Se trata de coger la última frase del último texto e iniciar con esa misma frase un texto nuevo. Procuraremos que los textos no excedan las 10 líneas. Para vosotros, habituales en el post, son las mismas reglas de siempre.
Para los nuevos son las mismas reglas que en los post anteriores (no puedo poner enlace aquí). Bienvenidos -y a ver lo que dura habilitado- 😊😊
Cuando derramas el azucarillo sobre la mesa, lo peor, no es como te miran, es que han visto era robado.
¡Era robado! Claro. Tardé un poco en reconocerlo, pero cuando
me fijé bien, me di cuenta de que tenía —en letras doradas— las iniciales L.A.
y, también, esa muesca apenas perceptible en la tabla superior, justo encima de
las teclas, cuyo origen yo conocía perfectamente y no pensaba revelar ni bajo tortura.
No me cabía ninguna duda: era el mismo piano que tres días antes le habían robado
a mi amigo Lucas Acosta, quien pasaba por ser uno de los más afamados
concertistas de nuestros días.
Y es que, cada vez que interpretaba alguna de aquellas
sinfonías de su invención, Lucas nos regalaba un sinfín de notas cálidas que
acariciaban nuestros oídos, melodías superlativas como sólo pueden crear los
que —como él— estén especialmente dotados para la música.
Pero no era momento de distraerse; al contrario, había que
moverse con rapidez para impedir que aquellos bandidos lo sacasen de la ciudad.
Y eso fue lo que hice: conseguir que la policía interviniese para recuperarlo y
se lo restituyese a su legítimo propietario. Esa gesta fue algo que —al estilo
de algún emérito fugitivo— me llenó de orgullo y satisfacción.
Por los siglos de los siglos se ha dicho que a veces las sirenas cantan y que haciendo sonar sus rizadas caracolas de nacar y ambar el aire salado se endulza tanto que hasta los marinos más experimentados sueltan el timón por unos segundos fatales y olvidan para siempre sus recuerdos de naufragios y puertos.
Se dice también que a las sirenas les gusta adornarse con nombres de estrella: Antares, Betelgeuse, Sirrah..., a las que envidian por atraer desde el inicio del mundo las miradas de los hombres cuando éstos buscan su hogar o están enamorados y por eso cuentan que en las noches sin viento y sin luna las sirenas emergen y juegan a confundir el rumbo de los barcos, haciendo brillar sus ojos en la superficie del mar, formando un cielo tranquilo pero frío, de
constelaciones imposibles.
Nos dimos nuestro primer beso un día de primavera. El sol moría
en el horizonte y sus últimos reflejos iluminaban tu cara, como si fueses una
diosa… aún recuerdo cómo apareciste en mi vida, por sorpresa, de la forma más
inesperada, como suele ocurrir todo lo que, en realidad, merece la pena.
Penetraste hasta la última fibra de mi ser, te quedaste a
vivir en mi corazón y lo inundaste todo con tu luz. Cuando estábamos juntos, una
sensación de plenitud indescript.ible me embargaba; y, cuando estábamos
separados, sólo pensaba en el momento de tenerte de nuevo entre mis brazos.
Desde entonces, he venido repitiendo —con demasiada profusión,
lo sé— una frase difícil de creer: “que el tiempo se detuvo”. Quienes me lean —o
me hayan leído— seguramente pensarán —o habrán pensado— que se trata sólo de un
recurso literario o, aún peor, de un concepto vacío, creado por mi desbordante
fantasía.
Nada más lejos de la realidad. Cuando escribo la frase “el
tiempo se paró” es porque mi mente recuerda lo que un día viví contigo y
rememora aquellos besos tiernos, dulces, infinitos, unos besos que se esfumaron
para siempre, porque ni he vuelto a querer como te amé a ti, ni jamás volví a
ser amado como tú —deliciosa criatura— supiste amarme.
Me escape del decorado del show. Me escape de el teatro llamado sociedad, me escape de tanta hipocresía, banalidad , malicia,. No, no quería mas eso, yo no soy asi y asi no me van a convertir, únicamente quiero ser buena persona , ayudar a quien lo necesite y no dejar que me pisen.
Y eso mismo pensaba ella...¿Qué necesidad tenía de soportar los ojos que se colocaban sobre ella, inquisitivos, eval..uadores, codiciosos? Cora estaba diseñada para elegir, para no conformarse con mediocridades. En el instante que se dio cuenta de ello, se paseo por la vida mirando desde arriba, haciendo bajar miradas invasoras.
03/04/2022Miradas invasoras lo perseguían por donde quiera que fuese. Y
no encontraba el modo de librarse de ellas. Se sentía juzgado a cada paso. Le
costaba actuar con naturalidad. Se daba cuenta de que aquella senda —la del
éxito— no era un camino de rosas. No. Y era, precisamente, esa otra cara de la
fama —las expectativas creadas en los demás— la que amenazaba con ahogar su carácter
espontaneo y abierto.
Salió a pasear, procurando que el aire fresco de la noche lo
conectase de nuevo a la realidad. Pero, a la temperatura que hacía no se le
podía llamar fresco; soplaba un viento gélido que parecía provenir de las
profundidades del Ártico.
Al poco tiempo, se había quedado helado. Pensó que había
sido un error salir en una noche así y decidió regresar cuanto antes. Aunque, al
menos, no había nadie para observarlo. Ningún espectador. Sólo la luna llena,
que parecía esbozar una sonrisa, tal vez burlándose de él. Entonces —confiado
en que nadie escuchaba— dijo en voz alta:
—Luna, ¿tú también me estás juzgando?
Su inspiración para escribir relatos fantásticos, le nacía a Sofía cada vez que se paraba un poco a pensar.
Observaba, con curiosidad ingenua, lo que acontecía a su alrededor y lo guardaba fotográficamente en su retina, para después vertebrar palabras y colocarlas al son de ritmos inimaginables.
Sin embargo, una tarde de verano , dejó de pensar y dejó de escribir. El calor sofocante le producía esa sensación de pereza literaria.
Al día siguiente decidió tomar una horchata con Andrés. ..Sí, sí.. El mismo que no la juzgaba nunca pero que le ponía las pilas cuando veía que ella empezaba a frenar.
La horchata estaba exquisita y la conversación era un remolino de aprendizaje superlativo y alegría desbordante. No miraban el reloj.. ¿Para qué?. No les hacía falta a ninguno. Las prisas no estaban invitadas.
Algo pasó entre los dos, que sólo ellos saben porque Sofía tras ese encuentro cogió de nuevo su libreta y empezó a escribir....
Algo pasó entre los dos, que sólo ellos saben porque Sofía tras ese
encuentro cogió de nuevo su libreta y empezó a escribir....
Sencillamente que Andrés era su gran amigo, su hermano mayor, aquel que la
quería tal cual era , a pesar de ser totalmente diferentes, el ,la
aconsejaba siempre, él fue el que estuvo en sus peores momentos, el, fue
quien la hizo ver lo que valía, el y ella discutían ,
dialogaban. Intentaban entenderse, pero jamás se enfadaban, porque
ambos sabían que estarían siempre el uno para el otro.
Desde las lágrimas dulces con sabor a besos: besos de los que nacen flores de mil colores y fragancias, hasta las palabras amargas como la hiel, pasan años con sus diferentes tonalidades y has de saber que de ti depende que se tornen vivos u obscuros.
un roce clandestino al otro lado de la puerta... tambaleo mi cerebro y me puso en guardia, vaya era el perro de los dueños del hotel venía a traerme, en su boca una bolsa. -Ven, son floja, estaba tan dormida.. ¿Que me traes? ¿Y por qué a mi? Jo que asco la bolsa abeada, hice de tripas corazón y la abrí, pero antes de mirar en su interior cogí un papel, me limpie y al abrir apareció un libro, pequeño, muy desgastado, de esos antiguos que tienen un broche para cerrar. Le acaricié mientras sonreía y le di las gracias, se quedó sentado como esperando un premio pero yo no tenía nada de comer... volví mi vista al libro, en su portada decía-"RECETAS MAGICAS" En letras góticas y doradas. Abrí la primera página.
"Contra el mal de ojo" 🐸
—Contra el mal de ojo, poco se puede hacer —dijo Sofía, con
ojos llorosos.
Andrés se lo tomó con calma. Sabía que cualquier mentira que
se repite con insistencia acaba por convertirse en verdad; y también sabía que
era necesario desactivar esa idea destructiva que se le había metido a su amiga
en la cabeza. Pero, ¿cómo hacerlo?
Reflexionó en silencio durante unos instantes que parecieron
eternos. La ausencia de ruido permitió que su mente funcionase a velocidades
cósmicas. Por fin, encontró la solución. Empezaría sembrando la duda, para
después soltar la argumentación, como solía hacer en los juicios. Teniendo en
cuenta el ascendiente que tenía sobre Sofía, debería ser pan comido.
—¿Y quién te asegura que lo que sufres es por culpa de un
mal de ojo? —dijo Andrés.
—Me lo ha asegurado la bruja Pochola. Lo ha visto en su bola
de cristal —explicó Sofía.
—Pero, si eso son supercherías, cariño. Brujas y pitonisas
en el siglo XXI… Lo único cierto es que se ha bloqueado tu inspiración. Y eso
solo puede provenir de ti misma. ¿Sobre qué estabas escribiendo cuando te quedaste
en blanco?
—Escribía sobre un fracaso amoroso. Una historia de un dios
griego que rechazaba a una sirena. Andrés, la sirena fue rechazada, como yo lo
fui… a pesar de poner todo mi empeño.
El muchacho se dio cuenta de que su amiga había cruzado las
dos historias —la de la sirena y la suya propia— y que, en algún lugar de su
cerebro, se había producido un cortocircuito. Decidió indagar en la zona
herida.
—¿Y no sabes por qué fuiste rechazada? —preguntó.
—No lo sé. Supongo que por alguno de mis defectos. Tengo
tantos… —se justificó ella, dejando la autoestima guardada en el cajón de la
ropa interior.
—¿Y no te has parado a pensar que, quizá, esa persona
tuviese otras razones para hacerlo? —dijo Andrés, disfrazando el argumento de
pregunta.
—Pues no, claro que no ¿Otras razones? Como cuál, a ver —lo
desafió Sofía.
—Pufff. Se me ocurren decenas de ellas. Pero no es cuestión
de entrar en eso —respondió Andrés. Y, tras una breve pausa, añadió—: De lo que
estoy seguro, conociéndote, es que no debió de ser por nada relacionado
contigo. Eres tan dulce…
—Lo dices por consolarme, picapleitos —dijo ella, con gesto
mohíno.
—No. Lo digo porque es verdad. Así que, déjate ya de
tonterías, y sigue escribiendo sin pensar en frustraciones. Si tu interior está
en orden, tu mundo también lo estará.
Los dos amigos se abrazaron y Sofía se sintió invadida por una
gran paz. Enseguida, una montaña de ideas, que iban y venían, comenzaron a
cruzar su mente, como si, de repente, se hubiesen roto unas cadenas invisibles.
Sofía fue corriendo a por su pluma y su libreta: la
inspiración estaba de vuelta.
"En un mar sin naufragios" decía la canción... Sin naufragios! Levantando la vista hizo un repaso de la sala de espera. En el mostrador de admisión un gorro de lana cubría la cabeza calva de una mujer anciana. El hombre con muletas al que le había sacado el número la miraba de reojo. La mujer mayor que habían llamado, salió a preguntar a su marido por el número de la puerta. Ella había llegado 45 minutos antes porque había perdido la cita. Aturdida, malhumorado y enfadada con el mundo ahogó la emoción de su garganta mientras pensaba... ¿Un mar sin naufragios? Já!!
06/04/2022Cogidos de la mano, los últimos días de invierno imprevisto y mesetario que nos obligaron a rescatar del cajón abrigos y mantas, se unieron y cedieron el testigo a aquellos otros donde el aire tibio y el sol entraban ya por las ventanas sin pedir permiso.
Y así, sintiendo de nuevo la alegría de estar vivos, salieron de sus bibliotecas los hombres sabios y las hierbas efímeras en los campos.
07/04/2022Las hierbas efímeras de los campos, empezaron a brotar con las primeras lluvias de abril.
Acompañada por su memoria refranera, Lucía observaba contenta como el campo se alfombraba de flores que se abrían paso entre las hierbas ,de una manera elegantemente preciosa..
Las que más le llamaban la atención, siempre fueron las de color amarillo. Y por supuesto, las jaras, las olorosas jaras que tanto abundaban en la dehesa.
Las ovejas merinas, ya con su lana poderosa, se paraban al verla pasar camino del olivar. Y los cencerros de los carneros parecían darle también los buenos días..
Con las primeras flores, veía a las primeras abejas libar a la par que ella olía a jara , a tomillo y a romero.. Los pajarillos volvían de nuevo a sus casas después de su viaje obligado. ( ellos ponían la melodía con la que Sofía soñaba cuando no estaba cerca)
El campo despertaba de una siesta de calendario y eso a ella le hacía tremendamente feliz .
Hoy Lucía , vive en la ciudad.. Pero desde su campo extremeño la echan de menos, aunque no tanto como ella a ellos.
—Desnudan sus almas y equilibran sus mentes, expulsando a los
demonios interiores… en resumen, pequeño saltamontes, eso es lo que hacen los
escritores cuando, desbordantes de imaginación, emborronan cuartilla tras
cuartilla para brindarnos una historia que nos deleite o nos enseñe. Pero no es
exclusivo de ellos. es algo que todos podemos hacer.
—Entonces, maestro, ¿la escritura es una terapia?
—Sí y no. Sí es una terapia, pero es mucho más que eso. Es
creación en estado puro, lo que es digno de la mayor admiración.
