Para poder llegar a nuestro destino, el vínculo de pareja, necesitamos remontarnos al primer vínculo, al apego temprano con las personas significativas de la Familia de Origen. Es ahí donde comenzamos a tener una primera idea de qué es el amor, de qué podemos demandar y esperar del ser amado.
Las necesidades insatisfechas en las relaciones con los miembros significativos de la familia de origen quedan impresas en cada persona. Esto hace que la demanda de satisfacción de esas necesidades permanezca en el presente y lleve a la búsqueda continua de soluciones en otras relaciones, buscando así la compensación de la ausencia original.
Las dificultades personales, de pareja o parentales se consideran fundamentalmente, deseos de reparación, tendentes a afrontar, corregir, revivir o anular arquetipos relacionales procedentes de la familia de origen. "Al escoger sus relaciones íntimas, la gente intenta dar una solución interpersonal a sus conflictos intrapsíquicos”.
El desarrollo sistémico ha permitido mirar el pasado y el presente como partes de un todo, en la medida que los elementos significativos de la historia se ponen en juego en las relaciones actuales, cumpliendo una función importante en el contexto específico del sistema nuevo que se ha formado.