Relatos cortos de desahogo

Perdido en las interminables horas de la noche se tumbó en la cama sabiendo que no podría dormir. No obstante cerró los ojos e invocó fantasías bobas de sexo vacío. Al rato acepto su derrota y los abrió. La oscuridad de la habitación no distaba mucho de la que veía detrás de sus párpados asi que se levantó con resignación y encendió el móvil. Un camión de la basura rompía la quietud como un hediondo grillo noctámbulo. Miró hacia el bar pero ya no quedaba nada salvo unos bombones. Se tumbó en el sofá y dejó que la gravedad tirara de su cuerpo asida a la boca de su estómago. El resto de su anatomía seguía insomne y rígida, esperando algo, pero sus entrañas ya habían iniciado el proceso de la caída. No sentía frío ni calor quizás sólo unas ligeras ganas de tener un botón para apagarse. Permanecía quieto, concentrado en aguantar esa puerta que estaba conteniendo todo el dolor y la frustración. Quizás con un cigarro lograría vomitar y eso le valdría de distracción un rato. O quizás sólo conseguiría vomitar. En todo caso se levantó a buscar la cajetilla con los movimientos más lentos de los que era capaz.

En el bar

Te sientas en la barra y esperas a que la lluvia amaine, a que una de las sombras con paraguas se tropiece con la tuya para hablarte de su película favorita. Pero no es sino la de tu cerveza la que te da la mano. Has olvidado, o lo pretendes, que has quedado con tu novia para el enésimo intento romántico a la puerta de un teatro, otro Macbeth, otra noche más. De repente envidias a quien está solo y mientras pagas y te preparas para lanzarte al temporal repasas el tema de la última discusión para que la de esta velada, al menos, trate sobre algo diferente.

Detrás del cristal

Como si recorriera un antiguo álbum de fotos.

En mi primer recuerdo, él estaba sentado fumando con la pierna cruzada llevaba un pantalón azul, la silla de madera quedaba vagamente desdibujada por el humo.

Desde su alta mirada me dejó caer esa sonrisa de dientes simétricos y labios carnosos, mientras me miraba hizo dos o tres gestos de alegría contenida. Gesticulaba a punto de decirme algo pero parecía como si un cristal nos separara.

Después de eso hay una nube, una niebla o mejor: un vacío, como unas páginas vacías. Ahora veo desde abajo, sus ojos casi asiáticos, su cara roja, su exagerada risa silenciosa y sus brazos en alto: está a punto de decir algo pero de nuevo siento que caigo. Todo continúa en silencio.

Mi tercera imagen de él está llena de olores: café, tabaco, colonia de lavanda, estamos muy cerca, sus brazos me rodean por completo y su cara junto a la mía parece susurrar una canción de cuna.

En sus ojos que me miran siempre con curiosidad no hay ninguna pasión, siento en mí sus ojos que no quieren decir nada, sencillamente miran. 

En otras imágenes de mi memoria, lo veo apartado de mí, junto al fuego y junto al agua haciendo algo con sus manos. Me mira y sonríe crepitan las llamas y suena el agua al correr pero a él no lo escucho. Ha tenido desde siempre un nombre que he visto escrito muchas veces pero nunca he escuchado su pronunciación, como si tuviera un lenguaje únicamente escrito, inaudible.

Tengo en la piel la memoria de su tacto, la fortaleza de la presión de sus manos en las mías, en los ojos el destello de una luna inconclusa robada de una noche mustia. Cierta foto amarillenta de nosotros dos que yace en el fondo de un cajón de madera que el mismo hizo.

Las primeras veces que salimos juntos caminaba detrás de mí, yo descubría su mundo frío con mis ojos cálidos, no podía verlo pero escuchaba la seguridad sus pasos a mi espalda y una tonada que silbaba muy bajito.

Aprendí de él la fascinación de los espejos que a su vez el descubrió en un libro que trajo del sur, recuerdo que en las tardes jugaba con espejos, prismas y luces como quién juega al solitario con la baraja, o cuida sus plantas del jardín, siempre en silencio consigo mismo.

Sobre la mesa de madera de cerezo, la armónica, la flauta dulce o la flauta traversa hoy me traen el recuerdo de su simple soledad; melódicos instrumentos que llevaba consigo y animaba en medio de un campo junto al arroyo o bajo la sombra de un árbol.