—Creo que no necesito más explicaciones; por fin, lo he
entendido. Ahora mismo, voy a ponerme a escribir esa historia que me ha pedido y
me esforzaré por desnudar mi alma y buscar el equilibrio.
—Sabia decisión, pequeño saltamontes. Seguro que lo
conseguirás.
—Y espero que, cuando acabe, habré espantado a los demonios que
viven en mi cabeza y aprovechan el sueño para asaltarme cada noche. Gracias,
maestro, por llenar mi vida de luz.
Por llenar mi vida de luz, no te voy a odiar, aunque tu presencia se convirtió en huida sigilosa, como para que yo no la notará, cobarde, porque no supiste afrontar el nuevo reto, pequeña, porque mi vida te venía grande, a pesar de que era un espacio microscópico el que tú ocupabas en ella. Por llenar mi vida de luz, y por renunciar tú mismo ser un iluminado, dejaré encendida la candela del recuerdo, como las velas que se encienden en memoria de los muertos.
10/04/2022La llegada del verano siempre es traumática. Me sucede lo mismo con la primavera, pero curioso, no con el otoño. En los últimos tiempos el otoño se ha convertido en una liberación. Limpia el aire, las lluvias expulsan las impurezas y dan sosiego a las tierras ajadas y rotas por el sol. Los nervios se tiemplan y la promesa de renacer del vientre de la tierra me proporciona esperanza y sosiego. El sol pierde su fuerza; se desea, no se teme como en verano. Vendrá el verano, el calor y las piscinas; los nervios y las explosiones de desasosiego. Pero en mí está el otoño, plácido y tranquilo, limpio y abierto; sano. Y aunque a veces me inquieta la primavera y el verano me intoxica, siempre vuelve el otoño.
11/04/2022Siempre vuelve el otoño y sus hojas caídas en el suelo, me recuerdan que se acercan la nostalgia y la melancolía. Esas amigas predecibles que me acompañan cuando escribo poesía.
11/04/2022Cuando escribo poesía, siempre —inevitablemente—, pienso en ti.
Y se aviva en mí la nostalgia y, pluma en mano, comienzo a desgranar frases que,
en cualquier otro estado, nunca hubiese sido capaz de concebir.
Entonces, la sombra de aquel cálido verano —el último que
pasamos juntos, antes de que levantases el vuelo, antes de que entregases tu
boca a los besos de otras bocas— ilumina mi soledad… y, como una irreal procesión
de minúsculas luciérnagas, alumbra el camino de mis pasos perdidos, poniendo
una postrera nota de melancolía en las noches sin estrellas.
Y me pierdo en los recuerdos y —como un holograma que desangra
mis entrañas— vuelves a cobrar vida, emergiendo entre las ruinas de una existencia
que languidece.
Y rememoro cómo, en las mañanas, encontraba la paz en el calor
de tu cuerpo amado, que, mecido por las olas del dorado mar que cobijó nuestro
amor, acabó convirtiéndose en mi último refugio.
Y cómo, en el atardecer, tus tiernas miradas y tu pelo revuelto
por el suave viento de la brisa marina —que dulcemente acariciaba nuestros
cuerpos— lograron que olvidase quién era y de dónde venía y me permitieron regocijarme
en el milagro de sentir que estaba a un paso del paraíso.
Y cómo, en las noches salpicadas por el difuso brillo de
centenares de lejanas estrellas, la magia de tu sonrisa y del amor que me entregaste
fueron capaces de despertar en mi pecho —casi marchito— una tardía y
floreciente primavera.
Una tardía y floreciente primavera comenzó a estallar en mí en en medio del oscuro invierno. De mi cabeza emergían de repente pensamientos que que me hacían sentir como el olor del azahar, en mis ojos se reflejaba el sol que estaba por venir, y en mi boca se pintó de nuevo la sonrisa. Mi cuerpo estalló, cómo estalla la primavera en colores. Todo estaba por escribir.
11/04/2022Todo estaba por escribir. Desde que recibiese su primer mail, vi que había dado con la horma de mi zapato virtual y posiblemente - ¡ojalá!- real. El mismo cuidado y precisión al escribir, la misma sutileza e ingravidez de las pompas de jabón del POETA. Primaveras por venir. Todo estaba por escribir.
Todo estaba por escribir..., sensaciones y emociones que pugnaban por salir como si hubieran escuchado el pistoletazo de salida en alguna carrera. Mi incierta vida me estaba avisando que lo que yo estaba a punto de experimentar, no era más que la punta del iceberg...
Y esa noche contactó...Por fin mi Musa se dignó a aparecer de nuevo. Después de 2 largos años de sequía, Calíope estaba a mi lado para "dictarme" todo lo que quedó en el tintero, todo lo que quedó por decir aquel inolvidable 15 de Abril.
12/04/2022Motos cargadas de adrenalina y testosterona que rugian como leones skinhead rapados llenitos de autosuficiencia y prepotencia.
Las ruedas arañaban el suelo y el olor de gasolina se metía en la nariz como cocaína en mal estado.
El viaje fue malo, las consecuencias milagrosamente inocuas.
13/04/2022 Milagrosamente
inocuas. Milagrosamente inocuo fue aquel beso, en aquel lugar , de un
desconocido al que ni tan siquiera vi su rostro, pero ese beso me marco,
jamás he vuelto a sentir un beso igual aquel, en aquella oscuridad, con
aquel bullicio , un desconocido , una pequeña charla y el beso , el beso
perfecto , el beso inocuo , el beso , pero desapareció solo me dejo
el recuerdo de aquello, de aquello inolvidable. Ese beso.
A los sueños que te quitan la respiración, los sueños que te erizan el pelo y finalmente los sueños que te despiertan las viejas heridas de aquellos que hemos sabido destruir las grandes historias de amor de nuesta vida. Esos sueños, mitad recuerdos, mitad remordimientos. El beso que apaga el mundo, el beso que te hace sentir saliba y lujuria, cariño y ternura.
El beso que perdimos entre los recuerdos.
ya no sabemos con quien fué.
Fiel a ella misma, a sus deseos y necesidades más pecaminosas.
Calorias colestericas que sustituyen no a un orgasmo intenso sino a una caricia delicada, al olor de de un beso, al irascible sentimiento de no sentirte vacio al desnudarte.
Pecados que no podemos reconocer sino esconder, primark a ver no la ropa sino a los seres humanos que se engañan pensando que son más sexys o más planos con la lycra o con el poliester barato.
Pero en esos probadores de primark, los que tienen la camara deseguridad de la entrada rota, donde hay tanta gente que estas en realidad a solas con tus deseos, con tu lujuria, con tus pecados.
Fiel a si misma reconoces que es bueno no tener que decir adios.
Decir adiós a quien se ha querido no es sencillo; no puede
serlo nunca, en ninguna circunstancia. Y, aunque, al despedirse, se ponga el
corazón en el último beso —resumen, quizá, de una vida—, eso no ayuda a que la
separación sea más llevadera.
Y, puestos a diferenciar besos, Lucía —apelando a su
experiencia— comenzó a hacer una rudimentaria y apresurada clasificación.
Empezó por los besos
inocuos, esos que no dejan rastro, que, pasado un tiempo —generalmente, breve—
quedan relegados al olvido, sepultados en un rincón inaccesible de la memoria.
Continuó por aquellos otros, más profundos y sentidos, los
besos dados con amor, con ternura, con cariño, los que dibujan sonrisas permanentes
en el alma y sirven de combustible al espíritu.
Y, para terminar, distinguió los que proceden de la lujuria,
de los bajos instintos, que tan solo son la punta del iceberg de un deseo
recóndito y, muchas veces, reprimido.
Pero, a la luz de su propia clasificación, decidió que aquel
beso en concreto, no podía ser encuadrado en ninguna de las categorías. Era más
bien un híbrido, un beso mixto, a la vez lujurioso —sentía un irrefrenable
deseo de volver a desnudarlo todo— y profético —como un mensajero que apagase
de golpe la luz de primaveras por venir—.
Y, esa noche —reconciliada con sus musas—, entró en contacto
con yo más profundo y escribió sin descanso, sin ataduras, sin frenos —incluso,
sin casco—, dejando a un lado cualquier atisbo de prepotencia.
Y, en su cuaderno rosa —el confidente de los secretos más
íntimos—, debajo de unas preciosas alas plateadas, dejó un prematuro testamento,
en el que resumía sus expectativas: si lo que al final le esperaba era la
muerte, prefería una de color azul turquesa —reminiscencias de Ofelia—, pues era
consciente de que vivir sin que su imagen se proyectase cada día en los ojos
verdes que tanto amaba sería como resignarse a dejar pasar el tiempo, sin sentido
ni esperanza.
Sin sentido ni esperanza vivía , bueno mejor dicho mal vivía.
Que sentido podría tener cuando la vida no la había correspondido, había sido dura , cruel , la había hecho pasar momentos durísimos , sin apenas recuerdos de felicidad.
Esperanza , que esperanza podría tener cuando su persona su estado físico y psicológico era lo peor , no podía tener esperanza en milagros , por que no creía en ellos , la única esperanza era aprender a vivir asi y estaba tan cansada que no era capaz de empezar ningún aprendizaje.
Solo quería dejarse llevar , dejar de sufrir , dejar de soñar y dejar de pensar.
Los cuerpos de la multitud se iban agolpando bajo las numerosas marquesinas de la Avenida de los Teatros y en los portales de los edificios oficiales con la mirada indulgente de los vigilantes de Prosegur.
Buscando refugio, sorprendidos en la ciudad por una tormenta primaveral no pronosticada, comprendí entonces que nunca podríamos estar juntos; no compartíamos la misma forma de mirar la lluvia y nunca pasearíamos cogidos de la mano por la Rue Saint-Honoré una tarde de 1897.
16/04/2022Nunca pasearíamos cogidos de la mano por la Rue Saint-Honoré una tarde de 1897.
Y es que cuando Raquel veía la Z imaginaria en un cuadro, el mensaje que se presentaba ante ella la dejaba tan ensimismada que apenas escuchaba las palabras que Carlos, en su intento de aportar recursos poéticos al momento, le dedicaba con tanta pasión como cariño.
Entornaba su cabeza y se acercaba al lienzo para percatarse de los ángulos, las pinceladas y la profundidad que parecía no importar cuando salían de él mastines imponentes, personajes de época,sombrillas verdes y estrellas que reían.
Una tarde de abril, Carlos y Raquel fueron a ver una exposición olfativa. Sólo él conocía el momento justo para entrelazar sus manos cada vez que las lágrimas fluían por las mejillas de ella en una mezcla de emoción y alegría desbordadas.
Y entre cuadros con olores a flores.. No se soltaron de la mano y no es que terminaran comiendo perdices pero sí que, al menos ese momento, se sintieron felices.
Si lo hiciera la ausente sería yo, por intentar negar la historia. Ni un borrón, ni una tachadura, ninguna corrección en ella. Los astros se aliaron para la explosión más estridente, más brillante, más cromática. Fuimos polvo de estrellas en un recorrido de más a menos, brasas víctimas de la lluvia repentina, inesperada.
19/04/2022Sue comenzó a no sentir. ¿Qué no sentía?
Para empezar, ninguna de las palabras que acababa de
escribir. Sí, seguramente eran bellas, incluso pretenciosas, pero carecían de
sentimiento.
Aquel microrrelato se le estaba resistiendo. Y el plazo para
presentarlo al concurso expiraba a medianoche. Ya había desechado, al menos,
cinco versiones. “Qué es para ti tu pareja” era un sencillo título, pero endiabladamente
difícil de condensar en 50 palabras.
Por fin, se dio por vencida. Apagó el ordenador y se fue a
la cama, donde Oliver ya dormía desde hacía rato. Se apretó contra su cuerpo y
él, aún dormido, comenzó a acariciar lentamente su cadera, eso que a ella tanto
le gustaba.
Cuando estaba a punto de caer en brazos de Morfeo, una idea
emergió en su cabeza y, de un salto, se levantó, tomó la pluma y comenzó a
escribir en un folio en blanco.
Las palabras brotaron solas —del corazón—, y, sin un solo
borrón, escribió lo que tanto rato había estado buscando —quizá equivocadamente—
dentro de su cabeza.
Entusiasmada, encendió el ordenador para transcribirlo, pero
su alegría se desvaneció cuando miró el reloj: quedaban solo tres minutos para
la medianoche, por lo que no llegaría a tiempo.
Presa de la frustración, arrugó el papel y lo lanzó a la
papelera —con tanta rabia que cayó fuera de ella— y, esta vez sí, se fue a
dormir.
A la mañana siguiente, el papel en el suelo llamó la
atención de Oliver, quien lo recogió para depositarlo en el lugar que le
correspondía.
Pero, antes de hacerlo, lo alisó y leyó su contenido:
“Hoy, he vuelto a sentir que te quiero.
Por lo que tú eres. Por cómo eres conmigo. Por lo que me
haces sentir a tu lado. Por lo que representas para mí. Por quién soy cuando estoy
contigo.
Y por lo que, juntos, aún podemos llegar a ser.”
Y, al final de la página, dentro de un corazón estaba
escrita la frase: “Te amo”.
En ese momento, una lágrima furtiva cayó encima del corazón
y aquel texto inmaculado, finalmente, se emborronó.
