un huevo con el
aire acondicionado; un kleenex con mocos solidificados y con un color indescript.ible
y una canica metálica de las que utilizaban para putear al vecino de abajo los
días siguiente de las noches toledanas en que el mamón daba rienda a su lujuria
con novias diversas, y ríete tú de las cuerdas vocales de Montserrat Caballé.
Montserrat Caballlé daba rienda suelta a su melodiosa voz, que amenizaba los amaneceres en los que yo esperaba su despertar. Despertar de vísceras y entrañas enterradas en mi anhelante ser. Una ducha fresca eliminaba nuestros fluidos corporales fruto de nuestra ardiente pasión. Otro día más de lujuria satisfecha hasta límites insospechados.
2 díasInsospechados razonamientos, tan ajenos a mi personalidad como impropio es el liberalismo a la ideología de los Borbones, tuvieron como consecuencia que mucho antes de lo esperado se considerara que tenía superadas todas las adiciones habidas y por haber, que habían requerido mi ingreso en tan prestigioso establecimiento sanitario y estuviera en la calle con el alta firmada por el mismísimo doctor López Cíborg en el bolsillo de mi gabardina.
Fue la urgencia, después de haber contado mi no tan triste vida ( que todo hay que decirlo) a unos psiquiatras bastante anodinos, no recuerdo cuantos, tres o cuatro, que además tenían pinta de precisar un tratamiento más que yo y de haber pagado por adelantado un dineral lo que me impulsó a llamar a unos colegas que entendían del tema y que enseguida encontraron la solución.
Era un sencillo trabajo en equipo. Yo debería soltar una parrafada larguísima elaborada con los resumenes de la contracubiertas de todos los libros publicados por Jorge Bucay, lo que fue sin duda el trabajo más duro; Popi, que era realmente cautivador, tenía que distraer a la secretaria y no lo hizo del todo mal porque aun la sigue distrayendo. Maki se encargó del asunto crematístico con su habitual maestría.
Luego quedamos en el Pirata para celebrar mi total recuperación, aunque no sé yo...es Navidad y las calles están llenas de camellos luminosos.
12 horas