El último recuerdo es como una página arrancada, tiene picos y tozos de colores: estoy en el agua tibia, el ambiente es muy luminoso, el sol entra por la ventana y inesperadamente él entra, tropieza y pierde el equilibrio delante de mí, y en completo silencio, cae a mis pies con una herida mortal en la cabeza quedándose inmóvil. 

El agua que salía por el grifo a borbotones me sigue recordando la antigua metáfora del tiempo. Desde entonces tengo miedo.

Va pasando el tiempo, pasa la vida, pasan los años, todo va pasando, y ya a mis 54 años, de vida, soy consciente que los minutos de vida, ya empiezan a correr en mi contra ...y lo único que deseo ya, es vivir tranquila, y en paz, rodeada con personas que sumen en mi vida, y si no, sola, estoy muy bien.

Hace ya siete largos años, que me borrasteis de vuestras vidas, ningún borrador, fue tan efectivo como el que usasteis vosotras.....Escondiendoos, tras los pantalones de vuestro padre....

Ojalá, nunca  os muestre las caras más terroríficas que tiene, porque tiene muchas, y algunas dan pavor... 

Espero que al menos, os sintias orgullosas, y vivías dichosas y tranquilas, sin mi presencia,espero no ser ya la culpable, de lo malo que os pueda pasar,  porque , sinceramente, ante vuestros desplantes, y malos modos, no me han quedado ya ganas de volver a contactar con vosotras, es como que sois un par de extrañas para mi, ......y mi corazón, está anestesiado, de soportar tanto dolor, como me habéis causado, más dolor, ya es imposible hacer ....

Y me cuesta ser consciente, de que os tuve en mis entrañas...., nacisteis de mi...., y yo os di la vida,.... os cuide,.... os alimente,...os cure.... os enseñe tantas cosas.....tantas....

Y, ahora ,os avergonzais de mi....y hacéis como que no existo.

y si lo pienso, aunque me duela, os he cogido miedo, porque no se con que mala arte, podríais recibirme, e intentar acercaros ami....Estamos a muchos, muchos kilómetros de distancia ya....mi confianza por vosotras, está muy limitada.

Y mejor , os dejo estar .....

Seguir, con vuestras vidas, en compañía de vuestro adorado padre,  porque no quiero que me culpeis de molestaros ,o incluso me denuncieis , como ya hicisteis, tan solo por deciros que os quería, y hechaba de menos....

ya  veo ,que soy un ser indeseable ,inservible, y ya olvidado para vosotras...,

Igual ,hasta habéis podido llegar a pensar de  que quiero algo de vosotras....

Dios me libre!!, No os pediría ni la hora. A mis ojos, lamentándolo mucho, sois personas poco fiables.

Cuando lo único que hice, durante cerca de 20 años, es vivir, por y para vosotras....y dedicarme en cuerpo y alma a vosotras...

No os deseo mal alguno, no soy yo, quien os juzgué, la vida es larga, sobretodo para vosotras que aún sois jóvenes, pero quizás, cuando os deis cuenta del modo en el que habéis tratado a vuestra madre, ya sea demasiado tarde, porque vuestra madre, ya ni os reconozca, y os evite, como hacéis ahora vosotras conmigo....

Guardaré en mi memoria , vuestros mejores recuerdos, de cuando erais niñas, porque de ahora ,no tengo vivencias, y tampoco os reconozco ya,  con esa indiferencia, malignidad,  falta de humanidad y empatía por quién solo hizo que cuidaros, y ayudaros siempre...

Hasta siempre hijas mías, cada cual, que siga ya su camino...

Fin.

"Cría cuervos, que te sacarán los ojos, cuando ya, no te necesiten...."

Hoy me levanto cansada. Miro con ojos hinchados la pantalla del móvil buscando aliviar mi inquietud. De nuevo me siento triste, sóla. "Vamos a cenar las tres en Nochevieja M, nada de familia" dijo mi amiga C. Huérfana, libre, sóla, libre, dolorida pero... Libre.

Dejé de pagar el peaje del cariño y ahora, libre, libre hoy, triste hoy. Me desperté del sueño y crecí y, en ese momento, cuando descubrí que la vida no es un cuento, que nadie viene a salvarte, aunque les hayas salvado tú, cuando me di cuenta que era invisible; pues nadie se ve más que a sí mismo y que eres tú quién debe verse, entonces, entonces fui libre. Pero desprogramar la dependencia es duro, conocerte es duro y hoy, estoy triste.