Se emborronó, mojado por la tormenta de primavera de su vida. En su otoño físico la luz no menguaba. Intensa, cómo en los días soleados, le inundaba o, de repente, cómo en los días tormentosos, se apagaba. ¡Quiero paz para mi alma! ¿Cuando acaba la carrera? ¡Quiero llegar ya a la meta! Desdibujados rasgos deformados me devuelven el reflejo de lo que probablemente sean los míos, tras vivir en una eterna tormenta. La meta se demora: "está usted oficialmente sana"; y me preparo para construir un barco que resista el próximo envite de las olas de resentimiento, de dolor, de miedo, de mal augurio incrementadas por la pandemia que, al igual que el desamor hizo conmigo, ha despertado a los pobres ilusos que pensaban que vivían seguros, protegidos por las instituciones públicas. Pero me resisto a crecer, a creerme que estoy sóla y protesto; grito y me enfado y reclamo atención y mimos, cuidados y cariños y maldigo cuando no los tengo. De igual modo, a mí alrededor, los ciudadanos maldicen al no obtener cuidados, al tener que afrontar la pérdida de la ilusión de la igualdad, del estado de bienestar, del consumo desaforado. Qué duro es crecer, me digo... Qué duro hacerse cargo de uno mismo; ¿Mamá porqué no me dejaste ser grande? ¿Estado, porqué no nos dejas ser ciudadanos? Pero mi alma atormentada no resiste esta idea y, al igual que los ilusos ciudadanos que han experimentado la perdida, cada día me disfrazo de esperanza con la certeza encubierta, de que es la luz de mi espíritu la única que me guía, de que es mi fuerza la que me sostiene, de que soy libre y soy fuerte, de que soy perfecta. Y así se alterna la luz y lo oscuro; así siempre es primavera.
26/04/2022Presagiaba un verano ilusionado, de carácter y lágrima fácil. La sensación de fluir ingrávido, cortando el vacío como un animal tenaz, con destino, era conmovedora. Había un aroma a tierra del norte, un sortilegio oscuro y vívido, más nocturno y fragante que soleado y seco. Me empeñaba en descubrir por qué. ¿Qué hacía que aquellos meses parecieran funcionar a pesar de mí, cuando lo habitual era justo lo contrario? MIré el semáforo, que de pronto se abrió. Un pájaro alzó el vuelo. Parecía tan fácil elevarse con él, que le seguí. Ahora me cuesta recuperar mi perdido equilibrio.
27/04/2022Recuperar mi perdido equilibrio es vital, ahora. Una insatisfacción residual, más sutil que la física -pero más persistente por su propia naturaleza-, pretende acomodarse en mis rincones no ventilados. Sé que tal hecho no me conviene, y ahí encuentro mi desdoble, mi diálogo interno. Pues, ¿cuántas somos dentro de mí? Escucho a todas como madre entre hijas encaradas. Y creo que todas llevan razón: la que quiere ser feliz sin mucho pensar; la que quiere mantener la armonía entre mente y corazón; y también, la que advierte y dice "te lo dije, te lo dije"... ¡Unidad, yo te invoco! No actúes, me dice la Dirección, muy sabia, desde los focos.
Su destino fatal... Sale el sol una vez más. Como cada mañana se asoma ilusionada. Repasa mentalmente sus planes, sus obligaciones y sus hobiess. Hoy toca ésto y aquello, y he quedado con fulano; mañana desayuno con mengana... Se ducha y desayuna rico. "Buenos días, feliz mañana". Se propone ir, leer, comer. Hacer, experimentar, sentir. Pero algo falta, ¿Qué es? No lo entiendo. Disfruta de la luz y del viento, del tiempo, de la falta de obligaciones. Pero algo falta, ¿Qué es? Recuerda todo lo hecho, todo lo vivido, todo el trabajo y el estrés y de repente le invade un cansancio inexplicable. Sonríe y se levanta... Iré aquí, allí. Se revela y se resiste a dejarse ir, a dejarse llevar por su destino fatal, consciente de que ella hace su destino y con el firme propósito de ir en su busca.
01/05/2022Y con el propósito firme de ir en su busca comenzó a caminar, a oscuras, a tientas, tropezando, pero sin dudar. Adelante, con los ojos del corazón abiertos, con el tacto de sus sentidos alerta, con la claridad de su mente salvando obstáculos, con su determinación como única herramienta. Porque al final de aquel camino le esperaba su otro yo. Solo había que traspasar la locura.
01/05/2022Solo había que traspasar la locura, ¿hasta llegar a dónde, y para qué? Las cosas ya no eran como antes, las manos no tenían ese tacto de siempre, los ojos carecían de serena visión, los oídos no oían lo conocido, y el gusto y el olfato estaban en recesión ¿que importaba ya estar o no estar loca? Vivir y disfrutar del momento y no morir en el intento, eso sí que era una autentica locura con la que vencer la cordura.
El Museo del Prado —en la noche de ayer— fue el esperanzador
inicio de una nueva era. Por una resolución aprobada por la UNESCO cuando en
España era ya noche cerrada —con el voto a favor de sus 193 miembros de pleno derecho—,
se ha declarado al Museo del Prado como Patrimonio del Sistema Solar.
Se ha inaugurado así la nueva categoría de protección y
reconocimiento recién creada, a raíz de que quedase probado de forma
incontrovertible que en el sistema solar hay vida inteligente, al menos en un
lugar. Ese lugar no es otro que un planeta que había sido el más denostado en
los últimos tiempos —al que despectivamente se había denominado planeta enano—:
Plutón.
Las declaraciones del reconocido astronauta que ocupase un cargo
relevante en uno de los últimos gobiernos, han intentado hacer justicia al
planeta de moda, al que ahora se dirigen todas las miradas.
—Siempre dije que la esencia viene en frascos pequeños
—sentenció el popular personaje.
Confiaba tanto en Glenda que, ni por asomo, hubiese podido
imaginar a dónde iba su mujer durante aquellas largas noches de ausencia. Gilbert
ni siquiera preguntaba, tan segura creía tenerla. La había conquistado cuando
ella era poco más que una adolescente y, seducida por su popularidad —y por su imponente
imagen de ídolo de quinceañeras—, había caído rendida a sus pies.
Pero, tras aquel prometedor comienzo, el tiempo fue pasando,
inexorable, y los años de convivencia abrieron los ojos de la muchacha, que
descubrió que, tras aquella máscara que Gilbert se ponía cada vez que subía a
un escenario, solo había un hombre pequeño, inseguro, cobarde, con sus
debilidades, sus temores y —lo que era peor— sus adicciones, que lo habían vuelto
prácticamente impotente.
Por eso, cuando Glenda decidió poner algo de color en
aquella vida vacía, eligió el sexo como adicción: se especializó en citas a
ciegas, con hombres discretos, a los que veía una sola vez, intentando proteger
—pese a todo— su relación. Esa se convirtió en la Regla de Oro.
Y todo iba a las mil maravillas hasta que apareció Oliver. Glenda
se enamoró de él en la primera cita (que debía haber sido la única). De forma
insensata, rompió su preciada regla… y todo acabó complicándose extraordinariamente.
Al pie del Kilimanjaro le hacía falta un buen corte de uñas si quería ligarse al vástago mayor de la Cordillera del Himalaya. Y no sólo eso, su falda lucía un poco anticuada comparada con las de las otras montañas. Igualmente, ya no se llevaban las nieves perpetuas, ahora lo chic era teñirse la cima como un arcoíris para ir acorde con los nuevos tiempos. Su amiga Tindaya, cuando intentó conquistar al guapetón Teide, le dijo: “pues sí, chica, pide hora para un buen vulcanólogo y que te quite todos esos cráteres que luces en tu ladera oeste. Hazme caso, que yo aquí en Canarias sabemos mucho de eso”. Y allá que se fue a Nepal, (a Bután no quería acercarse ni de lejos, menuda fama tenían los butaneros cuando les pedías que te subieran a la cúspide una fumarola) a cortejar al Everest. Nada más verlo le dijo sonrojándose: “Macizo”, pero el otro, ignorándola arrogante, le respondió con uno de sus famosos y potentes ecos: “Cállate ya, hombre. Siempre dándole al pico”.
04/05/2022A este paso me quedo para vestir cerros, pero
no importa porque solo la vista de esos cerros hacían que volara , que
volara alto, esos cerros me daban paz y si imaginaba como
podría vestirlos, con ropas doradas con mantos bordados con hilo de plata,
esos cerros eran mis sueños, mis ilusiones mis esperanzas , porque esos cerros
me daba la libertad.
“Clímax”, no sonaba mal como empresa dedicada a aparatos de calefacción y aire acondicionado. Me imaginaba una calidad malilla entre ACME y radiadores “Garza”.
Ahora que había subido la luz cada hora a la velocidad de la ídem, debería analizar fríamente (y nunca mejor dicho) si hacerme con uno de esos cacharrines. Por cierto, le tengo que peguntar a mi vecina Angelines, la tarada ésa que me da la charla con el peñazo de que todos somos energía, si, con estas subiditas de las narices, al levantarnos cada día vamos a valer un poquito más. Me vendría muy bien para levantar mi autoestima, que anda por los suelos con muletas y con la que me tropiezo cada noche al coger el orinal. No, definitivamente, no me voy a apalancar un “Clímax, no está el horno para bollos, así que mejor voy a mirar si existen microondas que furrulen a pedales, ya que, en realidad, yo sólo lo necesito para hacerme una infusión de ajo porro, con grifa a las finas hierbas.
05/05/2022Las finas hierbas cargaban en exceso el arroz integral con verduras que me preparaste la noche de autos; cuando una "sospecha" de especias hubiera sido suficiente. ¿Dónde radicaba tu falta de sutileza culinaria? Quizá en tus dedos, poco hábiles en el microtacto... O quizá en una carencia para anticipar en el paladar los sabores que, sin excederse, dan al bocado el punto exacto de deleite organoléptico.
Sea como fuere, plato a plato, fue confirmándose mi poca fe en ese encuentro. El romero, el tomillo y compañía, me acompañaron el resto de la noche.
05/05/2022
Me acompañaron el resto de la noche. Sabía, tras el diagnóstico del Dr. Larrea que tenía mis horas contadas. Rodeaban la cama alternativamente la prima Merce, sus gemelos, Carlitos y Mariluz, y mi hermana, a la que no veía desde las Navidades de 1987, tras una discusión en la que yo repetí, copas de más por medio, que papá había levantado la mano a mamá más de una vez. Ella padecía un ligero síndrome edípico y no soportó oír la verdad. Dio un portazo y hasta esta noche. Lo exiguo de mi entorno familiar me era indiferente en esas horas previas a conjugar en primera persona el verbo expirar. Mantenía la lucidez aún , veía las sondas enhebrar mis venas, el vaso de agua en la mesilla metálica, la luz metálica y tan mortecina como yo o el biombo para separarme de mi compañero de habitación. En esta recta final de la vida que yo comenzaba a esprintar, empecé a sentir una paz intensa e inmensa mientras me dejaba mecer, camino a la eternidad, por recuerdos lascivos y absurdos.
¿Cuba? ¿Me lo pregunta en serio? ¿No ha oído las noticias? Ha habido un golpe de estado y se ha suspendido todas las comunicaciones marítimas y aéreas con la isla. Me quedé perplejo, es más con cara de bobo, ante el empleado de la agencia Paralelo Circular, mientras me ofrecía otros destinos caribeños que a mí, sinceramente, por un oído me entraban y por otro me salían sin dejar poso en algún lugar de mi cerebro. Llamé inmediatamente a Glenda pero saltó el contestador. “¡Hola! Soy Glenda, ahora no puedo atenderte porque ando en otros menesteres. Deja tu mensaje y quizás seas afortunado en el sorteo de todas las llamadas de hoy y te llame con voz supersensual y sicalíptica. Tweet, tweet, tweet”.
—Si todas son iguales, Sebastián, ninguna se merece que
lloremos por ellas —dijo el conde a su lacayo.
—Lo que usted diga, señor conde. Pero tenía que haberla
visto, seguro que me daba la razón. Es tan dulce como la melaza, con esos dedos,
con ese tacto, que te acaricia hasta el alma. Y su acento cubano, tan sensual, que
te acelera el pulso apenas la oyes hablar. Y no crea, que, metidos en faena, tiene
un morbo…
—Anda, pon los pies en la tierra, que te has quedado colgado
de esa Glenda. Yo, a las únicas que encuentro diferentes, es a las mujeres
mudas, que nunca te calientan la cabeza —dijo el muy machista del conde, señor de
Nado y de sus tierras circundantes, mientras lanzaba una sonora carcajada.
Sebastián era un lacayo muy particular. Culto, instruido,
versado en muchas cuestiones. Y con el don de la palabra —hablada y escrita—,
motivo por el cual, el conde, le había encomendado que redactase sus memorias,
tomando como base un sinfín de cuartillas emborronadas —escritas de su puño y
letra—, apenas inteligibles.
Por fin, llegaron al Casino, un club exclusivo para gente
muy rica, donde todos los que no lo eran tenían vetada la entrada. Sebastián,
que, obviamente, no podía entrar, fue a sentarse a la terraza de la Cafetería “La
Nueva Habana”, que estaba justo enfrente. Allí, esperaría —sin más oficio que
contemplar la preciosa luna tropical— hasta que viese salir del casino a su señor.
Éste, se dirigió a la entrada del establecimiento, donde Lucas, el portero, le
saludó familiarmente, pero con mucho respeto.
—Buenas noches, señor Conde Nado, me alegro de que haya
llegado, hace rato que lo esperan en la mesa del señor Marqués del Uhuru.
Uhuru vagaba sorteando constelaciones y colas de
cometa. Jamás regresaría a la Tierra y si alguna vez desentrañaba el misterio
que planteaban Siniestro Total de “si estamos solos en la galaxia o acompañados”
jamás nos enteraríamos. Esta noticia y alguna más que oí en un programa
vespertino de la tele, como la de que había aparecido una tortuga que declaraba
haber llegado en segundo lugar en la última maratón de Boston, no eran algo que
me quitara el sueño. Lo que en realidad si me lo quitaba eran los 5 cafés
expresos que me había tomado en el bar de debajo de la casa de Glenda. Esperé
su llamada, aunque no fuera supersensual y sicalíptica, pero nada interrumpió
esta tarde el letargo de mi teléfono móvil. Le pedí al camarero que cambiara de
canal a ver si en alguno hablaban del golpe de estado bananero que se había
producido en Cuba, pero, ni rastro en ningún noticiero, sólo la ola de calor
que se aproximaba y que ninguna tabla de surf climastática podría capear; la
final del partido de baloncestín con chapas en un barrio de Leganés y el
concierto sorpresa de una conocida tonadillera en los urinarios públicos
femeninos de la estación de Atocha-Almudena Grandes- El Cojo mantecas. ¿Me habría
tomado el pelo el membrillo del empleado de la agencia Paralelo Circular? No
dejen de seguir este apasionante relato después de la pausa para la publicidad.
