Hace un mes vivíamos deprisa...
Los afortunados aparte de trabajar..., teníamos tiempo para disfrutar en la naturaleza con los amigos, con la familia. Nos relajábamos en las terrazas, en la playa, en la montaña, esquiando, bailando, asistiendo a algún acto deportivo o cultural, compartiendo comida, bebida...Nos abrazábamos, nos bésabamos, nos saludábamos, tocándonos, mirando a los ojos del que teníamos delante ...¿o no era así?. Disfrutábamos de una aparente seguridad....
Eso, hace un mes...
En aquel entonces, para relacionarnos teníamos varias vías: en persona o virtualmente...
Del primer método no hace falta hablar, lo llevamos utilizando generación tras generación, con más o menos soltura, y repitiendo aciertos y errores de nuestros bisabuelos...
Pero del segundo método, utilizado por muchos, denostado por otros tantos, sí quiero hablar.
Por rápido y cómodo, parece más sencillo, siendo más complejo. Crea una confianza que no es real, pero que te acerca a las personas, a sus gustos, a sus aficiones, en poco tiempo. Y eso con suerte, si son son sinceras cuando se dan a conocer...
Muchos critican este segundo camino, aunque a hurtadillas, también lo utilizan...
Son páginas, las redes sociales, que propician que las personas que te piden amistad, en la calle ni te saluden; donde hay gente que colecciona teléfonos y grupos; donde los infieles buscan pareja; donde las mentiras se convierten en realidad; donde tus amigos no te hacen mucho caso o te bloquean, en cambio tu familia ni te ve, y donde tus enemigos son los que en realidad siguen tu perfil.
Páginas en las que aunque escribas con sinceridad o respeto, todo puede malinterpretarse...
Páginas en las que es más importante coleccionar 'me gusta', que el sentido de lo que has dicho o publicado..
Ya hace tiempo que los mensajes de texto van sustituyendo a las llamadas...
Pero hace más o menos un mes todo cambia Algo microscópico lo cambia, nos pone en peligro, y al estar aislados para protegernos y proteger a los demás, nos damos cuenta qué es lo que echamos más de menos: las personas.
Y volvemos a hablar por teléfono, combinamos ese método de toda la vida, con las nuevas tecnologías [los abuelos... los primeros, para ver y hablar con sus nietos], porque a esa voz necesitamos añadirle la imagen de esa persona, ver su sonrisa, sus ojos.. Y recurrimos también a las redes sociales, para hablar, para apoyar a alguien,para expresar rabia, impotencia, criticar decisiones..., en definitiva expresarnos.
Nada, bien usado, es malo o bueno...
Somos afortunados por disponer de la tecnología, por tener tantos cauces para comunicarnos, para en momentos como estos, estar en contacto.