Con tristeza veo que a quienes tenemos más de 40 años, la situación sentimental se nos complica.
Somos como esos alimentos que en algún momento estuvimos en primera línea y ahora
por el devenir normal de nuestras existencias, pasamos a otro estante, casi descontinuados,
el de los y las en desuso, es cruel decirlo y sentirlo pero lo veo así,
si a esa edad le agregas origen diferente al de esta ciudad que nos da la vida,
pues ya el asunto se queda en puntos suspensivos, esperar y esperar.
Hoy sutilmente sentí esa discriminación en un chat privado y sólo pensé en
la ignorancia de esa persona al decirle de donde era y de forma borde cortar toda forma de conocer otro mundo.
El silencio dio sus respuestas... las mías es seguir intentando hacer algo con esta existencia en compañía.
El mundo es amplio pero tenemos tantas vidas comunes que el mundo realmente
no tiene fronteras, mezcla colores y todos abogamos por un poco de amor, dignidad y oportunidades
en esta vida.
Suficientes reflexiones propias de un solitario en Madrid por estos días.
Desconecto,
P.D: estas botellas que lanzo al océano parece que no llegan a playas soleadas de diálogos y nuevas personas.