¿Resaca recurrente y reiterada? ¿Sale usted por la noche y desea que al día
siguiente su cabeza no sea un bombo aporreado por un penitente procesionante?
Pruebe Jangoveril, con tribuprofeso y ácido alcaucilítico, y a empalmar una con
otra. Haga realidad lo de que un clavo saca otro clavo, una mancha de mora con
otra mancha de mora con otra verde se quita y los efectos de un meteorismo con
otro cuesco se esfuman. Manténgalo húmedo y al alcance de los niño
Gallo en petitoria, espaguetis a la cabronara, calamares a la almorrana, gambas con forro polar, mejillones al pavor, patatas a la rijosana y patatas barbas, arroz a la bucanera, melón con mojón, arroz tres celdillas, gruta de ternera, paella mustia, salchichas al bono, croquetas de jamás, alubias con orujo ... Anoche soñé que montaba un restaurante, pero los menuses eran muyyyy raros. Los camareros llevaban delantales tejidos con gotas de lluvia fina y las mesas tenían patas que eran codillos de jamón curado en un sanatorio porcino de la Sierra de Madrid. Había baños de señoras, caballeros y uno especial para cuanto viniera a cenar Pepe Pótamo. En ese caso, y sin que sirviera de precedente, la casa invitaría a chupitos de grito superhuracanado a los mayores de 23 años. Los manteles eran tableros de parchís y la barra era una bañera puesta de perfil. No recuerdo muy bien el nombre que figuraba en la puerta, era algo parecido a “Glenda con dos glandes” o “Taberna fisgona de Tascania”. Creo que no debería beber tanto antes de irme a dormir, o, directamente, no debería irme a dormir y, como leí de adolescente en “La nausea”, de Sartre, sería conveniente tener un accidente en la yugular con la cuchilla al afeitarme.
Mi anterior sexualidad, sinceramente, no es que fuera muy normal. Aunque, no quisisera engañarles, sigue siendo mi actual mecanismo para alcanzar la ataraxia en mi circa. Básicamente, me restregaba frenéticamente mis partes pudendas con un osito Winnie the Pooh gigante que me regalo mi madre el día de mi Primera y última Comunión. Esto, que parece un juego de palabras muy tonto, merece una explicación, y como, Tenienta de Alcalde medio sorda que soy, sus la voy a dar). El ateismo prendió en mí, y ya no me abandonaría jamás de los jamases, cuando vi en la sacristía al párroco (el pacorro, como le motejábamos nosotros) sentado en una especie de silla gestatoria y con uno de los monaguillos, de espaldas, agachado e inclinando la cabeza sobre la Antártida de su cuerpo. Pero, volviendo a lo que nos ocupa, ya sé que hay mucha gente que utiliza muñecas o muñecos hinchables, incluso los objetos más variopintos que te puedas imaginar, pero es que mi relación con el plantígrado era mucho más profunda (y nunca mejor dicho). Yo le hablaba cuando lo utilizaba como fuente de placer, pero es que ¡él me contestaba! No, no estoy mal de la chaveta, ni me quedé traumatizado con Toy Story y sus secuelas. Tampoco era de esos muñecos que tienen un chip y contestan según les aprietas en sus fofeces. Mi Winnie me hablaba como pueda hacerlo yo cada mañana con el panadero de la esquina cuando le pido dos Fabiolas. Esta tarde, sin ir más lejos (hasta Leganés, más o menos) me ha cantado de un tirón los números de la Primitiva del próximo sábado y que yo voy a compartir con ustedes, respetable público: 4, 23, 37, 38, 39 y 46.
4, 23, 37, 38, 39 y 46. Esos fueron los números señalados por Azul, el niño visionario que acompañaba siempre al lider de la comunidad, alineada alrededor del atrio del convento que habían okupado. Los elegidos caminaron hasta el centro del patio, y formaron un círculo, tomados de las manos y mirando al cielo, repitiendo el rito del sacrificio anual. Todos esperaban que los ojos de Azul dejarán de estar en blanco. Sería entonces cuando el niño revelaría su visión, revelada directamente a él por Obo, el maestro, desde la lejanía de eternidad. Sería entonces cuando aquellos números sin identidad ni voluntad, sabrían la forma elegida para ser ofrecidos y glorificados.
12/05/2022
“Por los senderos de la duda” era el single que íbamos a lanzar en breve y, creo que también quedaría bien como título del álbum. La letra decía en su extenso estribillo: “Por los senderos de la duda llegué a la ciudad del fracaso. Allí no te encontré, pero con las piedras del camino me construí una cabaña que ya la quisieran para sí alguno de los tres cerditos o sus descendientes”.
Se rindieron a la evidencia tras un tiempo dedicado a soltarle "perlas" a Sofía. No contaban con que los silencios templados de ella, fueran capaces de convertirse es un muro infranqueable ante los que pretendían hacerle daño.
Forjada en años de lucha, eligió no enfrentarse a causas perdidas y dejar que el tiempo colocara las aguas de una forma serena.
Hoy, Sofía senderea y fluye sin ambages , con su frente alta y bronceada por los primeros rayos de sol de mayo.
15/05/2022Siguieron buscándose por siempre jamás. Dura palabra jamás, sobretodo cuando rumia en la cabeza querer y no poder. Ya eran sus últimos pensamientos cuando decidió no buscar más, miraria hacia otros lugares y otras personas.
Otras personas, andaban que mirándose sin saber si se habían mirado. Las miradas eran mironas, valga la redundancia, o la rebundancia según se entendiera el asunto en plan normal o en plan equino. Pero todas estaban ahí, de pie, con una copa en la mano izquierda y una flor en la derecha.
A lo largo de los minutos se volvieron a mironear entre ellos y, alguno, no todos, pensaron que debían cambiarse la copa de mano por no parecer analógicos y parecer más modernos; la mayoría ejercieron su derecho al mírate y, otros al miramiento. De manera que al final de la velada, solo dos personas se cambiaron la copa de mano y dejaron la flor en la mesa. Cuando pasó, ambos se dieron cuenta y, simplemente se miraron, o como dirían los modernos, intercambiaron las miradas.
18/05/2022Imposible contentar a tan patético individuo. Ese que no es capaz de analizar las palabras que se le dicen, de forma correcta, suponiendo en vez de preguntar, con clichés aprendidos y sin ganas de crecer.
Peter Pan se sentó en el asiento que daba a la ventanilla del avión y se agarró al brazo de Wendy. Ya había ingerido un par de güisquis segovianos y otro par de genéricos de Orfidal, pero ni por ésas. Su pánico a volar era invencible. ¿Cómo ha podido pasarme esto a mí? Con lo que tú has sido, machote. Loretta Garfio, un encanto, nada que ver con su hermano, con la que tuvo más de un affaire en un picadero de los Golfos Apandadores, le había recomendado unos ejercicios de Maifulnez o no sé qué zarandajas, pero la mente le volaba, ésa sí sin ningún miedo, en vuelo rasante, cual mosquito huyendo del DDT. Intentó oír música relajante con sus auriculares blutuz, pero en ese momento se escuchó atronadora la voz de la comandante. “Buenas, por decir algo, tardes, señoras, señores y dibujos animados. Les habla Miss Daisy Lazy, a cargo de todo este tinglado, aunque preferiría encontrarme en el bar de mi pueblo jugando una partida de strip-mus con mis coleguillas. Háganme el favor de abrocharse los cinturones y las braguetas y se me quitan las jeringuillas de los brazos, que vamos a despegar, pero ya. El tiempo está pichí-pichá, useasé regularcillo. Esperamos aterrizar en el país de Siempreatodashoras365-7-24 dentro de un ratico. Feliz vuelo y feliz no cumpleaños a todos los que les toque”. Repitió esta misma cantinela, no sin grandes problemas de traducción de algunos giros de agárrate y no te menees, al chuagili, al cantueso, al bable, al ugrofinés y al chilindrón. A Peter, Pedrulo o Pedrito, como le llamaban con confianza los niños descarriados, le entraron ganas de erxonerar el vientre (vulgo hacer caca), así que soltó el brazuelo de Wendy, pisó los juanetes a un señor gordo y atravesó el pasillo impulsado por el meteorismo y dejando al pasaje envuelto en un hedor que alimentaba. Giró la manivela de la puerta para intentar a toda prisa aposentarse en la tacita de alpaca del wáter pero ... ¡Rediós! Se había equivocado y había abierto la puerta de emergencia para duendes y ahora se encontraba en el vacío flotando, planeando, moviendo los brazos con elegancia. Vio a Campanota volando a su lado, con dos tetas como dos carretas, que le propuso un polvo mágico. Acepto, por fin estaba curado como un queso manchego.
Ese año, 2004, su primera novela ganó el premio de La Sonrisa Vertical. Eso decía, con cara de póker. También me contó que había sido monje cisterciense. Nada más y nada menos.
Sentí ternura por él. A mis 25 años, ya hacía 12 que conocía las mañas de Lulú y su flauta y era una auténtica y precoz devoradora de novelas tórridas.
Le dije: querido pájaro espino, bastaba con que me hubieses dicho "Lolita, luz de mi vida... Fuego de mis entrañas" para que te siguiese la farsa. Odio que me tomen por tonta pero me encantan los juegos.
Los juegos de las golondrinas en el alero se habían convertido para Oliver en un nuevo e inesperado pasatiempo, aquella primavera, desde su ingreso en la habitación 535 del hospital a unos 15 metros de altura, calculaba él.
22/05/2022Tu risa acurrucada en tu pecho no dormía,
sólo dormitaba a pequeños sorbos de luz.
Se alejaba de mi risa porque no reías con ganas,
y yo, te miraba con esa forma que daba pena.
Pero tú siempre estabas pensando, qué me pasaba,
y te dabas cuenta, que lo divino ahí no estaba pasando,
te diste cuenta que sólo quería quererte para siempre,
pero sólo en ese preciso instante
porque mi amor amado se me había ido para siempre.
23/05/2022Porque mi amor amado se me había ido para siempre. Escondía mi sentir apretado del corazón, mirando hacia otro lado, para que nadie ni yo misma pudiera ver en mis ojos esa apretura de mi pecho, esa falta de aire, ese querer romper a gritar. Decido irme lentamente, sin volver la cabeza, y busco en mi bolso el telefono; pongo una canción de macaco, escucho música hasta llegar a la cafetería, pido un desayuno y cojo el periódico, leo y leo para no pensar, leo y leo para olvidar.
Libre cómo la imaginación y los sueños .... Te quiero libre, te quiero tu, dame tu mano y caminemos, déjame escuchar tu risa. Vayamos a bailar, tomar café o tal vez a descansar bajo la sombra de ese árbol que nos acunará, y escuchara nuestra charla. Dime como estás, que hace tiempo que no estás.
Ni pegarme puedes. Te faltan las fuerzas y se te acabó el frasquito de Engrudín-Glue. Me quedaré apartado en un cajón con llavecillas de candado, sobres de azúcar en estado semisólido-mixtificado, un dado de parchís con la cara de los seises borrados (ya no será más un “sena” en un parque de atracciones de crucigramas gabachos), una miga de pan que no se convirtió en carbohidrato y alguna estampita de San Tadeo Judás. Seré un cromo exiliado del álbum de artistas famosos de los años setenta. Tú ahuecarás el ala de este mundo y dentro de unos añitos alguien en una mudanza o en un contenedor de cucharas me encontrará amarillento y nadie sabrá ya quién es ese rostro que aparece impreso en mí y que alguna vez se llamó Ajita Wilson.
Espuma de mar, de olas que vienen y van.... A lo lejos veo algo brillar, ¿Que será? Me acerco y me quedo sin respiración, es un minisubmarino, tan pequeño que.. parece teledirigido, miro a mi alrededor, no veo a nadie..., un ruido llama mi atención, mi cabeza va sola y se gira al mar ¡Coño un buzo!
¡Coño!, un buzo-zo-zo-zo-zón. Se dijo interiormente tartamudeando, pese a que tenía el don de la elocuencia, una dicción perfecta y ninguna anomalía vocal. Pero es que, inexplicablemente, todo lo que acostumbraba a ocurrirle a la gente corriente en la superficie de sus cuerpos, a él se le proyectaba hacía dentro. Por ejemplo, el baile de San Vito a él se le producía en el hígado y tenía ya frita a la vesícula biliar de tanto meneo. Tosía hacia el interior del ombligo y, curiosamente, los mocos acababan en su esófago. Pero bueno, lo llevaba mal que bien. El buzón que le había producido sus íntimos tartajeos lo había detectado con el bastón de invidente con el que tenía calculados unos trescientos veinte pasos desde su portal hasta el Bar Orense, en otros tiempos Whiskería Catherine.
No recuerdo casi nada de Francia, pero una parte de mí sigue allí. Mis padres me encargaron a la cigüeña una fría noche de invierno que ponían el
capítulo tercero de “El Conde de Montecristo” y “Jazz entre amigos” en el UHF y
mi mamá se puso cariñosita y le dijo a mi papá: “Manolo vamos a darnos calor y
hacernos cosquillitas un rato”. De mayor quiero pedir la nacionalidad francesa
y cuando me entierren deseo que suene “All you need is love” en el momento en
el que me conviertan en cenizas de la nada. Y por supuesto cuando tenga novio
mi especialidad serán las felaciones.
