La Tasquita de Pereira. C/ Clara del Rey, 17, Madrid
Somos un grupo de AMIGOS abiertos a intercambiar ideas, sensaciones, vivencias, criterios, con personas participativas que lleguen con ganas de aportar algo, intentando establecer un diálogo desenfadado en el que primen el espíritu crítico, la sensibilidad, el buen humor y el respeto.
El tema a tratar es tan solo la excusa que facilita el encuentro y ayuda a conseguir una fluidez natural que propulse el emerger de afinidades y confluencias entre los allí reunidos con el propósito de pasar entre TODOS una tarde de sábado estupenda, en la mejor compañía.
Éste es un evento sin ánimo de lucro, no incluye cuotas ni comisiones para la organizadora.
Para asistir es necesario APUNTARSE y participar haciendo algún comentario en el foro de la Tertulia, pues son ellos los que nos propulsan las directrices de los temas que tratamos.
Muchas gracias.
Ay de aquellos que nunca se equivocan, que siempre les achacan a los demás, a los otros, la responsabilidad de todo lo malo, mientras que ellos (oh, sí) son los únicos "culpables" de lo que está bien hecho. En mi humilde opinión, creo que lo de erigirse en "juez universal" tiene que ver con la nula empatía porque, obviamente, si sólo el juez es el que cree estar en posesión de la verdad absoluta no mira más allá de, qué digo su ombligo, la punta de su nariz. Por otro lado, creo que es una tremenda inseguridad con ellos mismos la que lleva a estas personas a juzgar SIEMPRE a los demás: sólo ellos se conducen de la forma correcta, sólo ellos saben lo que está bien y
+3 díasEl caso es sacudir las responsabilidades y si se las podemos cargar a alguien "tanto mejor". Así me quedo ligero de equipaje, voy por la vida buscando culpables, responsables de mi insatisfacción personal, de mi inmadurez, de mis miedos, de no implicarme en nada, de no comprometerme. Eso sí, quejándome de todo lo que se mueve, ya que esto no requiere ni compromiso, ni esfuerzo. De este modo puedo decir que no he sido yo, si no los otros, o una fuerza superior que lo domina todo; cualquier cosa vale con tal de hacer de víctima o de un mero espectador que pasaba por ahí.
Esta actitud simplista de -yo soy bueno, los demás son malos- se corresponde con personas muy egoístas e inmaduras que poco aportan y poco se puede esperar de ellas...
+3 díasCULPABILIDAD
VERSUS RESPONSABILIDAD
Creo que
habría que erradicar de nuestro diccionario particular, ese que rige los
principios y las bases de nuestra conducta, la palabra culpa y
suplantarla por otra que implica compromiso, madurez y asunción consciente de
las consecuencias de nuestros actos, pero sin el estigma de castigo irredento
que implica la anterior; “la responsabilidad”
Los culpabilizadores o culperos, lo son porque no asumen la responsabilidad de sus actos atribuyéndoselo a los demás o a las circunstancias concomitantes, a la vez que asumen el papel de victimas propiciatorias de una metafórica conspiración contra su persona o sus ideas, no asumen sus errores porque lo asocian al concepto de culpa que asocian al concepto de castigo con la merma que eso supondría en su autoestima, potenciando una falsa autoestima basada en rebajar la autoestima de los demás, culpabilizándoles de todos sus errores. Perdonarse es asumir que uno es humano y por lo tanto susceptible de cometer errores (“Errare humanum est”) y por lo tanto también, ser condescendiente con los errores ajenos.
+3 díasNo estaría mal contemplar la idea de pasar a ser un animal racional, sensible, tolerante, inclusivo, empático, analítico y HUMANIZADO, que practica la escucha activa incluso de lo mejor de sí mismo, en el más allá de lo HUMOnizado, trascendiendo las meras demarcaciones del mero culpero, que todo lo achaca a las informaciones o a las desinformaciones, y no a la desactivación de sus propias discapacidades o a la opción de tomar el volante y la posibilidad activadora de la responsabilización en sí mismo.
El culpero tiene por función cargar con decisiones previsibles o impredecibles cotidianas para nutrir y rellenar su vida de quejas y culpabilizaciones atribuidas a causas ajenas, asumidas con displicencia y que son el inexcusable alimento de todo tipo de frustraciones e inutilidades, que lastran la vida de emociones penosas, con un gota a gota, suceso a suceso, cual la pesada piedra de Sísifo con un ¡Pobrecito yo! ¡Pobrecitos todos!
Porque, al parecer, tener a quien atribuir la culpa es fundamental en su día a día...