Un buzo que penetrase en las profundidades de su alma, era lo
que Glenda hubiese necesitado para encontrar tantos sueños dormidos que yacían en
el fondo de su ser.
La mujer estaba muy cambiada desde que su marido —víctima de
un desgraciado accidente doméstico, según la versión que ella misma iba
difundiendo— había muerto, si bien nadie llegó a ver su cuerpo sin vida. Por
otra parte, ni uno solo de sus vecinos recordaba que ambulancia alguna hubiese
acudido a su domicilio; ni tampoco agentes de policía, como es habitual y
preceptivo en esos casos. Incluso, había quienes —como el repelente vecino del
tercero— aventuraban que Ricardo Chávez ni siquiera había muerto, sino que, simplemente,
debía haberse marchado y que su supuesta muerte solo habría tenido lugar en
algún rincón del maltrecho cerebro de Glenda.
Como quiera que fuese, lo único cierto era que, en Glenda, había
surgido una mujer nueva, más audaz, que intentaba superar sus miedos
ancestrales y las secuelas de su degradante dependencia, de su impotente
subordinación, a quien —ejerciendo como macho alfa en su vida— había detentado
un poder absoluto sobre ella. Y que intentaba llevar la vida que siempre había
deseado, frecuentando la compañía de personas que ejercían sobre ella una
influencia benéfica. Además, pasaba mucho tiempo visitando lugares que le
fascinaban, procurando reconciliarse con sus demonios interiores. Pero, invariablemente,
cuando empezaba a creer que estaba a punto de conseguirlo, el fantasma del
fracaso venía a visitarla y la hacía regresar a la casilla de salida.
Y, por desgracia para ella, eso no era todo. Porque, cuando
las últimas luces del crepúsculo dejaban paso a las sombras nocturnas, Glenda, que
desde niña había temido la oscuridad, intentaba —envuelta en la dulce caricia
de las sábanas de su cama, ahora desnuda de opresores—, ponerse a cubierto de
ellas; pero su mente, funcionando de forma autónoma e implacable, la
atormentaba con tétricos recuerdos que sacudían los cimientos de su recién
conquistada libertad.
Y era, sobre todo, en esos momentos, en el silencio de la
noche, cuando su piel añoraba la presencia de alguien que llenase de luz y
ternura su vida. Alguien que la rescatase de la locura que amenazaba con
devorarla. Alguien en quien volcar todo el amor y todo el deseo que llevaba
dentro. Alguien —en fin— que encendiese en su desgarrado corazón una llama de
esperanza, por tenue que ésta fuese.
Por tenue que ésta fuese, iluminaba justo lo que destacaba de esa sala color dorado, un sillón púrpura con unas esposas a cada lado de los brazos. En la sala apreció un ligero olor a almendras amargas, me acerque ...pero con mucho cuidado aquello no me daba muy buena espina.
28/05/2022El ruido se repitió y el rubor subió a mis mejillas. Malditas tripas delatores, pensé con furia. Los nervios me impedían actuar con naturalidad. Mis movimientos eran torpes, lentos, automáticos. Sentía los ojos de todos los presentes en mi nuca y, está sensación me pesaba. Me obligaba a doblar me sobre mí. A agacharme. Corrí; corrí tan rápido como pude y me refugié en la celda de mi soledad con vistas a las estrellas.
28/05/2022Mi soledad con vistas a las estrellas es un paraje solo conocido por mí. No se está mal allí, porque la luna es la única que acude puntualmente cada noche. De primeras lo hace sinuosa, como uña de gato. A medida que va tomando comando confianza se va mostrando más. Y de pronto, llega la gran noche: ella luce radiante, en toda su magnitud y esplendor. Aquí se acabó mi soledad; de todos los rincones del planeta acuden seres fantásticos: elfos, ninfas, brujas y súcubos, entre otros. Se monta entonces la gran fiesta, invisible a los ojos de los que nunca reparan en la luna y las estrellas, tan ocupados andan en los asuntos de
este planeta.
Minutos de mi eternidad, que deshilachan segundos y los lazan como granos de trigo que se siembran. Aprovechandolos y rogándoles conseguiré eso que deseo y anhelo, he de trabajar, no tengo que flojear, solo así lo lograré.
—Labraré mi propio destino, nunca dejaré que las circunstancias
me dobleguen —te dije, orgulloso, el día en que nos conocimos. Aquella noche, tú
llevabas un vestido blanco que conjuntaba perfectamente con la inocencia de tu
mirada, y yo —deslumbrado— caí rendido ante tu sonrisa inmaculada.
Y, desde entonces, como el capitán que escoge personalmente a
su tripulación —sin dejar nada al azar— me he esforzado cada día por cuidar hasta
el más mínimo detalle, procurando anticipar todos los obstáculos del camino a
recorrer.
Pero, quizá, todo mi esfuerzo y todas mis previsiones no sirvan
de nada. Tal vez, el destino ya esté escrito en algún lugar remoto y nuestras
acciones no puedan cambiarlo —si acaso, retrasarlo—; tan solo modificar levemente
el camino que, de forma inexorable, nos acabará conduciendo a él.
Y si el destino está escrito, quiero pensar —necesito pensar—
que mi destino eres tú. Y que las estrellas alumbrarán nuestro amor, pues de la
eternidad al hueco bajo tu ombligo sólo hay una pequeña distancia, apenas una
ráfaga de polvo estelar.
Tiempo inmóvil; los niños buscan piñones y cada uno que encuentran es como un pequeño tesoro: - ¡Otro, aquí hay otro! - y así poco a poco van llenando sus bolsillos y las horas calurosas de la tarde de verano.
Acaricio a Nana, la gata blanquinegra que está tumbada en la sombra del porche, debajo del hocico y en la tripa, y ella se hace la dormida aunque a mí me parece que sonríe. A lo lejos suena un tren aunque yo todavía no lo escucho.
30/05/2022¡Vivos! ¡Entonces, sí que estábamos vivos de verdad!
Lo recuerdo bien. Hace apenas unos años. Tu rostro encendido
era el reflejo de la alegría que inundaba tu alma y de las ganas de vivir que moraban
en tu pecho. Y tu voz, dulce y armoniosa, se llenaba de color pronunciando
aquellas tiernas palabras en las que se mecía nuestro querer.
Eras increíble. Siempre dispuesta a enfrentar cualquier
desafío, a emprender cualquier aventura. Y a hacer el amor hasta el amanecer,
hasta caer rendidos. Eras… tan diferente.
Y míranos ahora, ¿en qué nos ha convertido la rutina?; ¿qué
hemos hecho tan mal como para merecer esto? Lo ignoro por completo. Lo único
que sé —porque ya no puedo soportar la idea de no hallar la felicidad envuelto
en el calor de tus brazos— es que no voy a engañarme durante más tiempo: ha llegado
el final.
Por eso, mañana, cuando despunten las primeras luces del
alba, tomaré mis alforjas vacías y me marcharé, sin mirar atrás, sin
arrepentirme de lo vivido, sólo intentando recuperar la paz que se me extravió
en el profundo mar de tu mirada vacía.
Un juego al que jugar; un juego al que jugar!! No, me aburro. ¿Cómo? antes te gustaba mucho. No, me aburro; tengo la sensación de que ya he vivido todo, de que sé que va a pasar. ¿Habré perdido la ilusión? Claro que no, no seas cenizo. Sólo es este momento. Un momento, un momento! Yo no creo eso. Yo creo que soy mayor. Que ya he crecido. Que me he quitado las gafas rosas de ver... Y ahora qué; y ahora qué? No sé, a mí no me preguntes, estoy como tú. Pues buenos estamos, sí, estamos buenos. Unas cañas? Unas cañas, enga! Te tengo que contar...
05/06/2022Bajo el cielo estrellado, tu sonrisa —polvo de dioses— brillaba
con luz propia, como si, en realidad, sólo fuese una estrella más del
firmamento.
Y, en el cielo estrellado de junio —alrededor de la hoguera
de San Juan—, dos corazones seducidos por el dulce embrujo de Afrodita danzaban
al unísono y —consumado el milagro— se juraron amor eterno.
Pero, cuando —para San Miguel— el estrellado cielo del
recién nacido otoño presenció tu caprichosa y prematura partida, la eternidad
saltó en pedazos. Y, mientras te alejabas, yo —con el corazón sangrando—, me
quedé inmóvil, como ausente, incapaz de comprender que aquel amor eterno apenas
hubiese durado una estación.
¿Algo que trasciende el tiempo y el lugar? No entendí bien tu último mensaje... y ya no estás para explicármelo.
Comprendo, después de los meses transcurridos, que tus palabras serán para mí el Mapa del Tesoro, tu regalo de despedida.
GRACIAS.
09/06/2022La voluntad ésa que nos dice la intuición y que desde el alma nos impulsa a mejorar en cada aspecto de la vida esa que parece oculta dentro de nosotros , pero que siempre estuvo y siempre estará , pero que no vemos muchas veces por el ruido de afuera y el diálogo interior y que desde un trabajo interno , desde el silencio y la quietud del cuerpo , se puede mejorar y que se encuentra adentro nuestro , en lo más recóndito de nuestro ser , que es el alma , la voluntad eso que nos impulsa a hacer de cada día el mejor de nuestras vidas , hagamos que nuestro paso por la vida sea digno del recuerdo , sin olvidarnos de que la vida es un camino y nosotros un simple espectador
13/06/2022La Novia
Fiel estaba incluida en el precio del billete. También estaba incluida
una entrevista, sin fotos, por supuesto, con el Pato Donald en su residencia de
Mojácar, donde ya sólo salía para echar unas partidas de “La Oca” con los
Golfos Apandadores, Pumby y Maki Navaja. La verdad es que para lo que costaba,
unos 900 machacante, el billete era una bicoca. Además del viaje en clase superespecial
en patinete en First Clase, con barra libre de ganchitos, se regalaba una
papeleta para el sorteo de una butaca en platea en el estreno del musical “La
sucia vida de las muñecas de trapo”, un neceser de viaje de macramé y cuarto
y mitad de palomitas en blanco y negro. Asimismo, puesto ques e podía invitar a
un acompañante, se le ocurrió llamar por guantófono a su compañera de
guardería, Marta “manos rápidas” y, si se terciaba, intentar un cuarteto
para flauta y agujeros negros con la novia fiel y la choferesa asiática.
estudias o trabajas.... le dijo...
Escapé de mi trabajo, y ahora mismo te estudio. No se si me vas a morder o debo confiar en tí....
17/06/2022Acudió a su llamada. No lo hizo con amor, ni con dulzura, ni
siquiera con amabilidad. Pero acudió. Y —enterrando el rencor, reprimiendo la
ira, olvidando las humillaciones sufridas— se quedó junto a ella para acompañarla
en ese trance tan doloroso y único al que llamamos muerte. Nunca supo por qué
lo hizo, pero sí pudo percibir las consecuencias de sus actos: aquello le
reconcilió de nuevo con la vida.
La alegría de estar vivo inundó su corazón al abrir de nuevo los ojos en el hospital, horas después del incidente que le conduzco hasta allí. Había perdido mucha sangre por cause se la hemorragia provocada por la heridas que sufrió. Tuvo mucha suerte de seguir vivo tras recibir varios machetazos. Fue una tremenda experiencia que jamás olvidaría para el resto de sus día. Acostado en la cama, se sintió arropado gracias a la María, la chica por la que su corazón suspiraba día y noche. Ella, sentada en una silla al lado de su cama, se sobresaltó al oír sus débiles gemidos provocados por el dolor. Había estado llorando en silencio, convencida de perderle. Se culpaba a si misma por no haberle dejado quedarse en su casa aquella noche.
- ¡Cariño, has vuelto! - exclamó ella. - No sabes el susto y la angustia que he tenido - aseguró.
Él, tendido sobre la cama, no articuló palabra alguna, solo la miraba mientras le acariciaba las mejías con la dulzura y suavidad que su corazón podía transmitir a través sus manos. Por las laderas de sus ojos torrentes de lágrimas de emoción descendían. Había pasado momentos de angustia, creyendo que no volvería a verle abrir los ojos. Él era para ella lo más preciado en la vida, más preciado que sus propios parientes consanguíneos. Perderle era sinónimo de morir, porque la vida tenía más sabor a su lado.
18/06/2022Se entregaba a él, aunque no quería, ese martilleante y duro pensamiento, -¡ No puedo seguir con esta absurda negatividad, no ha pasado nada!- Así que se puso manos a la obra y buscó en que ocupar su mañana, y tomó la decisión firme de que cada vez que viniera a su cabeza cambiarlo por otro con lado positivo. Al día siguiente se dio cuenta de que este habido sido el comienzo de su nueva vida.
Este había sido el comienzo de su nueva vida, dejando atrás aquel amargo pasado que, de cuajo, arrebató la poca felicidad que brevemente habitó su corazón. No podía seguir soportando la idea de ser poseída por él cada vez que lo deseaba, como si solo fuese ella un objeto de satisfacción, un juguete más de su colección. Pero, pese a la vida plagada de lujos que la rodeaba, tuvo la firme convicción de que era el momento de pasar página.
Era el
momento de pasar página, pero, como tenía los dedos grasientos por el
bocadillo de sardinillas que se estaba apretando, dejó apoyadas en la mesa-camilla
las Memorias de Torrebruno que había comprado hace dos años en la Feria del
Libro de Liliput. Soltó un eructo en do menor y se rascó el testículo derecho.
Se lavó las manos en el fregadero tras dejar un rastro de migas para las
hormigas en el suelo de terrazo. Estuvo unos segundos decidiendo si tirar la
basura o aguantarla hasta mañana. Finalmente, ahuecó la bolsa con un par (de
precisos golpes, que todo hay que decirlo) y completó su sinfonía de regüeldos
con allegro moderato
maiale piano. Retornó al salón, acercó las zapatillas de felpa al brasero y
continuó leyendo el capítulo “Tigres, Leones, vais todos a tocarme los
cojones”.
Tranquilizarla, por de pronto, era necesario porque se estaba poniendo histérica. Me había pillado infraganti besuqueándome con Sofía, su mejor amiga de la infancia, adolescencia y juventud. Mucho me temo llevaba tiempo sospechando de nosotros pero la faltaban pruebas concluyentes, y aquella tarde de lluvia en la que el frío nos traicionó al hacerme creer que Susy no vendría a mi casa, tuvo la definitiva.
Mientras Sofía lloriqueaba tratando de pedir perdón por aquella decepcionante acción por su parte, Susy quería arrancarla de cuajo el pescuezo. Se sentía sumamente herida de traición. Y con razón, pues se trataba de su novio, el chico que hacía cinco meses, que la puso un anillo de compromiso y su mejor amiga, una amistad de toda la vida que en ese instante estaba viendo su ocaso. Entre llanto y gritos rodeé con mis manos a Susy para evitar que hiciese daño a Sofía quien lloraba desconsoladamente diciendo:
- ¡Perdóname, hermanita, no sé que rayos me pasó!
- ¿Que no sabes que te pasó?, eres una puta ladrona, eso es lo que te pasó y, además, no me llames hermana porque ya no lo somos, una hermana no haría esto a la otra - gritaba Susy, tratando de liberarse violentamente de mí, sin éxito, para ir por su objetivo. - ¡Suéltame, golfo! - me gritó a mi, propiciándome un manotazo a la cara.
Aquel golpe tan contundente me aturdió, dejándome nublada la vista. Estuve unos instantes perdido en un espacio sin puntos cardinales, como un enorme vacío. Cuando al fin conseguí recuperarme, ella ya no estaba a mi lado, había conseguido librarse de mí y con todas las fuerzas de un tifón fue por Sofía, quien, viendo lo incontrolable que estaba su amiga, huyó despavorida.
21/06/2022 Las hojas la abrazaban con
fruición, las ramas le hacían cosquillas en el Monte de Venus, que,
solidariamente con los bosques que la rodeaban, ardía sin posibilidad de ser
sofocado. Tras agitarse mecido por vaivenes eólicos derramó, ignorante, su
savia cálida y torrencial. Paradójico destino el suyo, pensó, acabar convertido
en un tocón, tras sólo trescientos cuarenta y tres anillos de crecimiento. Ya
no irían a orinar los perros a sus faldas, ni se esconderían los novios en su
amplio hueco para masajearse tras dejarle una cicatriz en su corteza, un corazón
atravesado por dos venablos. Pero no nos desviemos que se puede aburrir nuestro
personaje protagonista de la historia. Una vez escampad y secada la tormenta
del éxtasis, Caperucita se subió sus bragas rojas y volvió a al Casa Rural de
su abuelita, no quería perderse la actuación del Lobo Feraz, famoso ventrílocuo,
ultraconocido en esos lares y allende los mares.
Ultraconocido en esos lares y allende los mares. Pasaba las hojas del periódico hasta que llegó a esta noticia, en ella se hablaba de la desaparición extraña de un navegante conocidisimo en las costas de Alicante, el cual dedicaba sus navegaciones al descubrimiento de antigüedades, de ahí su seudónimo "Antigüero", el cual a modo de medio mofa le pusieron en el pueblo.
En el pueblo, entre la nieve tórrida se sienta el artesano... piedra y espejo, sin papel ni tijera que dé orden al desorden de la realidad. Busca y desecha cualquier roca que no sea bestia de mármol, matrioska rusa, dragón alado u ouróboros sin ombligo. Piedra tú eres y de humano de disfrazarás.
22/06/2022Piedra tú eres y de humano de disfrazarás tratando de aparentar una imagen que no es la tuya. Mas no olvides que la mona aunque se vista de seda, mona se queda. Tu frío corazón deja patente en tus obras la frialdad de tu alma insensible. Hagas lo que hagas, siempre quedará reflejada en ti la identidad de tus obras.
Obras y más obras. Levantan la acera todos los meses y no la vuelven a acostar. Taladran, aunque no cabalguemos, la misma esquina que ha perdido toda su elasticidad de tanto doblarla la gente. Andamios en las conciencias de los otros, agujeros en el borde de las sonrisas, apisonadoras de palabras, escombros en las cavidades sexuales, una hormigonera donde se cuecen protervos sentimientos y deseos incumplidos, un arnés para agarrarme a tu sombra y argamasa para morir juntos en cuanto nos hartemos de esto.
En cuanto nos hartemos de esto, continuaremos camino en la bici, no tiene sentido seguir el camino con este cacharro ya, eso sí, tendremos que prescindir de objetos superfluos si no queremos cargar de más.
26/06/2022-Tendremos que prescindir de objetos superfluos si no queremos cargar de más...(plural majestático)-. .
Mi soliloquio machadiano por la casa siempre deriva en canturreo: "ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de..."
Apuro las horas de la siesta para terminar el libro que debo entregar hoy sin falta en la biblioteca. Allí siempre siento el peso y la ilusión geométrica de todo lo que hay pendiente.
De vuelta a casa, como tantas veces en los últimos años, subo al cerrillo. Me despido mentalmente de todos: los que aún están y los ausentes, y me siento a ver el atardecer: una gran herida luminosa por donde se muere el día y por donde poco a poco van naciendo las estrellas.
-
27/06/2022Poco a poco van naciendo las estrellas en esta galaxia donde le tocó nacer a Lucía.
Ya desde muy pequeña distinguía los nombres de muchas y se imaginaba diálogos entre ellas a miles de millones de años luz.
Su brillo ejercía sobre la mujer una atracción magnética, casi casi como algunos humanos que pasaron por su vida como estrellas fugaces y que llenaron sus días de alegrías desbordantes
En la noche de San Juan, ha vuelto a subir al cerrillo y contempla como una de sus estrellas favoritas juega al escondite con un nuevo planeta rocoso..
Hoy Lucía luce un brillo especial .
Hoy Lucía luce un brillo especial que me deslumbra. Mi mirada se pierde en la inmensidad de su belleza. El color pardo de su cabello y el brillo de sus labios morados contrastan con el blanco de su piel suave semejante a una muñeca de porcelana. Su sonrisa es tan dulce que al fijarme en ella, me arrebata de cuajo la noción del tiempo y me olvido incluso de quien soy. Ciertamente constituye un irrefutable privilegio caminar con ella tomados de la mano, mientras mis oído se embelesan del sonido melodioso de las carcajadas nacidas de la felicidad de su dócil corazón.
Su dócil corazón, dócil sólo en apariencia pues esconde un irreflenable deseo de libertad y de no adhesión a aquello que no la convence, habla siempre sin ambages. Sin circunloquios; sin metáforas; sin palabras innecesarias. Ríe mientras piensa que le gustaría andar más rápido; torcer por la siguiente calle; descubrir un nuevo restaurante. Pero una mano férrea la sujeta y una educación férrea, y un deseo de amparo, de no verse sóla otra vez. Pero sus piernas; sus piernas inquietas quieren correr, su mano desasirse del nudo. ¿Qué hacer? Se pregunta. Y hace lo de siempre cuando no sabe que hacer o decir... Ríe.
01/07/2022Ríe y, la estancia se llena de luz. Todos la miran embobados, apenas tiene unas horas de vida, acaba de nacer. Sus padres sonríen de una manera plena, completamente desconocida para ellos hasta ese momento. La niña se mueve lentamente con los ojos cerrados y parece reír y llorar a la vez. Su padre también llora y ríe a la vez. Su madre también ríe y llora a la vez, aunque a la vez también la abraza parasiempre con todo su ser y con todas sus letras juntas porque no es lo mismo amar para siempre que amarparasiempre.
¿Amarparasiempre? ¿En serio? ¿Todojunto? ¿Así, sin
anestesia?
Cecilia no sabía qué salvaje —ignorante de la ortojrafia y
la sintáxis más básica— podía haber escrito aquella barbaridad
Pero, con su buen corazón, no quería prejuzgarlo y —puestos
a imaginar— imaginó que sería un hombre más bien de pelo cano, sonrisa abierta
y ternura en las manos.
Aunque, si quería ser sincera consigo misma, tenía que
reconocer que le encajaba más que aquel ser tuviese un poco de mal genio y nunca
fuese tierno.
Y, así, finalmente, un pensamiento realmente espeluznante
le hizo sentir un escalofrío: ¿y si quien le mandaba aquellos ramitos de
violentas era el mismo demonio?
Era el mismo demonio quien le empujaba a aquel abismo hambriento. El mismo abismo que había devorado sin ninguna consideración sus vidas anteriores. Volvía a estar al borde, sintiendo el vértigo y el miedo, casi a punto de caer, empujado por el peso insoportable de un saco lleno de inseguridades, celos, miedos y frustraciones que no era suyo. ! NO ERA SUYO! Aquel grito le llegaba de todas partes, golpeándole la razón es sentimiento, así es que soltó el saco que no le pertenecía y le dio la espalda al abismo.
09/07/2022Le dio la espalda al abismo con el que no quería tener ya nada que ver. Aun estando perdido en medio de esa inmensa confusión a la le empujó la partida, sin explicación, de la única mujer que daba sentido a su vida, logró convencerse de que ese no era el final del camino, su vida no se merecía un suicidio. Tomó, pues, la decisión de continuar hacia delante, costara lo que le costara, bajo la firme convicción de que, más allá de su amarga condición, le aguardaría un dulce consuelo.
09/07/2022Un dulce consuelo para el hombre que no era Douglas Quaid supuso el recibir un sobre convencional, escrito a mano por un remitente desconocido, unos días después de haber publicado un mensaje solicitando ayuda en todos los medios de comunicación existentes.
Desde los diez años, después de visualizar miles de veces la película hasta desgastar la cinta de video, tenía claro como quería que fuera su vida; y con el tiempo se despojó de cualquier disfraz que enmascarara su condición humana y empeñó su alma sensible en aceptar el desafío de poner orden al desorden provocado por la injusticia fuese del tipo que fuese.
Así, con una parte de sus ideales cumplidos, sintio que se acercaba al fin de su vida y el dolor causado por la herida abierta de su deseo sexual no cumplido, que se reproducía al recordar unos labios morados y la suave piel imaginada de las tres tetas de la mutante vidente, le hizo acudir a su último recurso. Cuidadosamente rasgó el papel del sobre...
El papel del sobre que decía sensaciones: el viento sobre mi piel en la mañana de Julio/el sonido de los pájaros chocando en el tronco del árbol/el sol brillando entre hojas/el destello del metal/las ganas de miccionar/el escozor de mi axila/el cansancio del esfuerzo/el deleite del descanso/el agotamiento de los músculos/la gota de sudor resbalando sobre mis labios/una mano entre mi mano/el beso sincero de un niño/una sonrisa en mis labios/el hedor de mi sudor/un techo hecho de parras/el dulce olor de la higuera/el olor de los pinos/mi cuerpo flotando en el mar/el esfuerzo del viaje/el mareo de un catarro/las chicharras que cantan fuerte y... Son las diez de la mañana.
13/07/2022“Son la diez de la mañana de un caluroso día de verano… la
canícula aprieta”.
Douglas Sinclair miraba fijamente la pantalla de su
ordenador. Hacía más de quince minutos que había escrito esa frase y su mente continuaba
en blanco. No sabía cómo seguir. Se exprimía el cerebro, pero no lograba salir
del atasco. Empezaba a ponerse nervioso.
—Es el síndrome de la página en blanco, con toda su crudeza
—se dijo.
Reflexionó. ¿Qué estaba mal? Se fijó bien y pensó que, quizá,
su atasco provenía de haber utilizado un tiempo verbal inadecuado. Probó con el
pretérito imperfecto.
“Eran las diez de la mañana de un caloroso día de verano…
la canícula apretaba”.
Respiró aliviado. Aquello ya estaba mejor. Ese simple
cambio había desatado su imaginación y, ahora, las ideas empezaban a fluir a
borbotones y se agolpaban en su cabeza.
Douglas —sabedor de que terminaría a tiempo aquel relato— hizo
un gesto de triunfo y sonrió con satisfacción.
Sonrió con satisfacción, y lo hubiera hecho a carcajadas si no hubiera resultado algo excesivo en una situación tan dramática; la despedida se prolongaba mucho más de lo necesario; ya anochecía, Arturo no quería aceptar la situación y como siempre no sabía gestionar sus emociones. Llorando a lágrima viva se negaba a cerrar la tapa de la caja que contenía las obras completas de ese autor, demagogo y un poco facha, que ella tanto odiaba y llevarlas al contenedor de reciclaje. Cuándo terminó cinco paquetes de klennex, tras suspirar unas cuantas veces, se decidió y cerró la caja; luego hizo su maleta, dio un portazo y se largó de la casa.
Entonces ella lloró de risa y se fue a dormir muy relajada.
14/07/2022Se fue a dormir muy relajada. Eliminar aquel incómodo problema había supuesto un gran esfuerzo, pero ahora sentía al cuerpo liviano, como de algodón, y el alma vacía, sin peso ni culpa. Se tumbó en la cama y se durmió en el olvido de sus recuerdos, enterrados junto a él en un hoyo de su jardín.
15/07/2022En un hoyo de su jardín surgieron tímidamente unas bolitas rojas con lunares blancos, justo al lado de las raíces del pino que plantó, cuando terminó sus estudios, hacía ya más de quince años.
Cuando regresaba desilusionada a su casa, después de haber pasado la mañana buscando trabajo, se sentaba en su vieja mecedora y disfrutaba viendo como las setas crecían, y eran tan parecidas a los dibujos de los cuentos que cualquier día, pensaba, la saludaría un gnomo okupa.
Pero no fue el saludo de un gnomo lo que escuchó al descolgar el teléfono, sino el de un jefe de recursos humanos que la había hecho recientemente una entrevista, que ella recordaba como demasiado personal, casi ofensiva. Y efectivamente Arturo, así se llamaba el tipo, quería concretar personalmente -esta noche y en su casa- los términos de su futuro contrato.
Ella, sin dudarlo, le invitó a cenar. Le salían riquísimos los revueltos de setas.
16/07/2022Los revueltos de setas eran su plato favorito. Daría cualquier cosa por saborearlos en cada almuerzo o cena, pero, sorprendentemente, ya no iba a poder degustarlos, ya que el precio de las setas en el mercado se había disparado. Era inimaginable e inadmisible aquel hecho, pero nada se podía hacer. Los recolectores de setas habían decido por unanimidad irse de huelga por considerar injusto el trato inhumano del que eran objeto.
- inaudita esta crisis de las setas - se decía para sus adentros, mientras contemplaba el desorbitante precio impreso en la etiqueta pegada sobre la bolsa de plástico de cinco gramos.
Mustia, con el semblante hundido bajo los hombros, abandonó la tienda de aquel chino intransigente, con quien no se podía entender, ni en lo más mínimo, para una razonable reducción.
16/07/2022—Una razonable reducción. Qué bien has resumido las dos
alternativas —dijo Glenda a su marido.
Arturo, sorprendido por la respuesta, contestó:
—Creo que no me has entendido. Te estaba diciendo que vengo
ahora mismo del Chino y he visto que se ha disparado el precio de las setas.
—¡Ah! ¡Era eso! Perdona, no sé en qué estaría pensando —respondió
Glenda.
Y, enseguida, se fue a la cocina —“su sitio”, como siempre le
decía Arturo— a preparar la cena, no sin antes guardar cuidadosamente el
revolver cuyos cañones acaba de limpiar, pues se dio cuenta de que ya no iba a
necesitarlo.
—Me decantaré por la segunda alternativa, muy buena
sugerencia —dijo Glenda, para sus adentros.
Veinte minutos después le estaba sirviendo la cena a su
marido. Junto al entrecot al punto, colocó otro plato de color amarillento y
dijo:
—Mira, Arturo, te he preparado un revuelto de setas con las
últimas que quedaban en casa, para que no te quedes con las ganas.
—Estupendo, Glenda. Pues vamos a ello —respondió él. Y,
fijándose en lo que ella se servía, añadió—: ¿Tú no comes lo mismo?
—No. Sólo quedaban esas. Y yo prefiero cenar una ensalada,
que es más ligera.
—Me parece muy bien, así te moverás mejor. Que hoy es
sábado, sabadete… —afirmó él con una mirada pícara, sin molestarse, como
siempre, en preguntar a su mujer si le apetecía tener sexo.
Cenaron en silencio y, a continuación, fueron a la habitación.
Ella se desnudó completamente y se acostó, con la luz
encendida y sin arroparse, algo que rompía su costumbre. Lo cierto es que Glenda
estaba aún de muy buen ver.
—¡Qué maravilla, hacía tiempo que no te veía desnuda! ¡Así
será mucho mejor! —exclamó Arturo, relamiéndose.
Y, mientras babeada contemplando las curvas de la mujer con
la que estaba a punto de copular, Arturo sintió una punzada mortal en la
barriga y —antes de llegar a la cama— se desplomó para siempre.
Se desplomó para siempre el último glacial del Himalaya, situado al este de Nepal. El cambio climático patente en las últimas décadas fue causa del deshielo y tuvo como consecuencia la extinción de la única colonia de yetis, criaturas terrestres, tambien llamados abominables hombres de las nieves, cuyas huellas en el hielo –según fotografías de científicos japoneses– medían cuarenta y cinco centímetros , su apariencia era antropomórfica y estaban cubiertos de pelo.
El último yeti, que había abandonado la aldea poco antes de su desaparición, siguiendo las huellas de las criaturas que ellos llamaban "pies pequeños", solo encontro a su paso falta de alimentos, inundaciones, huracanes, muerte de especies, pobreza y desolación en los más vulnerables.
Desolado, el hombre de las nieves murió maldiciendo al "abominable hombre de pies pequeños".
16/07/2022Pies pequeños, huellas diminutas en la arena de una playa cualquiera; los primeros pasos de una bebé voluntariosa, que extendía sus brazos intentando amarrar la línea del horizonte donde se separaban los colores, el oscuro y profundo del mar, el mas claro y brillante del cielo, en una iniciática premonición del azul.
18/07/2022Premonición del azul oscuro casi negro que precede, el hombre lo sabía, al sudor frío que contradice el calor tórrido de la tarde del verano.
Solo el recuerdo de ella suaviza la confusión que le amenaza. Las reminiscencias de ternura, al evocar el roce de su piel, degradan la oscuridad de su espíritu que se torna azul ultramar, rompiendo en olas –dulce añoranza de su deseo perdido– que son de un color al que no supieron darle nombre, parecido al lapislázuli, el color de los orgasmos de Eva.
Luego todo se torna piedra, azul de tierra sin ella, azul con sonido blues.
20/07/2022La noche —como una premonición color azabache— llegó silenciosamente y por sorpresa.
Hacía un rato que Eva —acomodada en una toalla tendida sobre la fina arena— había caído en un profundo sopor, desde el que disfrutaba de la brisa marina. El frescor del viento, deslizándose por su piel, le ofrecía una breve tregua del tórrido calor que había sufrido durante todo el día.
Se resistía a perder la conciencia, pero, finalmente, se quedó completamente dormida y dejó de escuchar el dulce sonido de las olas, sobre el que reverberaban lejanos graznidos de gaviotas. Fue entonces —sólo entonces— cuando su mente dejó de procesar las desagradables escenas que habían tenido lugar veinticuatro horas antes y que tanto le costaba asimilar.
Cuando despertó, la noche había extendido su negro manto sobre aquella calita tan coqueta que acababa de descubrir y ya no quedaba ni un alma en ella.
Eva se sintió vulnerable y comenzó a preguntarse si su coche continuaría donde lo había dejado, al tiempo que el miedo comenzaba a atenazarla. Apresuró el paso y, tras rodear las vetustas rocas que mantenían semioculto a la vista aquel paradisíaco lugar, suspiró aliviada: ya se divisaba su flamante Toyota Yaris. Se acercó a él y, sacando la llave del bolso, presionó el mando para desbloquear las puertas. Estaba a punto de entrar, cuando una voz, no por conocida menos siniestra, la llamó en tono imperativo:
—¡Eva! ¡Eva! ¡Espera, tienes que escucharme!
22/07/2022¡Eva! ¡Espera, tienes que escucharme! dijo el desconocido justo cuando yo acababa de encontrar las llaves entre el montón de cosas que llevaba en el capacho y me disponía a abrir el coche. A mí que la cercanía del agua me deja muy relajada ni se me ocurrió correr o gritar, a pesar de que mi instinto de supervivencia me recordaba que la situación era de riesgo. Por otra parte las posibilidades de huida eran remotas y además había reconocido la voz; era del hombre que el día anterior, en la playa nudista, había partido la boca de un puñetazo a un choricillo que pretendía robar la bolsa a mi amiga mientras estábamos en el agua, y al que lógicamente le habíamos dado las gracias y que ahora no reconocí por la oscuridad y porque estaba vestido. También era lógico no correr porqe el hombre era un depredador – el hecho de llevar tatuado el pene con la boca de una lamprea rodeando el glande era un poco inquietante– y a los depredadores les excita la caza.
Para salir de la situación recurrí a mi desconcertante camuflaje habitual que es bastante práctico y más tranquila –al recordar donde llevaba la navaja– le sugerí hablar mientras cenábamos en algún sitio más concurrido, lo que él aceptó sin reparos.
Yo muerta de miedo, mientras conducía, no estaba segura de poder controlar la atracción que sentía por las lampreas.
22/07/2022Las lampreas cocinadas a bajas temperaturas con uvas moscatel, nata y una reducción de vino de Oporto resultaron una auténtica revolución gastronómica, la consagración internacional de Flora como restauradora y el escándalo de ecologistas que vieron con preocupación el desmesurado aumento de capturas del pez en aguas gallegas.
Ahora Flora deshacía la maleta en un hotel modernísimo de Tokio donde tenía que realizar una entrevista previa a su contratación por la empresa Kurita Water especializada en la comercialización de atún, un trámite al parecer sin importancia que fue sustituido por una cena esa misma noche con Issei Sagawa, el dueño de la empresa, según le comunicaron a última hora en una tarjeta con un logotipo que le recordó remotamente a una mandrágora.
Eligió el vestido azul cobalto que resaltaba el tono blanco de su piel y el dorado de su cabello, se maquilló a toda velocidad y bajó al vestíbulo.
No consiguió precisar -aún era demasiado pronto- la razón por la que, al montar en el coche que la paso a recoger, sintió desasosiego al recordar el sabor dulce y delicado parecido al atún, suave como el sushi que decían tenía la carne humana...
La cane humana en su debida proporción, unos tres kilos por barrica de trescientos treinta litros, y la calidad de la uva de la zona hicieron del vino El Aquel de Don Miguel –D.O.El Bierzo, Bodega Villalibre, Tinto, Crianza– el hallazgo enológico más importante de los últimos años según los críticos más influyentes y de los amantes del vino en general.
Los entendidos no se ponían de acuerdo sobre a que factor atribuir la originalidad del caldo y había opiniones para todos los gustos; las más clásicas sobre la mezcla de variedades de uvas Mencía y Cabernet Sauvignon, o sobre la influencia del microclima en la maduración de los frutos, no acababan de convencer a nadie y las esotéricas, atribuyendo a los flujos de energía de la luna o las tormentas tampoco ayudaban a entender las características de un vino de un color rojo guinda acentuado, carnoso y estructurado en boca, con más alma que cuerpo.
La popularidad y el aumento de producción de la bodega ocasionó en Villalibre, el pueblo donde estaba situada, algunos cambios. Un respiro económico, que les permitió arreglar la torre de la iglesia de San Onofre que estaba apuntalada desde los años cincuenta y también una alteración en las costumbres de los mayores del pueblo, que ahora no salían nunca a andar solos, sino en grupos de tres o cuatro, y si les preguntaban ¿por qué lo hacían? , ellos solían contestar: "Pintan bastos".
"Pintan bastos" es un modismo de primera categoría, un microrrelato universal rotundo y claro. Da forma al sentir de la juventud cuando piensa en su porvenir, al cabreo del consumidor cuando va a pagar en el súper, a la trabajadora cuando lee su nómina; es lo que no dice el político cuando miente a los tres anteriores, o lo que calla el fabricante de armas de guerra destinadas supuestamente a mantener la paz. Lo sienten los osos del Ártico que han aprendido a hacer castellets para no caerse de los icebergs que cada vez son más pequeños y los marcianos que observan desde su nave como el planeta tierra es cada vez menos azul.
Para mí la expresión supera al relato del Dinosaurio, aunque los hombres se empeñen en parecerse cada vez más a los trogloditas.
25/07/2022Los trogloditas fueron un retroceso en el progreso evolutivo transcurrido entre los primeros Hominidos y el Homo sapiens según afirman los eruditos, que aunque reconocen que fueron precursores –con sus hunga hunga, o sus ñaca ñaca– de la comunicación por wassap y aportaron a la posteridad determinadas costumbres como el uso del bikini, en otros aspectos fueron más aburridos como al descubrir la postura de la serpiente, que posteriormente fue aclamada y santificada como la postura del misionero.
Pero también fueron los primeros en ejercer el uso de la fuerza bruta para dominar e intentar anular a la mujer, violencia machista irracional, terror ancestral que se mantiene. Imagen de un animal humano con una estaca al hombro arrastrando a una mujer de los pelos, error casi irreparable en la evolución de la especie.
27/07/2022—Espe, cierra la puerta, tengo que contarte algo.
Esperanza obedeció a su marido y, tras cerrar la puerta de
la calle, se sentó en el descarnado sofá de anea, cuya dureza quedaba
parcialmente amortiguada por un cojín relleno de plumas de ganso.
—Dime, Regino.
—Voy a contarte una cosa, porque es probable que oigas
hablar de ello en la panadería o a alguna de esas comadres que no tienen más
oficio que chismorrear.
—¿Qué ocurre? Me estás asustando —dijo Esperanza.
—No temas, en realidad no ocurre nada, porque lo estamos investigando
y sabemos que es sólo un rumor interesado, sin ningún fundamento —contestó
Regino.
Regino, que ostentaba el grado de sargento de la Guardia
Civil desde hacía cinco años, era el oficial al mando en el puesto avanzado de
Villalibre.
—¿Entonces? —preguntó su mujer, extrañada.
—Entonces, lo que pasa, Espe, es que a la gente le encanta
creer cualquier cosa que se salga de lo normal. Y, con ese caldo de cultivo,
han extendido el rumor de que el nuevo vino que con tanto éxito se está
fabricando en el pueblo contiene un ingrediente secreto, realmente macabro:
carne humana.
—Pero, ¡qué dices, marido! ¿Y a quién se le ocurriría algo
así?
—A los cosecheros tradicionales, que están viendo que se
les hunde el negocio —contestó Regino. Después, añadió—: Pero vamos a
desenmascararlos muy pronto, que tenemos la investigación muy avanzada. Así
que, si oyes algo, tú, chitón. Pero, te lo digo para que no te dejes asustar.
No te dejes asustar si cuando te desvíes por la salida dirección Cerros de Úbeda de la A–316 ves un cotrol de tráfico y mucha presencia policial, tú sigue como si tal cosa y si te preguntan el motivo de tu desplazamiento contestas que vas al certamen de peteneras y seguro que pasas sin problema. Procura que no te abran el maletero y si lo hacen te vas por las ramas y les cuentas que no es tu coche, que te lo han dejado tus primos de León y que no tienes ni idea de donde proceden los huesos que hay en los contenedores; pero tranquilo, que no te van a confundir con un camello a tu edad y con tu cochazo. Y recuerda en cuanto llegues a la almazara vuelcas los huesos en la molturadora y le dices a Severino que la ponga en marcha.
Le dices a Severino que la ponga en marcha, que necesito que este seca la ropa para esta noche y que no se olvide de comprar el pico y la pala, para ir a peteneras a enterrar los huesos, que espero que lleguen a tiempo, por que al final veo que acaban por ahí desperdigados y la liamos de liarla liosisima.
Liosísima era la primera parte del temario –Organización del Estado y de la Administración Pública– de las oposiciones que Ana estudiaba con ahínco, perseverancia y mucho ardor, en medio de una selva de pinos, en las laderas de un pico y en bikini ( por lo del ardor). Tanto estudiaba que apenas comía, ni los wassap contestaba.
La sargento del destacamento de brujas del bosque se compadeció de ella y la susurro al oído con su voz de viento: "Mozuela, pasa de apuntes y este finde te vas a la plaza de tu pueblo que son las fiestas y no paras hasta que no te hayas echado cincuenta y seis bailes, ni uno más, ni uno menos"
En el examen preguntaron el artículo cincuenta y seis de la Constitución, y ella contestó de una manera brillante. Por fin tenía su plaza de controladora aérea que tanto deseaba.
29/07/2022Por fin tenía su plaza de controladora aérea que tanto deseaba. Ana, encerrada en su torre de hormigón y metacrilato, veía los aviones venir y marcharse. Y así, cual Penélope, se hicieron suyos todos los atardeceres del mundo.
30/07/2022Se hicieron suyos todos los atardeceres del mundo y... Ya no los quería. Abrumada por la rutina y por el calor del verano Ana se sentía atrapada. Día tras día, tarde tras tarde su vida sucedía escapando entre sus dedos, monótona y velozmente. Se acomodó. Tenía paz. Al principio lo agradeció. Liberarse de todas las cargas no había sido fácil, y ahora, que tenía el mundo bajo sus pies, que poseía los atardeceres, esa paz la asfixiaba.
30/07/2022Esa paz la asfixiaba. Necesitaba cabecita y marcha, así que decidió salir a tomar algo y.. Su sorpresa fue mayúscula al toparse con una banda de música en medio de la calle, se unió sin poder frenarlo, ese anochecer fue tan distinto y bonito, una niña que estaba de pie enfrente suya la mira a como atontada con una sonrisa, esta le dio una mano y se puso a bailar con ella.
Se puso a bailar con ella no sin antes lanzarla una mirada perpleja que parecía decir ¡Pero qué cosa más linda acabo de encontrar! , y solo después de que ella preguntara a la luna de agosto, y esta la respondiera, con un leve aleteo de banderitas de papel multicolor –como suelen ser las pestañas de luna llena en las noches de fiesta– dándole su aprobación.
Lo primero que hicieron fue presentarse formalmente hablándose con los ojos, mirándose con las bocas; luego la orquesta que tocaba voluntariosa Love On The Brain hizo el resto, hipnotizando sus cuerpos en el ritual del baile, excluyendo a las otras parejas, sólo ellos, la noche y la luna.
Sus manos, las de ellos, se esforzaban en adivinar o investigaban curiosas, sus ojos entornados imaginaban; por fin las bocas entreabiertas se encontraron, ella le muerde los labios, él no suelta su lengua y todo su cuerpo tiembla. Ella siente en su cuello el roce áspero de la barba del hombre y sus clavícula, pecho y ombligo se estremecen. Ella se aferra a su cuerpo, él no suelta sus caderas, el hombre capta el olor del deseo de ella, y la mujer intuye que solo la separa del sexo de él la tela de su vestido.
Ahora la orquesta inicia los acordes de Ligia Elena.
31/07/2022Ahora la orquesta inicia los acordes de Ligia Elena. ¿Y como se baila esto? ¡Ay dios mio si no siento los pies! Y como patos mareados fuimos saliendo de la pista para ver como bailaban los demás. Una risa boba con la cara encendida, me nació al mirarnos y en cascada nos salio unas carcajadas, nos dimos la mano y salimos de allí volando hasta aterrizar en el parque Odonel, nos sentamos en un banco lejos de las farolas.
Lejos de las farolas, arrullados por el son de la suave música caribeña, las bocas de los nuevos amantes se fundieron mientras sus cuerpos se iban aproximando, hasta que Nelsy notó que sólo la tela de su exiguo vestido le separaba del deseado sexo de Asdrúbal.
Después, culminada una inolvidable noche de placer y ternura, la descarnada realidad se impuso sobre las dulces fantasías que —a la luz de la brillante luna de agosto— tejió su mente soñadora, dejando en su paladar el agridulce sabor de la ausencia.
Y, desde entonces, las sombras de la noche ya nunca más la asustarían, pues, su negro lienzo llegaría a convertirse en el lugar predilecto donde pintar aquel rostro tan querido.
31/07/2022Aquel rostro tan querido, casi se había olvidado de él, con sus ojos avellana de mirada picara, pómulos prominentes, labios rosados de sonrisa plácida. Me hacía mayor y mi memoria me jugaba malas pasadas, solo balbuceé ¿Quien eres? Con una sonrisa grande, de esas que dicen me confortas pero no se por qué, pero se que eras alguien mío.
Alguien mío, le dije al policía, no podía ser la mujer que yacía sobre una camilla, tapada con una sabana que dejaba al descubierto un pie desnudo con una etiqueta de plástico en el que figuraba mi nombre y dos apellidos porque, continúe diciendo, yo no tengo hermanos y preferiría –dije ya balbuceante- que no se levantará la sabana. Pero yo no me podía negar al reconocimiento del cadáver y mi cuerpo tampoco podía mantenerse en pie al ver un rostro tan destrozado, que podría ser el mío si como ella hubiese saltado al vacio desde el Viaducto.
Paco, que era el nombre del agente, tuvo a bien sujetarme antes de que me estampara contra el suelo y tras obligarme a tomar un café con un donuts me llevó a mi casa. Para compensarme de la desagradable experiencia quedo conmigo para tomar una copa en un café de la Plaza Santa Ana donde tocaba la trompeta.
Cuando a la tarde nos vimos, después de un tímido casi beso, me comentó que el caso estaba cerrado, que era una simple falsificación de DNI.
Yo suspiré aliviada, la primera replicacion alienígena de un ser humano se había realizado con éxito.
"Con éxito, la quiero con éxito" - no paraba de repetir el interventor cuando le presentamos la poesía. Retrasar la espera suponía, -según él- llevarnos al desfalco y, a un abismo de incertidumbre impropia de no se qué mercados.
Acto seguido nos dijo que no nos veía ningún futuro y que era evidente que no llevaríamos a termino el proceso.
Al parecer -según él, nuevamente- esta época no es para románticos y, más si no nos sabíamos amar de verdad al estilo de como de por vida se arrejuntan los pingüinos, por poner un ejemplo.
-¡Así no se ama la gente de bien, ni los que no son de ciudad ni de pueblo, eso es sólo cosa de penguins!- nos espetaron los acólitos del pragmatismo que nos rodeaban creyendo saber todo lo necesario para arruinar esta empresa nuestra.
Tu mirada se rebeló y entonces yo grite: "¡Te amo!".
Y tú dijiste: "También"
Fue tan simple y tan mágico, que nos atrevimos a besarnos aunque todos nos estuvieran mirando.
01/08/2022Aunque todos nos estuvieran mirando nos marcamos una bachata como dios manda –sensual y seductora– porque nadie nos conocía y porque yo siempre sigo los mandatos de dios. Mi pareja de baile era Miguel, que a la espera de una vacante de obispo, le habían nombrado supervisor del monasterio de Antiguas Doncellas Descarriadas del que yo era abadesa y estábamos celebrando el éxito comercial de la mermelada artesanal de fruta de la pasión que elaborabamos en el monasterio según una fórmula recogida de un códice medieval.. celosamente guardado. Además de su riqueza en antioxidantes y su enigmático toque ácido tenía ciertas propiedades afrodisíacas por lo que también se comercializaba en los sexshop y hasta era recomendada por médicos que trataban disfunciones sexuales.
Yo estaba contenta, la auditoría de Miguel parecía estar resuelta y como se nos había ido el santo al cielo en el dancing latino, no tuve más remedio que invitarle a desayunar en mis aposentos porque él insistía muchísimo en probar la mermelada...
Yo estaba contenta, la auditoría de Miguel parecía estar resuelta y como se nos había ido el santo al cielo en el dancing latino, no tuve más remedio que invitarle a desayunar en mis aposentos porque él insistía muchísimo en probar la mermelada...
Todo parecía ir bien hasta que sucedió algo perturbador. Miguel se sinceró conmigo,.confesando que estaba en un grupo de senderismo.
¿Senderismo? ¿Miguel no podía jugar a la Ohija o juegos de Rol como la gente normal? No.... Miguel tenía que hacer senderismo. ¡Acabáramos
02/08/2022"¡Acabáramos Camilo José!, gritó Eva muy enfadada dirigiéndole una mirada que no auguraba nada bueno, vale que de la tasca en donde hemos desayunado las migas a la casa rural hay un sendero, pero que yo sepa eso no es hacer senderismo y ahora tú dirás que hago con el equipo de trekking que me he comprado y con la brújula, que encima tiene las instrucciones en chino y cualquiera sabe como se usa y si te hubieras explicado mejor, siguió diciendo Eva, en lugar de gastarme un montón de pasta en Decathlon me habría pillado un liguero o algo, que luego te pasa lo qué te pasa cuando nos ponemos al lío.
Y se fue –tarareando: "Cuando todo da lo mismo, porque no hacer senderismo"– muy decidida plano y brújula en mano hasta que llegó al primer cruce de caminos donde, después de consultar mapa, la brújula china y al pinto pinto gorgorito, eligió el de la izquierda que si bien fue una elección discutible –estuvieron ejercito y bomberos tres días buscandola– sirvió para rellenar los tropecientos informativos de las diversas cadenas de televisión que en agosto no tenían (o no podían) nada mejor de que hablar.
Hablar, no por hablar, sino por hablarte de mi inquietud por la imprudencia de ciertos camuflajes , del desconcierto que siento porque ya nadie reivindica la irremediable verdad de los deseos, o del asombro por el tamaño cada vez más pequeño de las ventanas para mirar hacía adentro, por la triste desmilitarización de la palabra como arma de futuro, o por la incertidumbre que sienten los poetas actuales a la pregunta "¿Qué es amor?¨
3 díasPor la incertidumbre que sienten los poetas actuales a la pregunta "¿Qué es amor?¨ De verdad que no entiendo tanta incertidumbre, amor es todo acto, por pequeño que sea, que demuestra que una persona te importa y se lo expresas, así, por que nace de tu querer. La cuestión diría yo es, si se es valiente para amar y ser amado, sin miedos. Pero bueno, pensemos que mejor es pasear en barca acariciando el agua y al ser amado.
Acariciando al ser amado es una imagen preciosa para definir lo que es el amor; no obstante yo, a pesar de ser una fiel cumplidora –con algún que otro matiz- del primer mandamiento en eso de amar con todo mi corazón, mi alma y mi mente al projimo, soy incapaz de contestar a la pregunta "¿Qué es amor?" Por supuesto he comprobado que el amor contradice el carácter exacto de las matemáticas pues uno más una suman mucho más que dos; y que también, según yo lo entiendo, rebate a Platón y a los Monty Python, porque el sentido de la vida sólo lo he encontrado entre unos brazos, igualmente sé que conjugar algunos tiempos del verbo amar nos vuelve inocentes como niños que comparten en el recreo un bocadillo de pan y chocolate; y puedo asegurar que en ocasiones amar puede detener la lluvia y cambiar el final de la pelicula los Puentes de Madison.
Pero contestar a la pregunta no sé...o quizás amor solo sea un fugaz brillo en unas pupilas.
2 díasUn fugaz brillo en unas pupilas masculinas que miraban las glicinias del Parque de Ashikaga -la fotografía del poster del sofisticado probador de una tienda de lencería delante del que yo me estaba probando un body.- y que de paso me miraban a mí, hizo tintinear mi deseo igual que tintinean las estrellas en agosto. Rápidamente él y yo cumplimos con el designio amoroso de las estrellas; esa fugaz coincidencia se repitió en el AVE Madrid Sevilla Santa Justa, en la sección de cocinas del Ikea, en un concesionario de Toyota donde el vendedor insistió en que probásemos el coche y lo cierto es que nos pareció comodísimo...y así seguimos fieles a nuestro deseo juguetón.
Hoy vamos de boda y poco puedo hacer para evitar que ocurra, no puedo negarme a ir porque soy la novia, ni tampoco podré evitar mirarle a los ojos porque él es el oficiante de la ceremonia
1 díaLa ceremonia se celebró sin contratiempos, la virgen –atada y desnuda– fue trasladada en procesión a la piedra del sacrificio en la cima de la pirámide. El sacerdote pintó de azul el cuerpo de la víctima y puso una corona en su cabeza, los acólitos tendieron a la mujer sobre el lecho convexo de la piedra. El cuchillo del sacrificio –hábilmente manejado por el oficiante– extrajo el corazón que aún latía; el cuerpo sin vida de la mujer fue arrojado por las escalinatas del templo para ser desollado. Los dioses habían quedado apaciguados.
Fiel a su compromiso con los espectadores la televisión oficial – con el patrocinio de la más importante agencia de viajes interestelares– retransmitió en directo la ceremonia que se celebraba dos veces al año coincidiendo con los solsticios de invierno y de verano.
8 horas